«¡Qué arte! La casa de Javier Limón es mágica, ahí han pasado cosas muy bonitas», me dijo Yerai Cortés hace un año sobre el lugar en el que conoció a C. Tangana . ABC Cultural había estado en esa misma casa poco antes, justo en el sótano donde nuestros protagonistas de hoy se vieron por primera vez. Ubicada en un pequeño y coqueto barrio de Madrid al lado del río Manzanares, fuimos a entrevistar al célebre productor de flamenco. Al llegar aquella mañana, nos encontramos con los restos de una fiesta celebrada la noche anterior. «Tuvo jaleo ayer», le comenté entre bromas.Limón sonrío. Sobre la mesa había un buen número de botellas de güisqui vacías y varios ceniceros llenos, a solo un par de metros de distancia de un piano antiguo con una partitura de Thelonious Monk abierta, una guitarra española tirada sobre el sofá y sus diez premios Grammy en una repisa. Al preguntarle por quiénes habían sido los invitados, respondió escuetamente: «Unos amigos». Era el bodegón tras la tormenta, que se mezclaba con un montón de recuerdos de las grandes figuras del flamenco y el jazz mundial que habían pasado por ese mismo sótano, en multitud de ocasiones, hasta altas horas de la madrugada.«Allí fue donde nos conocimos Yerai y yo. Era nuestra primera fiesta en casa de Javier y fuimos engañados. Ninguno de los dos sabía que había organizado un sarao. Yo iba a cenar solo con él, ni siquiera me había dicho que había invitado a más gente. Cuando llegué, sin embargo, vi todo el festival montado. Esa noche escuché a Yerai tocar la guitarra, pero no me contó nada de la pena que cargaba. Me fascinó, tenía una sensibilidad y una curiosidad especiales. No era el típico artista ortodoxo, aunque sus formas fueran del flamenco tradicional», cuenta C. Tangana sobre la noche en que se plantó la primera semilla de ‘La guitarra flamenca de Yerai Cortés’ , el documental que firma como Antón Álvarez, su nombre real, para dar descanso a su alias musical y cumplir su sueño: ser director de cine.Noticia Relacionada estandar Si Aparece una grabación inédita de Camarón: el último milagro del «dios» del flamenco Israel Viana—En la entrevista previa a Javier Limón, el productor nos contó entre risas que, tras la fiesta de la noche anterior, tuvo que mandar a Kiki Morente a su casa cuando se lo encontró de madrugada haciéndose unos espaguetis en la cocina. ¿Cómo acabó la suya?—Antón Álvarez: se fueron marchando todos y tú [a Yerai] y yo creo que fuimos los últimos en irnos. Cuando me dio el primer rayito de sol, pensé… ¡madre mía!—Yerai Cortés: A los tres días Pucho vino a verme tocar al Cardamomo, el tablao al lado de Sol donde yo actuaba con Farruquito. Esa noche nos liamos otro poquillo y se nos hizo de día.El secretoÁlvarez recuerda que fue esta segunda noche de fiesta –«o tercera», puntualiza– cuando Cortés le reveló que tenía el proyecto entre manos con el que contar un episodio muy triste de su vida: «Bueno, en realidad fue por la mañana, cuando estábamos llegando a mi casa. Me habló de un secreto que había en su familia y que nunca había contado. Me dijo, incluso, que todavía le costaba hablar de ello con sus padres, que era un tema que no había resuelto y que ese era el corazón del disco que estaba preparando. Fue justo en ese momento cuando sentí por primera vez que ahí había una película».No podemos revelarles aquí la pena con la que carga el joven tocaor, pues alrededor de ella gira la primera película dirigida por la estrella de la música urbana y no se aclara hasta el tramo final. Lo que sí podemos adelantarles es que ‘La guitarra flamenca de Yerai Cortés’ es un documental que gira en torno a la historia familiar del artista alicantino de raza gitana, en la que se mezclan las ausencias, el menudeo de droga, el amor, la búsqueda, la reconciliación, el perdón, algunas risas, la música y los momentos más duros a través del drama que sobrevuela todo el filme.«Con este documental he sentido una responsabilidad emocional extra, porque normalmente cuento todo lo que me pasa a mí, me gusta jugar con eso y manipular mi vida. Me suelo poner en riesgo, pero esta vez no era con mi vida con la que estaba jugando, por lo que sentía esa responsabilidad. Quería poner todo el peso en emoción que despierta la historia, pero que no podía jugar con fuego como lo hago con mi propia vida. De hecho, ha habido cosas bastantes duras durante el rodaje. Creo que lo más duro fue un momento en el que pensamos que estábamos removiendo demasiado y que eso podría perjudicar a la familia de Yeray… y paramos el rodaje», reconoce Álvarez. «Es cierto, tuvimos que hacer un parón –continúa Cortés–. Recuerdo que llegué con una carta para Pucho así de grande [se levanta para hacer un gesto con la manos señalando al techo] que empezaba: ‘Compadrito mío, espero que mis palabras no te hagan daño…’ [risas]. Y estuvimos discutiendo cómo yo veía a mi familia en el documental y lo que eso podría perjudicarles a ellos. ¡Es normal, tío! Porque Pucho venía de fuera y empezó a contar cosas desde un punto de vista que yo, viéndolo desde dentro, pensaba que podían doler. Me daba miedo que el documental hiciera daño de puertas para adentro».Lo cierto es que, aunque Yerai Cortés es menos conocido que el autor de ‘El madrileño’ (Sony, 2021), no es un desconocido en la escena flamenca. En la citada entrevista de ABC Cultural, cuya imagen aparecía en portada, ya se le presentaba como una de las jóvenes figuras llamadas a protagonizar la nueva revolución de la guitarra. Llegó de Alicante siendo un adolescente en compañía de su novia, Tania, otra de las protagonistas del documental, y empezó a ganarse la vida tocando en los tablaos de Madrid, como tantos otros grandes antes que él. Hace cuatro años llamó la atención de los aficionados al ser incluido en la formación de la bailaora Rocío Molina para su espectáculo ‘Al fondo riela’, la segunda parte de su trilogía dedicada a la guitarra. En aquel momento tenía solo 25 años, pero ya sorprendió por su dominio del compás y, sobre todo, por su frescura, espontaneidad y desparpajo. En aquellas jaranas en las que coincidieron, C. Tangana quedó tan impresionada que lo calificó su «músico favorito» y lo incluyó como su guitarrista principal en la gira de ‘El madrileño’, el disco que superó los cinco millones de reproducciones en las primeras 24 horas y se convirtió en el mejor debut de un artista español en toda la historia. Ahora se le puede ver con su propio espectáculo, ‘Guitarra coral’, acompañado por seis palmeras y cantaoras, en una formación inédita para un artista flamenco. Lo estrenó en el último Festival de la Guitarra de Cádiz y grabó uno de los romances para ABC, en exclusiva, que también aparece en el disco del documental que se publica, al igual que el filme, este viernes. El mérito de este trabajo es que también lo presentará en festivales tan alejados del flamenco como el Monkey Week de Sevilla y el Sónar de Barcelona, este último de música electrónica.Una dualidad entre la tradición gitana y la modernidad que Cortés explica así en la película: «Siento que tengo dos vidas y siempre he lidiado con ese problema de identidad. En la música, en mi casa, en la familia, en el amor. Me pasa muchas veces que, cuando trabajo con los más modernos, me llega un mensaje del otro lado que me dice: ‘Primo, ¿por qué haces eso tan raro con lo bien que tocas? No me gusta’. Cuando vuelvo a Alicante, siento que entro en un país diferente y hablo y toco distinto, porque sé lo que le gusta a un gitano. Eso lo tengo. ¿Qué busco entonces? Lo que no tengo. Pero cuando vuelvo a casa busco que me reconozcan por cómo soy. Y si un día vengo vestido como un samurái, que sepan que sigo siendo el mismo. Y si otro día vengo con una cadena de oro y vestido como mi familia, también soy el mismo». «¡Qué arte! La casa de Javier Limón es mágica, ahí han pasado cosas muy bonitas», me dijo Yerai Cortés hace un año sobre el lugar en el que conoció a C. Tangana . ABC Cultural había estado en esa misma casa poco antes, justo en el sótano donde nuestros protagonistas de hoy se vieron por primera vez. Ubicada en un pequeño y coqueto barrio de Madrid al lado del río Manzanares, fuimos a entrevistar al célebre productor de flamenco. Al llegar aquella mañana, nos encontramos con los restos de una fiesta celebrada la noche anterior. «Tuvo jaleo ayer», le comenté entre bromas.Limón sonrío. Sobre la mesa había un buen número de botellas de güisqui vacías y varios ceniceros llenos, a solo un par de metros de distancia de un piano antiguo con una partitura de Thelonious Monk abierta, una guitarra española tirada sobre el sofá y sus diez premios Grammy en una repisa. Al preguntarle por quiénes habían sido los invitados, respondió escuetamente: «Unos amigos». Era el bodegón tras la tormenta, que se mezclaba con un montón de recuerdos de las grandes figuras del flamenco y el jazz mundial que habían pasado por ese mismo sótano, en multitud de ocasiones, hasta altas horas de la madrugada.«Allí fue donde nos conocimos Yerai y yo. Era nuestra primera fiesta en casa de Javier y fuimos engañados. Ninguno de los dos sabía que había organizado un sarao. Yo iba a cenar solo con él, ni siquiera me había dicho que había invitado a más gente. Cuando llegué, sin embargo, vi todo el festival montado. Esa noche escuché a Yerai tocar la guitarra, pero no me contó nada de la pena que cargaba. Me fascinó, tenía una sensibilidad y una curiosidad especiales. No era el típico artista ortodoxo, aunque sus formas fueran del flamenco tradicional», cuenta C. Tangana sobre la noche en que se plantó la primera semilla de ‘La guitarra flamenca de Yerai Cortés’ , el documental que firma como Antón Álvarez, su nombre real, para dar descanso a su alias musical y cumplir su sueño: ser director de cine.Noticia Relacionada estandar Si Aparece una grabación inédita de Camarón: el último milagro del «dios» del flamenco Israel Viana—En la entrevista previa a Javier Limón, el productor nos contó entre risas que, tras la fiesta de la noche anterior, tuvo que mandar a Kiki Morente a su casa cuando se lo encontró de madrugada haciéndose unos espaguetis en la cocina. ¿Cómo acabó la suya?—Antón Álvarez: se fueron marchando todos y tú [a Yerai] y yo creo que fuimos los últimos en irnos. Cuando me dio el primer rayito de sol, pensé… ¡madre mía!—Yerai Cortés: A los tres días Pucho vino a verme tocar al Cardamomo, el tablao al lado de Sol donde yo actuaba con Farruquito. Esa noche nos liamos otro poquillo y se nos hizo de día.El secretoÁlvarez recuerda que fue esta segunda noche de fiesta –«o tercera», puntualiza– cuando Cortés le reveló que tenía el proyecto entre manos con el que contar un episodio muy triste de su vida: «Bueno, en realidad fue por la mañana, cuando estábamos llegando a mi casa. Me habló de un secreto que había en su familia y que nunca había contado. Me dijo, incluso, que todavía le costaba hablar de ello con sus padres, que era un tema que no había resuelto y que ese era el corazón del disco que estaba preparando. Fue justo en ese momento cuando sentí por primera vez que ahí había una película».No podemos revelarles aquí la pena con la que carga el joven tocaor, pues alrededor de ella gira la primera película dirigida por la estrella de la música urbana y no se aclara hasta el tramo final. Lo que sí podemos adelantarles es que ‘La guitarra flamenca de Yerai Cortés’ es un documental que gira en torno a la historia familiar del artista alicantino de raza gitana, en la que se mezclan las ausencias, el menudeo de droga, el amor, la búsqueda, la reconciliación, el perdón, algunas risas, la música y los momentos más duros a través del drama que sobrevuela todo el filme.«Con este documental he sentido una responsabilidad emocional extra, porque normalmente cuento todo lo que me pasa a mí, me gusta jugar con eso y manipular mi vida. Me suelo poner en riesgo, pero esta vez no era con mi vida con la que estaba jugando, por lo que sentía esa responsabilidad. Quería poner todo el peso en emoción que despierta la historia, pero que no podía jugar con fuego como lo hago con mi propia vida. De hecho, ha habido cosas bastantes duras durante el rodaje. Creo que lo más duro fue un momento en el que pensamos que estábamos removiendo demasiado y que eso podría perjudicar a la familia de Yeray… y paramos el rodaje», reconoce Álvarez. «Es cierto, tuvimos que hacer un parón –continúa Cortés–. Recuerdo que llegué con una carta para Pucho así de grande [se levanta para hacer un gesto con la manos señalando al techo] que empezaba: ‘Compadrito mío, espero que mis palabras no te hagan daño…’ [risas]. Y estuvimos discutiendo cómo yo veía a mi familia en el documental y lo que eso podría perjudicarles a ellos. ¡Es normal, tío! Porque Pucho venía de fuera y empezó a contar cosas desde un punto de vista que yo, viéndolo desde dentro, pensaba que podían doler. Me daba miedo que el documental hiciera daño de puertas para adentro».Lo cierto es que, aunque Yerai Cortés es menos conocido que el autor de ‘El madrileño’ (Sony, 2021), no es un desconocido en la escena flamenca. En la citada entrevista de ABC Cultural, cuya imagen aparecía en portada, ya se le presentaba como una de las jóvenes figuras llamadas a protagonizar la nueva revolución de la guitarra. Llegó de Alicante siendo un adolescente en compañía de su novia, Tania, otra de las protagonistas del documental, y empezó a ganarse la vida tocando en los tablaos de Madrid, como tantos otros grandes antes que él. Hace cuatro años llamó la atención de los aficionados al ser incluido en la formación de la bailaora Rocío Molina para su espectáculo ‘Al fondo riela’, la segunda parte de su trilogía dedicada a la guitarra. En aquel momento tenía solo 25 años, pero ya sorprendió por su dominio del compás y, sobre todo, por su frescura, espontaneidad y desparpajo. En aquellas jaranas en las que coincidieron, C. Tangana quedó tan impresionada que lo calificó su «músico favorito» y lo incluyó como su guitarrista principal en la gira de ‘El madrileño’, el disco que superó los cinco millones de reproducciones en las primeras 24 horas y se convirtió en el mejor debut de un artista español en toda la historia. Ahora se le puede ver con su propio espectáculo, ‘Guitarra coral’, acompañado por seis palmeras y cantaoras, en una formación inédita para un artista flamenco. Lo estrenó en el último Festival de la Guitarra de Cádiz y grabó uno de los romances para ABC, en exclusiva, que también aparece en el disco del documental que se publica, al igual que el filme, este viernes. El mérito de este trabajo es que también lo presentará en festivales tan alejados del flamenco como el Monkey Week de Sevilla y el Sónar de Barcelona, este último de música electrónica.Una dualidad entre la tradición gitana y la modernidad que Cortés explica así en la película: «Siento que tengo dos vidas y siempre he lidiado con ese problema de identidad. En la música, en mi casa, en la familia, en el amor. Me pasa muchas veces que, cuando trabajo con los más modernos, me llega un mensaje del otro lado que me dice: ‘Primo, ¿por qué haces eso tan raro con lo bien que tocas? No me gusta’. Cuando vuelvo a Alicante, siento que entro en un país diferente y hablo y toco distinto, porque sé lo que le gusta a un gitano. Eso lo tengo. ¿Qué busco entonces? Lo que no tengo. Pero cuando vuelvo a casa busco que me reconozcan por cómo soy. Y si un día vengo vestido como un samurái, que sepan que sigo siendo el mismo. Y si otro día vengo con una cadena de oro y vestido como mi familia, también soy el mismo». «¡Qué arte! La casa de Javier Limón es mágica, ahí han pasado cosas muy bonitas», me dijo Yerai Cortés hace un año sobre el lugar en el que conoció a C. Tangana . ABC Cultural había estado en esa misma casa poco antes, justo en el sótano donde nuestros protagonistas de hoy se vieron por primera vez. Ubicada en un pequeño y coqueto barrio de Madrid al lado del río Manzanares, fuimos a entrevistar al célebre productor de flamenco. Al llegar aquella mañana, nos encontramos con los restos de una fiesta celebrada la noche anterior. «Tuvo jaleo ayer», le comenté entre bromas.Limón sonrío. Sobre la mesa había un buen número de botellas de güisqui vacías y varios ceniceros llenos, a solo un par de metros de distancia de un piano antiguo con una partitura de Thelonious Monk abierta, una guitarra española tirada sobre el sofá y sus diez premios Grammy en una repisa. Al preguntarle por quiénes habían sido los invitados, respondió escuetamente: «Unos amigos». Era el bodegón tras la tormenta, que se mezclaba con un montón de recuerdos de las grandes figuras del flamenco y el jazz mundial que habían pasado por ese mismo sótano, en multitud de ocasiones, hasta altas horas de la madrugada.«Allí fue donde nos conocimos Yerai y yo. Era nuestra primera fiesta en casa de Javier y fuimos engañados. Ninguno de los dos sabía que había organizado un sarao. Yo iba a cenar solo con él, ni siquiera me había dicho que había invitado a más gente. Cuando llegué, sin embargo, vi todo el festival montado. Esa noche escuché a Yerai tocar la guitarra, pero no me contó nada de la pena que cargaba. Me fascinó, tenía una sensibilidad y una curiosidad especiales. No era el típico artista ortodoxo, aunque sus formas fueran del flamenco tradicional», cuenta C. Tangana sobre la noche en que se plantó la primera semilla de ‘La guitarra flamenca de Yerai Cortés’ , el documental que firma como Antón Álvarez, su nombre real, para dar descanso a su alias musical y cumplir su sueño: ser director de cine.Noticia Relacionada estandar Si Aparece una grabación inédita de Camarón: el último milagro del «dios» del flamenco Israel Viana—En la entrevista previa a Javier Limón, el productor nos contó entre risas que, tras la fiesta de la noche anterior, tuvo que mandar a Kiki Morente a su casa cuando se lo encontró de madrugada haciéndose unos espaguetis en la cocina. ¿Cómo acabó la suya?—Antón Álvarez: se fueron marchando todos y tú [a Yerai] y yo creo que fuimos los últimos en irnos. Cuando me dio el primer rayito de sol, pensé… ¡madre mía!—Yerai Cortés: A los tres días Pucho vino a verme tocar al Cardamomo, el tablao al lado de Sol donde yo actuaba con Farruquito. Esa noche nos liamos otro poquillo y se nos hizo de día.El secretoÁlvarez recuerda que fue esta segunda noche de fiesta –«o tercera», puntualiza– cuando Cortés le reveló que tenía el proyecto entre manos con el que contar un episodio muy triste de su vida: «Bueno, en realidad fue por la mañana, cuando estábamos llegando a mi casa. Me habló de un secreto que había en su familia y que nunca había contado. Me dijo, incluso, que todavía le costaba hablar de ello con sus padres, que era un tema que no había resuelto y que ese era el corazón del disco que estaba preparando. Fue justo en ese momento cuando sentí por primera vez que ahí había una película».No podemos revelarles aquí la pena con la que carga el joven tocaor, pues alrededor de ella gira la primera película dirigida por la estrella de la música urbana y no se aclara hasta el tramo final. Lo que sí podemos adelantarles es que ‘La guitarra flamenca de Yerai Cortés’ es un documental que gira en torno a la historia familiar del artista alicantino de raza gitana, en la que se mezclan las ausencias, el menudeo de droga, el amor, la búsqueda, la reconciliación, el perdón, algunas risas, la música y los momentos más duros a través del drama que sobrevuela todo el filme.«Con este documental he sentido una responsabilidad emocional extra, porque normalmente cuento todo lo que me pasa a mí, me gusta jugar con eso y manipular mi vida. Me suelo poner en riesgo, pero esta vez no era con mi vida con la que estaba jugando, por lo que sentía esa responsabilidad. Quería poner todo el peso en emoción que despierta la historia, pero que no podía jugar con fuego como lo hago con mi propia vida. De hecho, ha habido cosas bastantes duras durante el rodaje. Creo que lo más duro fue un momento en el que pensamos que estábamos removiendo demasiado y que eso podría perjudicar a la familia de Yeray… y paramos el rodaje», reconoce Álvarez. «Es cierto, tuvimos que hacer un parón –continúa Cortés–. Recuerdo que llegué con una carta para Pucho así de grande [se levanta para hacer un gesto con la manos señalando al techo] que empezaba: ‘Compadrito mío, espero que mis palabras no te hagan daño…’ [risas]. Y estuvimos discutiendo cómo yo veía a mi familia en el documental y lo que eso podría perjudicarles a ellos. ¡Es normal, tío! Porque Pucho venía de fuera y empezó a contar cosas desde un punto de vista que yo, viéndolo desde dentro, pensaba que podían doler. Me daba miedo que el documental hiciera daño de puertas para adentro».Lo cierto es que, aunque Yerai Cortés es menos conocido que el autor de ‘El madrileño’ (Sony, 2021), no es un desconocido en la escena flamenca. En la citada entrevista de ABC Cultural, cuya imagen aparecía en portada, ya se le presentaba como una de las jóvenes figuras llamadas a protagonizar la nueva revolución de la guitarra. Llegó de Alicante siendo un adolescente en compañía de su novia, Tania, otra de las protagonistas del documental, y empezó a ganarse la vida tocando en los tablaos de Madrid, como tantos otros grandes antes que él. Hace cuatro años llamó la atención de los aficionados al ser incluido en la formación de la bailaora Rocío Molina para su espectáculo ‘Al fondo riela’, la segunda parte de su trilogía dedicada a la guitarra. En aquel momento tenía solo 25 años, pero ya sorprendió por su dominio del compás y, sobre todo, por su frescura, espontaneidad y desparpajo. En aquellas jaranas en las que coincidieron, C. Tangana quedó tan impresionada que lo calificó su «músico favorito» y lo incluyó como su guitarrista principal en la gira de ‘El madrileño’, el disco que superó los cinco millones de reproducciones en las primeras 24 horas y se convirtió en el mejor debut de un artista español en toda la historia. Ahora se le puede ver con su propio espectáculo, ‘Guitarra coral’, acompañado por seis palmeras y cantaoras, en una formación inédita para un artista flamenco. Lo estrenó en el último Festival de la Guitarra de Cádiz y grabó uno de los romances para ABC, en exclusiva, que también aparece en el disco del documental que se publica, al igual que el filme, este viernes. El mérito de este trabajo es que también lo presentará en festivales tan alejados del flamenco como el Monkey Week de Sevilla y el Sónar de Barcelona, este último de música electrónica.Una dualidad entre la tradición gitana y la modernidad que Cortés explica así en la película: «Siento que tengo dos vidas y siempre he lidiado con ese problema de identidad. En la música, en mi casa, en la familia, en el amor. Me pasa muchas veces que, cuando trabajo con los más modernos, me llega un mensaje del otro lado que me dice: ‘Primo, ¿por qué haces eso tan raro con lo bien que tocas? No me gusta’. Cuando vuelvo a Alicante, siento que entro en un país diferente y hablo y toco distinto, porque sé lo que le gusta a un gitano. Eso lo tengo. ¿Qué busco entonces? Lo que no tengo. Pero cuando vuelvo a casa busco que me reconozcan por cómo soy. Y si un día vengo vestido como un samurái, que sepan que sigo siendo el mismo. Y si otro día vengo con una cadena de oro y vestido como mi familia, también soy el mismo». RSS de noticias de cultura
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