Había una vez Omar Sharif y un niño de nueve años que se enamoró del actor con la misma pasión que sus seis hermanas en una casa pobre de Salé (Marruecos) cuando toda la familia se agolpó para verle por televisión. Intentaban combatir una interminable ola de calor con películas egipcias y la de esa noche, Un hombre en nuestra casa, quedó en su memoria. “Mis hermanas deliraban de amor. Yo era incapaz de seguirlas”, narra hoy ese hombre. Pero, “cuando Omar Sharif apareció en nuestra pequeña pantalla me convertí al instante a la religión de mis hermanas”. Lo que no sabía era el infierno al que a él le iba a conducir ese amor. Ese tipo de amor. Lo cuenta en El Bastión de las Lágrimas (Cabaret Voltaire).
Abdelá Taia narra la historia de seis hermanas y una madre en los márgenes de un país intolerante en ‘El Bastión de las Lágrimas’
Había una vez Omar Sharif y un niño de nueve años que se enamoró del actor con la misma pasión que sus seis hermanas en una casa pobre de Salé (Marruecos) cuando toda la familia se agolpó para verle por televisión. Intentaban combatir una interminable ola de calor con películas egipcias y la de esa noche, Un hombre en nuestra casa, quedó en su memoria. “Mis hermanas deliraban de amor. Yo era incapaz de seguirlas”, narra hoy ese hombre. Pero, “cuando Omar Sharif apareció en nuestra pequeña pantalla me convertí al instante a la religión de mis hermanas”. Lo que no sabía era el infierno al que a él le iba a conducir ese amor. Ese tipo de amor. Lo cuenta en El Bastión de las Lágrimas (Cabaret Voltaire).
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