A los cinco años, Alba S. Torremocha (Salamanca, 32 años) ya tenía un violín entre las manos. A los siete, lo tocaba en el Conservatorio Profesional de Música de su ciudad. Pero lo que verdaderamente le fascinaba era entender lo que salía de sus entrañas. “Me interesaba más el contrapunto y la armonía que tirarme cuatro o cinco horas tocando el violín todos los días”, recuerda. Estudió el bachillerato de Ciencias Tecnológicas, un “trato” para no molestar a sus padres, pero al mismo tiempo empezó a alternar el arco con la batuta. Entró en el Musikene —el Centro Superior de Música del País Vasco— para estudiar composición y con solo 20 años decidió trasladarse a Estados Unidos para especializarse en la composición de música para cine en la New York University (NYU).
Después de una década de formación y trabajo en Nueva York, la creadora firma su primer gran proyecto en España. “En este país no hay ningún lugar para estudiar música para cine”, afirma
A los cinco años, Alba S. Torremocha (Salamanca, 32 años) ya tenía un violín entre las manos. A los siete, lo tocaba en el Conservatorio Profesional de Música de su ciudad. Pero lo que verdaderamente le fascinaba era entender lo que salía de sus entrañas. “Me interesaba más el contrapunto y la armonía que tirarme cuatro o cinco horas tocando el violín todos los días”, recuerda. Estudió el bachillerato de Ciencias Tecnológicas, un “trato” para no molestar a sus padres, pero al mismo tiempo empezó a alternar el arco con la batuta. Entró en el Musikene —el Centro Superior de Música del País Vasco— para estudiar composición y con solo 20 años decidió trasladarse a Estados Unidos para especializarse en la composición de música para cine en la New York University (NYU).
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