Salvadoreños, hondureños, españolas, peruanos, algún colombiano y un ecuatoriano. De entre 20 y 30 años. La mayoría, 19, vecinos de la Comunidad de Madrid (14 de la capital) y otros siete residentes en Cataluña, sobre todo en Barcelona. Varios tienen antecedentes por haber sido detenidos en España en otras operaciones contra las maras . Otros llegaron a nuestro país tras haber formado parte de alguna en sus lugares de procedencia. Este es el perfil de los 27 detenidos en la operación de la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía contra la franquicia española de la Mara Salvatrucha o MS13 conocida el miércoles pasado, al que habría que añadir una curiosidad: muchos de ellos son albañiles de día que cobran en negro, y es al acabar el trabajo cuando se dedican a a su actividad marera.«Tengo que ir a poner unos azulejos, pero estoy muerto … No he dormido ni dos horas», se les oía decir, entre otras muchas cosas incriminatorias, en las intervenciones telefónicas… Tampoco es raro que se dedicasen a lo mismo, ya que se apoyan entre ellos, y además a la ‘clica’ le interesaba que tuviesen trabajo para que pudieran aportar una cuota para su mantenimiento.Noticia Relacionada Operación por toda España estandar Si La Policía desarticula la filial de la Mara Salvatrucha que seguía órdenes de EE.UU. Pablo MuñozEn plena investigación, según ha podido saber ABC, se expidió el DNI al líder de la ‘clica’, a pesar de que la Policía había informado en contra por ser un riesgo para la seguridad. Con esta decisión, no podrá ser expulsado de España cuando cumpla condena. «Les hemos parado ahora, pero sabemos que cada vez va a ser más difícil », dicen las fuentes consultadas. Las investigación del grupo de maras de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) de la CGI arrancó hace dos años cuando el FBI alertó de que iba a ser deportado a nuestro país un ciudadano español miembro de una mara en Estados Unidos que había cumplido condena por delitos de narcotráfico. Por supuesto, desde que este individuo puso un pie en España empezó a ser monitoreado por los agentes y muy pronto se comprobó que entraba en contacto con una ‘clica’ asentada en Madrid que tenía poca actividad hasta ese momento. Sin embargo, la llegada del sospechoso, que seguía manteniendo sus contactos en EE.UU., provocó que se activara.Zona sur de MadridLa zona sur de Madrid -Usera, Vallecas, Villaverde…- era su hábitat natural. De vez en cuando aparecían en parques públicos con su indumentaria habitual, con predominio del color azul, que es el que les identifica. Esas apariciones tenían como ‘leit motiv’ una demostración de poder, advertir al resto de bandas que la MS13 estaba allí y que ella era la única que tenía el control de ese territorio.Los seguimientos, la inteligencia aportada por el FBI y el trabajo policial en otros ámbitos permitió detectar además que empezaban también a tener contactos con otra ‘clica’, esta asentada en Barcelona . Eso era un salto cualitativo, pues hasta ahora en nuestro país no se había detectado la actuación coordinada de dos ‘clicas’ asentadas en distintos territorios con la intención de crear un ‘programa’, lo que supone asumir una estrategia criminal común y coordinada.Para investigar el grupo de la Ciudad Condal la CGI contó con la colaboración de la Guardia Urbana, que tenía bastante información de esa ‘clica’ porque trabaja muy bien la delincuencia de esta naturaleza. Su ayuda fue de gran importancia por el conocimiento del terreno que tenían y por toda la información que aportaron sobre los sospechosos. Además, la Policía Nacional Civil de El Salvador aportó datos de interés sobre sus nacionales y las conexiones con su país.El trabajo policial puso sobre le mesa varias conclusiones: la primera, que tras una disputa entre los jefes de las ‘clicas’ para decidir qué obediencia seguían, si las de la mara de EE.UU., por la que apostaba Madrid, u otra de El Salvador, como prefería la de Barcelona, ganó la primera opción; la segunda, que la actividad delictiva principal, como se les había ordenado, debía ser el narcotráfico, aunque a pequeña escala; la tercera, que estaban a punto de afrontar una escalada en la gravedad de sus delitos, sin que lo supieran sus mentores, y ya se ofrecían para, por ejemplo, asesinatos por encargo para otros grupos criminales sin relación con su actividad; y la cuarta, que había una perfecta distribución de roles entre los investigados.Existía un jefe -‘primera palabra’ en el argot-, que recibía instrucciones de EE.UU. e impartía órdenes; un tesorero, que llevaba la contabilidad de cuotas pagadas, pagos pendientes, beneficios del narcotráfico y el obligado envío de dinero a la mara matriz para contribuir a su mantenimiento; el ‘tatuador’, que es también una figura clave en una ‘clica’, y soldados o ‘hommis’.Un crimen en AlcobendasDos miembros del grupo estaban en prisión. Uno, en Soto del Real, por un homicidio cometido a las puertas de una discoteca de Alcobendas en 2022 . Mató a golpes, junto a varios colegas, a un chaval al que confundió con un miembro de la mara rival Barrio 18, si bien entonces el caso no se relacionó con las maras; y otro en Brians, por tentativa de homicidio. En la cárcel hacían proselitismo y captación.Otra de las alarmas saltó al detectarse los intentos de compras de armas por parte de los investigados, necesarias para empezar su escalada criminal. Y en ese contexto además surge la información del asesinato por encargo, que iba a perpetrar un marero que al final se echó atrás: «Eres un cobarde, un mierda y un ‘cagao’… Primero te ofreces y ahora te rajas», espetó el cliente a este individuo.Una sola chica, y prefiere mantener la boca cerrada Entre los 27 detenidos en la operación Astas sólo hay una mujer. El dato no puede extrañar, porque las maras, además de muy violentas, son organizaciones profundamente machistas. El rito de iniciación para ellas es brutal: tienen que mantener relaciones sexuales con los jefes de la ‘clica’, en ocasiones delante de sus familiares. Tras ser arrestada, la Policía le preguntó si había sufrido algún tipo de violencia, porque si era así lo podía denunciar y recibiría ayuda. Ella decidió negarlo y callar la boca. Sabía que una confesión tendría durísimas consecuencias para ellas. Porque en las maras se puede entrar, pero nunca salir.Los mareros, por lo demás, adoptaban medidas de seguridad, utilizaban teléfonos con tarjeta prepago y aplicaciones con mensajería encriptada. Antes de aceptar a nadie en la ‘clica’ consultaban con la mara matriz el historial del candidato para evitar infiltraciones policiales.La ‘tirada’ (explotación de la operación en el argot policial) se hizo en la madrugada del 27 de marzo con 200 agentes. Hay 9 detenidos en prisión. Se les ha parado, pero sólo por ahora. Así que no hay duda de que veremos más capítulos de esta historia. Salvadoreños, hondureños, españolas, peruanos, algún colombiano y un ecuatoriano. De entre 20 y 30 años. La mayoría, 19, vecinos de la Comunidad de Madrid (14 de la capital) y otros siete residentes en Cataluña, sobre todo en Barcelona. Varios tienen antecedentes por haber sido detenidos en España en otras operaciones contra las maras . Otros llegaron a nuestro país tras haber formado parte de alguna en sus lugares de procedencia. Este es el perfil de los 27 detenidos en la operación de la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía contra la franquicia española de la Mara Salvatrucha o MS13 conocida el miércoles pasado, al que habría que añadir una curiosidad: muchos de ellos son albañiles de día que cobran en negro, y es al acabar el trabajo cuando se dedican a a su actividad marera.«Tengo que ir a poner unos azulejos, pero estoy muerto … No he dormido ni dos horas», se les oía decir, entre otras muchas cosas incriminatorias, en las intervenciones telefónicas… Tampoco es raro que se dedicasen a lo mismo, ya que se apoyan entre ellos, y además a la ‘clica’ le interesaba que tuviesen trabajo para que pudieran aportar una cuota para su mantenimiento.Noticia Relacionada Operación por toda España estandar Si La Policía desarticula la filial de la Mara Salvatrucha que seguía órdenes de EE.UU. Pablo MuñozEn plena investigación, según ha podido saber ABC, se expidió el DNI al líder de la ‘clica’, a pesar de que la Policía había informado en contra por ser un riesgo para la seguridad. Con esta decisión, no podrá ser expulsado de España cuando cumpla condena. «Les hemos parado ahora, pero sabemos que cada vez va a ser más difícil », dicen las fuentes consultadas. Las investigación del grupo de maras de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) de la CGI arrancó hace dos años cuando el FBI alertó de que iba a ser deportado a nuestro país un ciudadano español miembro de una mara en Estados Unidos que había cumplido condena por delitos de narcotráfico. Por supuesto, desde que este individuo puso un pie en España empezó a ser monitoreado por los agentes y muy pronto se comprobó que entraba en contacto con una ‘clica’ asentada en Madrid que tenía poca actividad hasta ese momento. Sin embargo, la llegada del sospechoso, que seguía manteniendo sus contactos en EE.UU., provocó que se activara.Zona sur de MadridLa zona sur de Madrid -Usera, Vallecas, Villaverde…- era su hábitat natural. De vez en cuando aparecían en parques públicos con su indumentaria habitual, con predominio del color azul, que es el que les identifica. Esas apariciones tenían como ‘leit motiv’ una demostración de poder, advertir al resto de bandas que la MS13 estaba allí y que ella era la única que tenía el control de ese territorio.Los seguimientos, la inteligencia aportada por el FBI y el trabajo policial en otros ámbitos permitió detectar además que empezaban también a tener contactos con otra ‘clica’, esta asentada en Barcelona . Eso era un salto cualitativo, pues hasta ahora en nuestro país no se había detectado la actuación coordinada de dos ‘clicas’ asentadas en distintos territorios con la intención de crear un ‘programa’, lo que supone asumir una estrategia criminal común y coordinada.Para investigar el grupo de la Ciudad Condal la CGI contó con la colaboración de la Guardia Urbana, que tenía bastante información de esa ‘clica’ porque trabaja muy bien la delincuencia de esta naturaleza. Su ayuda fue de gran importancia por el conocimiento del terreno que tenían y por toda la información que aportaron sobre los sospechosos. Además, la Policía Nacional Civil de El Salvador aportó datos de interés sobre sus nacionales y las conexiones con su país.El trabajo policial puso sobre le mesa varias conclusiones: la primera, que tras una disputa entre los jefes de las ‘clicas’ para decidir qué obediencia seguían, si las de la mara de EE.UU., por la que apostaba Madrid, u otra de El Salvador, como prefería la de Barcelona, ganó la primera opción; la segunda, que la actividad delictiva principal, como se les había ordenado, debía ser el narcotráfico, aunque a pequeña escala; la tercera, que estaban a punto de afrontar una escalada en la gravedad de sus delitos, sin que lo supieran sus mentores, y ya se ofrecían para, por ejemplo, asesinatos por encargo para otros grupos criminales sin relación con su actividad; y la cuarta, que había una perfecta distribución de roles entre los investigados.Existía un jefe -‘primera palabra’ en el argot-, que recibía instrucciones de EE.UU. e impartía órdenes; un tesorero, que llevaba la contabilidad de cuotas pagadas, pagos pendientes, beneficios del narcotráfico y el obligado envío de dinero a la mara matriz para contribuir a su mantenimiento; el ‘tatuador’, que es también una figura clave en una ‘clica’, y soldados o ‘hommis’.Un crimen en AlcobendasDos miembros del grupo estaban en prisión. Uno, en Soto del Real, por un homicidio cometido a las puertas de una discoteca de Alcobendas en 2022 . Mató a golpes, junto a varios colegas, a un chaval al que confundió con un miembro de la mara rival Barrio 18, si bien entonces el caso no se relacionó con las maras; y otro en Brians, por tentativa de homicidio. En la cárcel hacían proselitismo y captación.Otra de las alarmas saltó al detectarse los intentos de compras de armas por parte de los investigados, necesarias para empezar su escalada criminal. Y en ese contexto además surge la información del asesinato por encargo, que iba a perpetrar un marero que al final se echó atrás: «Eres un cobarde, un mierda y un ‘cagao’… Primero te ofreces y ahora te rajas», espetó el cliente a este individuo.Una sola chica, y prefiere mantener la boca cerrada Entre los 27 detenidos en la operación Astas sólo hay una mujer. El dato no puede extrañar, porque las maras, además de muy violentas, son organizaciones profundamente machistas. El rito de iniciación para ellas es brutal: tienen que mantener relaciones sexuales con los jefes de la ‘clica’, en ocasiones delante de sus familiares. Tras ser arrestada, la Policía le preguntó si había sufrido algún tipo de violencia, porque si era así lo podía denunciar y recibiría ayuda. Ella decidió negarlo y callar la boca. Sabía que una confesión tendría durísimas consecuencias para ellas. Porque en las maras se puede entrar, pero nunca salir.Los mareros, por lo demás, adoptaban medidas de seguridad, utilizaban teléfonos con tarjeta prepago y aplicaciones con mensajería encriptada. Antes de aceptar a nadie en la ‘clica’ consultaban con la mara matriz el historial del candidato para evitar infiltraciones policiales.La ‘tirada’ (explotación de la operación en el argot policial) se hizo en la madrugada del 27 de marzo con 200 agentes. Hay 9 detenidos en prisión. Se les ha parado, pero sólo por ahora. Así que no hay duda de que veremos más capítulos de esta historia. Salvadoreños, hondureños, españolas, peruanos, algún colombiano y un ecuatoriano. De entre 20 y 30 años. La mayoría, 19, vecinos de la Comunidad de Madrid (14 de la capital) y otros siete residentes en Cataluña, sobre todo en Barcelona. Varios tienen antecedentes por haber sido detenidos en España en otras operaciones contra las maras . Otros llegaron a nuestro país tras haber formado parte de alguna en sus lugares de procedencia. Este es el perfil de los 27 detenidos en la operación de la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía contra la franquicia española de la Mara Salvatrucha o MS13 conocida el miércoles pasado, al que habría que añadir una curiosidad: muchos de ellos son albañiles de día que cobran en negro, y es al acabar el trabajo cuando se dedican a a su actividad marera.«Tengo que ir a poner unos azulejos, pero estoy muerto … No he dormido ni dos horas», se les oía decir, entre otras muchas cosas incriminatorias, en las intervenciones telefónicas… Tampoco es raro que se dedicasen a lo mismo, ya que se apoyan entre ellos, y además a la ‘clica’ le interesaba que tuviesen trabajo para que pudieran aportar una cuota para su mantenimiento.Noticia Relacionada Operación por toda España estandar Si La Policía desarticula la filial de la Mara Salvatrucha que seguía órdenes de EE.UU. Pablo MuñozEn plena investigación, según ha podido saber ABC, se expidió el DNI al líder de la ‘clica’, a pesar de que la Policía había informado en contra por ser un riesgo para la seguridad. Con esta decisión, no podrá ser expulsado de España cuando cumpla condena. «Les hemos parado ahora, pero sabemos que cada vez va a ser más difícil », dicen las fuentes consultadas. Las investigación del grupo de maras de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) de la CGI arrancó hace dos años cuando el FBI alertó de que iba a ser deportado a nuestro país un ciudadano español miembro de una mara en Estados Unidos que había cumplido condena por delitos de narcotráfico. Por supuesto, desde que este individuo puso un pie en España empezó a ser monitoreado por los agentes y muy pronto se comprobó que entraba en contacto con una ‘clica’ asentada en Madrid que tenía poca actividad hasta ese momento. Sin embargo, la llegada del sospechoso, que seguía manteniendo sus contactos en EE.UU., provocó que se activara.Zona sur de MadridLa zona sur de Madrid -Usera, Vallecas, Villaverde…- era su hábitat natural. De vez en cuando aparecían en parques públicos con su indumentaria habitual, con predominio del color azul, que es el que les identifica. Esas apariciones tenían como ‘leit motiv’ una demostración de poder, advertir al resto de bandas que la MS13 estaba allí y que ella era la única que tenía el control de ese territorio.Los seguimientos, la inteligencia aportada por el FBI y el trabajo policial en otros ámbitos permitió detectar además que empezaban también a tener contactos con otra ‘clica’, esta asentada en Barcelona . Eso era un salto cualitativo, pues hasta ahora en nuestro país no se había detectado la actuación coordinada de dos ‘clicas’ asentadas en distintos territorios con la intención de crear un ‘programa’, lo que supone asumir una estrategia criminal común y coordinada.Para investigar el grupo de la Ciudad Condal la CGI contó con la colaboración de la Guardia Urbana, que tenía bastante información de esa ‘clica’ porque trabaja muy bien la delincuencia de esta naturaleza. Su ayuda fue de gran importancia por el conocimiento del terreno que tenían y por toda la información que aportaron sobre los sospechosos. Además, la Policía Nacional Civil de El Salvador aportó datos de interés sobre sus nacionales y las conexiones con su país.El trabajo policial puso sobre le mesa varias conclusiones: la primera, que tras una disputa entre los jefes de las ‘clicas’ para decidir qué obediencia seguían, si las de la mara de EE.UU., por la que apostaba Madrid, u otra de El Salvador, como prefería la de Barcelona, ganó la primera opción; la segunda, que la actividad delictiva principal, como se les había ordenado, debía ser el narcotráfico, aunque a pequeña escala; la tercera, que estaban a punto de afrontar una escalada en la gravedad de sus delitos, sin que lo supieran sus mentores, y ya se ofrecían para, por ejemplo, asesinatos por encargo para otros grupos criminales sin relación con su actividad; y la cuarta, que había una perfecta distribución de roles entre los investigados.Existía un jefe -‘primera palabra’ en el argot-, que recibía instrucciones de EE.UU. e impartía órdenes; un tesorero, que llevaba la contabilidad de cuotas pagadas, pagos pendientes, beneficios del narcotráfico y el obligado envío de dinero a la mara matriz para contribuir a su mantenimiento; el ‘tatuador’, que es también una figura clave en una ‘clica’, y soldados o ‘hommis’.Un crimen en AlcobendasDos miembros del grupo estaban en prisión. Uno, en Soto del Real, por un homicidio cometido a las puertas de una discoteca de Alcobendas en 2022 . Mató a golpes, junto a varios colegas, a un chaval al que confundió con un miembro de la mara rival Barrio 18, si bien entonces el caso no se relacionó con las maras; y otro en Brians, por tentativa de homicidio. En la cárcel hacían proselitismo y captación.Otra de las alarmas saltó al detectarse los intentos de compras de armas por parte de los investigados, necesarias para empezar su escalada criminal. Y en ese contexto además surge la información del asesinato por encargo, que iba a perpetrar un marero que al final se echó atrás: «Eres un cobarde, un mierda y un ‘cagao’… Primero te ofreces y ahora te rajas», espetó el cliente a este individuo.Una sola chica, y prefiere mantener la boca cerrada Entre los 27 detenidos en la operación Astas sólo hay una mujer. El dato no puede extrañar, porque las maras, además de muy violentas, son organizaciones profundamente machistas. El rito de iniciación para ellas es brutal: tienen que mantener relaciones sexuales con los jefes de la ‘clica’, en ocasiones delante de sus familiares. Tras ser arrestada, la Policía le preguntó si había sufrido algún tipo de violencia, porque si era así lo podía denunciar y recibiría ayuda. Ella decidió negarlo y callar la boca. Sabía que una confesión tendría durísimas consecuencias para ellas. Porque en las maras se puede entrar, pero nunca salir.Los mareros, por lo demás, adoptaban medidas de seguridad, utilizaban teléfonos con tarjeta prepago y aplicaciones con mensajería encriptada. Antes de aceptar a nadie en la ‘clica’ consultaban con la mara matriz el historial del candidato para evitar infiltraciones policiales.La ‘tirada’ (explotación de la operación en el argot policial) se hizo en la madrugada del 27 de marzo con 200 agentes. Hay 9 detenidos en prisión. Se les ha parado, pero sólo por ahora. Así que no hay duda de que veremos más capítulos de esta historia. 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