<p>Llámalo<strong> patriarcado, caspa</strong> o lo que quieras, pero uno no puede sino sentir<strong> envidia de François-Henri Pinault </strong>al verlo junto a dos de las madres de sus hijos:<strong> Salma Hayek y Linda Evangelista.</strong> Si eso no es esparcir tu semilla en los mejores campos, ustedes me dirán. O me dirán <strong>machista o casposo</strong> o lo que quieran. Yo lo verbalizo, pero muchos lo piensan.</p>
Llámalo patriarcado, caspa o lo que quieras, pero uno no puede sino sentir envidia de François-Henri Pinault al verlo junto a dos de las madres
<p>Llámalo<strong> patriarcado, caspa</strong> o lo que quieras, pero uno no puede sino sentir<strong> envidia de François-Henri Pinault </strong>al verlo junto a dos de las madres de sus hijos:<strong> Salma Hayek y Linda Evangelista.</strong> Si eso no es esparcir tu semilla en los mejores campos, ustedes me dirán. O me dirán <strong>machista o casposo</strong> o lo que quieran. Yo lo verbalizo, pero muchos lo piensan.</p>
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