El 15 de junio Katie Ledecky se enfundó la toga negra de alumni. Con sus 1,83 de estatura y sus hombros torneados de estibador, parecía un armario subido al estrado mientras se dirigía a la multitud de estudiantes de la promoción de 2025, reunidos en el estadio de la Universidad de Stanford. “Cuando era muy pequeñita”, alzó la voz, sonriente, “mi padre, viendo que me encantaban las matemáticas y la natación, me dijo que las carreras podían decidirse en fracciones de segundo, a veces una centésima. Para demostrarme lo pequeño que era eso me dio este cronómetro [muestra un cronómetro de mano] y me dijo que lo encendiera y lo apagara lo más rápido que pudiera, y que midiera cuánto tiempo era eso. Así: [pulsó el botón dos veces] 0.16. Nunca pude hacerlo en menos de una décima. Esto me enseñó lo realmente breve que es una centésima. De algún modo, ese ejercicio también me enseñó lo rápido que pasa el tiempo”.
La canadiense de 18 años se propone arrebatar a la estadounidense la condición de invicta en todos los 800 disputados en grandes campeonatos
El 15 de junio Katie Ledecky se enfundó la toga negra de alumni. Con sus 1,83 de estatura y sus hombros torneados de estibador, parecía un armario subido al estrado mientras se dirigía a la multitud de estudiantes de la promoción de 2025, reunidos en el estadio de la Universidad de Stanford. “Cuando era muy pequeñita”, alzó la voz, sonriente, “mi padre, viendo que me encantaban las matemáticas y la natación, me dijo que las carreras podían decidirse en fracciones de segundo, a veces una centésima. Para demostrarme lo pequeño que era eso me dio este cronómetro [muestra un cronómetro de mano] y me dijo que lo encendiera y lo apagara lo más rápido que pudiera, y que midiera cuánto tiempo era eso. Así: [pulsó el botón dos veces] 0.16. Nunca pude hacerlo en menos de una décima. Esto me enseñó lo realmente breve que es una centésima. De algún modo, ese ejercicio también me enseñó lo rápido que pasa el tiempo”.
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