Apenas unas horas ha tardado el portavoz del gobierno alemán, Stefan Kornelius , en anunciar el rechazo de Berlín al proyecto de presupuesto comunitario presentado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La alemana y miembro del mismo partido que el canciller Friedrich Merz no gozará por ello de contemplaciones por parte de sus compatriotas. La oposición del gobierno alemán, el principal contribuyente neto de la UE, anuncia largas y tensas negociaciones y está basado en dos pilares: «No se puede transmitir un aumento integral del presupuesto de la UE en un momento en que todos los Estados miembros están haciendo esfuerzos considerables para consolidar los presupuestos nacionales«, ha argumentado el portavoz del Gobierno, y »tampoco apoyamos la imposición adicional a las empresas propuesta por la Comisión Europea«.Según lo propuesto por von der Leyen, el presupuesto de la UE para el período comprendido entre 2028 y 2024 ascenderá a alrededor de dos billones de euros , unos 700.000 millones de euros más de lo presupuestado para el septenio en curso. «Esta propuesta no será aceptada», ha explicado Kornelius, porque supondría un aumento de las contribuciones netas que Alemania no está dispuesta a tolerar. Antes incluso de la presentación del proyecto, el canciller Merz ya había hecho saber que considera excesivos los planes de gasto de su colega. Noticia Relacionada estandar Si El campo se moviliza contra los presupuestos europeos: «se han planteado de espaldas al sector y al Parlamento», denuncia Asaja Claudia T. FerreroSu equipo asegura, además, que el estado de ánimo es similar en otros destacados Estados miembros con los que Merz han mantenido contactos en sus primeros 70 días en el cargo. En principio, el gobierno alemán apoya las nuevas prioridades del presupuesto de la UE, que dejan paso a gastos en seguridad, defensa y competitividad, al tiempo que penalizan a la agricultura y las regiones. «Este curso es el correcto para hacer a Europa fuerte para el futuro», ha aclarado Kornelius, pero ese giro deberá darse sin aumentar las contribuciones para recibir luz verde de Aleamania.Cabe recordar que, como el Estado miembro económicamente más fuerte, Alemania suele contribuir con poco menos de una cuarta parte de los fondos que alientan el presupuesto europeo. Existe la posibilidad de que el aumento presupuestario pueda financiarse, al menos en parte, mediante nuevas fuentes de ingresos. En concreto, la Comisión Europea propone un gravamen para las grandes empresas con una facturación anual de más de 50 millones de euros y un gravamen sobre los residuos electrónicos no recogidos para su reciclaje. Además, los borradores también prevén que parte de los ingresos procedentes de los impuestos sobre el tabaco fluyan de las capitales a Bruselas. Pero Berlín no considera compatible con las nuevas prioridades de competitividad esas nuevas cargas sobre las empresas y opta por una reforma del gasto que lo convierta en más efectivo y adaptado a las nuevas circunstancias. En este sentido, se muestra comprensivo con las alarmas que han hecho sonar las empresas alemanas en cuanto han conocido el proyecto.La Comisión propone un gravamen para las grandes empresas con un volumen de negocios anual de más de 100 millones de euros. Las empresas deberían realizar contribuciones escalonadas a Bruselas sobre la base de su volumen de negocios neto anual: 100.000 euros para un volumen de negocios de 100 millones de euros a 249 millones de euros, 250.000 euros para un volumen de negocios de hasta 499 millones de euros, 500.000 euros para un volumen de negocios de hasta 749 millones de euros y 750.000 euros para un volumen de negocios de 750 millones de euros o más. Además, prevé un gravamen sobre los residuos electrónicos que no se recogen para su reciclaje y quiere que el 15 por ciento de los ingresos fiscales del tabaco de las capitales fluyan a Bruselas. Según la Comisión, se espera que estos y otros nuevos recursos propios aporten 58.500 millones de euros anuales . La asociación de la industria automotriz VDA, sin embargo, ha dejado claro de antemano que las empresas en Alemania y Europa se encuentran en una situación económica extremadamente difícil. «Por lo tanto, cualquier aumento de impuestos o la introducción de gravámenes adicionales es destructivo, tanto a nivel nacional como europeo», ha declarado la presidenta de la VDA, Hildegard Müller , que ha añadido que cualquier gravamen que se cobre independientemente de los beneficios debe clasificarse como «especialmente perjudicial para el crecimiento», ya que debilitaría la competitividad de las empresas de la UE, y «debe ser excluido». La Federación de Industria y Comercio DIHK ha calificado tal medida como «una señal completamente equivocada «. «Lo que se necesita es un viento de cola para las empresas, no gravámenes adicionales», ha corregido su directora general, Helena Melnikov.«Europa se enfrenta a retos históricos, a los que el próximo marco financiero debe dar respuesta», ha señalado al respecto el portavoz del gobierno alemán, «tenemos que mejorar nuestra competitividad y estar preparados para defendernos». Kornelius ha subrayado además que «Europa debe ser capaz de actuar globalmente», en referencia a que todos los países miembros deben responder a esa reorientación presupuestaria colectiva, no solamente los grandes contribuyentes. Apenas unas horas ha tardado el portavoz del gobierno alemán, Stefan Kornelius , en anunciar el rechazo de Berlín al proyecto de presupuesto comunitario presentado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La alemana y miembro del mismo partido que el canciller Friedrich Merz no gozará por ello de contemplaciones por parte de sus compatriotas. La oposición del gobierno alemán, el principal contribuyente neto de la UE, anuncia largas y tensas negociaciones y está basado en dos pilares: «No se puede transmitir un aumento integral del presupuesto de la UE en un momento en que todos los Estados miembros están haciendo esfuerzos considerables para consolidar los presupuestos nacionales«, ha argumentado el portavoz del Gobierno, y »tampoco apoyamos la imposición adicional a las empresas propuesta por la Comisión Europea«.Según lo propuesto por von der Leyen, el presupuesto de la UE para el período comprendido entre 2028 y 2024 ascenderá a alrededor de dos billones de euros , unos 700.000 millones de euros más de lo presupuestado para el septenio en curso. «Esta propuesta no será aceptada», ha explicado Kornelius, porque supondría un aumento de las contribuciones netas que Alemania no está dispuesta a tolerar. Antes incluso de la presentación del proyecto, el canciller Merz ya había hecho saber que considera excesivos los planes de gasto de su colega. Noticia Relacionada estandar Si El campo se moviliza contra los presupuestos europeos: «se han planteado de espaldas al sector y al Parlamento», denuncia Asaja Claudia T. FerreroSu equipo asegura, además, que el estado de ánimo es similar en otros destacados Estados miembros con los que Merz han mantenido contactos en sus primeros 70 días en el cargo. En principio, el gobierno alemán apoya las nuevas prioridades del presupuesto de la UE, que dejan paso a gastos en seguridad, defensa y competitividad, al tiempo que penalizan a la agricultura y las regiones. «Este curso es el correcto para hacer a Europa fuerte para el futuro», ha aclarado Kornelius, pero ese giro deberá darse sin aumentar las contribuciones para recibir luz verde de Aleamania.Cabe recordar que, como el Estado miembro económicamente más fuerte, Alemania suele contribuir con poco menos de una cuarta parte de los fondos que alientan el presupuesto europeo. Existe la posibilidad de que el aumento presupuestario pueda financiarse, al menos en parte, mediante nuevas fuentes de ingresos. En concreto, la Comisión Europea propone un gravamen para las grandes empresas con una facturación anual de más de 50 millones de euros y un gravamen sobre los residuos electrónicos no recogidos para su reciclaje. Además, los borradores también prevén que parte de los ingresos procedentes de los impuestos sobre el tabaco fluyan de las capitales a Bruselas. Pero Berlín no considera compatible con las nuevas prioridades de competitividad esas nuevas cargas sobre las empresas y opta por una reforma del gasto que lo convierta en más efectivo y adaptado a las nuevas circunstancias. En este sentido, se muestra comprensivo con las alarmas que han hecho sonar las empresas alemanas en cuanto han conocido el proyecto.La Comisión propone un gravamen para las grandes empresas con un volumen de negocios anual de más de 100 millones de euros. Las empresas deberían realizar contribuciones escalonadas a Bruselas sobre la base de su volumen de negocios neto anual: 100.000 euros para un volumen de negocios de 100 millones de euros a 249 millones de euros, 250.000 euros para un volumen de negocios de hasta 499 millones de euros, 500.000 euros para un volumen de negocios de hasta 749 millones de euros y 750.000 euros para un volumen de negocios de 750 millones de euros o más. Además, prevé un gravamen sobre los residuos electrónicos que no se recogen para su reciclaje y quiere que el 15 por ciento de los ingresos fiscales del tabaco de las capitales fluyan a Bruselas. Según la Comisión, se espera que estos y otros nuevos recursos propios aporten 58.500 millones de euros anuales . La asociación de la industria automotriz VDA, sin embargo, ha dejado claro de antemano que las empresas en Alemania y Europa se encuentran en una situación económica extremadamente difícil. «Por lo tanto, cualquier aumento de impuestos o la introducción de gravámenes adicionales es destructivo, tanto a nivel nacional como europeo», ha declarado la presidenta de la VDA, Hildegard Müller , que ha añadido que cualquier gravamen que se cobre independientemente de los beneficios debe clasificarse como «especialmente perjudicial para el crecimiento», ya que debilitaría la competitividad de las empresas de la UE, y «debe ser excluido». La Federación de Industria y Comercio DIHK ha calificado tal medida como «una señal completamente equivocada «. «Lo que se necesita es un viento de cola para las empresas, no gravámenes adicionales», ha corregido su directora general, Helena Melnikov.«Europa se enfrenta a retos históricos, a los que el próximo marco financiero debe dar respuesta», ha señalado al respecto el portavoz del gobierno alemán, «tenemos que mejorar nuestra competitividad y estar preparados para defendernos». Kornelius ha subrayado además que «Europa debe ser capaz de actuar globalmente», en referencia a que todos los países miembros deben responder a esa reorientación presupuestaria colectiva, no solamente los grandes contribuyentes. Apenas unas horas ha tardado el portavoz del gobierno alemán, Stefan Kornelius , en anunciar el rechazo de Berlín al proyecto de presupuesto comunitario presentado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La alemana y miembro del mismo partido que el canciller Friedrich Merz no gozará por ello de contemplaciones por parte de sus compatriotas. La oposición del gobierno alemán, el principal contribuyente neto de la UE, anuncia largas y tensas negociaciones y está basado en dos pilares: «No se puede transmitir un aumento integral del presupuesto de la UE en un momento en que todos los Estados miembros están haciendo esfuerzos considerables para consolidar los presupuestos nacionales«, ha argumentado el portavoz del Gobierno, y »tampoco apoyamos la imposición adicional a las empresas propuesta por la Comisión Europea«.Según lo propuesto por von der Leyen, el presupuesto de la UE para el período comprendido entre 2028 y 2024 ascenderá a alrededor de dos billones de euros , unos 700.000 millones de euros más de lo presupuestado para el septenio en curso. «Esta propuesta no será aceptada», ha explicado Kornelius, porque supondría un aumento de las contribuciones netas que Alemania no está dispuesta a tolerar. Antes incluso de la presentación del proyecto, el canciller Merz ya había hecho saber que considera excesivos los planes de gasto de su colega. Noticia Relacionada estandar Si El campo se moviliza contra los presupuestos europeos: «se han planteado de espaldas al sector y al Parlamento», denuncia Asaja Claudia T. FerreroSu equipo asegura, además, que el estado de ánimo es similar en otros destacados Estados miembros con los que Merz han mantenido contactos en sus primeros 70 días en el cargo. En principio, el gobierno alemán apoya las nuevas prioridades del presupuesto de la UE, que dejan paso a gastos en seguridad, defensa y competitividad, al tiempo que penalizan a la agricultura y las regiones. «Este curso es el correcto para hacer a Europa fuerte para el futuro», ha aclarado Kornelius, pero ese giro deberá darse sin aumentar las contribuciones para recibir luz verde de Aleamania.Cabe recordar que, como el Estado miembro económicamente más fuerte, Alemania suele contribuir con poco menos de una cuarta parte de los fondos que alientan el presupuesto europeo. Existe la posibilidad de que el aumento presupuestario pueda financiarse, al menos en parte, mediante nuevas fuentes de ingresos. En concreto, la Comisión Europea propone un gravamen para las grandes empresas con una facturación anual de más de 50 millones de euros y un gravamen sobre los residuos electrónicos no recogidos para su reciclaje. Además, los borradores también prevén que parte de los ingresos procedentes de los impuestos sobre el tabaco fluyan de las capitales a Bruselas. Pero Berlín no considera compatible con las nuevas prioridades de competitividad esas nuevas cargas sobre las empresas y opta por una reforma del gasto que lo convierta en más efectivo y adaptado a las nuevas circunstancias. En este sentido, se muestra comprensivo con las alarmas que han hecho sonar las empresas alemanas en cuanto han conocido el proyecto.La Comisión propone un gravamen para las grandes empresas con un volumen de negocios anual de más de 100 millones de euros. Las empresas deberían realizar contribuciones escalonadas a Bruselas sobre la base de su volumen de negocios neto anual: 100.000 euros para un volumen de negocios de 100 millones de euros a 249 millones de euros, 250.000 euros para un volumen de negocios de hasta 499 millones de euros, 500.000 euros para un volumen de negocios de hasta 749 millones de euros y 750.000 euros para un volumen de negocios de 750 millones de euros o más. Además, prevé un gravamen sobre los residuos electrónicos que no se recogen para su reciclaje y quiere que el 15 por ciento de los ingresos fiscales del tabaco de las capitales fluyan a Bruselas. Según la Comisión, se espera que estos y otros nuevos recursos propios aporten 58.500 millones de euros anuales . La asociación de la industria automotriz VDA, sin embargo, ha dejado claro de antemano que las empresas en Alemania y Europa se encuentran en una situación económica extremadamente difícil. «Por lo tanto, cualquier aumento de impuestos o la introducción de gravámenes adicionales es destructivo, tanto a nivel nacional como europeo», ha declarado la presidenta de la VDA, Hildegard Müller , que ha añadido que cualquier gravamen que se cobre independientemente de los beneficios debe clasificarse como «especialmente perjudicial para el crecimiento», ya que debilitaría la competitividad de las empresas de la UE, y «debe ser excluido». La Federación de Industria y Comercio DIHK ha calificado tal medida como «una señal completamente equivocada «. «Lo que se necesita es un viento de cola para las empresas, no gravámenes adicionales», ha corregido su directora general, Helena Melnikov.«Europa se enfrenta a retos históricos, a los que el próximo marco financiero debe dar respuesta», ha señalado al respecto el portavoz del gobierno alemán, «tenemos que mejorar nuestra competitividad y estar preparados para defendernos». Kornelius ha subrayado además que «Europa debe ser capaz de actuar globalmente», en referencia a que todos los países miembros deben responder a esa reorientación presupuestaria colectiva, no solamente los grandes contribuyentes. RSS de noticias de economia
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