El Betis quiere ofrecer al fútbol europeo ese deseo heroico de conquistar una de sus coronas. El 28 de mayo hay una cita ineludible en Breslavia y allí quiere estar esa infantería verdiblanca que abarrotó un Benito Villamarín deseoso de emociones, de alegrías, de finales. El tempranero gol de Abde hacía presagiar una noche gloriosa, inmensa de beticismo. El segundo de Antony y el casi tercero de Fornals daban la sensación de impulsar al Betis hacía su primera final europea. Pero el fútbol se maquilla de compleja batalla cuando más sencillo o cercano puede parecer. Hay que doblegar a la Fiorentina en dos partidos y los italianos son más que especialistas en guardarse una segunda vida en la mochila. Un gol de su capitán les da sus opciones en la vuelta. No grandes porque el Betis demostró, por ocasiones, fútbol y llegadas ser mejor equipo, pero toca demostrar en Florencia que la Conference debe ser tuya. De nadie más. Y eso sólo es posible si el Betis demuestra realmente que la quiere más que nadie.El Betis salía con esa sensación de día histórico que imprime la euforia de saber que estás a dos pasos de un título. De una oportunidad que es única y la pienso aprovechar. La afición recordaba en su tifo los títulos ganados, empujando lo que podía desde una grada color verde esperanza. Último encuentro en el viejo Benito Villamarín. Qué recuerdos. Una afición eufórica, emocionada y enamorada de ese equipo que viste de verdiblanco y que le está llevando a un éxtasis no conocido. Porque Europa tiene un aura que levanta sentimientos, rompe barreras, acerca abrazos y aleja pensamientos impuros. Era el día del Betis. De estar conectado y vivir una noche histórica. Semifinales europeas. No está tan lejos los lamentos por aquellos partidos que ensucian el pensamiento en esta competición. O en otras por el extranjero. Este Betis ha cambiado. Es un Betis ganador. Es un Betis de abrazar la vida con un beso tan sentido como verdadero. Europa esperaba al Betis y aquí está. Y ese gol de Abde a pase de Bakambu, donde el colegiado entendía que había falta, rompía la igualdad nada más comenzar. Porque Manuel Pellegrini sabe cosas que al resto de los humanos se le escapan. Colocaba al marroquí de titular por delante de Jesús Rodríguez. No se equivocaba. Estaba dentro de su plan para conquistar la corona europea. Del inicio de su plan. Queda remar. Muchísimo todavía. Pero la final de Breslavia está a ese paso fiorentino del jueves de Feria que ya casi se festeja. Porque el Betis necesita la Conference como el respirar. Como Morante su capote. Lo besa y acaricia. Lo siente como propio.El Betis no podía comenzar de mejor manera. No es sencillo atacar esas defensas italianas de tres centrales y dos carrileros. Resultan incómodas. Los espacios desaparecen cuando están organizadas, por lo que es necesario que se provoque un poco de caos, que el guion habitual sea quemado. Un pase en largo sobre Bakambu, marcado de cerca por un adversario, significó el primer gol del Betis. Buena acción del delantero, quien parece otro jugador cuando corre en esta competición, ganando la posición a su defensor y cediendo a Abde, quien a placer mandaba el balón contra el larguero pero con final feliz. El colegiado observó una posible falta en el inicio de la jugada, en el desmarque del congoleño, para terminar decretando el gol bético. No había nada. La noche comenzaba que ni soñada. Tocaría pelear. La Fiorentina siempre presenta batalla. Doblegarla no iba a ser un paseo. Y el cabezazo de Mandragora, lo único potable de los italianos en el primer periodo, colocó los corazones verdiblancos en un puño. Lo único que intentó el conjunto viola en un primer periodo donde el Betis no sabía bien si atacar o esperar. Si finiquitar el pleito o dejar algo de emoción para la Feria, las cosas sencillas parecen que tienen menos valor.Antes del descanso fue Marc Bartra quien se encontró un balón suelto en el área que golpeó con el alma, con esa esencia bética que ha adquirido a lo largo de los años. Se le marchó alto al central, quien está deseando que su brazalete adorne una foto histórica. En Europa. Con ese Betis que sigue dando pasos de gigante para un hito histórico. Al descanso se llegaba con una ventaja mínima, que en eliminatorias de este calibre son más que importantes. Administrarla sería el trabajo del segundo tiempo. Saber jugar con la ventaja y picar cuando la sangre asomarse. Pero los planes del fútbol tienen sus tiempos y sus motivos. La Fiore dio entrada a Moise Kean, su estrella, en el segundo tiempo. Al inicio. No estaba para mucho más el delantero, pero los italianos sabían que no podían levantar la bandera blanca tan pronto en el Benito Villamarín. Necesitaban presentar batalla. Sin embargo, el Betis salía al segundo tiempo con esa inercia de viento a favor tan habitual en los últimos tiempos. Balón de falta lateral botado por Isco y cabezazo de Bartra que De Gea desviaba a córner. Era el segundo. Lo rozaba el Betis.Ficha del partido Real Betis: Fran Vieites; Aitor, Bartra, Natan, Perraud; Johnny Cardoso, Fornals (Altimira, m. 77); Antony, Isco, Abde (Lo Celso, m. 62); y Bakambu. ACF Fiorentina: De Gea; Pongracic, Comuzzo, Ranieri; Parisi (Folorunsho, m. 68), Mandragora, Cataldi (Adli, m. 28), Fagioli (Richardson, m. 68), Gosens; Gudmundsson (Zaniolo, m. 84) y Beltrán (Moise Kean, m. 46). Goles: 1-0, m. 6: Abde. 2-0, m. 64: Antony. 2-1, m. 73: Ranieri. Árbitro: Michael Oliver (Inglaterra). Amonestó a Bakambu, Folorunsho, Perraud, Adli, Mandragora y Parisi. Incidencias: 56.417 espectadores en el estadio Benito Villamarín, con unos 1.500 seguidores de la Fiorentina en la zona visitante. Partido de ida de las semifinales de la Conference League.Pese a ello, la Fiore estaba ofreciendo un pequeño paso al frente. Con faltas laterales. Más insistente que constante en un juego de posición con poca profundidad, donde la única presencia de Kean parecía despertar a un conjunto más ordenado que práctico, pendiente de un fútbol sencillo, pero que iba encerrando a un Betis que pedía cambios. Incómodo. El primer cambio estaba cantado: Lo Celso por Abde. Más calidad. Tener la pelota. Y una llegada más mortífera. Se perdía en verticalidad, pero fuera del gol tampoco había apretado el extremo. Y fue la salida de Lo Celso la que desató al mejor Betis. Prolongó un balón para Antony, quien erraba en su primer disparo, para cazar nuevamente la pelota y mandarla al techo de la red en un zurdazo que bien puede valer una final europea. Menudo golazo. Encontraba el Betis el mayor de los premios en su pegada. De sus dos extremos. Llegar y matar. A lo grande.El gol de la sentenciaY al minuto del gol pudo llegar la sentencia en las botas de Fornals. Pase al espacio de Antony y dejada atrás de un delantero que ha cambiado tanto que ahora parece el mejor ‘9’ de la historia verdiblanca, jugando de espaldas como nadie. Un remate a la red lo sacó De Gea cuando todo el Villamarín cantaba el tercero. Pero la noche no había terminado. El enésimo intento de pase en largo a la espalda de Aitor Ruibal, donde percutía siempre el conjunto italiano, terminó con un pase atrás del carrilero que el capitán Ranieri mandó al fondo de la portería. Nadie iba a regalar nada. En Europa se pelea y el Betis sabía que necesitaba presentar batalla. Y es que la Fiorentina rozó el empate en un cabezazo a la salida de un córner. Llegaba ese momento de saber si el 2-1 era bueno y dejarlo todo para la vuelta o lanzar la moneda al aire. La ventaja siempre es ventaja. Aguantarla tampoco era mal plan, por mucho que el Betis intentase encontrar un tercero que se le resistió. El jueves de Feria puede ser histórico. Con capote y muleta. Con puro Betis. Una final está a las puertas. Ya se acaricia. Falta sólo un paso. El Betis quiere ofrecer al fútbol europeo ese deseo heroico de conquistar una de sus coronas. El 28 de mayo hay una cita ineludible en Breslavia y allí quiere estar esa infantería verdiblanca que abarrotó un Benito Villamarín deseoso de emociones, de alegrías, de finales. El tempranero gol de Abde hacía presagiar una noche gloriosa, inmensa de beticismo. El segundo de Antony y el casi tercero de Fornals daban la sensación de impulsar al Betis hacía su primera final europea. Pero el fútbol se maquilla de compleja batalla cuando más sencillo o cercano puede parecer. Hay que doblegar a la Fiorentina en dos partidos y los italianos son más que especialistas en guardarse una segunda vida en la mochila. Un gol de su capitán les da sus opciones en la vuelta. No grandes porque el Betis demostró, por ocasiones, fútbol y llegadas ser mejor equipo, pero toca demostrar en Florencia que la Conference debe ser tuya. De nadie más. Y eso sólo es posible si el Betis demuestra realmente que la quiere más que nadie.El Betis salía con esa sensación de día histórico que imprime la euforia de saber que estás a dos pasos de un título. De una oportunidad que es única y la pienso aprovechar. La afición recordaba en su tifo los títulos ganados, empujando lo que podía desde una grada color verde esperanza. Último encuentro en el viejo Benito Villamarín. Qué recuerdos. Una afición eufórica, emocionada y enamorada de ese equipo que viste de verdiblanco y que le está llevando a un éxtasis no conocido. Porque Europa tiene un aura que levanta sentimientos, rompe barreras, acerca abrazos y aleja pensamientos impuros. Era el día del Betis. De estar conectado y vivir una noche histórica. Semifinales europeas. No está tan lejos los lamentos por aquellos partidos que ensucian el pensamiento en esta competición. O en otras por el extranjero. Este Betis ha cambiado. Es un Betis ganador. Es un Betis de abrazar la vida con un beso tan sentido como verdadero. Europa esperaba al Betis y aquí está. Y ese gol de Abde a pase de Bakambu, donde el colegiado entendía que había falta, rompía la igualdad nada más comenzar. Porque Manuel Pellegrini sabe cosas que al resto de los humanos se le escapan. Colocaba al marroquí de titular por delante de Jesús Rodríguez. No se equivocaba. Estaba dentro de su plan para conquistar la corona europea. Del inicio de su plan. Queda remar. Muchísimo todavía. Pero la final de Breslavia está a ese paso fiorentino del jueves de Feria que ya casi se festeja. Porque el Betis necesita la Conference como el respirar. Como Morante su capote. Lo besa y acaricia. Lo siente como propio.El Betis no podía comenzar de mejor manera. No es sencillo atacar esas defensas italianas de tres centrales y dos carrileros. Resultan incómodas. Los espacios desaparecen cuando están organizadas, por lo que es necesario que se provoque un poco de caos, que el guion habitual sea quemado. Un pase en largo sobre Bakambu, marcado de cerca por un adversario, significó el primer gol del Betis. Buena acción del delantero, quien parece otro jugador cuando corre en esta competición, ganando la posición a su defensor y cediendo a Abde, quien a placer mandaba el balón contra el larguero pero con final feliz. El colegiado observó una posible falta en el inicio de la jugada, en el desmarque del congoleño, para terminar decretando el gol bético. No había nada. La noche comenzaba que ni soñada. Tocaría pelear. La Fiorentina siempre presenta batalla. Doblegarla no iba a ser un paseo. Y el cabezazo de Mandragora, lo único potable de los italianos en el primer periodo, colocó los corazones verdiblancos en un puño. Lo único que intentó el conjunto viola en un primer periodo donde el Betis no sabía bien si atacar o esperar. Si finiquitar el pleito o dejar algo de emoción para la Feria, las cosas sencillas parecen que tienen menos valor.Antes del descanso fue Marc Bartra quien se encontró un balón suelto en el área que golpeó con el alma, con esa esencia bética que ha adquirido a lo largo de los años. Se le marchó alto al central, quien está deseando que su brazalete adorne una foto histórica. En Europa. Con ese Betis que sigue dando pasos de gigante para un hito histórico. Al descanso se llegaba con una ventaja mínima, que en eliminatorias de este calibre son más que importantes. Administrarla sería el trabajo del segundo tiempo. Saber jugar con la ventaja y picar cuando la sangre asomarse. Pero los planes del fútbol tienen sus tiempos y sus motivos. La Fiore dio entrada a Moise Kean, su estrella, en el segundo tiempo. Al inicio. No estaba para mucho más el delantero, pero los italianos sabían que no podían levantar la bandera blanca tan pronto en el Benito Villamarín. Necesitaban presentar batalla. Sin embargo, el Betis salía al segundo tiempo con esa inercia de viento a favor tan habitual en los últimos tiempos. Balón de falta lateral botado por Isco y cabezazo de Bartra que De Gea desviaba a córner. Era el segundo. Lo rozaba el Betis.Ficha del partido Real Betis: Fran Vieites; Aitor, Bartra, Natan, Perraud; Johnny Cardoso, Fornals (Altimira, m. 77); Antony, Isco, Abde (Lo Celso, m. 62); y Bakambu. ACF Fiorentina: De Gea; Pongracic, Comuzzo, Ranieri; Parisi (Folorunsho, m. 68), Mandragora, Cataldi (Adli, m. 28), Fagioli (Richardson, m. 68), Gosens; Gudmundsson (Zaniolo, m. 84) y Beltrán (Moise Kean, m. 46). Goles: 1-0, m. 6: Abde. 2-0, m. 64: Antony. 2-1, m. 73: Ranieri. Árbitro: Michael Oliver (Inglaterra). Amonestó a Bakambu, Folorunsho, Perraud, Adli, Mandragora y Parisi. Incidencias: 56.417 espectadores en el estadio Benito Villamarín, con unos 1.500 seguidores de la Fiorentina en la zona visitante. Partido de ida de las semifinales de la Conference League.Pese a ello, la Fiore estaba ofreciendo un pequeño paso al frente. Con faltas laterales. Más insistente que constante en un juego de posición con poca profundidad, donde la única presencia de Kean parecía despertar a un conjunto más ordenado que práctico, pendiente de un fútbol sencillo, pero que iba encerrando a un Betis que pedía cambios. Incómodo. El primer cambio estaba cantado: Lo Celso por Abde. Más calidad. Tener la pelota. Y una llegada más mortífera. Se perdía en verticalidad, pero fuera del gol tampoco había apretado el extremo. Y fue la salida de Lo Celso la que desató al mejor Betis. Prolongó un balón para Antony, quien erraba en su primer disparo, para cazar nuevamente la pelota y mandarla al techo de la red en un zurdazo que bien puede valer una final europea. Menudo golazo. Encontraba el Betis el mayor de los premios en su pegada. De sus dos extremos. Llegar y matar. A lo grande.El gol de la sentenciaY al minuto del gol pudo llegar la sentencia en las botas de Fornals. Pase al espacio de Antony y dejada atrás de un delantero que ha cambiado tanto que ahora parece el mejor ‘9’ de la historia verdiblanca, jugando de espaldas como nadie. Un remate a la red lo sacó De Gea cuando todo el Villamarín cantaba el tercero. Pero la noche no había terminado. El enésimo intento de pase en largo a la espalda de Aitor Ruibal, donde percutía siempre el conjunto italiano, terminó con un pase atrás del carrilero que el capitán Ranieri mandó al fondo de la portería. Nadie iba a regalar nada. En Europa se pelea y el Betis sabía que necesitaba presentar batalla. Y es que la Fiorentina rozó el empate en un cabezazo a la salida de un córner. Llegaba ese momento de saber si el 2-1 era bueno y dejarlo todo para la vuelta o lanzar la moneda al aire. La ventaja siempre es ventaja. Aguantarla tampoco era mal plan, por mucho que el Betis intentase encontrar un tercero que se le resistió. El jueves de Feria puede ser histórico. Con capote y muleta. Con puro Betis. Una final está a las puertas. Ya se acaricia. Falta sólo un paso. El Betis quiere ofrecer al fútbol europeo ese deseo heroico de conquistar una de sus coronas. El 28 de mayo hay una cita ineludible en Breslavia y allí quiere estar esa infantería verdiblanca que abarrotó un Benito Villamarín deseoso de emociones, de alegrías, de finales. El tempranero gol de Abde hacía presagiar una noche gloriosa, inmensa de beticismo. El segundo de Antony y el casi tercero de Fornals daban la sensación de impulsar al Betis hacía su primera final europea. Pero el fútbol se maquilla de compleja batalla cuando más sencillo o cercano puede parecer. Hay que doblegar a la Fiorentina en dos partidos y los italianos son más que especialistas en guardarse una segunda vida en la mochila. Un gol de su capitán les da sus opciones en la vuelta. No grandes porque el Betis demostró, por ocasiones, fútbol y llegadas ser mejor equipo, pero toca demostrar en Florencia que la Conference debe ser tuya. De nadie más. Y eso sólo es posible si el Betis demuestra realmente que la quiere más que nadie.El Betis salía con esa sensación de día histórico que imprime la euforia de saber que estás a dos pasos de un título. De una oportunidad que es única y la pienso aprovechar. La afición recordaba en su tifo los títulos ganados, empujando lo que podía desde una grada color verde esperanza. Último encuentro en el viejo Benito Villamarín. Qué recuerdos. Una afición eufórica, emocionada y enamorada de ese equipo que viste de verdiblanco y que le está llevando a un éxtasis no conocido. Porque Europa tiene un aura que levanta sentimientos, rompe barreras, acerca abrazos y aleja pensamientos impuros. Era el día del Betis. De estar conectado y vivir una noche histórica. Semifinales europeas. No está tan lejos los lamentos por aquellos partidos que ensucian el pensamiento en esta competición. O en otras por el extranjero. Este Betis ha cambiado. Es un Betis ganador. Es un Betis de abrazar la vida con un beso tan sentido como verdadero. Europa esperaba al Betis y aquí está. Y ese gol de Abde a pase de Bakambu, donde el colegiado entendía que había falta, rompía la igualdad nada más comenzar. Porque Manuel Pellegrini sabe cosas que al resto de los humanos se le escapan. Colocaba al marroquí de titular por delante de Jesús Rodríguez. No se equivocaba. Estaba dentro de su plan para conquistar la corona europea. Del inicio de su plan. Queda remar. Muchísimo todavía. Pero la final de Breslavia está a ese paso fiorentino del jueves de Feria que ya casi se festeja. Porque el Betis necesita la Conference como el respirar. Como Morante su capote. Lo besa y acaricia. Lo siente como propio.El Betis no podía comenzar de mejor manera. No es sencillo atacar esas defensas italianas de tres centrales y dos carrileros. Resultan incómodas. Los espacios desaparecen cuando están organizadas, por lo que es necesario que se provoque un poco de caos, que el guion habitual sea quemado. Un pase en largo sobre Bakambu, marcado de cerca por un adversario, significó el primer gol del Betis. Buena acción del delantero, quien parece otro jugador cuando corre en esta competición, ganando la posición a su defensor y cediendo a Abde, quien a placer mandaba el balón contra el larguero pero con final feliz. El colegiado observó una posible falta en el inicio de la jugada, en el desmarque del congoleño, para terminar decretando el gol bético. No había nada. La noche comenzaba que ni soñada. Tocaría pelear. La Fiorentina siempre presenta batalla. Doblegarla no iba a ser un paseo. Y el cabezazo de Mandragora, lo único potable de los italianos en el primer periodo, colocó los corazones verdiblancos en un puño. Lo único que intentó el conjunto viola en un primer periodo donde el Betis no sabía bien si atacar o esperar. Si finiquitar el pleito o dejar algo de emoción para la Feria, las cosas sencillas parecen que tienen menos valor.Antes del descanso fue Marc Bartra quien se encontró un balón suelto en el área que golpeó con el alma, con esa esencia bética que ha adquirido a lo largo de los años. Se le marchó alto al central, quien está deseando que su brazalete adorne una foto histórica. En Europa. Con ese Betis que sigue dando pasos de gigante para un hito histórico. Al descanso se llegaba con una ventaja mínima, que en eliminatorias de este calibre son más que importantes. Administrarla sería el trabajo del segundo tiempo. Saber jugar con la ventaja y picar cuando la sangre asomarse. Pero los planes del fútbol tienen sus tiempos y sus motivos. La Fiore dio entrada a Moise Kean, su estrella, en el segundo tiempo. Al inicio. No estaba para mucho más el delantero, pero los italianos sabían que no podían levantar la bandera blanca tan pronto en el Benito Villamarín. Necesitaban presentar batalla. Sin embargo, el Betis salía al segundo tiempo con esa inercia de viento a favor tan habitual en los últimos tiempos. Balón de falta lateral botado por Isco y cabezazo de Bartra que De Gea desviaba a córner. Era el segundo. Lo rozaba el Betis.Ficha del partido Real Betis: Fran Vieites; Aitor, Bartra, Natan, Perraud; Johnny Cardoso, Fornals (Altimira, m. 77); Antony, Isco, Abde (Lo Celso, m. 62); y Bakambu. ACF Fiorentina: De Gea; Pongracic, Comuzzo, Ranieri; Parisi (Folorunsho, m. 68), Mandragora, Cataldi (Adli, m. 28), Fagioli (Richardson, m. 68), Gosens; Gudmundsson (Zaniolo, m. 84) y Beltrán (Moise Kean, m. 46). Goles: 1-0, m. 6: Abde. 2-0, m. 64: Antony. 2-1, m. 73: Ranieri. Árbitro: Michael Oliver (Inglaterra). Amonestó a Bakambu, Folorunsho, Perraud, Adli, Mandragora y Parisi. Incidencias: 56.417 espectadores en el estadio Benito Villamarín, con unos 1.500 seguidores de la Fiorentina en la zona visitante. Partido de ida de las semifinales de la Conference League.Pese a ello, la Fiore estaba ofreciendo un pequeño paso al frente. Con faltas laterales. Más insistente que constante en un juego de posición con poca profundidad, donde la única presencia de Kean parecía despertar a un conjunto más ordenado que práctico, pendiente de un fútbol sencillo, pero que iba encerrando a un Betis que pedía cambios. Incómodo. El primer cambio estaba cantado: Lo Celso por Abde. Más calidad. Tener la pelota. Y una llegada más mortífera. Se perdía en verticalidad, pero fuera del gol tampoco había apretado el extremo. Y fue la salida de Lo Celso la que desató al mejor Betis. Prolongó un balón para Antony, quien erraba en su primer disparo, para cazar nuevamente la pelota y mandarla al techo de la red en un zurdazo que bien puede valer una final europea. Menudo golazo. Encontraba el Betis el mayor de los premios en su pegada. De sus dos extremos. Llegar y matar. A lo grande.El gol de la sentenciaY al minuto del gol pudo llegar la sentencia en las botas de Fornals. Pase al espacio de Antony y dejada atrás de un delantero que ha cambiado tanto que ahora parece el mejor ‘9’ de la historia verdiblanca, jugando de espaldas como nadie. Un remate a la red lo sacó De Gea cuando todo el Villamarín cantaba el tercero. Pero la noche no había terminado. El enésimo intento de pase en largo a la espalda de Aitor Ruibal, donde percutía siempre el conjunto italiano, terminó con un pase atrás del carrilero que el capitán Ranieri mandó al fondo de la portería. Nadie iba a regalar nada. En Europa se pelea y el Betis sabía que necesitaba presentar batalla. Y es que la Fiorentina rozó el empate en un cabezazo a la salida de un córner. Llegaba ese momento de saber si el 2-1 era bueno y dejarlo todo para la vuelta o lanzar la moneda al aire. La ventaja siempre es ventaja. Aguantarla tampoco era mal plan, por mucho que el Betis intentase encontrar un tercero que se le resistió. El jueves de Feria puede ser histórico. Con capote y muleta. Con puro Betis. Una final está a las puertas. Ya se acaricia. Falta sólo un paso. RSS de noticias de deportes
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