Diría que con el paso del tiempo veo nuevos lunares en mi cuerpo . ¿Y ese que tengo en el brazo es posible que haya aumentado su tamaño en estos años? Si vamos al ginecólogo con regularidad o a la peluquería para cuidar de nuestro pelo con bastante frecuencia, ¿por qué nos cuesta tanto ir al dermatólogo?Revisar el estado de nuestra piel y de los lunares es fundamental en nuestra salud porque estos pueden cambiar de color, de tamaño o de forma y estar dándonos mucha información sobre cómo nos encontramos. En otras palabras, educar sobre la importancia de la vigilancia de los nevus (lunares) puede prevenir el melanoma , el cáncer de piel más agresivo. La Dra. Verónica Sánchez, dermatóloga en Enea, señala que «se recomienda realizar una revisión dermatológica anual de los nevus, incluso si no se detectan cambios evidentes». Así, las revisiones deben ser más frecuentes en personas con factores de riesgo: fototipo claro, antecedentes familiares o personales de melanoma, antecedentes de quemaduras solares en la infancia, inmunosupresión o presencia de un gran número de nevus (más de 50-100). Autoexplorarse la piel varias veces al año para identificar cualquier cambio reciente puede marcar un antes y un después en nuestra vida.La regla ABCDE de los lunaresLa herramienta principal para identificar lunares sospechosos es la regla ABCDE , que responde a lo siguiente: – A: asimetría . Si al dividir el nevus imaginariamente por la mitad, ambas partes no son iguales, puede ser sospechoso.- B: bordes irregulares . Los bordes desiguales, dentados o poco definidos pueden indicar malignidad.- C: color . Un lunar benigno suele tener un color uniforme. Si presenta varios tonos (marrón, negro, rojo, azul, blanco…) o cambia de color, requiere valoración.- D: diámetro . Tal como indica la Dra de Enea, los lunares de más de 6 mm (aproximadamente el tamaño de la goma de un lápiz) deben ser revisados, aunque los melanomas pueden ser más pequeños.- E: evolución . Cualquier cambio reciente en tamaño, forma, color, textura, picor, sangrado o ulceración es motivo de consulta inmediata.«Otra regla útil es la del ‘patito feo’: si un lunar destaca claramente del resto por su aspecto, debe ser evaluado», insta.Sobre la textura de los nevus , comenta que un lunar benigno suele ser liso y uniforme. Cambios en la textura, como rugosidad, descamación, endurecimiento, abultamiento, picor o sangrado, requieren consulta dermatológica. Por otro lado, los lunares benignos son redondos u ovalados y simétricos. «Las formas irregulares o asimétricas deben vigilarse», recalca.Tipos de lunaresLa Dra. Luisa Martos, de la Unidad de Dermatología de Enea indica que hay varias clasificaciones. De forma general:- Lunares comunes (nevus melanocíticos) : redondos, marrones, pequeños y simétricos.- Nevus congénitos : presentes desde el nacimiento; los grandes tienen más riesgo de malignizar.- Nevus displásicos o atípicos : irregulares, con varios tonos; pueden tener mayor riesgo de transformación.- Lunares adquiridos (léntigos solares, queratosis seborreicas) : no son lunares; aparecen con la edad, muchos por el sol.Mantener la salud de los lunaresAunque se recomienda exponerse al sol -siempre con fotoprotector y unos minuros al día-, lo cierto es que la exposición solar puede estimular la aparición de nuevos lunares, sobre todo en personas jóvenes o con predisposición genética, y puede hacer que algunos lunares existentes se oscurezcan o crezcan ligeramente. Explica Luisa Martos que esto ocurre «por el efecto de los rayos UV sobre los melanocitos (células productoras de melanina)». No obstante, un cambio brusco de tamaño, forma, color o borde debe ser valorado por un dermatólogo, ya que podría ser signo de atipia o melanoma.La fotoprotección solar sí es eficaz pero no es infalible por sí sola. Para proteger adecuadamente los lunares se recomienda:- Usar un fotoprotector SPF 50+, amplio espectro (UVA/UVB), preferiblemente resistente al agua.- Reaplicar cada 2 horas, o antes si hay sudor, baño o roce.- Complementar con ropa, gorros y gafas de sol.- Evitar el sol directo en las horas centrales del día (12h–16h).«Evita la exposición solar excesiva y utiliza fotoprotección adecuada para prevenir la aparición de nuevos lunares y reducir el riesgo de melanoma y cáncer cutáneo no melanoma», concluye la experta de Enea. Diría que con el paso del tiempo veo nuevos lunares en mi cuerpo . ¿Y ese que tengo en el brazo es posible que haya aumentado su tamaño en estos años? Si vamos al ginecólogo con regularidad o a la peluquería para cuidar de nuestro pelo con bastante frecuencia, ¿por qué nos cuesta tanto ir al dermatólogo?Revisar el estado de nuestra piel y de los lunares es fundamental en nuestra salud porque estos pueden cambiar de color, de tamaño o de forma y estar dándonos mucha información sobre cómo nos encontramos. En otras palabras, educar sobre la importancia de la vigilancia de los nevus (lunares) puede prevenir el melanoma , el cáncer de piel más agresivo. La Dra. Verónica Sánchez, dermatóloga en Enea, señala que «se recomienda realizar una revisión dermatológica anual de los nevus, incluso si no se detectan cambios evidentes». Así, las revisiones deben ser más frecuentes en personas con factores de riesgo: fototipo claro, antecedentes familiares o personales de melanoma, antecedentes de quemaduras solares en la infancia, inmunosupresión o presencia de un gran número de nevus (más de 50-100). Autoexplorarse la piel varias veces al año para identificar cualquier cambio reciente puede marcar un antes y un después en nuestra vida.La regla ABCDE de los lunaresLa herramienta principal para identificar lunares sospechosos es la regla ABCDE , que responde a lo siguiente: – A: asimetría . Si al dividir el nevus imaginariamente por la mitad, ambas partes no son iguales, puede ser sospechoso.- B: bordes irregulares . Los bordes desiguales, dentados o poco definidos pueden indicar malignidad.- C: color . Un lunar benigno suele tener un color uniforme. Si presenta varios tonos (marrón, negro, rojo, azul, blanco…) o cambia de color, requiere valoración.- D: diámetro . Tal como indica la Dra de Enea, los lunares de más de 6 mm (aproximadamente el tamaño de la goma de un lápiz) deben ser revisados, aunque los melanomas pueden ser más pequeños.- E: evolución . Cualquier cambio reciente en tamaño, forma, color, textura, picor, sangrado o ulceración es motivo de consulta inmediata.«Otra regla útil es la del ‘patito feo’: si un lunar destaca claramente del resto por su aspecto, debe ser evaluado», insta.Sobre la textura de los nevus , comenta que un lunar benigno suele ser liso y uniforme. Cambios en la textura, como rugosidad, descamación, endurecimiento, abultamiento, picor o sangrado, requieren consulta dermatológica. Por otro lado, los lunares benignos son redondos u ovalados y simétricos. «Las formas irregulares o asimétricas deben vigilarse», recalca.Tipos de lunaresLa Dra. Luisa Martos, de la Unidad de Dermatología de Enea indica que hay varias clasificaciones. De forma general:- Lunares comunes (nevus melanocíticos) : redondos, marrones, pequeños y simétricos.- Nevus congénitos : presentes desde el nacimiento; los grandes tienen más riesgo de malignizar.- Nevus displásicos o atípicos : irregulares, con varios tonos; pueden tener mayor riesgo de transformación.- Lunares adquiridos (léntigos solares, queratosis seborreicas) : no son lunares; aparecen con la edad, muchos por el sol.Mantener la salud de los lunaresAunque se recomienda exponerse al sol -siempre con fotoprotector y unos minuros al día-, lo cierto es que la exposición solar puede estimular la aparición de nuevos lunares, sobre todo en personas jóvenes o con predisposición genética, y puede hacer que algunos lunares existentes se oscurezcan o crezcan ligeramente. Explica Luisa Martos que esto ocurre «por el efecto de los rayos UV sobre los melanocitos (células productoras de melanina)». No obstante, un cambio brusco de tamaño, forma, color o borde debe ser valorado por un dermatólogo, ya que podría ser signo de atipia o melanoma.La fotoprotección solar sí es eficaz pero no es infalible por sí sola. Para proteger adecuadamente los lunares se recomienda:- Usar un fotoprotector SPF 50+, amplio espectro (UVA/UVB), preferiblemente resistente al agua.- Reaplicar cada 2 horas, o antes si hay sudor, baño o roce.- Complementar con ropa, gorros y gafas de sol.- Evitar el sol directo en las horas centrales del día (12h–16h).«Evita la exposición solar excesiva y utiliza fotoprotección adecuada para prevenir la aparición de nuevos lunares y reducir el riesgo de melanoma y cáncer cutáneo no melanoma», concluye la experta de Enea. Diría que con el paso del tiempo veo nuevos lunares en mi cuerpo . ¿Y ese que tengo en el brazo es posible que haya aumentado su tamaño en estos años? Si vamos al ginecólogo con regularidad o a la peluquería para cuidar de nuestro pelo con bastante frecuencia, ¿por qué nos cuesta tanto ir al dermatólogo?Revisar el estado de nuestra piel y de los lunares es fundamental en nuestra salud porque estos pueden cambiar de color, de tamaño o de forma y estar dándonos mucha información sobre cómo nos encontramos. En otras palabras, educar sobre la importancia de la vigilancia de los nevus (lunares) puede prevenir el melanoma , el cáncer de piel más agresivo. La Dra. Verónica Sánchez, dermatóloga en Enea, señala que «se recomienda realizar una revisión dermatológica anual de los nevus, incluso si no se detectan cambios evidentes». Así, las revisiones deben ser más frecuentes en personas con factores de riesgo: fototipo claro, antecedentes familiares o personales de melanoma, antecedentes de quemaduras solares en la infancia, inmunosupresión o presencia de un gran número de nevus (más de 50-100). Autoexplorarse la piel varias veces al año para identificar cualquier cambio reciente puede marcar un antes y un después en nuestra vida.La regla ABCDE de los lunaresLa herramienta principal para identificar lunares sospechosos es la regla ABCDE , que responde a lo siguiente: – A: asimetría . Si al dividir el nevus imaginariamente por la mitad, ambas partes no son iguales, puede ser sospechoso.- B: bordes irregulares . Los bordes desiguales, dentados o poco definidos pueden indicar malignidad.- C: color . Un lunar benigno suele tener un color uniforme. Si presenta varios tonos (marrón, negro, rojo, azul, blanco…) o cambia de color, requiere valoración.- D: diámetro . Tal como indica la Dra de Enea, los lunares de más de 6 mm (aproximadamente el tamaño de la goma de un lápiz) deben ser revisados, aunque los melanomas pueden ser más pequeños.- E: evolución . Cualquier cambio reciente en tamaño, forma, color, textura, picor, sangrado o ulceración es motivo de consulta inmediata.«Otra regla útil es la del ‘patito feo’: si un lunar destaca claramente del resto por su aspecto, debe ser evaluado», insta.Sobre la textura de los nevus , comenta que un lunar benigno suele ser liso y uniforme. Cambios en la textura, como rugosidad, descamación, endurecimiento, abultamiento, picor o sangrado, requieren consulta dermatológica. Por otro lado, los lunares benignos son redondos u ovalados y simétricos. «Las formas irregulares o asimétricas deben vigilarse», recalca.Tipos de lunaresLa Dra. Luisa Martos, de la Unidad de Dermatología de Enea indica que hay varias clasificaciones. De forma general:- Lunares comunes (nevus melanocíticos) : redondos, marrones, pequeños y simétricos.- Nevus congénitos : presentes desde el nacimiento; los grandes tienen más riesgo de malignizar.- Nevus displásicos o atípicos : irregulares, con varios tonos; pueden tener mayor riesgo de transformación.- Lunares adquiridos (léntigos solares, queratosis seborreicas) : no son lunares; aparecen con la edad, muchos por el sol.Mantener la salud de los lunaresAunque se recomienda exponerse al sol -siempre con fotoprotector y unos minuros al día-, lo cierto es que la exposición solar puede estimular la aparición de nuevos lunares, sobre todo en personas jóvenes o con predisposición genética, y puede hacer que algunos lunares existentes se oscurezcan o crezcan ligeramente. Explica Luisa Martos que esto ocurre «por el efecto de los rayos UV sobre los melanocitos (células productoras de melanina)». No obstante, un cambio brusco de tamaño, forma, color o borde debe ser valorado por un dermatólogo, ya que podría ser signo de atipia o melanoma.La fotoprotección solar sí es eficaz pero no es infalible por sí sola. Para proteger adecuadamente los lunares se recomienda:- Usar un fotoprotector SPF 50+, amplio espectro (UVA/UVB), preferiblemente resistente al agua.- Reaplicar cada 2 horas, o antes si hay sudor, baño o roce.- Complementar con ropa, gorros y gafas de sol.- Evitar el sol directo en las horas centrales del día (12h–16h).«Evita la exposición solar excesiva y utiliza fotoprotección adecuada para prevenir la aparición de nuevos lunares y reducir el riesgo de melanoma y cáncer cutáneo no melanoma», concluye la experta de Enea. RSS de noticias de bienestar
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