Era 5 de julio y faltaba una noche para que la ciudad se vistiera de blanco y rojo. De ese color se pobló el tendido cuando dobló el cuarto novillo, al que Aarón Palacio cortó una oreja con fortísima petición de la segunda. Pamplona quería auparlo a hombros, pero el presidente dijo que nones, como antes se puso serio para no concederle la del tercero. Moralmente, fue una tarde de puerta grande, en la que Palacio se proclamó rey de los novilleros. Suyo fue el trono de San Fermín en el estreno de la feria: barrió a El Mene, su compañero y rival aragonés, en una interesante novillada de Pincha, con muchos matices, notas para torear y trofeos colgando (aunque sólo se pasease una). Decía Palacio esta semana en páginas de ABC que no hay mejor torero que Morante. En La Puebla del Río tiene su espejo el mañico. Morantistas sus recortes de recibo para estirarse luego en cadenciosas verónicas. No arrancó bien el tercio de varas y en el segundo se limitó a señalarlo el piquero. Entró en escena El Mene, con su más sereno momento -ceñidas las gaoneras- en una atacada tarde. Quiso apagarse Sonámbulo en los inicios de faena, pero obedecía siempre y Aarón buscó la colocación, despacioso. De tanto querer, sufrió una voltereta. Siguió por el pitón zurdo aguantando las paradas, dando un sutil toque, enseñando su carnet de torero, torero. Y así fue el pase de la firma. Tenía al personal caliente, pero se excedió de metraje: dio una vuelta al ruedo tras petición.Subió un punto el cuarto, capítulo en el que se vivió lo más intenso: qué hambre de triunfo. Ambición se llama. A portagayola se fue el aragonés -que brindó a los pastores- y de esa guisa, de rodillas, descorchó un farol en el inicio de obra. Con encaje siguió postrado en la arena antes de incorporarse en su asentada y rítmica labor. Se apretó en redondo a derechas y, por ese lado -estupendo ese pitón-, remató naturalmente sin ayuda. Qué manera de echar los vuelos al hocico, qué suavidad. Entró ahora la espada a la primera, pelín desprendida, y el palco se puso duro -ya veremos con la llegada de las figuras-. La bronca fue apoteósica y algún seguidor quiso cantarle las cuarenta al usía… Dos vueltas al ruedo dio el cuajado novillero, con unas condiciones extraordinarias. Noticia Relacionada estandar Si Aarón Palacio: «Mi madre era antitaurina y ahora va a los toros a verme torear» ALICIA P. VELARDE El zaragozano abre la Feria de San Fermín tras triunfar en Madrid y SevillaNoticia Relacionada estandar Si Aarón Palacio: «Mi madre era antitaurina y ahora va a los toros a verme torear» ALICIA P. VELARDE El zaragozano abre la Feria de San Fermín tras triunfar en Madrid y SevillaSe merendó al Mene, si bien es cierto que pechó con el lote menos agradecido. A punto estuvo de arrollarlo Ibicenco en el galleo, mansito de salida, con el que se entregó. Buscó la lentitud, aunque faltó cierto ajuste, pese a detalles de gran valor, como ese aguante con el animal completamente dormido. Con la cara p’alante apareció el quinto, al que recibió a portagayola. Arreado tras el triunfo de Palacio, se aceleró en exceso y no brotó el acople esperado. Feria de San Fermín Monumental de Pamplona. Sábado, 5 de julio de 2025. Primera de feria. Tres cuartos largos de entrada. Novillos de Pincha, de correcta presencia y de variado juego, con notas para torear. Aarón Palacio, de verde esperanza y oro: pinchazo y estocada trasera desprendida (petición y vuelta al ruedo, con pitos al palco); estocada desprendida (oreja con fuerte petición de la segunda, dos vueltas al ruedo y bronca al presidente). El Mene, de celeste y oro: pinchazo y espadazo contrario (saludos); pinchazo y estocada (saludos). Bruno Martínez, de azul pavo y oro: Pinchazo, estocada delantera con cierta travesía, pinchazo y estocada (silencio tras aviso); dos pinchazos y estocada baja (palmas de despedida).Todas sus ganas de agradar puso Bruno Martínez desde las dos largas cambiadas de bienvenida al tercero. Bravito en las telas este serio Sonámbulo, demasiado exigente -se venció por el zurdo en el capote- para un chaval que se presentaba con los del castoreño. Demandaba dominio para manos más expertas y no para un debutante. Como sus compañeros de cartel, se marchó a chiqueros para saludar al sexto, en el que quiso imprimir gusto en los ayudados de apertura y en unos derechazos. Aún necesita carretón. Era 5 de julio y faltaba una noche para que la ciudad se vistiera de blanco y rojo. De ese color se pobló el tendido cuando dobló el cuarto novillo, al que Aarón Palacio cortó una oreja con fortísima petición de la segunda. Pamplona quería auparlo a hombros, pero el presidente dijo que nones, como antes se puso serio para no concederle la del tercero. Moralmente, fue una tarde de puerta grande, en la que Palacio se proclamó rey de los novilleros. Suyo fue el trono de San Fermín en el estreno de la feria: barrió a El Mene, su compañero y rival aragonés, en una interesante novillada de Pincha, con muchos matices, notas para torear y trofeos colgando (aunque sólo se pasease una). Decía Palacio esta semana en páginas de ABC que no hay mejor torero que Morante. En La Puebla del Río tiene su espejo el mañico. Morantistas sus recortes de recibo para estirarse luego en cadenciosas verónicas. No arrancó bien el tercio de varas y en el segundo se limitó a señalarlo el piquero. Entró en escena El Mene, con su más sereno momento -ceñidas las gaoneras- en una atacada tarde. Quiso apagarse Sonámbulo en los inicios de faena, pero obedecía siempre y Aarón buscó la colocación, despacioso. De tanto querer, sufrió una voltereta. Siguió por el pitón zurdo aguantando las paradas, dando un sutil toque, enseñando su carnet de torero, torero. Y así fue el pase de la firma. Tenía al personal caliente, pero se excedió de metraje: dio una vuelta al ruedo tras petición.Subió un punto el cuarto, capítulo en el que se vivió lo más intenso: qué hambre de triunfo. Ambición se llama. A portagayola se fue el aragonés -que brindó a los pastores- y de esa guisa, de rodillas, descorchó un farol en el inicio de obra. Con encaje siguió postrado en la arena antes de incorporarse en su asentada y rítmica labor. Se apretó en redondo a derechas y, por ese lado -estupendo ese pitón-, remató naturalmente sin ayuda. Qué manera de echar los vuelos al hocico, qué suavidad. Entró ahora la espada a la primera, pelín desprendida, y el palco se puso duro -ya veremos con la llegada de las figuras-. La bronca fue apoteósica y algún seguidor quiso cantarle las cuarenta al usía… Dos vueltas al ruedo dio el cuajado novillero, con unas condiciones extraordinarias. Noticia Relacionada estandar Si Aarón Palacio: «Mi madre era antitaurina y ahora va a los toros a verme torear» ALICIA P. VELARDE El zaragozano abre la Feria de San Fermín tras triunfar en Madrid y SevillaNoticia Relacionada estandar Si Aarón Palacio: «Mi madre era antitaurina y ahora va a los toros a verme torear» ALICIA P. VELARDE El zaragozano abre la Feria de San Fermín tras triunfar en Madrid y SevillaSe merendó al Mene, si bien es cierto que pechó con el lote menos agradecido. A punto estuvo de arrollarlo Ibicenco en el galleo, mansito de salida, con el que se entregó. Buscó la lentitud, aunque faltó cierto ajuste, pese a detalles de gran valor, como ese aguante con el animal completamente dormido. Con la cara p’alante apareció el quinto, al que recibió a portagayola. Arreado tras el triunfo de Palacio, se aceleró en exceso y no brotó el acople esperado. Feria de San Fermín Monumental de Pamplona. Sábado, 5 de julio de 2025. Primera de feria. Tres cuartos largos de entrada. Novillos de Pincha, de correcta presencia y de variado juego, con notas para torear. Aarón Palacio, de verde esperanza y oro: pinchazo y estocada trasera desprendida (petición y vuelta al ruedo, con pitos al palco); estocada desprendida (oreja con fuerte petición de la segunda, dos vueltas al ruedo y bronca al presidente). El Mene, de celeste y oro: pinchazo y espadazo contrario (saludos); pinchazo y estocada (saludos). Bruno Martínez, de azul pavo y oro: Pinchazo, estocada delantera con cierta travesía, pinchazo y estocada (silencio tras aviso); dos pinchazos y estocada baja (palmas de despedida).Todas sus ganas de agradar puso Bruno Martínez desde las dos largas cambiadas de bienvenida al tercero. Bravito en las telas este serio Sonámbulo, demasiado exigente -se venció por el zurdo en el capote- para un chaval que se presentaba con los del castoreño. Demandaba dominio para manos más expertas y no para un debutante. Como sus compañeros de cartel, se marchó a chiqueros para saludar al sexto, en el que quiso imprimir gusto en los ayudados de apertura y en unos derechazos. Aún necesita carretón. Era 5 de julio y faltaba una noche para que la ciudad se vistiera de blanco y rojo. De ese color se pobló el tendido cuando dobló el cuarto novillo, al que Aarón Palacio cortó una oreja con fortísima petición de la segunda. Pamplona quería auparlo a hombros, pero el presidente dijo que nones, como antes se puso serio para no concederle la del tercero. Moralmente, fue una tarde de puerta grande, en la que Palacio se proclamó rey de los novilleros. Suyo fue el trono de San Fermín en el estreno de la feria: barrió a El Mene, su compañero y rival aragonés, en una interesante novillada de Pincha, con muchos matices, notas para torear y trofeos colgando (aunque sólo se pasease una). Decía Palacio esta semana en páginas de ABC que no hay mejor torero que Morante. En La Puebla del Río tiene su espejo el mañico. Morantistas sus recortes de recibo para estirarse luego en cadenciosas verónicas. No arrancó bien el tercio de varas y en el segundo se limitó a señalarlo el piquero. Entró en escena El Mene, con su más sereno momento -ceñidas las gaoneras- en una atacada tarde. Quiso apagarse Sonámbulo en los inicios de faena, pero obedecía siempre y Aarón buscó la colocación, despacioso. De tanto querer, sufrió una voltereta. Siguió por el pitón zurdo aguantando las paradas, dando un sutil toque, enseñando su carnet de torero, torero. Y así fue el pase de la firma. Tenía al personal caliente, pero se excedió de metraje: dio una vuelta al ruedo tras petición.Subió un punto el cuarto, capítulo en el que se vivió lo más intenso: qué hambre de triunfo. Ambición se llama. A portagayola se fue el aragonés -que brindó a los pastores- y de esa guisa, de rodillas, descorchó un farol en el inicio de obra. Con encaje siguió postrado en la arena antes de incorporarse en su asentada y rítmica labor. Se apretó en redondo a derechas y, por ese lado -estupendo ese pitón-, remató naturalmente sin ayuda. Qué manera de echar los vuelos al hocico, qué suavidad. Entró ahora la espada a la primera, pelín desprendida, y el palco se puso duro -ya veremos con la llegada de las figuras-. La bronca fue apoteósica y algún seguidor quiso cantarle las cuarenta al usía… Dos vueltas al ruedo dio el cuajado novillero, con unas condiciones extraordinarias. Noticia Relacionada estandar Si Aarón Palacio: «Mi madre era antitaurina y ahora va a los toros a verme torear» ALICIA P. VELARDE El zaragozano abre la Feria de San Fermín tras triunfar en Madrid y SevillaNoticia Relacionada estandar Si Aarón Palacio: «Mi madre era antitaurina y ahora va a los toros a verme torear» ALICIA P. VELARDE El zaragozano abre la Feria de San Fermín tras triunfar en Madrid y SevillaSe merendó al Mene, si bien es cierto que pechó con el lote menos agradecido. A punto estuvo de arrollarlo Ibicenco en el galleo, mansito de salida, con el que se entregó. Buscó la lentitud, aunque faltó cierto ajuste, pese a detalles de gran valor, como ese aguante con el animal completamente dormido. Con la cara p’alante apareció el quinto, al que recibió a portagayola. Arreado tras el triunfo de Palacio, se aceleró en exceso y no brotó el acople esperado. Feria de San Fermín Monumental de Pamplona. Sábado, 5 de julio de 2025. Primera de feria. Tres cuartos largos de entrada. Novillos de Pincha, de correcta presencia y de variado juego, con notas para torear. Aarón Palacio, de verde esperanza y oro: pinchazo y estocada trasera desprendida (petición y vuelta al ruedo, con pitos al palco); estocada desprendida (oreja con fuerte petición de la segunda, dos vueltas al ruedo y bronca al presidente). El Mene, de celeste y oro: pinchazo y espadazo contrario (saludos); pinchazo y estocada (saludos). Bruno Martínez, de azul pavo y oro: Pinchazo, estocada delantera con cierta travesía, pinchazo y estocada (silencio tras aviso); dos pinchazos y estocada baja (palmas de despedida).Todas sus ganas de agradar puso Bruno Martínez desde las dos largas cambiadas de bienvenida al tercero. Bravito en las telas este serio Sonámbulo, demasiado exigente -se venció por el zurdo en el capote- para un chaval que se presentaba con los del castoreño. Demandaba dominio para manos más expertas y no para un debutante. Como sus compañeros de cartel, se marchó a chiqueros para saludar al sexto, en el que quiso imprimir gusto en los ayudados de apertura y en unos derechazos. Aún necesita carretón. RSS de noticias de cultura
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