El BBVA ha respondido este jueves a la aprobación por parte del Banco Sabadell de la venta su filial británica TSB y el reparto de un megadividendo de 2.500 millones de euros a sus accionistas. La entidad se aferra a la voluntad de seguir adelante con la opa pero sin el negocio británico el panorama ha cambiado. La pieza de caza se ha hecho más pequeña. Un sinsabor para el BBVA, tras las conocidas restricciones impuestas por el Gobierno que le impedirían tener libertad plena de gestión en el Sabadell por lo menos durante un periodo de tres años, ampliable hasta cinco.
La entidad que comanda Carlos Torres admite el daño reputacional que supondría recibir un revés en su ofensiva
El BBVA ha respondido este jueves a la aprobación por parte del Banco Sabadell de la venta su filial británica TSB y el reparto de un megadividendo de 2.500 millones de euros a sus accionistas. La entidad se aferra a la voluntad de seguir adelante con la opa pero sin el negocio británico el panorama ha cambiado. La pieza de caza se ha hecho más pequeña. Un sinsabor para el BBVA, tras las conocidas restricciones impuestas por el Gobierno que le impedirían tener libertad plena de gestión en el Sabadell por lo menos durante un periodo de tres años, ampliable hasta cinco.
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