Una protesta educativa de carácter masivo, surgida al margen de los cauces sindicales tradicionales, ha sacudido en las últimas semanas Asturias, alumna aventajada de la enseñanza española, cuyos resultados en todas las evaluaciones internacionales se sitúan entre los mejores del país. Manifestaciones multitudinarias, una huelga indefinida, encierros en institutos de secundaria, y la dimisión de cerca de un centenar de directores de primaria han puesto contra las cuerdas al Ejecutivo autonómico, presidido por el socialista Adrián Barbón, han forzado la dimisión de la consejera de Educación, Lydia Espina, y han conducido, esta semana, a la firma de un acuerdo para la mejora de diversos aspectos de las condiciones laborales. El incendio educativo asturiano ha puesto de manifiesto un gran malestar entre el profesorado que, según admitió Barbón, había pasado inadvertido para las autoridades educativas: “Tengo que decirlo: el Gobierno no vio, no sintió el malestar, no sintió que este malestar era tan enorme”. El aviso trasciende los límites del Principado, porque los factores que operan en Asturias existen, en mayor o menor medida, en toda España.
Las causas de la huelga que ha sacudido el Principado existen en toda España: falta de recursos para atender a un alumnado cada vez más complejo, salarios estancados, y aumento de la carga burocrática
Una protesta educativa de carácter masivo, surgida al margen de los cauces sindicales tradicionales, ha sacudido en las últimas semanas Asturias, alumna aventajada de la enseñanza española, cuyos resultados en todas las evaluaciones internacionales se sitúan entre los mejores del país. Manifestaciones multitudinarias, una huelga indefinida, encierros en institutos de secundaria, y la dimisión de cerca de un centenar de directores de primaria han puesto contra las cuerdas al Ejecutivo autonómico, presidido por el socialista Adrián Barbón, han forzado la dimisión de la consejera de Educación, Lydia Espina, y han conducido, esta semana, a la firma de un acuerdo para la mejora de diversos aspectos de las condiciones laborales. El incendio educativo asturiano ha puesto de manifiesto un gran malestar entre el profesorado que, según admitió Barbón, había pasado inadvertido para las autoridades educativas: “Tengo que decirlo: el Gobierno no vio, no sintió el malestar, no sintió que este malestar era tan enorme”. El aviso trasciende los límites del Principado, porque los factores que operan en Asturias existen, en mayor o menor medida, en toda España.
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