Bruselas y el pueblo zamorano de San Vitero guardan hilo directo pese a los 1.620 kilómetros que separan la cosmopolita sede de la Comisión Europea y el sobrio ayuntamiento de piedra de una comarca zamorana particularmente despoblada. Su relación se ha estrechado por el ambicioso plan de ayudas que la UE ha puesto en marcha para salir de la crisis provocada por la pandemia, un cañonazo de más de 160.000 millones de euros en el caso de España, que supone una oportunidad y a la vez un reto. Ejecutar tanto dinero en tan poco tiempo ―el plan de recuperación finaliza el año que viene― es una tarea compleja, que se convierte en un desafío mayúsculo para las localidades más pequeñas, donde todo obstáculo se amplifica: la burocracia, la falta de personal capacitado para cumplir los requerimientos y los plazos que comprometen el manguerazo económico.
Las localidades pequeñas sufren para acceder a subvenciones por la falta de personal formado o recursos para solicitarlos
Bruselas y el pueblo zamorano de San Vitero guardan hilo directo pese a los 1.620 kilómetros que separan la cosmopolita sede de la Comisión Europea y el sobrio ayuntamiento de piedra de una comarca zamorana particularmente despoblada. Su relación se ha estrechado por el ambicioso plan de ayudas que la UE ha puesto en marcha para salir de la crisis provocada por la pandemia, un cañonazo de más de 160.000 millones de euros en el caso de España, que supone una oportunidad y a la vez un reto. Ejecutar tanto dinero en tan poco tiempo ―el plan de recuperación finaliza el año que viene― es una tarea compleja, que se convierte en un desafío mayúsculo para las localidades más pequeñas, donde todo obstáculo se amplifica: la burocracia, la falta de personal capacitado para cumplir los requerimientos y los plazos que comprometen el manguerazo económico.
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