Fui a ver Sirat a los cines Verdi, dudando hasta el último momento si meterme en la proyección del filme de Oliver Laxe, o, como me pedía el cuerpo, en la de Jurassic World: el renacer, o en F1, la película. Me habían hablado tanto de la dureza de Sirat, de lo mal que se pasa y de esas escenas ya legendarias que nadie te quiere desvelar pero que te advierten que te dejan hecho polvo, que se me hacía casi irresistible la tentación de ver a Scarlett Johansson con un T. Rex e incluso a Brad Pitt con un bólido Mercades. Finalmente, fiel al deber, entré a Sirat como quien entra al tren de la bruja y decidido a salirme en cuanto la cosa se pusiera demasiado chunga, opción que han tomado ya algunos conocidos, entre ellos mi hermana y mi cuñado, que no pasaron ni siquiera de la secuencia de la disolución de la primera rave en el desierto en la consideración —acertada— de que de ahí para adelante la historia iría a mal.
La visión de la impactante película de Oliver Laxe invita a recopilar secuencias turbadoras de otros filmes
Fui a ver Sirat a los cines Verdi, dudando hasta el último momento si meterme en la proyección del filme de Oliver Laxe, o, como me pedía el cuerpo, en la de Jurassic World: el renacer, o en F1, la película. Me habían hablado tanto de la dureza de Sirat, de lo mal que se pasa y de esas escenas ya legendarias que nadie te quiere desvelar pero que te advierten que te dejan hecho polvo, que se me hacía casi irresistible la tentación de ver a Scarlett Johansson con un T. Rex e incluso a Brad Pitt con un bólido Mercades. Finalmente, fiel al deber, entré a Sirat como quien entra al tren de la bruja y decidido a salirme en cuanto la cosa se pusiera demasiado chunga, opción que han tomado ya algunos conocidos, entre ellos mi hermana y mi cuñado, que no pasaron ni siquiera de la secuencia de la disolución de la primera rave en el desierto en la consideración —acertada— de que de ahí para adelante la historia iría a mal.
Feed MRSS-S Noticias