Solo algunos de los mejores jugadores de la historia han sido capaces de ser MVP de la fase regular y de las finales de la NBA en una misma temporada. Shai Gilgeus-Alexander (Toronto, 1998) entró este fin de semana en el Olimpo reservado a ilustres como Michael Jordan (cuatro veces), LeBron James (dos), Larry Bird (dos), Tim Duncan, Shaquille O’Neal, Hakeem Olajuwon, Magic Johnson, Moses Malone, Kareem Abdul-Jabbar y Willis Reed. Un selecto grupo que le acoge ahora tras llevar a Oklahoma City Thunder al primer anillo de su historia desde el nacimiento de la franquicia en 2008, cuando reemplazó a los históricos Seattle Supersonics. Buena parte de las 68 victorias logradas en la fase regular con 32,7 puntos, 6,4 asistencias y 51,9% de lanzamientos, le avalaron para superar a Nicola Jovic , pívot de Denver Nuggets, y a Ginnis Antetokounmpo , alero de Milwaukee Bucks, en las votaciones al jugador más valioso. Ya en la final ante Indiana Pacers se desató, sobre todo en el séptimo y decisivo partido (103-91), con 29 puntos, 12 asistencias, 5 rebotes, dos bloqueos y un robo.« No parece real. Han sido tantas horas, tantos momentos, tantas emociones, tantas noches sin poder imaginar esto, tantas noches imaginándolo», comentó emocionado Shai en declaraciones a pie de pista al finalizar el partido. «Es una locura estar aquí, pero este grupo se lo ha ganado. Hemos trabajado para esto. Nos lo merecemos», añadió el base canadiense . Gilgeus-Alexander recoge ahora el premio al esfuerzo realizado durante sus 26 años de vida, en los que tuvo duros momentos que no le hicieron perder de vista el objetivo que se había marcado.’De casta le viene al galgo’ asegura el refranero español para argumentar la calidad de Shai, con raíces familiares deportivas: su madre, Charmaine Gilgeus, fue una estrella del atletismo en su país, Antigua y Barbuda, al que representó en los JJ.OO. de Barcelona 1992 disputando los 400 metros lisos. Su padre, Vaughn Alexander , amante del baloncesto, tuteló la carrera de su hijo, a pesar de las carencias físicas que le lastraban. «No era tan bueno, debía mejorar como jugador. En mi infancia siempre fue así. No era alto ni muy fuerte, más tirando a flaquito . Y siempre supe que debía encontrar otra manera de destacar. No tenía la velocidad ni la altura para pasar a todos y dejar una bandeja. Debía intentar algo distinto. Seguramente de ahí vienen esos movimientos un poco extraños que tengo», recuerda en algunas ocasiones. Y es que Shai siempre fue un niño enteco, enclenque y pequeño , sin peculiaridades tan necesarias como la velocidad o la técnica que marcaran la diferencia.Noticia Relacionada Baloncesto estandar No Kevin Durant: el traspaso que sacudió la NBA horas antes de decidirse el anillo Miguel Zarza Tras una frustrante aventura en Phoenix, el veterano escolta desembarca en Houston para aportar experiencia a un equipo repleto de jóvenes talentos y poder aspirar al anilloTenía once años cuando su familia se mudó a Hamilton (Canadá) y nadie confiaba en él, pero no tiró la toalla e hizo de la constancia su bandera hasta que destacó y empezó a llamar la atención de los ojeadores de la NBA , que veían en él un base versátil, con buenas condiciones defensivas e inteligencia pasadora. No obstante, su físico seguía marcando la frontera y sus 80 kilos generaban dudas para afrontar una competición en la que el contacto era clave. Charlotte Hornets y los Ángeles Clippers fueron sus destinos antes de llegar a Oklahoma City, donde sorprendió por su estado de forma en cada pretemporada. Y es que Shai dedicaba el verano a rutinas diarias con sus amigos y entrenadores en Hamilton en lugar de irse al Caribe con sus compañeros de equipo. «Podría tener lo que quisiera. Si hubiera que ponerle preparadores que se fueran con él a Hawai, se los pondríamos. Pero prefiere quedarse en Hamilton y entrenar con sus amigos», admite sorprendido su técnico, Mark Daigneault . De momento ya tiene lo que quería: un anillo de la NBA. Solo algunos de los mejores jugadores de la historia han sido capaces de ser MVP de la fase regular y de las finales de la NBA en una misma temporada. Shai Gilgeus-Alexander (Toronto, 1998) entró este fin de semana en el Olimpo reservado a ilustres como Michael Jordan (cuatro veces), LeBron James (dos), Larry Bird (dos), Tim Duncan, Shaquille O’Neal, Hakeem Olajuwon, Magic Johnson, Moses Malone, Kareem Abdul-Jabbar y Willis Reed. Un selecto grupo que le acoge ahora tras llevar a Oklahoma City Thunder al primer anillo de su historia desde el nacimiento de la franquicia en 2008, cuando reemplazó a los históricos Seattle Supersonics. Buena parte de las 68 victorias logradas en la fase regular con 32,7 puntos, 6,4 asistencias y 51,9% de lanzamientos, le avalaron para superar a Nicola Jovic , pívot de Denver Nuggets, y a Ginnis Antetokounmpo , alero de Milwaukee Bucks, en las votaciones al jugador más valioso. Ya en la final ante Indiana Pacers se desató, sobre todo en el séptimo y decisivo partido (103-91), con 29 puntos, 12 asistencias, 5 rebotes, dos bloqueos y un robo.« No parece real. Han sido tantas horas, tantos momentos, tantas emociones, tantas noches sin poder imaginar esto, tantas noches imaginándolo», comentó emocionado Shai en declaraciones a pie de pista al finalizar el partido. «Es una locura estar aquí, pero este grupo se lo ha ganado. Hemos trabajado para esto. Nos lo merecemos», añadió el base canadiense . Gilgeus-Alexander recoge ahora el premio al esfuerzo realizado durante sus 26 años de vida, en los que tuvo duros momentos que no le hicieron perder de vista el objetivo que se había marcado.’De casta le viene al galgo’ asegura el refranero español para argumentar la calidad de Shai, con raíces familiares deportivas: su madre, Charmaine Gilgeus, fue una estrella del atletismo en su país, Antigua y Barbuda, al que representó en los JJ.OO. de Barcelona 1992 disputando los 400 metros lisos. Su padre, Vaughn Alexander , amante del baloncesto, tuteló la carrera de su hijo, a pesar de las carencias físicas que le lastraban. «No era tan bueno, debía mejorar como jugador. En mi infancia siempre fue así. No era alto ni muy fuerte, más tirando a flaquito . Y siempre supe que debía encontrar otra manera de destacar. No tenía la velocidad ni la altura para pasar a todos y dejar una bandeja. Debía intentar algo distinto. Seguramente de ahí vienen esos movimientos un poco extraños que tengo», recuerda en algunas ocasiones. Y es que Shai siempre fue un niño enteco, enclenque y pequeño , sin peculiaridades tan necesarias como la velocidad o la técnica que marcaran la diferencia.Noticia Relacionada Baloncesto estandar No Kevin Durant: el traspaso que sacudió la NBA horas antes de decidirse el anillo Miguel Zarza Tras una frustrante aventura en Phoenix, el veterano escolta desembarca en Houston para aportar experiencia a un equipo repleto de jóvenes talentos y poder aspirar al anilloTenía once años cuando su familia se mudó a Hamilton (Canadá) y nadie confiaba en él, pero no tiró la toalla e hizo de la constancia su bandera hasta que destacó y empezó a llamar la atención de los ojeadores de la NBA , que veían en él un base versátil, con buenas condiciones defensivas e inteligencia pasadora. No obstante, su físico seguía marcando la frontera y sus 80 kilos generaban dudas para afrontar una competición en la que el contacto era clave. Charlotte Hornets y los Ángeles Clippers fueron sus destinos antes de llegar a Oklahoma City, donde sorprendió por su estado de forma en cada pretemporada. Y es que Shai dedicaba el verano a rutinas diarias con sus amigos y entrenadores en Hamilton en lugar de irse al Caribe con sus compañeros de equipo. «Podría tener lo que quisiera. Si hubiera que ponerle preparadores que se fueran con él a Hawai, se los pondríamos. Pero prefiere quedarse en Hamilton y entrenar con sus amigos», admite sorprendido su técnico, Mark Daigneault . De momento ya tiene lo que quería: un anillo de la NBA. Solo algunos de los mejores jugadores de la historia han sido capaces de ser MVP de la fase regular y de las finales de la NBA en una misma temporada. Shai Gilgeus-Alexander (Toronto, 1998) entró este fin de semana en el Olimpo reservado a ilustres como Michael Jordan (cuatro veces), LeBron James (dos), Larry Bird (dos), Tim Duncan, Shaquille O’Neal, Hakeem Olajuwon, Magic Johnson, Moses Malone, Kareem Abdul-Jabbar y Willis Reed. Un selecto grupo que le acoge ahora tras llevar a Oklahoma City Thunder al primer anillo de su historia desde el nacimiento de la franquicia en 2008, cuando reemplazó a los históricos Seattle Supersonics. Buena parte de las 68 victorias logradas en la fase regular con 32,7 puntos, 6,4 asistencias y 51,9% de lanzamientos, le avalaron para superar a Nicola Jovic , pívot de Denver Nuggets, y a Ginnis Antetokounmpo , alero de Milwaukee Bucks, en las votaciones al jugador más valioso. Ya en la final ante Indiana Pacers se desató, sobre todo en el séptimo y decisivo partido (103-91), con 29 puntos, 12 asistencias, 5 rebotes, dos bloqueos y un robo.« No parece real. Han sido tantas horas, tantos momentos, tantas emociones, tantas noches sin poder imaginar esto, tantas noches imaginándolo», comentó emocionado Shai en declaraciones a pie de pista al finalizar el partido. «Es una locura estar aquí, pero este grupo se lo ha ganado. Hemos trabajado para esto. Nos lo merecemos», añadió el base canadiense . Gilgeus-Alexander recoge ahora el premio al esfuerzo realizado durante sus 26 años de vida, en los que tuvo duros momentos que no le hicieron perder de vista el objetivo que se había marcado.’De casta le viene al galgo’ asegura el refranero español para argumentar la calidad de Shai, con raíces familiares deportivas: su madre, Charmaine Gilgeus, fue una estrella del atletismo en su país, Antigua y Barbuda, al que representó en los JJ.OO. de Barcelona 1992 disputando los 400 metros lisos. Su padre, Vaughn Alexander , amante del baloncesto, tuteló la carrera de su hijo, a pesar de las carencias físicas que le lastraban. «No era tan bueno, debía mejorar como jugador. En mi infancia siempre fue así. No era alto ni muy fuerte, más tirando a flaquito . Y siempre supe que debía encontrar otra manera de destacar. No tenía la velocidad ni la altura para pasar a todos y dejar una bandeja. Debía intentar algo distinto. Seguramente de ahí vienen esos movimientos un poco extraños que tengo», recuerda en algunas ocasiones. Y es que Shai siempre fue un niño enteco, enclenque y pequeño , sin peculiaridades tan necesarias como la velocidad o la técnica que marcaran la diferencia.Noticia Relacionada Baloncesto estandar No Kevin Durant: el traspaso que sacudió la NBA horas antes de decidirse el anillo Miguel Zarza Tras una frustrante aventura en Phoenix, el veterano escolta desembarca en Houston para aportar experiencia a un equipo repleto de jóvenes talentos y poder aspirar al anilloTenía once años cuando su familia se mudó a Hamilton (Canadá) y nadie confiaba en él, pero no tiró la toalla e hizo de la constancia su bandera hasta que destacó y empezó a llamar la atención de los ojeadores de la NBA , que veían en él un base versátil, con buenas condiciones defensivas e inteligencia pasadora. No obstante, su físico seguía marcando la frontera y sus 80 kilos generaban dudas para afrontar una competición en la que el contacto era clave. Charlotte Hornets y los Ángeles Clippers fueron sus destinos antes de llegar a Oklahoma City, donde sorprendió por su estado de forma en cada pretemporada. Y es que Shai dedicaba el verano a rutinas diarias con sus amigos y entrenadores en Hamilton en lugar de irse al Caribe con sus compañeros de equipo. «Podría tener lo que quisiera. Si hubiera que ponerle preparadores que se fueran con él a Hawai, se los pondríamos. Pero prefiere quedarse en Hamilton y entrenar con sus amigos», admite sorprendido su técnico, Mark Daigneault . De momento ya tiene lo que quería: un anillo de la NBA. RSS de noticias de deportes
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