El discurso de Jannik Sinner es como su tenis, siempre lineal, sumamente recto. Tipo sin extravagancias él, al que esta noche, fundido por dentro y por fuera después de las más de cinco horas de paliza y después de haber encajado un golpe anímico de considerables dimensiones, le cuesta expulsar las palabras. Siempre elegante, las escupe con profesionalidad, pero su rostro habla. Cara larga, voz monocorde, tono lúgubre: tremendo el impacto. De los 50 últimos partidos que ha disputado, el número uno ha ganado 47 y tan solo ha perdido tres; los tres contra Alcaraz, que en el tú a tú sigue inclinando la balanza a su favor. Severa la dentellada que recibe el de San Cándido.
El subcampeón, resignado, compara el nivel de Alcaraz con el de Nadal y Djokovic
El discurso de Jannik Sinner es como su tenis, siempre lineal, sumamente recto. Tipo sin extravagancias él, al que esta noche, fundido por dentro y por fuera después de las más de cinco horas de paliza y después de haber encajado un golpe anímico de considerables dimensiones, le cuesta expulsar las palabras. Siempre elegante, las escupe con profesionalidad, pero su rostro habla. Cara larga, voz monocorde, tono lúgubre: tremendo el impacto. De los 50 últimos partidos que ha disputado, el número uno ha ganado 47 y tan solo ha perdido tres; los tres contra Alcaraz, que en el tú a tú sigue inclinando la balanza a su favor. Severa la dentellada que recibe el de San Cándido.
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