Fue a cazar un volante y la rodilla hizo ‘crac’. Allí, en ese pabellón de La Chapelle que enmudeció mientras ella se deshacía en rabia y lágrimas, se dejó Carolina Marín una medalla de los Juegos Olímpicos de París que ya rozaba ( estaba a once puntos de la final ), tres años de preparación exhaustiva, cuatro años de aceptación y resurgir desde que otra rodilla la dejara sin Tokio 2020. Ahí, en ese «me he roto», vio incluso su carrera acabada. «En el vestuario seguí llorando y le dije a Fernando (su entrenador) que no podía más». Por la lesión, rotura del ligamento cruzado, por volver a otro calvario por el que ya había transitado no una sino dos veces más. Porque en París fue la rodilla derecha, pero en 2019 esa misma articulación ya había sufrido la misma rotura; y en 2021, a dos meses para los Juegos, fueron el ligamento y los meniscos de la izquierda los que paralizaron su vida personal y profesional, fuera de la cita olímpica en la que pretendía defender su oro de Río 2016.Demasiado dolor del que ha aprendido Marín, a las malas, y con el que ha cambiado sus prioridades, deportivas y vitales. Así lo recordaba el martes, 365 después de aquel ‘crac’. «Hace un año que todo cambió. No voy a contaros lo que pasó porque todos lo sabéis, pero sí quiero aprovechar este día para recordaros y recordarme una cosa: por mucho que planifiquemos y deseemos las cosas, la vida puede darle la vuelta a todo. Y por mucho que queramos más que nadie, a veces no sale. Pero sí está en nuestra mano que vivamos de la manera más intensa posible esos nuevos caminos que se abren. Y en eso estoy desde hace un año, porque han sido 365 días inolvidables y llenos de momentos increíbles», explicaba la jugadora en un sentido mensaje en sus redes sociales. En la primera foto, de rodillas ante el dolor; en las siguientes, como en las palabras, luz: playa, cumpleaños, sonrisas, Premio Princesa de Asturias , optimismo mezclado con madurez y experiencia, que no siempre llega por las buenas. «Mi camino sigue y sé dónde me gustaría que me lleve. No sé si llegaremos al destino que queremos, pero sé que disfrutaremos del trayecto. Gracias a todas y cada una de las personas que habéis formado parte de alguno de los días de este año tan especial», zanjaba.Ha querido despejarse de esa obligación de ser la Carolina Marín que parecía no sentir y que siempre se levantaba más fuerte, que lo es. Ha querido ser la Carolina Marín que disfruta de la vida; que el camino de oscuridad, de rehabilitación, de una pesadilla que se repite por tercera vez está ahí, pero también el apoyo de su gente, con la que ha pasado más tiempo del acostumbrado. Por encima de todo, la persona, que disfruta cada momento con los amigos y que se ha colgado una medalla de cariño que supera todos los hitos deportivos. «Me dan las gracias porque los valores son lo que de verdad importan. Me lo dicen por la calle y tienen toda la razón. Y es de lo que más orgullosa me puedo sentir», admitía en un acto en el acto WomenNow de Vocento en junio.Noticias relacionadas estandar No Bádminton Fernando Rivas sigue innovando: de la federación francesa de bádminton a la IA Laura Marta estandar No Carolina Marín es Doctora Honoris Causa de la Universidad de Huelva nerea fernándezDespués de tantas zancadillas, Marín se toma la vida deportiva con más calma. En septiembre, los primeros pasos; en diciembre estrenó «Carolina Marín: la lucha infinita»; en febrero, ejercicios en pista; en abril, los primeros raquetazos. «Echaba mucho de menos esto» , explicaba en un mensaje acompañado de las imágenes de esta nueva Carolina Marín jugadora. Aunque quedaba mucho para enfocarse en un nuevo objetivo deportivo. En principio, una bonita meta serían los Campeonatos de Europa de Huelva de 2026. Pero no se quiere obsesionar, que tiene un oro olímpico, tres oros mundiales, y siete de Europa, que tiene 32 años, pero la vida es mucho más.La vida sigue« Priorizo la salud al deporte, porque la vida sigue . La rodilla está aguantando. Ahora, para mí ganar es la posibilidad de coger una raqueta. Es algo que me ha costado mucho aceptar, pero mi rodilla está muy delicada», explicaba en el mismo acto en Vocento. No quiere que la vida después del deporte sea otro sufrimiento, no quiere tener que depender de una prótesis cuando se retire. Por eso hay cautela en los entrenamientos y si ve que no puede, no puede. Y no pasa nada. Está al final de su carrera, y por eso quiere vivir con intensidad, consciente y con sonrisa cada paso que dé.En septiembre, la idea es volver a los entrenamientos fuertes, a ver cómo responde esa rodilla. Mientras, la Carolina Marín persona ya piensa en qué legado dejar para que se siga hablando de bádminton cuando ella lo deje. «Ser referente es una responsabilidad, tiene mucho valor, por abrir puertas y barreras en un deporte que nadie conocía en España». Para eso derribó el imperio chino; para eso sigue en pie, a pesar de las rodillas. Fue a cazar un volante y la rodilla hizo ‘crac’. Allí, en ese pabellón de La Chapelle que enmudeció mientras ella se deshacía en rabia y lágrimas, se dejó Carolina Marín una medalla de los Juegos Olímpicos de París que ya rozaba ( estaba a once puntos de la final ), tres años de preparación exhaustiva, cuatro años de aceptación y resurgir desde que otra rodilla la dejara sin Tokio 2020. Ahí, en ese «me he roto», vio incluso su carrera acabada. «En el vestuario seguí llorando y le dije a Fernando (su entrenador) que no podía más». Por la lesión, rotura del ligamento cruzado, por volver a otro calvario por el que ya había transitado no una sino dos veces más. Porque en París fue la rodilla derecha, pero en 2019 esa misma articulación ya había sufrido la misma rotura; y en 2021, a dos meses para los Juegos, fueron el ligamento y los meniscos de la izquierda los que paralizaron su vida personal y profesional, fuera de la cita olímpica en la que pretendía defender su oro de Río 2016.Demasiado dolor del que ha aprendido Marín, a las malas, y con el que ha cambiado sus prioridades, deportivas y vitales. Así lo recordaba el martes, 365 después de aquel ‘crac’. «Hace un año que todo cambió. No voy a contaros lo que pasó porque todos lo sabéis, pero sí quiero aprovechar este día para recordaros y recordarme una cosa: por mucho que planifiquemos y deseemos las cosas, la vida puede darle la vuelta a todo. Y por mucho que queramos más que nadie, a veces no sale. Pero sí está en nuestra mano que vivamos de la manera más intensa posible esos nuevos caminos que se abren. Y en eso estoy desde hace un año, porque han sido 365 días inolvidables y llenos de momentos increíbles», explicaba la jugadora en un sentido mensaje en sus redes sociales. En la primera foto, de rodillas ante el dolor; en las siguientes, como en las palabras, luz: playa, cumpleaños, sonrisas, Premio Princesa de Asturias , optimismo mezclado con madurez y experiencia, que no siempre llega por las buenas. «Mi camino sigue y sé dónde me gustaría que me lleve. No sé si llegaremos al destino que queremos, pero sé que disfrutaremos del trayecto. Gracias a todas y cada una de las personas que habéis formado parte de alguno de los días de este año tan especial», zanjaba.Ha querido despejarse de esa obligación de ser la Carolina Marín que parecía no sentir y que siempre se levantaba más fuerte, que lo es. Ha querido ser la Carolina Marín que disfruta de la vida; que el camino de oscuridad, de rehabilitación, de una pesadilla que se repite por tercera vez está ahí, pero también el apoyo de su gente, con la que ha pasado más tiempo del acostumbrado. Por encima de todo, la persona, que disfruta cada momento con los amigos y que se ha colgado una medalla de cariño que supera todos los hitos deportivos. «Me dan las gracias porque los valores son lo que de verdad importan. Me lo dicen por la calle y tienen toda la razón. Y es de lo que más orgullosa me puedo sentir», admitía en un acto en el acto WomenNow de Vocento en junio.Noticias relacionadas estandar No Bádminton Fernando Rivas sigue innovando: de la federación francesa de bádminton a la IA Laura Marta estandar No Carolina Marín es Doctora Honoris Causa de la Universidad de Huelva nerea fernándezDespués de tantas zancadillas, Marín se toma la vida deportiva con más calma. En septiembre, los primeros pasos; en diciembre estrenó «Carolina Marín: la lucha infinita»; en febrero, ejercicios en pista; en abril, los primeros raquetazos. «Echaba mucho de menos esto» , explicaba en un mensaje acompañado de las imágenes de esta nueva Carolina Marín jugadora. Aunque quedaba mucho para enfocarse en un nuevo objetivo deportivo. En principio, una bonita meta serían los Campeonatos de Europa de Huelva de 2026. Pero no se quiere obsesionar, que tiene un oro olímpico, tres oros mundiales, y siete de Europa, que tiene 32 años, pero la vida es mucho más.La vida sigue« Priorizo la salud al deporte, porque la vida sigue . La rodilla está aguantando. Ahora, para mí ganar es la posibilidad de coger una raqueta. Es algo que me ha costado mucho aceptar, pero mi rodilla está muy delicada», explicaba en el mismo acto en Vocento. No quiere que la vida después del deporte sea otro sufrimiento, no quiere tener que depender de una prótesis cuando se retire. Por eso hay cautela en los entrenamientos y si ve que no puede, no puede. Y no pasa nada. Está al final de su carrera, y por eso quiere vivir con intensidad, consciente y con sonrisa cada paso que dé.En septiembre, la idea es volver a los entrenamientos fuertes, a ver cómo responde esa rodilla. Mientras, la Carolina Marín persona ya piensa en qué legado dejar para que se siga hablando de bádminton cuando ella lo deje. «Ser referente es una responsabilidad, tiene mucho valor, por abrir puertas y barreras en un deporte que nadie conocía en España». Para eso derribó el imperio chino; para eso sigue en pie, a pesar de las rodillas. Fue a cazar un volante y la rodilla hizo ‘crac’. Allí, en ese pabellón de La Chapelle que enmudeció mientras ella se deshacía en rabia y lágrimas, se dejó Carolina Marín una medalla de los Juegos Olímpicos de París que ya rozaba ( estaba a once puntos de la final ), tres años de preparación exhaustiva, cuatro años de aceptación y resurgir desde que otra rodilla la dejara sin Tokio 2020. Ahí, en ese «me he roto», vio incluso su carrera acabada. «En el vestuario seguí llorando y le dije a Fernando (su entrenador) que no podía más». Por la lesión, rotura del ligamento cruzado, por volver a otro calvario por el que ya había transitado no una sino dos veces más. Porque en París fue la rodilla derecha, pero en 2019 esa misma articulación ya había sufrido la misma rotura; y en 2021, a dos meses para los Juegos, fueron el ligamento y los meniscos de la izquierda los que paralizaron su vida personal y profesional, fuera de la cita olímpica en la que pretendía defender su oro de Río 2016.Demasiado dolor del que ha aprendido Marín, a las malas, y con el que ha cambiado sus prioridades, deportivas y vitales. Así lo recordaba el martes, 365 después de aquel ‘crac’. «Hace un año que todo cambió. No voy a contaros lo que pasó porque todos lo sabéis, pero sí quiero aprovechar este día para recordaros y recordarme una cosa: por mucho que planifiquemos y deseemos las cosas, la vida puede darle la vuelta a todo. Y por mucho que queramos más que nadie, a veces no sale. Pero sí está en nuestra mano que vivamos de la manera más intensa posible esos nuevos caminos que se abren. Y en eso estoy desde hace un año, porque han sido 365 días inolvidables y llenos de momentos increíbles», explicaba la jugadora en un sentido mensaje en sus redes sociales. En la primera foto, de rodillas ante el dolor; en las siguientes, como en las palabras, luz: playa, cumpleaños, sonrisas, Premio Princesa de Asturias , optimismo mezclado con madurez y experiencia, que no siempre llega por las buenas. «Mi camino sigue y sé dónde me gustaría que me lleve. No sé si llegaremos al destino que queremos, pero sé que disfrutaremos del trayecto. Gracias a todas y cada una de las personas que habéis formado parte de alguno de los días de este año tan especial», zanjaba.Ha querido despejarse de esa obligación de ser la Carolina Marín que parecía no sentir y que siempre se levantaba más fuerte, que lo es. Ha querido ser la Carolina Marín que disfruta de la vida; que el camino de oscuridad, de rehabilitación, de una pesadilla que se repite por tercera vez está ahí, pero también el apoyo de su gente, con la que ha pasado más tiempo del acostumbrado. Por encima de todo, la persona, que disfruta cada momento con los amigos y que se ha colgado una medalla de cariño que supera todos los hitos deportivos. «Me dan las gracias porque los valores son lo que de verdad importan. Me lo dicen por la calle y tienen toda la razón. Y es de lo que más orgullosa me puedo sentir», admitía en un acto en el acto WomenNow de Vocento en junio.Noticias relacionadas estandar No Bádminton Fernando Rivas sigue innovando: de la federación francesa de bádminton a la IA Laura Marta estandar No Carolina Marín es Doctora Honoris Causa de la Universidad de Huelva nerea fernándezDespués de tantas zancadillas, Marín se toma la vida deportiva con más calma. En septiembre, los primeros pasos; en diciembre estrenó «Carolina Marín: la lucha infinita»; en febrero, ejercicios en pista; en abril, los primeros raquetazos. «Echaba mucho de menos esto» , explicaba en un mensaje acompañado de las imágenes de esta nueva Carolina Marín jugadora. Aunque quedaba mucho para enfocarse en un nuevo objetivo deportivo. En principio, una bonita meta serían los Campeonatos de Europa de Huelva de 2026. Pero no se quiere obsesionar, que tiene un oro olímpico, tres oros mundiales, y siete de Europa, que tiene 32 años, pero la vida es mucho más.La vida sigue« Priorizo la salud al deporte, porque la vida sigue . La rodilla está aguantando. Ahora, para mí ganar es la posibilidad de coger una raqueta. Es algo que me ha costado mucho aceptar, pero mi rodilla está muy delicada», explicaba en el mismo acto en Vocento. No quiere que la vida después del deporte sea otro sufrimiento, no quiere tener que depender de una prótesis cuando se retire. Por eso hay cautela en los entrenamientos y si ve que no puede, no puede. Y no pasa nada. Está al final de su carrera, y por eso quiere vivir con intensidad, consciente y con sonrisa cada paso que dé.En septiembre, la idea es volver a los entrenamientos fuertes, a ver cómo responde esa rodilla. Mientras, la Carolina Marín persona ya piensa en qué legado dejar para que se siga hablando de bádminton cuando ella lo deje. «Ser referente es una responsabilidad, tiene mucho valor, por abrir puertas y barreras en un deporte que nadie conocía en España». Para eso derribó el imperio chino; para eso sigue en pie, a pesar de las rodillas. RSS de noticias de deportes
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