Es uno de los rostros más conocidos de la televisión. «Ay, sí hija, todas las tardes metida en casa de la gente», dice, risueña, cuando la reconocen y saludan. Media España está de vacaciones, pero Francine Gálvez está en el plató de ‘Madrid Directo’, feliz -su risa es contagiosa- y preparando el programa que actualmente presenta en la cadena autonómica Telemadrid. Esta periodista, natural de Camerún, comenzó su carrera en RTVE. Tras su paso por el programa ‘Buenos días’, fue escogida para presentar el Telediario del fin de semana. Tenía apenas 23 años. De ahí en adelante, su carrera fue imparable. En 1993 dio un salto al entretenimiento con ‘Aquí hay tomate’ o ‘Mamma mía’ junto a Víctor Sandoval. Apareció, también, en algunos programas de la prensa rosa como ‘Noche y día’, junto a Isabel Gemio, y ‘Rumore, rumore’, con Jorge Javier Vázquez. A Francine Gálvez le van el verano y el directo. Y se nota. Es rápida, ágil y eléctrica. Absolutamente televisiva. Sobre la profesión, el solsticio y las distintas formas de hacer periodismo habla Gálvez en esta entrevista.-¿Cómo se vive el verano en la tele?-Adoro trabajar en verano. De toda la vida. Creo que el verano es una época de pequeñas joyas. Quizá me gusta tanto, porque fue en ese momento cuando salió ‘Mamma mía’, un programa que luego se convirtió en referencia. El verano es momento muy bonito para la tele. La gente te ve. Nos ocurre a menudo en ‘Madrid Directo’. El otro día, por ejemplo, fuimos líderes el día del incendio de Méntrida, la gente te busca para informarse, para enterarse de si puede o no llegar el fuego a su casa o qué debe hacer en un momento determinado. -Usted es más de la televisión en directo.-A mí me pone mucho más. También me gusta grabado, pero cuando los directores saben que es grabado se pasan cuarenta pueblos y te pueden tener repitiendo la misma frase veinte veces.-¿Algún verano memorable trabajando en la tele?-He trabajado muchísimos veranos. En uno de ellos, haciendo la sustitución de ‘Aquí hay tomate’, y conseguimos la audiencia más espectacular de la historia del programa. El verano de ‘Mama mía’, que ya comenté: el programa durante una década y se convirtió en el formato que congregaba a toda la familia para pasárselo bien riéndose, no de los personajes, sino con los personajes. Creo que, en buena medida, por la forma en que hacíamos la información de corazón. Ah, claro, y el verano de ‘Confianza ciega’, que fue también otro superexitazo. El verano, sin duda, es una época que se me da muy bien.-¿La tele en directo ha perdido terreno frente a las redes sociales?-Eso depende. ‘Madrid Directo’ ha cumplido 30 años y, hombre, lógicamente se ha adecuado a los formatos y los tiempos: los vídeos son más cortos, porque ya la gente no aguantaría un vídeo de cinco minutos. Hay fórmulas que no cambian: el telediario, por ejemplo, sigue prácticamente igual. Siguen existiendo los programas de entrevistas, que es un formato que ya trabajaba mucha gente, entre ellas, Mercedes Milá. Lógicamente hay formatos que se reciclan, pero hay cosas que siempre van a funcionar. -¿Por ejemplo?-Lo que hace Calleja se parece mucho a ‘Crónicas de un pueblo’. Es el mismo concepto y la forma de transmitirlo: un personaje muy querido, con mucho carisma y que va conociendo a la gente del pueblo para contarnos cómo son los pueblos en el siglo XXI. Yo debía de tener 5 o 6 años, muy pequeña, cuando se emitía ese programa. Por eso, insisto: hay cosas que funcionarán siempre. De hecho, ‘La ruleta de la suerte’ es un formato de los años 50. -¿Cómo ha encajado la televisión el auge digital?-Hay un envejecimiento del consumo televisivo tradicional. Que yo coja y me ponga la tele y a lo que echen, como hace mi madre, pues ya no es lo común. Lo de la televisión a la carta, y eso lo tengo clarísimo, existe desde hace mucho. Cuando me fui a estudiar televisión a Estados Unidos en el año 97-98, la forma de consumir la televisión en ese momento ya era mucho más a la carta. Claro que la tecnología evoluciona. Pero, al final, la comunicación es la misma. -¿Cómo le fue en EE.UU.?-Cuando me fui a estudiar televisión a EE.UU., nos llevaban aproximadamente 15 y 20 años de ventaja. Allí sigue existiendo la televisión convencional. Eso quiere decir que aquí, por lo menos, vamos a tener otros 15 o 20 años de televisión tal y como la conocemos. Con más cadenas, eso sí, porque al final es eso: más oferta, con lo cual yo estoy encantada.-¿Hay más presión hoy para hacer televisión? -Las mismas, porque al final si tú eres un profesional, lo que quieres es conseguir el éxito de audiencia. Vamos a dejarnos de tonterías. Solemos hablar de la calidad. Claro, pero si tú haces un programa de mucha calidad y consigues un 2 por ciento de audiencia, jamás te vas a sentir satisfecho. Pero si haces el programa de calidad y haces un 20, dices: ¡Toma! ¡Cómo mola! Al final es la misma la presión de tener una buena audiencia, que significa que el público está conectando contigo, que le interesa lo que cuentas y cómo se lo cuentas. -¿Y en lo que a política se refiere? ¿Hay más intromisión?-Siempre ha sido así. Es como cuando veo que cambia el partido político y cambian cosas: Renfe, Adif… Tenemos un país donde las instituciones políticas meten sus manos en todo lo que pueden y eso va a ser así hasta el fin de los tiempos. -¿Qué tan distinta es la España de ‘Aquí hay tomate’ de la de hoy?-Afortunadamente ha cambiado mucho, muchísimo, muchísimo, muchísimo. Este es otro país. No tiene nada que ver. Ha cambiado como ninguno de nosotros podíamos llegar a imaginar. Hay mucha más libertad. Por ejemplo, el otro día hicimos un directo en un barrio en Carabanchel. Se trataba de un huerto con una serie de actividades, entre ellas unas clases de costura. Quienes las estaban tomando eran chicas con tatuajes y perforaciones. Había un par de chicos también, luego estaban unas señoras de unos 80 años que eran las que estaban cuidando el huerto. Qué felicidad, qué gusto me da. Que aquí todo el mundo es libre para hacer lo que realmente quiere hacer. Pues eso, la tolerancia, la diversidad, la mezcla. Mi teoría es que de la mezcla y el cambio es de donde sale todo lo bueno. Eso está siendo así ahora en España.-¿Cuál es el recuerdo de verano más temprano que conserva?-Si hay algo que tengo que agradecer siempre a mis padres es que los pobres han hecho todos los esfuerzos posibles para que viviéramos en una urbanización con piscina. Tengo un recuerdo, en el que además estoy tan mona con un gorrito de baño, un bañador azul y un flotador. Debía de tener entre 2 y 3 años. Y me acuerdo, me acuerdo. -¿Hay algún olor, algún sabor que sea sinónimo de verano?-El olor a mar, por Dios. Estuve en Menorca hace unos días. Olía a mar y pino. Yo creo que es la maravilla que tenemos en Baleares. La conjunción del mar y de los pinos.-El verano, al menos en los medios, es la temporada de los becarios-Claro, es algo que me encanta, me chifla. A lo mejor porque todavía soy la eterna becaria.-¿Dónde hizo sus primeras prácticas?-¡Cómo no me voy a acordar, imagínate! Me llamaron después que a todas mis compañeras para la beca de Televisión Española. Yo ya estaba llorando porque pensaba que no me iban a llamar y me llamaron como tres días después. En ese tiempo previo, como buena dramática, me puse histérica. Lo recuerdo como si fuera ayer. -Mal no le fue, supongo-Estoy muy agradecida, porque aprendí tanto. Ahora se habla del acoso, pero en aquella época las becarias éramos carne de cañón. Afortunadamente, eso ya ha cambiado. En fin, recuerdo con cariño cómo me ayudaron. En especial el director Tom Martín Benítez. Él hizo el primer informativo de La 2.De Julio Verne a la Facultad de Periodismo «Me hice periodista porque ya había pasado por todo el arco de opciones: peluquera, misionera, enfermera, astronauta… Gracias a mis padres, y a mi tío, que era librero, llegó a mis manos Miguel Strogoff. Me fascinó. Tenía un salvoconducto con el cual podía ir a todos los países del mundo. Y dije: quiero ser como Miguel Strogoff. También hubo algo más, mi niñez coincidió con una época gloriosa de las periodistas mujeres de televisión: Concha García Campoy, Carmen Sarmiento, Ángeles Caso» Es uno de los rostros más conocidos de la televisión. «Ay, sí hija, todas las tardes metida en casa de la gente», dice, risueña, cuando la reconocen y saludan. Media España está de vacaciones, pero Francine Gálvez está en el plató de ‘Madrid Directo’, feliz -su risa es contagiosa- y preparando el programa que actualmente presenta en la cadena autonómica Telemadrid. Esta periodista, natural de Camerún, comenzó su carrera en RTVE. Tras su paso por el programa ‘Buenos días’, fue escogida para presentar el Telediario del fin de semana. Tenía apenas 23 años. De ahí en adelante, su carrera fue imparable. En 1993 dio un salto al entretenimiento con ‘Aquí hay tomate’ o ‘Mamma mía’ junto a Víctor Sandoval. Apareció, también, en algunos programas de la prensa rosa como ‘Noche y día’, junto a Isabel Gemio, y ‘Rumore, rumore’, con Jorge Javier Vázquez. A Francine Gálvez le van el verano y el directo. Y se nota. Es rápida, ágil y eléctrica. Absolutamente televisiva. Sobre la profesión, el solsticio y las distintas formas de hacer periodismo habla Gálvez en esta entrevista.-¿Cómo se vive el verano en la tele?-Adoro trabajar en verano. De toda la vida. Creo que el verano es una época de pequeñas joyas. Quizá me gusta tanto, porque fue en ese momento cuando salió ‘Mamma mía’, un programa que luego se convirtió en referencia. El verano es momento muy bonito para la tele. La gente te ve. Nos ocurre a menudo en ‘Madrid Directo’. El otro día, por ejemplo, fuimos líderes el día del incendio de Méntrida, la gente te busca para informarse, para enterarse de si puede o no llegar el fuego a su casa o qué debe hacer en un momento determinado. -Usted es más de la televisión en directo.-A mí me pone mucho más. También me gusta grabado, pero cuando los directores saben que es grabado se pasan cuarenta pueblos y te pueden tener repitiendo la misma frase veinte veces.-¿Algún verano memorable trabajando en la tele?-He trabajado muchísimos veranos. En uno de ellos, haciendo la sustitución de ‘Aquí hay tomate’, y conseguimos la audiencia más espectacular de la historia del programa. El verano de ‘Mama mía’, que ya comenté: el programa durante una década y se convirtió en el formato que congregaba a toda la familia para pasárselo bien riéndose, no de los personajes, sino con los personajes. Creo que, en buena medida, por la forma en que hacíamos la información de corazón. Ah, claro, y el verano de ‘Confianza ciega’, que fue también otro superexitazo. El verano, sin duda, es una época que se me da muy bien.-¿La tele en directo ha perdido terreno frente a las redes sociales?-Eso depende. ‘Madrid Directo’ ha cumplido 30 años y, hombre, lógicamente se ha adecuado a los formatos y los tiempos: los vídeos son más cortos, porque ya la gente no aguantaría un vídeo de cinco minutos. Hay fórmulas que no cambian: el telediario, por ejemplo, sigue prácticamente igual. Siguen existiendo los programas de entrevistas, que es un formato que ya trabajaba mucha gente, entre ellas, Mercedes Milá. Lógicamente hay formatos que se reciclan, pero hay cosas que siempre van a funcionar. -¿Por ejemplo?-Lo que hace Calleja se parece mucho a ‘Crónicas de un pueblo’. Es el mismo concepto y la forma de transmitirlo: un personaje muy querido, con mucho carisma y que va conociendo a la gente del pueblo para contarnos cómo son los pueblos en el siglo XXI. Yo debía de tener 5 o 6 años, muy pequeña, cuando se emitía ese programa. Por eso, insisto: hay cosas que funcionarán siempre. De hecho, ‘La ruleta de la suerte’ es un formato de los años 50. -¿Cómo ha encajado la televisión el auge digital?-Hay un envejecimiento del consumo televisivo tradicional. Que yo coja y me ponga la tele y a lo que echen, como hace mi madre, pues ya no es lo común. Lo de la televisión a la carta, y eso lo tengo clarísimo, existe desde hace mucho. Cuando me fui a estudiar televisión a Estados Unidos en el año 97-98, la forma de consumir la televisión en ese momento ya era mucho más a la carta. Claro que la tecnología evoluciona. Pero, al final, la comunicación es la misma. -¿Cómo le fue en EE.UU.?-Cuando me fui a estudiar televisión a EE.UU., nos llevaban aproximadamente 15 y 20 años de ventaja. Allí sigue existiendo la televisión convencional. Eso quiere decir que aquí, por lo menos, vamos a tener otros 15 o 20 años de televisión tal y como la conocemos. Con más cadenas, eso sí, porque al final es eso: más oferta, con lo cual yo estoy encantada.-¿Hay más presión hoy para hacer televisión? -Las mismas, porque al final si tú eres un profesional, lo que quieres es conseguir el éxito de audiencia. Vamos a dejarnos de tonterías. Solemos hablar de la calidad. Claro, pero si tú haces un programa de mucha calidad y consigues un 2 por ciento de audiencia, jamás te vas a sentir satisfecho. Pero si haces el programa de calidad y haces un 20, dices: ¡Toma! ¡Cómo mola! Al final es la misma la presión de tener una buena audiencia, que significa que el público está conectando contigo, que le interesa lo que cuentas y cómo se lo cuentas. -¿Y en lo que a política se refiere? ¿Hay más intromisión?-Siempre ha sido así. Es como cuando veo que cambia el partido político y cambian cosas: Renfe, Adif… Tenemos un país donde las instituciones políticas meten sus manos en todo lo que pueden y eso va a ser así hasta el fin de los tiempos. -¿Qué tan distinta es la España de ‘Aquí hay tomate’ de la de hoy?-Afortunadamente ha cambiado mucho, muchísimo, muchísimo, muchísimo. Este es otro país. No tiene nada que ver. Ha cambiado como ninguno de nosotros podíamos llegar a imaginar. Hay mucha más libertad. Por ejemplo, el otro día hicimos un directo en un barrio en Carabanchel. Se trataba de un huerto con una serie de actividades, entre ellas unas clases de costura. Quienes las estaban tomando eran chicas con tatuajes y perforaciones. Había un par de chicos también, luego estaban unas señoras de unos 80 años que eran las que estaban cuidando el huerto. Qué felicidad, qué gusto me da. Que aquí todo el mundo es libre para hacer lo que realmente quiere hacer. Pues eso, la tolerancia, la diversidad, la mezcla. Mi teoría es que de la mezcla y el cambio es de donde sale todo lo bueno. Eso está siendo así ahora en España.-¿Cuál es el recuerdo de verano más temprano que conserva?-Si hay algo que tengo que agradecer siempre a mis padres es que los pobres han hecho todos los esfuerzos posibles para que viviéramos en una urbanización con piscina. Tengo un recuerdo, en el que además estoy tan mona con un gorrito de baño, un bañador azul y un flotador. Debía de tener entre 2 y 3 años. Y me acuerdo, me acuerdo. -¿Hay algún olor, algún sabor que sea sinónimo de verano?-El olor a mar, por Dios. Estuve en Menorca hace unos días. Olía a mar y pino. Yo creo que es la maravilla que tenemos en Baleares. La conjunción del mar y de los pinos.-El verano, al menos en los medios, es la temporada de los becarios-Claro, es algo que me encanta, me chifla. A lo mejor porque todavía soy la eterna becaria.-¿Dónde hizo sus primeras prácticas?-¡Cómo no me voy a acordar, imagínate! Me llamaron después que a todas mis compañeras para la beca de Televisión Española. Yo ya estaba llorando porque pensaba que no me iban a llamar y me llamaron como tres días después. En ese tiempo previo, como buena dramática, me puse histérica. Lo recuerdo como si fuera ayer. -Mal no le fue, supongo-Estoy muy agradecida, porque aprendí tanto. Ahora se habla del acoso, pero en aquella época las becarias éramos carne de cañón. Afortunadamente, eso ya ha cambiado. En fin, recuerdo con cariño cómo me ayudaron. En especial el director Tom Martín Benítez. Él hizo el primer informativo de La 2.De Julio Verne a la Facultad de Periodismo «Me hice periodista porque ya había pasado por todo el arco de opciones: peluquera, misionera, enfermera, astronauta… Gracias a mis padres, y a mi tío, que era librero, llegó a mis manos Miguel Strogoff. Me fascinó. Tenía un salvoconducto con el cual podía ir a todos los países del mundo. Y dije: quiero ser como Miguel Strogoff. También hubo algo más, mi niñez coincidió con una época gloriosa de las periodistas mujeres de televisión: Concha García Campoy, Carmen Sarmiento, Ángeles Caso» Es uno de los rostros más conocidos de la televisión. «Ay, sí hija, todas las tardes metida en casa de la gente», dice, risueña, cuando la reconocen y saludan. Media España está de vacaciones, pero Francine Gálvez está en el plató de ‘Madrid Directo’, feliz -su risa es contagiosa- y preparando el programa que actualmente presenta en la cadena autonómica Telemadrid. Esta periodista, natural de Camerún, comenzó su carrera en RTVE. Tras su paso por el programa ‘Buenos días’, fue escogida para presentar el Telediario del fin de semana. Tenía apenas 23 años. De ahí en adelante, su carrera fue imparable. En 1993 dio un salto al entretenimiento con ‘Aquí hay tomate’ o ‘Mamma mía’ junto a Víctor Sandoval. Apareció, también, en algunos programas de la prensa rosa como ‘Noche y día’, junto a Isabel Gemio, y ‘Rumore, rumore’, con Jorge Javier Vázquez. A Francine Gálvez le van el verano y el directo. Y se nota. Es rápida, ágil y eléctrica. Absolutamente televisiva. Sobre la profesión, el solsticio y las distintas formas de hacer periodismo habla Gálvez en esta entrevista.-¿Cómo se vive el verano en la tele?-Adoro trabajar en verano. De toda la vida. Creo que el verano es una época de pequeñas joyas. Quizá me gusta tanto, porque fue en ese momento cuando salió ‘Mamma mía’, un programa que luego se convirtió en referencia. El verano es momento muy bonito para la tele. La gente te ve. Nos ocurre a menudo en ‘Madrid Directo’. El otro día, por ejemplo, fuimos líderes el día del incendio de Méntrida, la gente te busca para informarse, para enterarse de si puede o no llegar el fuego a su casa o qué debe hacer en un momento determinado. -Usted es más de la televisión en directo.-A mí me pone mucho más. También me gusta grabado, pero cuando los directores saben que es grabado se pasan cuarenta pueblos y te pueden tener repitiendo la misma frase veinte veces.-¿Algún verano memorable trabajando en la tele?-He trabajado muchísimos veranos. En uno de ellos, haciendo la sustitución de ‘Aquí hay tomate’, y conseguimos la audiencia más espectacular de la historia del programa. El verano de ‘Mama mía’, que ya comenté: el programa durante una década y se convirtió en el formato que congregaba a toda la familia para pasárselo bien riéndose, no de los personajes, sino con los personajes. Creo que, en buena medida, por la forma en que hacíamos la información de corazón. Ah, claro, y el verano de ‘Confianza ciega’, que fue también otro superexitazo. El verano, sin duda, es una época que se me da muy bien.-¿La tele en directo ha perdido terreno frente a las redes sociales?-Eso depende. ‘Madrid Directo’ ha cumplido 30 años y, hombre, lógicamente se ha adecuado a los formatos y los tiempos: los vídeos son más cortos, porque ya la gente no aguantaría un vídeo de cinco minutos. Hay fórmulas que no cambian: el telediario, por ejemplo, sigue prácticamente igual. Siguen existiendo los programas de entrevistas, que es un formato que ya trabajaba mucha gente, entre ellas, Mercedes Milá. Lógicamente hay formatos que se reciclan, pero hay cosas que siempre van a funcionar. -¿Por ejemplo?-Lo que hace Calleja se parece mucho a ‘Crónicas de un pueblo’. Es el mismo concepto y la forma de transmitirlo: un personaje muy querido, con mucho carisma y que va conociendo a la gente del pueblo para contarnos cómo son los pueblos en el siglo XXI. Yo debía de tener 5 o 6 años, muy pequeña, cuando se emitía ese programa. Por eso, insisto: hay cosas que funcionarán siempre. De hecho, ‘La ruleta de la suerte’ es un formato de los años 50. -¿Cómo ha encajado la televisión el auge digital?-Hay un envejecimiento del consumo televisivo tradicional. Que yo coja y me ponga la tele y a lo que echen, como hace mi madre, pues ya no es lo común. Lo de la televisión a la carta, y eso lo tengo clarísimo, existe desde hace mucho. Cuando me fui a estudiar televisión a Estados Unidos en el año 97-98, la forma de consumir la televisión en ese momento ya era mucho más a la carta. Claro que la tecnología evoluciona. Pero, al final, la comunicación es la misma. -¿Cómo le fue en EE.UU.?-Cuando me fui a estudiar televisión a EE.UU., nos llevaban aproximadamente 15 y 20 años de ventaja. Allí sigue existiendo la televisión convencional. Eso quiere decir que aquí, por lo menos, vamos a tener otros 15 o 20 años de televisión tal y como la conocemos. Con más cadenas, eso sí, porque al final es eso: más oferta, con lo cual yo estoy encantada.-¿Hay más presión hoy para hacer televisión? -Las mismas, porque al final si tú eres un profesional, lo que quieres es conseguir el éxito de audiencia. Vamos a dejarnos de tonterías. Solemos hablar de la calidad. Claro, pero si tú haces un programa de mucha calidad y consigues un 2 por ciento de audiencia, jamás te vas a sentir satisfecho. Pero si haces el programa de calidad y haces un 20, dices: ¡Toma! ¡Cómo mola! Al final es la misma la presión de tener una buena audiencia, que significa que el público está conectando contigo, que le interesa lo que cuentas y cómo se lo cuentas. -¿Y en lo que a política se refiere? ¿Hay más intromisión?-Siempre ha sido así. Es como cuando veo que cambia el partido político y cambian cosas: Renfe, Adif… Tenemos un país donde las instituciones políticas meten sus manos en todo lo que pueden y eso va a ser así hasta el fin de los tiempos. -¿Qué tan distinta es la España de ‘Aquí hay tomate’ de la de hoy?-Afortunadamente ha cambiado mucho, muchísimo, muchísimo, muchísimo. Este es otro país. No tiene nada que ver. Ha cambiado como ninguno de nosotros podíamos llegar a imaginar. Hay mucha más libertad. Por ejemplo, el otro día hicimos un directo en un barrio en Carabanchel. Se trataba de un huerto con una serie de actividades, entre ellas unas clases de costura. Quienes las estaban tomando eran chicas con tatuajes y perforaciones. Había un par de chicos también, luego estaban unas señoras de unos 80 años que eran las que estaban cuidando el huerto. Qué felicidad, qué gusto me da. Que aquí todo el mundo es libre para hacer lo que realmente quiere hacer. Pues eso, la tolerancia, la diversidad, la mezcla. Mi teoría es que de la mezcla y el cambio es de donde sale todo lo bueno. Eso está siendo así ahora en España.-¿Cuál es el recuerdo de verano más temprano que conserva?-Si hay algo que tengo que agradecer siempre a mis padres es que los pobres han hecho todos los esfuerzos posibles para que viviéramos en una urbanización con piscina. Tengo un recuerdo, en el que además estoy tan mona con un gorrito de baño, un bañador azul y un flotador. Debía de tener entre 2 y 3 años. Y me acuerdo, me acuerdo. -¿Hay algún olor, algún sabor que sea sinónimo de verano?-El olor a mar, por Dios. Estuve en Menorca hace unos días. Olía a mar y pino. Yo creo que es la maravilla que tenemos en Baleares. La conjunción del mar y de los pinos.-El verano, al menos en los medios, es la temporada de los becarios-Claro, es algo que me encanta, me chifla. A lo mejor porque todavía soy la eterna becaria.-¿Dónde hizo sus primeras prácticas?-¡Cómo no me voy a acordar, imagínate! Me llamaron después que a todas mis compañeras para la beca de Televisión Española. Yo ya estaba llorando porque pensaba que no me iban a llamar y me llamaron como tres días después. En ese tiempo previo, como buena dramática, me puse histérica. Lo recuerdo como si fuera ayer. -Mal no le fue, supongo-Estoy muy agradecida, porque aprendí tanto. Ahora se habla del acoso, pero en aquella época las becarias éramos carne de cañón. Afortunadamente, eso ya ha cambiado. En fin, recuerdo con cariño cómo me ayudaron. En especial el director Tom Martín Benítez. Él hizo el primer informativo de La 2.De Julio Verne a la Facultad de Periodismo «Me hice periodista porque ya había pasado por todo el arco de opciones: peluquera, misionera, enfermera, astronauta… Gracias a mis padres, y a mi tío, que era librero, llegó a mis manos Miguel Strogoff. Me fascinó. Tenía un salvoconducto con el cual podía ir a todos los países del mundo. Y dije: quiero ser como Miguel Strogoff. También hubo algo más, mi niñez coincidió con una época gloriosa de las periodistas mujeres de televisión: Concha García Campoy, Carmen Sarmiento, Ángeles Caso» RSS de noticias de cultura
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