<p class=»ue-c-article__paragraph»>¿Es posible que, a la larga, el <i>caso Koldo-Ábalos-Cerdán</i> no cambie nada? La hipótesis parece absurda, dado el <i>shock </i>que han causado las revelaciones de las últimas semanas. Una conmoción que parece distinta de todas las que se han vivido desde que <strong>Pedro Sánchez</strong> alcanzó la Moncloa. La corrupción añade un nuevo elemento de desgaste, distinto de los que tanto se han denunciado en los últimos años -cesiones a los socios, colonización de las instituciones, etc.-. También es novedoso que se escuchen críticas al otro lado del muro, ese que Sánchez invocó de forma expresa en su última investidura pero que había construido mucho antes. Si añadimos a todo esto la expectativa -quizá imprudente- de que pronto «saldrán más cosas», se entiende que muchos vean lo que ha pasado estos días como la puesta en marcha de algo que ya es irreversible: el final del sanchismo.</p>
«Sánchez confía en que este escándalo pase como pasaron los anteriores, y que dentro de unos meses todo siga más o menos como estaba»
<p class=»ue-c-article__paragraph»>¿Es posible que, a la larga, el <i>caso Koldo-Ábalos-Cerdán</i> no cambie nada? La hipótesis parece absurda, dado el <i>shock </i>que han causado las revelaciones de las últimas semanas. Una conmoción que parece distinta de todas las que se han vivido desde que <strong>Pedro Sánchez</strong> alcanzó la Moncloa. La corrupción añade un nuevo elemento de desgaste, distinto de los que tanto se han denunciado en los últimos años -cesiones a los socios, colonización de las instituciones, etc.-. También es novedoso que se escuchen críticas al otro lado del muro, ese que Sánchez invocó de forma expresa en su última investidura pero que había construido mucho antes. Si añadimos a todo esto la expectativa -quizá imprudente- de que pronto «saldrán más cosas», se entiende que muchos vean lo que ha pasado estos días como la puesta en marcha de algo que ya es irreversible: el final del sanchismo.</p>
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