Ya, con todo acabado, y todo consumado, Morante de la Puebla mediante, hay que recordarle el nombre a esta sección que nos ha hecho conocer los toros desde la afición federada. Los que antes de Valdemorillo ya están llenos de febriles sueños. ‘Tercio de peñas’ se le puso a esta serie. Son recuerdos de bares llenos antes de la corrida, ahí donde se asomaba el futuro de la tarde en un oráculo proteínico. Son el gozne de pasado y futuro.Ha tenido esta sección posiciones de toristas y de toreristas, todos juntos, incluso mezclados, y sin ningún problema. Se debatía en los retratados, en la posición de foto, y siempre con una sonrisa porque los bárbaros esperan fuera de los cosos. Las peñas de Madrid han venido a quedarse, a meter a los niños el temblor feliz de la Fiesta y mantener una gozosa tradición. Peñas ha habido de los ‘currelas’ de la plaza, pero también desde fuera, desde los tendidos donde el Arte se ve como en ralentí, y eso también se valora. Para cerrar esta tronera taurina, en el patio de arrastre se queda citado con la Asociación del Toro de Madrid que capitanea Carlos Rodríguez Villa , desde este año que es presidente, pero lleva el peso del legado de una sociedad que hunde sus raíces en 1996.Cuenta Rodríguez, que «son un grupo de aficionados del tendido 7 y que su motivo de batalla» es luchar «contra las injusticias, contra los fraudes, contra la falta de integridad». Rodríguez Villa es buen mozo, nos lleva por el bosquecillo de las Ventas rumbo al patio de arrastre musitando una oración de lo que después contará a ABC. Por eso gestiona que nos abran el patio de arrastre, lugares de Las Ventas no abierto a todos. Son 200 socios, que no es nada desdeñable. Carlos Rodríguez Villa trae esa misión de al toro bravo, y respeto sacrosanto al animal. Y son muchos. «Nuestro bastión» es el toro, «su integridad, ese es nuestro bastión», y lo dice, «bastión», con esa sinceridad de las cosas del corazón. El problema es cómo.Noticia Relacionada reportaje No Toñín el del capote, de madridismo y oro Jesús Nieto Jurado Icono del Bernabéu, el sin par aficionado revela las similitudes de la tauromaquia y el balompié, cosidas en él para los restos. Noches mágicas y puertas grandesSu asociación aporta, en lo meramente «taurino», lo «más crítico de la plaza de toros». A tal efecto, «conferencias, visitas al campo». El invierno que trae una primavera taurina. Llegan lo días suaves y se refugian en el restaurante que, por cuestiones de aforo, no se les puede fotografiar allí y hay que ir al Templo del campo. Hace calor, pero ellos lo evitan «desde noviembre a marzo» como citas en el Restaurante Puerta Grande. Roberto es presidente de honor, «quien ha puesto la asociación en lo más al alto». Así conocen a Roberto García Justo. Otro de los que se dejan la vida por su asociación.Exigencia y reivindicaciónCambiando el tercio es una asociación bastante recia como para ir repartiendo anécdotas. A ellos, que les «ha gustado siempre la exigencia y la reivindicación en el tendido». Argumentan que son «unos aficionados» que dedican sus desvelos a «defender la fiesta verdadera, tanto dentro como fuera de la plaza, con sus pancartas, con sus hojas volanderas». Ya se ha mentado esa «integridad del toro bravo, que es el «protagonista», lo que no es óbice para que por la asociación hayan pasado figuras de renombre. «Ellos se definen como la casa de todos». Yolanda Fernández Fernández-Cuesta también fue innovadora en lo suyo, un momento que a las mujeres se le cerraban puertas. Se «ganó» con su discurso y su conocimiento de la tauromaquia .Claro que en la Asociación El Toro de Madrid gustan «de hacer visitas ganaderas, tres o cuatro al año» para ver al animal totémico en su ambiente, en su máxima expresión: en el campo. Ancha es la dehesa. Ancha es la Fiesta.Para ellos, hay una progresiva «falta de consideración del toro, paralela a la escasez de verdad. De lo que sí pueden vanagloriarse es de ser una de las sociedades taurófilas. No por casualidad a las tertulias de los jueves invernales llegan cartas y más cartas de todas partes del mundo.En puridad, y resumiendo, la Asociación El Toro de Madrid quiere ver lo que la Fiesta guarda aún. De rito. Son ajenos a las faenas que son puro ballet, al mero «espectáculo pinturero». Se trata de engañar al toro, no al público. Tiene cierto aire la Asociación El Toro de Madrid de cofradía penitencial de Semana Santa. Se saben, el ambiente sabe del orgullo que lucen, de la responsabilidad que han contraído con la seriedad. Con esta asociación tan particular, tan fiel a sus principios se va cerrando esta serie tan particular en la que los trabajadores de la plaza, en la que los peones de brega, en que extranjeras apasionadas han abierto sus puertas para que el público vea cómo se organiza la afición. Cada cual con sus diversas maneras de entender el todo cuando llegan ‘los Isidros». Hay tantas formas de entender los carteles de mayo como peñas de aficionados. Ya, con todo acabado, y todo consumado, Morante de la Puebla mediante, hay que recordarle el nombre a esta sección que nos ha hecho conocer los toros desde la afición federada. Los que antes de Valdemorillo ya están llenos de febriles sueños. ‘Tercio de peñas’ se le puso a esta serie. Son recuerdos de bares llenos antes de la corrida, ahí donde se asomaba el futuro de la tarde en un oráculo proteínico. Son el gozne de pasado y futuro.Ha tenido esta sección posiciones de toristas y de toreristas, todos juntos, incluso mezclados, y sin ningún problema. Se debatía en los retratados, en la posición de foto, y siempre con una sonrisa porque los bárbaros esperan fuera de los cosos. Las peñas de Madrid han venido a quedarse, a meter a los niños el temblor feliz de la Fiesta y mantener una gozosa tradición. Peñas ha habido de los ‘currelas’ de la plaza, pero también desde fuera, desde los tendidos donde el Arte se ve como en ralentí, y eso también se valora. Para cerrar esta tronera taurina, en el patio de arrastre se queda citado con la Asociación del Toro de Madrid que capitanea Carlos Rodríguez Villa , desde este año que es presidente, pero lleva el peso del legado de una sociedad que hunde sus raíces en 1996.Cuenta Rodríguez, que «son un grupo de aficionados del tendido 7 y que su motivo de batalla» es luchar «contra las injusticias, contra los fraudes, contra la falta de integridad». Rodríguez Villa es buen mozo, nos lleva por el bosquecillo de las Ventas rumbo al patio de arrastre musitando una oración de lo que después contará a ABC. Por eso gestiona que nos abran el patio de arrastre, lugares de Las Ventas no abierto a todos. Son 200 socios, que no es nada desdeñable. Carlos Rodríguez Villa trae esa misión de al toro bravo, y respeto sacrosanto al animal. Y son muchos. «Nuestro bastión» es el toro, «su integridad, ese es nuestro bastión», y lo dice, «bastión», con esa sinceridad de las cosas del corazón. El problema es cómo.Noticia Relacionada reportaje No Toñín el del capote, de madridismo y oro Jesús Nieto Jurado Icono del Bernabéu, el sin par aficionado revela las similitudes de la tauromaquia y el balompié, cosidas en él para los restos. Noches mágicas y puertas grandesSu asociación aporta, en lo meramente «taurino», lo «más crítico de la plaza de toros». A tal efecto, «conferencias, visitas al campo». El invierno que trae una primavera taurina. Llegan lo días suaves y se refugian en el restaurante que, por cuestiones de aforo, no se les puede fotografiar allí y hay que ir al Templo del campo. Hace calor, pero ellos lo evitan «desde noviembre a marzo» como citas en el Restaurante Puerta Grande. Roberto es presidente de honor, «quien ha puesto la asociación en lo más al alto». Así conocen a Roberto García Justo. Otro de los que se dejan la vida por su asociación.Exigencia y reivindicaciónCambiando el tercio es una asociación bastante recia como para ir repartiendo anécdotas. A ellos, que les «ha gustado siempre la exigencia y la reivindicación en el tendido». Argumentan que son «unos aficionados» que dedican sus desvelos a «defender la fiesta verdadera, tanto dentro como fuera de la plaza, con sus pancartas, con sus hojas volanderas». Ya se ha mentado esa «integridad del toro bravo, que es el «protagonista», lo que no es óbice para que por la asociación hayan pasado figuras de renombre. «Ellos se definen como la casa de todos». Yolanda Fernández Fernández-Cuesta también fue innovadora en lo suyo, un momento que a las mujeres se le cerraban puertas. Se «ganó» con su discurso y su conocimiento de la tauromaquia .Claro que en la Asociación El Toro de Madrid gustan «de hacer visitas ganaderas, tres o cuatro al año» para ver al animal totémico en su ambiente, en su máxima expresión: en el campo. Ancha es la dehesa. Ancha es la Fiesta.Para ellos, hay una progresiva «falta de consideración del toro, paralela a la escasez de verdad. De lo que sí pueden vanagloriarse es de ser una de las sociedades taurófilas. No por casualidad a las tertulias de los jueves invernales llegan cartas y más cartas de todas partes del mundo.En puridad, y resumiendo, la Asociación El Toro de Madrid quiere ver lo que la Fiesta guarda aún. De rito. Son ajenos a las faenas que son puro ballet, al mero «espectáculo pinturero». Se trata de engañar al toro, no al público. Tiene cierto aire la Asociación El Toro de Madrid de cofradía penitencial de Semana Santa. Se saben, el ambiente sabe del orgullo que lucen, de la responsabilidad que han contraído con la seriedad. Con esta asociación tan particular, tan fiel a sus principios se va cerrando esta serie tan particular en la que los trabajadores de la plaza, en la que los peones de brega, en que extranjeras apasionadas han abierto sus puertas para que el público vea cómo se organiza la afición. Cada cual con sus diversas maneras de entender el todo cuando llegan ‘los Isidros». Hay tantas formas de entender los carteles de mayo como peñas de aficionados. Ya, con todo acabado, y todo consumado, Morante de la Puebla mediante, hay que recordarle el nombre a esta sección que nos ha hecho conocer los toros desde la afición federada. Los que antes de Valdemorillo ya están llenos de febriles sueños. ‘Tercio de peñas’ se le puso a esta serie. Son recuerdos de bares llenos antes de la corrida, ahí donde se asomaba el futuro de la tarde en un oráculo proteínico. Son el gozne de pasado y futuro.Ha tenido esta sección posiciones de toristas y de toreristas, todos juntos, incluso mezclados, y sin ningún problema. Se debatía en los retratados, en la posición de foto, y siempre con una sonrisa porque los bárbaros esperan fuera de los cosos. Las peñas de Madrid han venido a quedarse, a meter a los niños el temblor feliz de la Fiesta y mantener una gozosa tradición. Peñas ha habido de los ‘currelas’ de la plaza, pero también desde fuera, desde los tendidos donde el Arte se ve como en ralentí, y eso también se valora. Para cerrar esta tronera taurina, en el patio de arrastre se queda citado con la Asociación del Toro de Madrid que capitanea Carlos Rodríguez Villa , desde este año que es presidente, pero lleva el peso del legado de una sociedad que hunde sus raíces en 1996.Cuenta Rodríguez, que «son un grupo de aficionados del tendido 7 y que su motivo de batalla» es luchar «contra las injusticias, contra los fraudes, contra la falta de integridad». Rodríguez Villa es buen mozo, nos lleva por el bosquecillo de las Ventas rumbo al patio de arrastre musitando una oración de lo que después contará a ABC. Por eso gestiona que nos abran el patio de arrastre, lugares de Las Ventas no abierto a todos. Son 200 socios, que no es nada desdeñable. Carlos Rodríguez Villa trae esa misión de al toro bravo, y respeto sacrosanto al animal. Y son muchos. «Nuestro bastión» es el toro, «su integridad, ese es nuestro bastión», y lo dice, «bastión», con esa sinceridad de las cosas del corazón. El problema es cómo.Noticia Relacionada reportaje No Toñín el del capote, de madridismo y oro Jesús Nieto Jurado Icono del Bernabéu, el sin par aficionado revela las similitudes de la tauromaquia y el balompié, cosidas en él para los restos. Noches mágicas y puertas grandesSu asociación aporta, en lo meramente «taurino», lo «más crítico de la plaza de toros». A tal efecto, «conferencias, visitas al campo». El invierno que trae una primavera taurina. Llegan lo días suaves y se refugian en el restaurante que, por cuestiones de aforo, no se les puede fotografiar allí y hay que ir al Templo del campo. Hace calor, pero ellos lo evitan «desde noviembre a marzo» como citas en el Restaurante Puerta Grande. Roberto es presidente de honor, «quien ha puesto la asociación en lo más al alto». Así conocen a Roberto García Justo. Otro de los que se dejan la vida por su asociación.Exigencia y reivindicaciónCambiando el tercio es una asociación bastante recia como para ir repartiendo anécdotas. A ellos, que les «ha gustado siempre la exigencia y la reivindicación en el tendido». Argumentan que son «unos aficionados» que dedican sus desvelos a «defender la fiesta verdadera, tanto dentro como fuera de la plaza, con sus pancartas, con sus hojas volanderas». Ya se ha mentado esa «integridad del toro bravo, que es el «protagonista», lo que no es óbice para que por la asociación hayan pasado figuras de renombre. «Ellos se definen como la casa de todos». Yolanda Fernández Fernández-Cuesta también fue innovadora en lo suyo, un momento que a las mujeres se le cerraban puertas. Se «ganó» con su discurso y su conocimiento de la tauromaquia .Claro que en la Asociación El Toro de Madrid gustan «de hacer visitas ganaderas, tres o cuatro al año» para ver al animal totémico en su ambiente, en su máxima expresión: en el campo. Ancha es la dehesa. Ancha es la Fiesta.Para ellos, hay una progresiva «falta de consideración del toro, paralela a la escasez de verdad. De lo que sí pueden vanagloriarse es de ser una de las sociedades taurófilas. No por casualidad a las tertulias de los jueves invernales llegan cartas y más cartas de todas partes del mundo.En puridad, y resumiendo, la Asociación El Toro de Madrid quiere ver lo que la Fiesta guarda aún. De rito. Son ajenos a las faenas que son puro ballet, al mero «espectáculo pinturero». Se trata de engañar al toro, no al público. Tiene cierto aire la Asociación El Toro de Madrid de cofradía penitencial de Semana Santa. Se saben, el ambiente sabe del orgullo que lucen, de la responsabilidad que han contraído con la seriedad. Con esta asociación tan particular, tan fiel a sus principios se va cerrando esta serie tan particular en la que los trabajadores de la plaza, en la que los peones de brega, en que extranjeras apasionadas han abierto sus puertas para que el público vea cómo se organiza la afición. Cada cual con sus diversas maneras de entender el todo cuando llegan ‘los Isidros». Hay tantas formas de entender los carteles de mayo como peñas de aficionados. RSS de noticias de espana
Noticias Similares