El presidente de Colombia, Gustavo Petro , dijo hace un año que no reconocería la victoria electoral de Nicolás Maduro en Venezuela mientras este no mostrara las actas que lo certificasen. Un año después, Maduro sigue sin mostrarlas (las únicas actas públicas fueron las divulgadas por la oposición que, acepadas por muchos gobiernos y organismos internacionales, dieron un amplio triunfo a Edmundo González ) y sin embargo, faltando a su palabra, Petro ha acabado abrazándose al usurpador venezolano.Al recordar estos días las presidenciales del 28 de julio de 2024, muchos medios han querido constatar que hoy Maduro está más fuerte que entonces, como si eso fuera culpa de la oposición, específicamente de María Corina Machado y su gestión del triunfo. Casi nadie ha afeado la conducta de los presidentes de Colombia, Brasil y México , que hace un año se aliaron para presionar a Maduro y después, faltando a su deber para con la región, han aceptado que todo siguiera igual, defraudando especialmente al pueblo venezolano. Es verdad que Lula da Silva no se ha reconciliado con Maduro, pero tampoco ha hecho batalla de aquel robo electoral en los encuentros internacionales, como en las reuniones de la Organización de los Estados Americanos. La mexicana Claudia Sheinbaum se ha comportado de modo algo más condescendiente con Venezuela, pero ha sido Petro quien más se ha desdicho de sus exigencias de hace un año y más se ha acercado a Caracas.Noticia Relacionada claves de latinoamérica estandar Si El Gobierno cubano adopta un tono de humildad para evitar que el enfado popular encone las protestas Emili J. Blasco El presidente y el primer ministro han admitido «errores» y dicen comprender el desasosiego social por las dificultades económicas y energéticasCesión de soberaníaEl anuncio estos días de un acuerdo entre Petro y Maduro de crear una zona binacional en la frontera entre ambos países, para la gestión conjunta de asuntos transfronterizos especialmente relevantes, como la paz y el comercio, pone de relieve el pleno reconocimiento que otorga Bogotá a un régimen que se sostiene sobre el fraude electoral y la represión. Este anuncio da aire a Maduro, al otorgarle legitimidad, sin que se vea el rédito político que puede obtener Petro.La medida, aún muy imprecisa, de la que solo Maduro ha dado cuenta públicamente –Petro no la ha explicado a los colombianos–, tiene pocos visos de perdurabilidad, no solo porque estaría vigente hasta 2030 (aunque se supone que prorrogable), sino por su difícil operatividad: las cuestiones de seguridad afectan directamente a la soberanía nacional y compartir esta, como en un posible despliegue de patrullas conjuntas, siempre es complejo. Maduro dijo que en la zona se incluirán los estados venezolanos de Zulia y Táchira (su territorio entero, no solo los municipios colindantes con la frontera) y el departamento de Norte de Santander, así como eventualmente los de La Guajira y Cesar.En Colombia ha habido críticas a la iniciativa, como la de no tener en cuenta a las organizaciones locales para diseñar los cometidos de esa zona conjunta, además del temor de que el Ejército venezolano puede tener vía libre para algún tipo de despliegue en el lazo colombiano de la frontera.Fracaso de la ‘Paz total’La fórmula de una zona binacional para el desarrollo económico y la paz, por otro lado, viene a subrayar el fracaso del proceso de ‘Paz total’ con los grupos armados existentes en el país lanzado por Petro a su llegada a la presidencia en agosto de 2022. Tanto el ELN como las disidencias de las FARC, que se han negado a avanzar en las conversaciones con el Gobierno para el cese de la violencia, operan intensamente en el área fronteriza con Venezuela. Existe el riesgo de que, así como Venezuela se ha convertido en santuario para algunos de esos grupos, amparados por el régimen de Maduro y con apoyo del Ejército venezolano, la zona binacional devenga también en un territorio franco para ellos.En un momento de extrema polarización política en Colombia, agravada por la condena dictada la semana pasada contra el expresidente Álvaro Uribe , la iniciativa conjunta con Venezuela no ayuda a Petro a lograr apoyos del centro político. El presidente de Colombia, Gustavo Petro , dijo hace un año que no reconocería la victoria electoral de Nicolás Maduro en Venezuela mientras este no mostrara las actas que lo certificasen. Un año después, Maduro sigue sin mostrarlas (las únicas actas públicas fueron las divulgadas por la oposición que, acepadas por muchos gobiernos y organismos internacionales, dieron un amplio triunfo a Edmundo González ) y sin embargo, faltando a su palabra, Petro ha acabado abrazándose al usurpador venezolano.Al recordar estos días las presidenciales del 28 de julio de 2024, muchos medios han querido constatar que hoy Maduro está más fuerte que entonces, como si eso fuera culpa de la oposición, específicamente de María Corina Machado y su gestión del triunfo. Casi nadie ha afeado la conducta de los presidentes de Colombia, Brasil y México , que hace un año se aliaron para presionar a Maduro y después, faltando a su deber para con la región, han aceptado que todo siguiera igual, defraudando especialmente al pueblo venezolano. Es verdad que Lula da Silva no se ha reconciliado con Maduro, pero tampoco ha hecho batalla de aquel robo electoral en los encuentros internacionales, como en las reuniones de la Organización de los Estados Americanos. La mexicana Claudia Sheinbaum se ha comportado de modo algo más condescendiente con Venezuela, pero ha sido Petro quien más se ha desdicho de sus exigencias de hace un año y más se ha acercado a Caracas.Noticia Relacionada claves de latinoamérica estandar Si El Gobierno cubano adopta un tono de humildad para evitar que el enfado popular encone las protestas Emili J. Blasco El presidente y el primer ministro han admitido «errores» y dicen comprender el desasosiego social por las dificultades económicas y energéticasCesión de soberaníaEl anuncio estos días de un acuerdo entre Petro y Maduro de crear una zona binacional en la frontera entre ambos países, para la gestión conjunta de asuntos transfronterizos especialmente relevantes, como la paz y el comercio, pone de relieve el pleno reconocimiento que otorga Bogotá a un régimen que se sostiene sobre el fraude electoral y la represión. Este anuncio da aire a Maduro, al otorgarle legitimidad, sin que se vea el rédito político que puede obtener Petro.La medida, aún muy imprecisa, de la que solo Maduro ha dado cuenta públicamente –Petro no la ha explicado a los colombianos–, tiene pocos visos de perdurabilidad, no solo porque estaría vigente hasta 2030 (aunque se supone que prorrogable), sino por su difícil operatividad: las cuestiones de seguridad afectan directamente a la soberanía nacional y compartir esta, como en un posible despliegue de patrullas conjuntas, siempre es complejo. Maduro dijo que en la zona se incluirán los estados venezolanos de Zulia y Táchira (su territorio entero, no solo los municipios colindantes con la frontera) y el departamento de Norte de Santander, así como eventualmente los de La Guajira y Cesar.En Colombia ha habido críticas a la iniciativa, como la de no tener en cuenta a las organizaciones locales para diseñar los cometidos de esa zona conjunta, además del temor de que el Ejército venezolano puede tener vía libre para algún tipo de despliegue en el lazo colombiano de la frontera.Fracaso de la ‘Paz total’La fórmula de una zona binacional para el desarrollo económico y la paz, por otro lado, viene a subrayar el fracaso del proceso de ‘Paz total’ con los grupos armados existentes en el país lanzado por Petro a su llegada a la presidencia en agosto de 2022. Tanto el ELN como las disidencias de las FARC, que se han negado a avanzar en las conversaciones con el Gobierno para el cese de la violencia, operan intensamente en el área fronteriza con Venezuela. Existe el riesgo de que, así como Venezuela se ha convertido en santuario para algunos de esos grupos, amparados por el régimen de Maduro y con apoyo del Ejército venezolano, la zona binacional devenga también en un territorio franco para ellos.En un momento de extrema polarización política en Colombia, agravada por la condena dictada la semana pasada contra el expresidente Álvaro Uribe , la iniciativa conjunta con Venezuela no ayuda a Petro a lograr apoyos del centro político. El presidente de Colombia, Gustavo Petro , dijo hace un año que no reconocería la victoria electoral de Nicolás Maduro en Venezuela mientras este no mostrara las actas que lo certificasen. Un año después, Maduro sigue sin mostrarlas (las únicas actas públicas fueron las divulgadas por la oposición que, acepadas por muchos gobiernos y organismos internacionales, dieron un amplio triunfo a Edmundo González ) y sin embargo, faltando a su palabra, Petro ha acabado abrazándose al usurpador venezolano.Al recordar estos días las presidenciales del 28 de julio de 2024, muchos medios han querido constatar que hoy Maduro está más fuerte que entonces, como si eso fuera culpa de la oposición, específicamente de María Corina Machado y su gestión del triunfo. Casi nadie ha afeado la conducta de los presidentes de Colombia, Brasil y México , que hace un año se aliaron para presionar a Maduro y después, faltando a su deber para con la región, han aceptado que todo siguiera igual, defraudando especialmente al pueblo venezolano. Es verdad que Lula da Silva no se ha reconciliado con Maduro, pero tampoco ha hecho batalla de aquel robo electoral en los encuentros internacionales, como en las reuniones de la Organización de los Estados Americanos. La mexicana Claudia Sheinbaum se ha comportado de modo algo más condescendiente con Venezuela, pero ha sido Petro quien más se ha desdicho de sus exigencias de hace un año y más se ha acercado a Caracas.Noticia Relacionada claves de latinoamérica estandar Si El Gobierno cubano adopta un tono de humildad para evitar que el enfado popular encone las protestas Emili J. Blasco El presidente y el primer ministro han admitido «errores» y dicen comprender el desasosiego social por las dificultades económicas y energéticasCesión de soberaníaEl anuncio estos días de un acuerdo entre Petro y Maduro de crear una zona binacional en la frontera entre ambos países, para la gestión conjunta de asuntos transfronterizos especialmente relevantes, como la paz y el comercio, pone de relieve el pleno reconocimiento que otorga Bogotá a un régimen que se sostiene sobre el fraude electoral y la represión. Este anuncio da aire a Maduro, al otorgarle legitimidad, sin que se vea el rédito político que puede obtener Petro.La medida, aún muy imprecisa, de la que solo Maduro ha dado cuenta públicamente –Petro no la ha explicado a los colombianos–, tiene pocos visos de perdurabilidad, no solo porque estaría vigente hasta 2030 (aunque se supone que prorrogable), sino por su difícil operatividad: las cuestiones de seguridad afectan directamente a la soberanía nacional y compartir esta, como en un posible despliegue de patrullas conjuntas, siempre es complejo. Maduro dijo que en la zona se incluirán los estados venezolanos de Zulia y Táchira (su territorio entero, no solo los municipios colindantes con la frontera) y el departamento de Norte de Santander, así como eventualmente los de La Guajira y Cesar.En Colombia ha habido críticas a la iniciativa, como la de no tener en cuenta a las organizaciones locales para diseñar los cometidos de esa zona conjunta, además del temor de que el Ejército venezolano puede tener vía libre para algún tipo de despliegue en el lazo colombiano de la frontera.Fracaso de la ‘Paz total’La fórmula de una zona binacional para el desarrollo económico y la paz, por otro lado, viene a subrayar el fracaso del proceso de ‘Paz total’ con los grupos armados existentes en el país lanzado por Petro a su llegada a la presidencia en agosto de 2022. Tanto el ELN como las disidencias de las FARC, que se han negado a avanzar en las conversaciones con el Gobierno para el cese de la violencia, operan intensamente en el área fronteriza con Venezuela. Existe el riesgo de que, así como Venezuela se ha convertido en santuario para algunos de esos grupos, amparados por el régimen de Maduro y con apoyo del Ejército venezolano, la zona binacional devenga también en un territorio franco para ellos.En un momento de extrema polarización política en Colombia, agravada por la condena dictada la semana pasada contra el expresidente Álvaro Uribe , la iniciativa conjunta con Venezuela no ayuda a Petro a lograr apoyos del centro político. RSS de noticias de internacional
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