Dice el refrán que «septiembre, o seca las fuentes o se lleva los puentes». No sabemos qué pasará este año tan atípico, pero sí lo que ocurrió en 1972,un año que figuraba en las crónicas como el más lluvioso del siglo (XX). Y es que se dieron episodios muy intensos y muy repetidos de precipitaciones, que alteraron gravemente la vida de los madrileños. Especialmente, en algunos barrios.Y el caso es que a comienzos del septiembre, las lluvias gustaron: las recibieron como una bendición, que ayudaría a limpiar la atmósfera y descontaminar el aire. Pero si de nuevo se acude al refranero, viene al pelo aquel que dice que ‘lo poco gusta y lo mucho cansa’. Porque cuando la precipitación se convirtió en tromba, la cosa se complicó: la vida madrileña se vio paralizada, hubo más de 500 llamadas a bomberos, barrios enteros anegados y algunas líneas de Metro tuvieron que ser cortadas por el fuerte temporal. Madrid no recordaba nada igual: Villaverde, Vallecas, La Elipa, el Gran San Blas, Moratalaz, Ciudad Lineal, Chamartín, quedaron inundados, entre otras cosas por una red de alcantarillado obsoleta que no fue capaz de absorber semejante caudal de agua: hasta 99 litros por metro cuadrado en un solo día, un dato que no se había dado desde que, en 1841, se iniciaron los registros.Noticia Relacionada estandar No La primavera más lluviosa en años revierte la sequía en España mientras el norte de Europa se seca Javier Martín Vide (The Conversation) Las intensas lluvias de marzo han devuelto la humedad a los ecosistemas del sur, mientras países como Alemania o Suecia afrontan una inusual escasez hídricaLas trombas de agua se sucedieron, afectado sobre todo a aquellas zonas de la ciudad donde no había aún asfalto en muchas calles. De hecho, hubo incluso una inversión especial del Ayuntamiento de 30 millones de pesetas para abordar la urbanización de barrios de la periferia donde el agua acumulada obligó literalmente a los vecinos a chapotear para llegar a las paradas del autobús o para cruzar la calle.Las calles de la capital se convirtieron en ríos, donde era muy difícil circular y muchos vehículos se quedaban atrapados. Con el agua hasta la rodilla, los conductores abandonaban las máquinas ante la imposibilidad de hacerlas funcionar. Los semáforos se estropearon y dieron lugar a atascos de horas. La fuerza del agua formó torrenteras que arrastraba a algunos automóviles estacionados.Atracón de lluvia Arriba, un vehiculo intenta atravesar un vado cubierto de agua. Abajo (izq.), el conductor se ve obligado a bajar y empujar el coche. Dcha., varios peatones intentando circular entre el barrizal LUIS RAMÍREZ-LUIS ALONSOEl efecto de la tromba se dejó sentir también en el Metro: se interrumpió el servicio en varios tramos, y no pasaban trenes ni por Atocha ni por Portazgo, ni entre las estaciones de Pirámides y Marqués de Vadillo, ni de Carabanchel a Ciudad Lineal.En superficie, las zonas más afectadas por las inundaciones fueron Vallecas, Villaverde, Ventas, Arturo Soria, el barrio del Pilar, Orcasitas y la avenida de la Paz, además de todas las zonas donde abundaran los desniveles y las cuestas. La luz eléctrica se fue, y también dejaron de funcionar varias líneas telefónicas, afectando a miles de abonados. MÁS INFORMACIÓN Broncas, peleas, avalanchas y ahogados el día en que la Casa de Campo se abrió al público La singular ‘playa’ de Madrid en Rosales, estrella del verano de los años 20En la Unidad Vecinal de Absorción de Hortaleza, tres vecinos vieron sus casas casi arrasadas por las lluvias, y ni cortos ni perezosos, se presentaron, acompañados de otros residentes que se solidarizaron con ellos, en el despacho del delegado provincial de la Vivienda, donde expusieron su problema. El alto cargo dictó medidas para trasladar a las tres familias afectadas y les hizo entrega de mantas y enseres que necesitaban para sobrevivir. Hizo falta mucho trabajo público para desatascar la ciudad tras estas lluvias torrenciales. Para eliminar las grandes lagunas formadas en los cruces de las calles, para desatascar los desagües, obstruidos por tierra, piedras y objetos arrastrados; y para volver a la normalidad. Dice el refrán que «septiembre, o seca las fuentes o se lleva los puentes». No sabemos qué pasará este año tan atípico, pero sí lo que ocurrió en 1972,un año que figuraba en las crónicas como el más lluvioso del siglo (XX). Y es que se dieron episodios muy intensos y muy repetidos de precipitaciones, que alteraron gravemente la vida de los madrileños. Especialmente, en algunos barrios.Y el caso es que a comienzos del septiembre, las lluvias gustaron: las recibieron como una bendición, que ayudaría a limpiar la atmósfera y descontaminar el aire. Pero si de nuevo se acude al refranero, viene al pelo aquel que dice que ‘lo poco gusta y lo mucho cansa’. Porque cuando la precipitación se convirtió en tromba, la cosa se complicó: la vida madrileña se vio paralizada, hubo más de 500 llamadas a bomberos, barrios enteros anegados y algunas líneas de Metro tuvieron que ser cortadas por el fuerte temporal. Madrid no recordaba nada igual: Villaverde, Vallecas, La Elipa, el Gran San Blas, Moratalaz, Ciudad Lineal, Chamartín, quedaron inundados, entre otras cosas por una red de alcantarillado obsoleta que no fue capaz de absorber semejante caudal de agua: hasta 99 litros por metro cuadrado en un solo día, un dato que no se había dado desde que, en 1841, se iniciaron los registros.Noticia Relacionada estandar No La primavera más lluviosa en años revierte la sequía en España mientras el norte de Europa se seca Javier Martín Vide (The Conversation) Las intensas lluvias de marzo han devuelto la humedad a los ecosistemas del sur, mientras países como Alemania o Suecia afrontan una inusual escasez hídricaLas trombas de agua se sucedieron, afectado sobre todo a aquellas zonas de la ciudad donde no había aún asfalto en muchas calles. De hecho, hubo incluso una inversión especial del Ayuntamiento de 30 millones de pesetas para abordar la urbanización de barrios de la periferia donde el agua acumulada obligó literalmente a los vecinos a chapotear para llegar a las paradas del autobús o para cruzar la calle.Las calles de la capital se convirtieron en ríos, donde era muy difícil circular y muchos vehículos se quedaban atrapados. Con el agua hasta la rodilla, los conductores abandonaban las máquinas ante la imposibilidad de hacerlas funcionar. Los semáforos se estropearon y dieron lugar a atascos de horas. La fuerza del agua formó torrenteras que arrastraba a algunos automóviles estacionados.Atracón de lluvia Arriba, un vehiculo intenta atravesar un vado cubierto de agua. Abajo (izq.), el conductor se ve obligado a bajar y empujar el coche. Dcha., varios peatones intentando circular entre el barrizal LUIS RAMÍREZ-LUIS ALONSOEl efecto de la tromba se dejó sentir también en el Metro: se interrumpió el servicio en varios tramos, y no pasaban trenes ni por Atocha ni por Portazgo, ni entre las estaciones de Pirámides y Marqués de Vadillo, ni de Carabanchel a Ciudad Lineal.En superficie, las zonas más afectadas por las inundaciones fueron Vallecas, Villaverde, Ventas, Arturo Soria, el barrio del Pilar, Orcasitas y la avenida de la Paz, además de todas las zonas donde abundaran los desniveles y las cuestas. La luz eléctrica se fue, y también dejaron de funcionar varias líneas telefónicas, afectando a miles de abonados. MÁS INFORMACIÓN Broncas, peleas, avalanchas y ahogados el día en que la Casa de Campo se abrió al público La singular ‘playa’ de Madrid en Rosales, estrella del verano de los años 20En la Unidad Vecinal de Absorción de Hortaleza, tres vecinos vieron sus casas casi arrasadas por las lluvias, y ni cortos ni perezosos, se presentaron, acompañados de otros residentes que se solidarizaron con ellos, en el despacho del delegado provincial de la Vivienda, donde expusieron su problema. El alto cargo dictó medidas para trasladar a las tres familias afectadas y les hizo entrega de mantas y enseres que necesitaban para sobrevivir. Hizo falta mucho trabajo público para desatascar la ciudad tras estas lluvias torrenciales. Para eliminar las grandes lagunas formadas en los cruces de las calles, para desatascar los desagües, obstruidos por tierra, piedras y objetos arrastrados; y para volver a la normalidad. Dice el refrán que «septiembre, o seca las fuentes o se lleva los puentes». No sabemos qué pasará este año tan atípico, pero sí lo que ocurrió en 1972,un año que figuraba en las crónicas como el más lluvioso del siglo (XX). Y es que se dieron episodios muy intensos y muy repetidos de precipitaciones, que alteraron gravemente la vida de los madrileños. Especialmente, en algunos barrios.Y el caso es que a comienzos del septiembre, las lluvias gustaron: las recibieron como una bendición, que ayudaría a limpiar la atmósfera y descontaminar el aire. Pero si de nuevo se acude al refranero, viene al pelo aquel que dice que ‘lo poco gusta y lo mucho cansa’. Porque cuando la precipitación se convirtió en tromba, la cosa se complicó: la vida madrileña se vio paralizada, hubo más de 500 llamadas a bomberos, barrios enteros anegados y algunas líneas de Metro tuvieron que ser cortadas por el fuerte temporal. Madrid no recordaba nada igual: Villaverde, Vallecas, La Elipa, el Gran San Blas, Moratalaz, Ciudad Lineal, Chamartín, quedaron inundados, entre otras cosas por una red de alcantarillado obsoleta que no fue capaz de absorber semejante caudal de agua: hasta 99 litros por metro cuadrado en un solo día, un dato que no se había dado desde que, en 1841, se iniciaron los registros.Noticia Relacionada estandar No La primavera más lluviosa en años revierte la sequía en España mientras el norte de Europa se seca Javier Martín Vide (The Conversation) Las intensas lluvias de marzo han devuelto la humedad a los ecosistemas del sur, mientras países como Alemania o Suecia afrontan una inusual escasez hídricaLas trombas de agua se sucedieron, afectado sobre todo a aquellas zonas de la ciudad donde no había aún asfalto en muchas calles. De hecho, hubo incluso una inversión especial del Ayuntamiento de 30 millones de pesetas para abordar la urbanización de barrios de la periferia donde el agua acumulada obligó literalmente a los vecinos a chapotear para llegar a las paradas del autobús o para cruzar la calle.Las calles de la capital se convirtieron en ríos, donde era muy difícil circular y muchos vehículos se quedaban atrapados. Con el agua hasta la rodilla, los conductores abandonaban las máquinas ante la imposibilidad de hacerlas funcionar. Los semáforos se estropearon y dieron lugar a atascos de horas. La fuerza del agua formó torrenteras que arrastraba a algunos automóviles estacionados.Atracón de lluvia Arriba, un vehiculo intenta atravesar un vado cubierto de agua. Abajo (izq.), el conductor se ve obligado a bajar y empujar el coche. Dcha., varios peatones intentando circular entre el barrizal LUIS RAMÍREZ-LUIS ALONSOEl efecto de la tromba se dejó sentir también en el Metro: se interrumpió el servicio en varios tramos, y no pasaban trenes ni por Atocha ni por Portazgo, ni entre las estaciones de Pirámides y Marqués de Vadillo, ni de Carabanchel a Ciudad Lineal.En superficie, las zonas más afectadas por las inundaciones fueron Vallecas, Villaverde, Ventas, Arturo Soria, el barrio del Pilar, Orcasitas y la avenida de la Paz, además de todas las zonas donde abundaran los desniveles y las cuestas. La luz eléctrica se fue, y también dejaron de funcionar varias líneas telefónicas, afectando a miles de abonados. MÁS INFORMACIÓN Broncas, peleas, avalanchas y ahogados el día en que la Casa de Campo se abrió al público La singular ‘playa’ de Madrid en Rosales, estrella del verano de los años 20En la Unidad Vecinal de Absorción de Hortaleza, tres vecinos vieron sus casas casi arrasadas por las lluvias, y ni cortos ni perezosos, se presentaron, acompañados de otros residentes que se solidarizaron con ellos, en el despacho del delegado provincial de la Vivienda, donde expusieron su problema. El alto cargo dictó medidas para trasladar a las tres familias afectadas y les hizo entrega de mantas y enseres que necesitaban para sobrevivir. Hizo falta mucho trabajo público para desatascar la ciudad tras estas lluvias torrenciales. Para eliminar las grandes lagunas formadas en los cruces de las calles, para desatascar los desagües, obstruidos por tierra, piedras y objetos arrastrados; y para volver a la normalidad. RSS de noticias de espana
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