Una decisión deportiva más que razonable se ha convertido en un contencioso institucional muy feo por la soberbia de un portero que hasta ayer había sido también capitán y por la mala praxis de una directiva acostumbrada a vivir permanentemente en conflicto y acostumbrada a las situaciones límite como es la del Barcelona. El equipo necesitaba un portero por los goles encajados la pasada temporada (72) y por las lesiones de Ter Stegen (cinco en los últimos cinco años) que en enero ya obligaron precisamente a contratar a un jubilado como Szczesny. El fichaje de Joan García se presentó como una solución estupenda a nivel deportivo y económico (la cláusula de rescisión era de 25 millones) porque había sido el mejor arquero de la Liga con el Espanyol.
Ter Stegen ha encontrado en el despecho de los rectores del Barcelona el ánimo necesario para alimentar su causa
Una decisión deportiva más que razonable se ha convertido en un contencioso institucional muy feo por la soberbia de un portero que hasta ayer había sido también capitán y por la mala praxis de una directiva acostumbrada a vivir permanentemente en conflicto y acostumbrada a las situaciones límite como es la del Barcelona. El equipo necesitaba un portero por los goles encajados la pasada temporada (72) y por las lesiones de Ter Stegen (cinco en los últimos cinco años) que en enero ya obligaron precisamente a contratar a un jubilado como Szczesny. El fichaje de Joan García se presentó como una solución estupenda a nivel deportivo y económico (la cláusula de rescisión era de 25 millones) porque había sido el mejor arquero de la Liga con el Espanyol.
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