26 de junio de 1876. En unos días se iba a celebrar la convención del Partido Demócrata que nominaría a su candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Algunos historiadores afirman que el general Custer arriesgó en exceso para obtener una gran victoria sobre los indios que le permitiese ser elegido.En un relato sobre aquella historia fue la primera vez que leí una referencia al dicho latino memento mori («recuerda que eres mortal»). Se cuenta que en los desfiles victoriosos de la antigua Roma se recomendaba a los generales tener a alguien que, continuamente, les repitiese esa frase para recordarles lo efímero de las victorias y la gloria.A Custer, según parece, uno de sus exploradores le advirtió que el campamento que iban a atacar era muy grande y que no podría tener tanta suerte toda la vida. No le hizo caso. Es incluso posible que, al dar la orden de carga, Custer pensara un instante en aquella convención demócrata y en su futuro glorioso como presidente de los Estados Unidos. Lo que seguro no pudo imaginar entonces es que, horas más tarde, yacería muerto junto con todos sus hombres en Little Big Horn.Se dice que la vida política es como una noria , donde a veces estás arriba y, en otras ocasiones, abajo. Quizá se parezca más a una montaña rusa en la que, además de estos vaivenes, la carrera tiene inevitablemente un final, que puede ser más o menos afortunado.El expresidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps , me contó un día lo duro que es el cambio salvaje que sufre tu vida cuando pasas, en veinticuatro horas, del éxito al acoso continuo de tus rivales y, sobre todo, al desprecio y olvido de los tuyos. Algo así ha vivido el actual presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, que un día fue a comer siendo uno de los políticos españoles con mayor proyección, para caer a los infiernos horas más tarde tras la tragedia de la DANA.Quizá esos mismos días, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez , podría haber ganado algo de prestigio si, en vez de esperar a que su rival se «socarrara» en el desastre, hubiese actuado como el presidente socialdemócrata alemán Gerhard Schröder tras las inundaciones del río Elba en 2002. Schröder actuó con decisión y eficacia tras el desastre y, unos meses más tarde, venció en unas elecciones que tenía perdidas: las encuestas le daban siete puntos por debajo de su rival.La exvicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra , fue investigada por el asunto del presunto encubrimiento de abusos a menores. Se aferraba a su cargo hasta que a sus compañeros de Compromís no se les ocurrió otra cosa que organizarle una fiesta tras su imputación. Las imágenes de los nacionalistas valencianos bailando y cantando junto a su líder imputada generaron vergüenza ajena a propios y extraños. Oltra, consciente del error, tuvo que dimitir días después.Los líderes políticos deben ser capaces de mantener la serenidad y recordar el memento mori cuando están arriba, para gestionar con entereza los difíciles momentos cuando se está abajo, sin saber nunca cuándo llegarán.Al excomisionado de la DANA, José María Ángel , le salpicó un suceso ocurrido, al parecer, hace cuarenta años y que probablemente tendría escondido en lo más profundo de su memoria. Pero la defensa que de él han hecho la cúpula del socialismo valenciano, encabezada por la ministra Diana Morant , puede convertirse en uno de los errores más flagrantes de gestión de crisis. En su empeño por quitar hierro al asunto de la posible falsificación de un título, han llegado a acusar a todo el que estaba al otro lado del muro del posible intento de suicidio del excomisionado, por un acoso brutal y una cacería que no se deberían haber permitido en ningún caso.Pero parece que las cosas han cambiado. Se dice que Custer fue derrotado porque pensaba que los indios huirían, como habían hecho tradicionalmente ante los ataques de la caballería estadounidense. Él no sabía que, con sus nuevos líderes, los indios se habían vuelto más atrevidos y contaban con mejor estrategia de combate.Así, la estrategia sincronizada de los socialistas de denunciar el acoso a través de redes sociales se les ha vuelto en contra con el cambio de la actitud de sus oponentes. Por fin, todos sus mensajes han sido contestados con innumerables capturas y cortes de vídeo que muestran lo implacables que han sido los altos cargos socialistas con sus rivales: desde Rita Barberá hasta Carlos Mazón, o más recientemente con la exdiputada popular Noelia Núñez. Ha quedado evidenciado que, si hay algo de lo que no pueden vanagloriarse los cargos de la izquierda, es del respeto político y personal al adversario, ni de no haberse visto involucrados en cacerías contra ellos.Ante la falta de política de verdad, el barro se impone y la montaña rusa vuelve a la política valenciana: Mónica Oltra y Francisco Camps recuperan protagonismo ante la ineficacia de sus sustitutos . Incluso el presidente Mazón parece que vuelve a estar de subida, gracias a los continuos tiros en el pie que se pegan sus rivales de la izquierda. Como me decía un asesor popular citando a Napoleón: «Nunca interrumpas a tu adversario cuando está cometiendo un error».En política, como en Little Big Horn, las victorias de hoy pueden ser las derrotas de mañana. Quizá por eso, entre tanto barro y montaña rusa, no estaría de más que algún asesor susurrase al oído de nuestros dirigentes, cuando se crean invencibles: memento mori. Porque en política, el olvido y la caída siempre cabalgan más rápido que la gloria. 26 de junio de 1876. En unos días se iba a celebrar la convención del Partido Demócrata que nominaría a su candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Algunos historiadores afirman que el general Custer arriesgó en exceso para obtener una gran victoria sobre los indios que le permitiese ser elegido.En un relato sobre aquella historia fue la primera vez que leí una referencia al dicho latino memento mori («recuerda que eres mortal»). Se cuenta que en los desfiles victoriosos de la antigua Roma se recomendaba a los generales tener a alguien que, continuamente, les repitiese esa frase para recordarles lo efímero de las victorias y la gloria.A Custer, según parece, uno de sus exploradores le advirtió que el campamento que iban a atacar era muy grande y que no podría tener tanta suerte toda la vida. No le hizo caso. Es incluso posible que, al dar la orden de carga, Custer pensara un instante en aquella convención demócrata y en su futuro glorioso como presidente de los Estados Unidos. Lo que seguro no pudo imaginar entonces es que, horas más tarde, yacería muerto junto con todos sus hombres en Little Big Horn.Se dice que la vida política es como una noria , donde a veces estás arriba y, en otras ocasiones, abajo. Quizá se parezca más a una montaña rusa en la que, además de estos vaivenes, la carrera tiene inevitablemente un final, que puede ser más o menos afortunado.El expresidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps , me contó un día lo duro que es el cambio salvaje que sufre tu vida cuando pasas, en veinticuatro horas, del éxito al acoso continuo de tus rivales y, sobre todo, al desprecio y olvido de los tuyos. Algo así ha vivido el actual presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, que un día fue a comer siendo uno de los políticos españoles con mayor proyección, para caer a los infiernos horas más tarde tras la tragedia de la DANA.Quizá esos mismos días, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez , podría haber ganado algo de prestigio si, en vez de esperar a que su rival se «socarrara» en el desastre, hubiese actuado como el presidente socialdemócrata alemán Gerhard Schröder tras las inundaciones del río Elba en 2002. Schröder actuó con decisión y eficacia tras el desastre y, unos meses más tarde, venció en unas elecciones que tenía perdidas: las encuestas le daban siete puntos por debajo de su rival.La exvicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra , fue investigada por el asunto del presunto encubrimiento de abusos a menores. Se aferraba a su cargo hasta que a sus compañeros de Compromís no se les ocurrió otra cosa que organizarle una fiesta tras su imputación. Las imágenes de los nacionalistas valencianos bailando y cantando junto a su líder imputada generaron vergüenza ajena a propios y extraños. Oltra, consciente del error, tuvo que dimitir días después.Los líderes políticos deben ser capaces de mantener la serenidad y recordar el memento mori cuando están arriba, para gestionar con entereza los difíciles momentos cuando se está abajo, sin saber nunca cuándo llegarán.Al excomisionado de la DANA, José María Ángel , le salpicó un suceso ocurrido, al parecer, hace cuarenta años y que probablemente tendría escondido en lo más profundo de su memoria. Pero la defensa que de él han hecho la cúpula del socialismo valenciano, encabezada por la ministra Diana Morant , puede convertirse en uno de los errores más flagrantes de gestión de crisis. En su empeño por quitar hierro al asunto de la posible falsificación de un título, han llegado a acusar a todo el que estaba al otro lado del muro del posible intento de suicidio del excomisionado, por un acoso brutal y una cacería que no se deberían haber permitido en ningún caso.Pero parece que las cosas han cambiado. Se dice que Custer fue derrotado porque pensaba que los indios huirían, como habían hecho tradicionalmente ante los ataques de la caballería estadounidense. Él no sabía que, con sus nuevos líderes, los indios se habían vuelto más atrevidos y contaban con mejor estrategia de combate.Así, la estrategia sincronizada de los socialistas de denunciar el acoso a través de redes sociales se les ha vuelto en contra con el cambio de la actitud de sus oponentes. Por fin, todos sus mensajes han sido contestados con innumerables capturas y cortes de vídeo que muestran lo implacables que han sido los altos cargos socialistas con sus rivales: desde Rita Barberá hasta Carlos Mazón, o más recientemente con la exdiputada popular Noelia Núñez. Ha quedado evidenciado que, si hay algo de lo que no pueden vanagloriarse los cargos de la izquierda, es del respeto político y personal al adversario, ni de no haberse visto involucrados en cacerías contra ellos.Ante la falta de política de verdad, el barro se impone y la montaña rusa vuelve a la política valenciana: Mónica Oltra y Francisco Camps recuperan protagonismo ante la ineficacia de sus sustitutos . Incluso el presidente Mazón parece que vuelve a estar de subida, gracias a los continuos tiros en el pie que se pegan sus rivales de la izquierda. Como me decía un asesor popular citando a Napoleón: «Nunca interrumpas a tu adversario cuando está cometiendo un error».En política, como en Little Big Horn, las victorias de hoy pueden ser las derrotas de mañana. Quizá por eso, entre tanto barro y montaña rusa, no estaría de más que algún asesor susurrase al oído de nuestros dirigentes, cuando se crean invencibles: memento mori. Porque en política, el olvido y la caída siempre cabalgan más rápido que la gloria. 26 de junio de 1876. En unos días se iba a celebrar la convención del Partido Demócrata que nominaría a su candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Algunos historiadores afirman que el general Custer arriesgó en exceso para obtener una gran victoria sobre los indios que le permitiese ser elegido.En un relato sobre aquella historia fue la primera vez que leí una referencia al dicho latino memento mori («recuerda que eres mortal»). Se cuenta que en los desfiles victoriosos de la antigua Roma se recomendaba a los generales tener a alguien que, continuamente, les repitiese esa frase para recordarles lo efímero de las victorias y la gloria.A Custer, según parece, uno de sus exploradores le advirtió que el campamento que iban a atacar era muy grande y que no podría tener tanta suerte toda la vida. No le hizo caso. Es incluso posible que, al dar la orden de carga, Custer pensara un instante en aquella convención demócrata y en su futuro glorioso como presidente de los Estados Unidos. Lo que seguro no pudo imaginar entonces es que, horas más tarde, yacería muerto junto con todos sus hombres en Little Big Horn.Se dice que la vida política es como una noria , donde a veces estás arriba y, en otras ocasiones, abajo. Quizá se parezca más a una montaña rusa en la que, además de estos vaivenes, la carrera tiene inevitablemente un final, que puede ser más o menos afortunado.El expresidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps , me contó un día lo duro que es el cambio salvaje que sufre tu vida cuando pasas, en veinticuatro horas, del éxito al acoso continuo de tus rivales y, sobre todo, al desprecio y olvido de los tuyos. Algo así ha vivido el actual presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, que un día fue a comer siendo uno de los políticos españoles con mayor proyección, para caer a los infiernos horas más tarde tras la tragedia de la DANA.Quizá esos mismos días, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez , podría haber ganado algo de prestigio si, en vez de esperar a que su rival se «socarrara» en el desastre, hubiese actuado como el presidente socialdemócrata alemán Gerhard Schröder tras las inundaciones del río Elba en 2002. Schröder actuó con decisión y eficacia tras el desastre y, unos meses más tarde, venció en unas elecciones que tenía perdidas: las encuestas le daban siete puntos por debajo de su rival.La exvicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra , fue investigada por el asunto del presunto encubrimiento de abusos a menores. Se aferraba a su cargo hasta que a sus compañeros de Compromís no se les ocurrió otra cosa que organizarle una fiesta tras su imputación. Las imágenes de los nacionalistas valencianos bailando y cantando junto a su líder imputada generaron vergüenza ajena a propios y extraños. Oltra, consciente del error, tuvo que dimitir días después.Los líderes políticos deben ser capaces de mantener la serenidad y recordar el memento mori cuando están arriba, para gestionar con entereza los difíciles momentos cuando se está abajo, sin saber nunca cuándo llegarán.Al excomisionado de la DANA, José María Ángel , le salpicó un suceso ocurrido, al parecer, hace cuarenta años y que probablemente tendría escondido en lo más profundo de su memoria. Pero la defensa que de él han hecho la cúpula del socialismo valenciano, encabezada por la ministra Diana Morant , puede convertirse en uno de los errores más flagrantes de gestión de crisis. En su empeño por quitar hierro al asunto de la posible falsificación de un título, han llegado a acusar a todo el que estaba al otro lado del muro del posible intento de suicidio del excomisionado, por un acoso brutal y una cacería que no se deberían haber permitido en ningún caso.Pero parece que las cosas han cambiado. Se dice que Custer fue derrotado porque pensaba que los indios huirían, como habían hecho tradicionalmente ante los ataques de la caballería estadounidense. Él no sabía que, con sus nuevos líderes, los indios se habían vuelto más atrevidos y contaban con mejor estrategia de combate.Así, la estrategia sincronizada de los socialistas de denunciar el acoso a través de redes sociales se les ha vuelto en contra con el cambio de la actitud de sus oponentes. Por fin, todos sus mensajes han sido contestados con innumerables capturas y cortes de vídeo que muestran lo implacables que han sido los altos cargos socialistas con sus rivales: desde Rita Barberá hasta Carlos Mazón, o más recientemente con la exdiputada popular Noelia Núñez. Ha quedado evidenciado que, si hay algo de lo que no pueden vanagloriarse los cargos de la izquierda, es del respeto político y personal al adversario, ni de no haberse visto involucrados en cacerías contra ellos.Ante la falta de política de verdad, el barro se impone y la montaña rusa vuelve a la política valenciana: Mónica Oltra y Francisco Camps recuperan protagonismo ante la ineficacia de sus sustitutos . Incluso el presidente Mazón parece que vuelve a estar de subida, gracias a los continuos tiros en el pie que se pegan sus rivales de la izquierda. Como me decía un asesor popular citando a Napoleón: «Nunca interrumpas a tu adversario cuando está cometiendo un error».En política, como en Little Big Horn, las victorias de hoy pueden ser las derrotas de mañana. Quizá por eso, entre tanto barro y montaña rusa, no estaría de más que algún asesor susurrase al oído de nuestros dirigentes, cuando se crean invencibles: memento mori. Porque en política, el olvido y la caída siempre cabalgan más rápido que la gloria. RSS de noticias de espana
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