<p>Cuando, a mediados de los 90, la prensa del corazón se volvió agresiva, las grandes estrellas del medio comenzaron su retirada: <strong>Isabel Preysler</strong> se volvió aún más selectiva con sus apariciones públicas y <strong>Naty Abascal</strong>, tras el mítico «yo quiero a todo el mundo» a los reporteros, se lo empezó a pensar dos veces antes de dar declaraciones, salir a cenar o ambas cosas. Paralelamente, los mismos programas de televisión que rompieron la baraja de la cobertura a los famosos empezaban a tener capacidad de crear sus propios personajes. Años más tarde, <strong>internet se convirtió también en un vivero de aspirantes a famosos.</strong></p>
Cuando, a mediados de los 90, la prensa del corazón se volvió agresiva, las grandes estrellas del medio comenzaron su retirada: Isabel Preysler se volvió aún má
<p>Cuando, a mediados de los 90, la prensa del corazón se volvió agresiva, las grandes estrellas del medio comenzaron su retirada: <strong>Isabel Preysler</strong> se volvió aún más selectiva con sus apariciones públicas y <strong>Naty Abascal</strong>, tras el mítico «yo quiero a todo el mundo» a los reporteros, se lo empezó a pensar dos veces antes de dar declaraciones, salir a cenar o ambas cosas. Paralelamente, los mismos programas de televisión que rompieron la baraja de la cobertura a los famosos empezaban a tener capacidad de crear sus propios personajes. Años más tarde, <strong>internet se convirtió también en un vivero de aspirantes a famosos.</strong></p>
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