Tras más de tres años de guerra en Ucrania, Rusia parece dispuesta a todo para seguir nutriendo sus filas: desde reclutar prisioneros condenados por crímenes violentos hasta, incluso, considerar el uso de tropas norcoreanas o chinas . Una realidad cada vez más palpable es que, en muchas regiones remotas de Rusia, la muerte en el frente puede ser tremendamente más rentable que vivir. En lugares como Tuvá, una de las regiones más castigadas del país —con una tasa de pobreza que triplica la media nacional— los depósitos bancarios han aumentado un 152 % desde el inicio del conflicto. Allí, los soldados pueden valer más muertos que vivos.Incluso hay familias que reciben una notificación de defunción de sus allegados cuando realmente seguían vivos. Según el medio independiente ruso IStories, hay casos en los que se entregaron ataúdes sellados con la advertencia de no abrirlos, y luego esas mismas personas fueron reconocidas como prisioneros de guerra de los ucranianos en la televisión. Algunas familias, temiendo perder la indemnización estatal, prefieren guardar silencio.’Deathonomics’Los obituarios se multiplican en los periódicos regionales, pero lo que sucede detrás de esa tragedia personal es una poderosa dinámica económica. Según ‘The Wall Street Journal’, los pagos por muerte en combate están cambiando radicalmente la vida de quienes se quedan atrás.El economista ruso Vladislav Inozemtsev calcula que la familia de un soldado de 35 años que lucha un año y muere en combate puede recibir hasta 14,5 millones de rublos —unos 127.000 euros al tipo de cambio actual—. Esta suma supera con creces lo que habría ganado trabajando como civil hasta los 60 años en muchas regiones del país. Además, estas familias acceden a bonificaciones, seguros y programas sociales. «Ir al frente y morir un año después es económicamente más rentable que seguir viviendo», afirma Inozemtsev, quien ha acuñado el término ‘deathonomics’ para describir este fenómeno.Remesas desde el más alláEl periódico estadounidense detalla que el aumento de los pagos por fallecimiento está inyectando riqueza en algunas de las zonas más pobres de Rusia. Es como si toda una generación hubiera encontrado trabajo en el extranjero y ahora enviara remesas. «Según las estadísticas oficiales, los niveles de pobreza se encuentran en su nivel más bajo desde que se inició la recopilación de datos en 1995… La guerra en Ucrania ha transformado la suerte de quienes están dispuestos a luchar, mejorando no solo sus ingresos, sino también su estatus social. El gobierno ha lanzado un nuevo programa, llamado ‘Tiempo de Héroes’, destinado a capacitar a militares para puestos gubernamentales», destaca WSJ. El dinero fluye hacia comunidades marginales, revitaliza comercios, impulsa la compra de vehículos y la construcción de viviendas. Familias que no habrían podido acceder nunca a ciertos bienes, hoy compran apartamentos y autos gracias a la muerte de sus hijos o esposos.Es el caso de Lyudmila, una mujer de 54 años que vive a 40 km de la frontera con Mongolia. Perdió a su hijo y su esposo en la guerra. Tras años ahorrando para un apartamento en Ulán-Udé, las indemnizaciones le permitieron comprar dos apartamentos y un coche para su hija.Sin embargo, este flujo de dinero tiene un coste macroeconómico: según el grupo de análisis Re: Rusia, los pagos por muertes en combate representaron casi el 8 % del gasto estatal en el año fiscal hasta junio de 2024. Esta presión ha contribuido al aumento del déficit y a una inflación persistente, forzando al Banco Central a elevar los tipos de interés hasta un 21 %, uno de los niveles más altos desde la era soviética. Además, la movilización ha provocado una escasez crítica de mano de obra, afectando sectores como la construcción, el transporte y la industria.Los ‘muertos’ que aún respiranAlgunos de los supuestos fallecidos en combate, sin embargo, no están muertos. El caso del teniente Oleg Farniyev lo ilustra con crudeza. Según el Ministerio de Defensa ruso, murió cuando su helicóptero fue derribado en abril de 2022. Su padre, convencido de que su hijo estaba vivo, lo buscó durante meses en territorios ocupados por Rusia. Aunque se le entregaron restos supuestamente identificados por ADN y se le otorgó una medalla póstuma, IStories descubrió que Farniyev apareció meses después en una lista de prisioneros de guerra publicada por Ucrania. Su esposa solicitó explicaciones, pero nunca le mostraron los resultados de ADN ni le permitieron ver el cuerpo.Otro caso impactante es el de Olga (nombre ficticio para mantener su anonimato), madre de cuatro hijos . Su esposo se unió al grupo Wagner en mayo de 2023 y fue declarado muerto apenas un día después de llegar al frente. No le dieron ningún detalle, solo le dijeron que habían encontrado restos quemados junto a su placa y su rifle automático «Me aseguraron que no podía haber ninguna duda. Me enviaron un ataúd, que no prohibieron, pero no recomendaron abrir: «¿Cómo vas a vivir con eso después?», me dijeron», cuenta a IStories. Pero luego logró contactar con al menos diez combatientes que vieron a su esposo con vida hasta julio, y en otoño lo reconoció en un video de soldados capturados. Posteriormente, descubrió que Wagner nunca lo registró oficialmente como muerto, sino como desaparecido, para justificar el pago de la indemnización. «Me dijeron que a los desaparecidos los registran como muertos para cerrar el caso y cumplir con los pagos a las familias», relata Olga.Ella ahora desea exhumar el cuerpo y hacer una prueba de ADN. Pero los padres de su esposo se oponen. «Alguien no quiere molestar al difunto por razones morales. Y alguien, solo por dinero» , sospecha.Putin y la glorificación de la ‘muerte útil’En suma, la guerra en Ucrania ha creado un sistema en el que en una Rusia empobrecida y aislada, la ‘deathonomics’ ha pasado de ser una consecuencia trágica a un modelo de subsistencia.Mientras esta economía silenciosa se consolida, el Kremlin promueve activamente el discurso de que morir en el frente es preferible a una vida miserable en la periferia rusa. En una reunión con madres que perdieron a sus hijos , Vladimir Putin dijo: «Perder a un ser querido es una gran tragedia, un vacío irreparable. Pero hay personas que apenas sobreviven, que mueren por vodka o por cualquier otra cosa … Tu hijo sobrevivió. Cumplió su objetivo».MÁS INFORMACIÓN Vencedores o vencidos: ‘La solución Carelia’ para acabar con una guerra que Rusia no puede ganar, pero tampoco perder Mapean los pozos de tortura de niños en Ucrania: Engaño, deportación, campos de filtración o gulag ‘Doce del patíbulo’: «Iréis al infierno y será vuestro billete de salida» Cómo China «se comerá» a Rusia: «La idea es recuperar sus tierras por las buenas o por las malas»En otro encuentro, el gobernador de una región del Lejano Oriente resumió el nuevo código moral del régimen: «Un niño debe entenderlo. Sí, su padre murió como un héroe, pero gracias a él tiene un apartamento. Eso hace a los niños más patriotas». Tras más de tres años de guerra en Ucrania, Rusia parece dispuesta a todo para seguir nutriendo sus filas: desde reclutar prisioneros condenados por crímenes violentos hasta, incluso, considerar el uso de tropas norcoreanas o chinas . Una realidad cada vez más palpable es que, en muchas regiones remotas de Rusia, la muerte en el frente puede ser tremendamente más rentable que vivir. En lugares como Tuvá, una de las regiones más castigadas del país —con una tasa de pobreza que triplica la media nacional— los depósitos bancarios han aumentado un 152 % desde el inicio del conflicto. Allí, los soldados pueden valer más muertos que vivos.Incluso hay familias que reciben una notificación de defunción de sus allegados cuando realmente seguían vivos. Según el medio independiente ruso IStories, hay casos en los que se entregaron ataúdes sellados con la advertencia de no abrirlos, y luego esas mismas personas fueron reconocidas como prisioneros de guerra de los ucranianos en la televisión. Algunas familias, temiendo perder la indemnización estatal, prefieren guardar silencio.’Deathonomics’Los obituarios se multiplican en los periódicos regionales, pero lo que sucede detrás de esa tragedia personal es una poderosa dinámica económica. Según ‘The Wall Street Journal’, los pagos por muerte en combate están cambiando radicalmente la vida de quienes se quedan atrás.El economista ruso Vladislav Inozemtsev calcula que la familia de un soldado de 35 años que lucha un año y muere en combate puede recibir hasta 14,5 millones de rublos —unos 127.000 euros al tipo de cambio actual—. Esta suma supera con creces lo que habría ganado trabajando como civil hasta los 60 años en muchas regiones del país. Además, estas familias acceden a bonificaciones, seguros y programas sociales. «Ir al frente y morir un año después es económicamente más rentable que seguir viviendo», afirma Inozemtsev, quien ha acuñado el término ‘deathonomics’ para describir este fenómeno.Remesas desde el más alláEl periódico estadounidense detalla que el aumento de los pagos por fallecimiento está inyectando riqueza en algunas de las zonas más pobres de Rusia. Es como si toda una generación hubiera encontrado trabajo en el extranjero y ahora enviara remesas. «Según las estadísticas oficiales, los niveles de pobreza se encuentran en su nivel más bajo desde que se inició la recopilación de datos en 1995… La guerra en Ucrania ha transformado la suerte de quienes están dispuestos a luchar, mejorando no solo sus ingresos, sino también su estatus social. El gobierno ha lanzado un nuevo programa, llamado ‘Tiempo de Héroes’, destinado a capacitar a militares para puestos gubernamentales», destaca WSJ. El dinero fluye hacia comunidades marginales, revitaliza comercios, impulsa la compra de vehículos y la construcción de viviendas. Familias que no habrían podido acceder nunca a ciertos bienes, hoy compran apartamentos y autos gracias a la muerte de sus hijos o esposos.Es el caso de Lyudmila, una mujer de 54 años que vive a 40 km de la frontera con Mongolia. Perdió a su hijo y su esposo en la guerra. Tras años ahorrando para un apartamento en Ulán-Udé, las indemnizaciones le permitieron comprar dos apartamentos y un coche para su hija.Sin embargo, este flujo de dinero tiene un coste macroeconómico: según el grupo de análisis Re: Rusia, los pagos por muertes en combate representaron casi el 8 % del gasto estatal en el año fiscal hasta junio de 2024. Esta presión ha contribuido al aumento del déficit y a una inflación persistente, forzando al Banco Central a elevar los tipos de interés hasta un 21 %, uno de los niveles más altos desde la era soviética. Además, la movilización ha provocado una escasez crítica de mano de obra, afectando sectores como la construcción, el transporte y la industria.Los ‘muertos’ que aún respiranAlgunos de los supuestos fallecidos en combate, sin embargo, no están muertos. El caso del teniente Oleg Farniyev lo ilustra con crudeza. Según el Ministerio de Defensa ruso, murió cuando su helicóptero fue derribado en abril de 2022. Su padre, convencido de que su hijo estaba vivo, lo buscó durante meses en territorios ocupados por Rusia. Aunque se le entregaron restos supuestamente identificados por ADN y se le otorgó una medalla póstuma, IStories descubrió que Farniyev apareció meses después en una lista de prisioneros de guerra publicada por Ucrania. Su esposa solicitó explicaciones, pero nunca le mostraron los resultados de ADN ni le permitieron ver el cuerpo.Otro caso impactante es el de Olga (nombre ficticio para mantener su anonimato), madre de cuatro hijos . Su esposo se unió al grupo Wagner en mayo de 2023 y fue declarado muerto apenas un día después de llegar al frente. No le dieron ningún detalle, solo le dijeron que habían encontrado restos quemados junto a su placa y su rifle automático «Me aseguraron que no podía haber ninguna duda. Me enviaron un ataúd, que no prohibieron, pero no recomendaron abrir: «¿Cómo vas a vivir con eso después?», me dijeron», cuenta a IStories. Pero luego logró contactar con al menos diez combatientes que vieron a su esposo con vida hasta julio, y en otoño lo reconoció en un video de soldados capturados. Posteriormente, descubrió que Wagner nunca lo registró oficialmente como muerto, sino como desaparecido, para justificar el pago de la indemnización. «Me dijeron que a los desaparecidos los registran como muertos para cerrar el caso y cumplir con los pagos a las familias», relata Olga.Ella ahora desea exhumar el cuerpo y hacer una prueba de ADN. Pero los padres de su esposo se oponen. «Alguien no quiere molestar al difunto por razones morales. Y alguien, solo por dinero» , sospecha.Putin y la glorificación de la ‘muerte útil’En suma, la guerra en Ucrania ha creado un sistema en el que en una Rusia empobrecida y aislada, la ‘deathonomics’ ha pasado de ser una consecuencia trágica a un modelo de subsistencia.Mientras esta economía silenciosa se consolida, el Kremlin promueve activamente el discurso de que morir en el frente es preferible a una vida miserable en la periferia rusa. En una reunión con madres que perdieron a sus hijos , Vladimir Putin dijo: «Perder a un ser querido es una gran tragedia, un vacío irreparable. Pero hay personas que apenas sobreviven, que mueren por vodka o por cualquier otra cosa … Tu hijo sobrevivió. Cumplió su objetivo».MÁS INFORMACIÓN Vencedores o vencidos: ‘La solución Carelia’ para acabar con una guerra que Rusia no puede ganar, pero tampoco perder Mapean los pozos de tortura de niños en Ucrania: Engaño, deportación, campos de filtración o gulag ‘Doce del patíbulo’: «Iréis al infierno y será vuestro billete de salida» Cómo China «se comerá» a Rusia: «La idea es recuperar sus tierras por las buenas o por las malas»En otro encuentro, el gobernador de una región del Lejano Oriente resumió el nuevo código moral del régimen: «Un niño debe entenderlo. Sí, su padre murió como un héroe, pero gracias a él tiene un apartamento. Eso hace a los niños más patriotas». Tras más de tres años de guerra en Ucrania, Rusia parece dispuesta a todo para seguir nutriendo sus filas: desde reclutar prisioneros condenados por crímenes violentos hasta, incluso, considerar el uso de tropas norcoreanas o chinas . Una realidad cada vez más palpable es que, en muchas regiones remotas de Rusia, la muerte en el frente puede ser tremendamente más rentable que vivir. En lugares como Tuvá, una de las regiones más castigadas del país —con una tasa de pobreza que triplica la media nacional— los depósitos bancarios han aumentado un 152 % desde el inicio del conflicto. Allí, los soldados pueden valer más muertos que vivos.Incluso hay familias que reciben una notificación de defunción de sus allegados cuando realmente seguían vivos. Según el medio independiente ruso IStories, hay casos en los que se entregaron ataúdes sellados con la advertencia de no abrirlos, y luego esas mismas personas fueron reconocidas como prisioneros de guerra de los ucranianos en la televisión. Algunas familias, temiendo perder la indemnización estatal, prefieren guardar silencio.’Deathonomics’Los obituarios se multiplican en los periódicos regionales, pero lo que sucede detrás de esa tragedia personal es una poderosa dinámica económica. Según ‘The Wall Street Journal’, los pagos por muerte en combate están cambiando radicalmente la vida de quienes se quedan atrás.El economista ruso Vladislav Inozemtsev calcula que la familia de un soldado de 35 años que lucha un año y muere en combate puede recibir hasta 14,5 millones de rublos —unos 127.000 euros al tipo de cambio actual—. Esta suma supera con creces lo que habría ganado trabajando como civil hasta los 60 años en muchas regiones del país. Además, estas familias acceden a bonificaciones, seguros y programas sociales. «Ir al frente y morir un año después es económicamente más rentable que seguir viviendo», afirma Inozemtsev, quien ha acuñado el término ‘deathonomics’ para describir este fenómeno.Remesas desde el más alláEl periódico estadounidense detalla que el aumento de los pagos por fallecimiento está inyectando riqueza en algunas de las zonas más pobres de Rusia. Es como si toda una generación hubiera encontrado trabajo en el extranjero y ahora enviara remesas. «Según las estadísticas oficiales, los niveles de pobreza se encuentran en su nivel más bajo desde que se inició la recopilación de datos en 1995… La guerra en Ucrania ha transformado la suerte de quienes están dispuestos a luchar, mejorando no solo sus ingresos, sino también su estatus social. El gobierno ha lanzado un nuevo programa, llamado ‘Tiempo de Héroes’, destinado a capacitar a militares para puestos gubernamentales», destaca WSJ. El dinero fluye hacia comunidades marginales, revitaliza comercios, impulsa la compra de vehículos y la construcción de viviendas. Familias que no habrían podido acceder nunca a ciertos bienes, hoy compran apartamentos y autos gracias a la muerte de sus hijos o esposos.Es el caso de Lyudmila, una mujer de 54 años que vive a 40 km de la frontera con Mongolia. Perdió a su hijo y su esposo en la guerra. Tras años ahorrando para un apartamento en Ulán-Udé, las indemnizaciones le permitieron comprar dos apartamentos y un coche para su hija.Sin embargo, este flujo de dinero tiene un coste macroeconómico: según el grupo de análisis Re: Rusia, los pagos por muertes en combate representaron casi el 8 % del gasto estatal en el año fiscal hasta junio de 2024. Esta presión ha contribuido al aumento del déficit y a una inflación persistente, forzando al Banco Central a elevar los tipos de interés hasta un 21 %, uno de los niveles más altos desde la era soviética. Además, la movilización ha provocado una escasez crítica de mano de obra, afectando sectores como la construcción, el transporte y la industria.Los ‘muertos’ que aún respiranAlgunos de los supuestos fallecidos en combate, sin embargo, no están muertos. El caso del teniente Oleg Farniyev lo ilustra con crudeza. Según el Ministerio de Defensa ruso, murió cuando su helicóptero fue derribado en abril de 2022. Su padre, convencido de que su hijo estaba vivo, lo buscó durante meses en territorios ocupados por Rusia. Aunque se le entregaron restos supuestamente identificados por ADN y se le otorgó una medalla póstuma, IStories descubrió que Farniyev apareció meses después en una lista de prisioneros de guerra publicada por Ucrania. Su esposa solicitó explicaciones, pero nunca le mostraron los resultados de ADN ni le permitieron ver el cuerpo.Otro caso impactante es el de Olga (nombre ficticio para mantener su anonimato), madre de cuatro hijos . Su esposo se unió al grupo Wagner en mayo de 2023 y fue declarado muerto apenas un día después de llegar al frente. No le dieron ningún detalle, solo le dijeron que habían encontrado restos quemados junto a su placa y su rifle automático «Me aseguraron que no podía haber ninguna duda. Me enviaron un ataúd, que no prohibieron, pero no recomendaron abrir: «¿Cómo vas a vivir con eso después?», me dijeron», cuenta a IStories. Pero luego logró contactar con al menos diez combatientes que vieron a su esposo con vida hasta julio, y en otoño lo reconoció en un video de soldados capturados. Posteriormente, descubrió que Wagner nunca lo registró oficialmente como muerto, sino como desaparecido, para justificar el pago de la indemnización. «Me dijeron que a los desaparecidos los registran como muertos para cerrar el caso y cumplir con los pagos a las familias», relata Olga.Ella ahora desea exhumar el cuerpo y hacer una prueba de ADN. Pero los padres de su esposo se oponen. «Alguien no quiere molestar al difunto por razones morales. Y alguien, solo por dinero» , sospecha.Putin y la glorificación de la ‘muerte útil’En suma, la guerra en Ucrania ha creado un sistema en el que en una Rusia empobrecida y aislada, la ‘deathonomics’ ha pasado de ser una consecuencia trágica a un modelo de subsistencia.Mientras esta economía silenciosa se consolida, el Kremlin promueve activamente el discurso de que morir en el frente es preferible a una vida miserable en la periferia rusa. En una reunión con madres que perdieron a sus hijos , Vladimir Putin dijo: «Perder a un ser querido es una gran tragedia, un vacío irreparable. Pero hay personas que apenas sobreviven, que mueren por vodka o por cualquier otra cosa … Tu hijo sobrevivió. Cumplió su objetivo».MÁS INFORMACIÓN Vencedores o vencidos: ‘La solución Carelia’ para acabar con una guerra que Rusia no puede ganar, pero tampoco perder Mapean los pozos de tortura de niños en Ucrania: Engaño, deportación, campos de filtración o gulag ‘Doce del patíbulo’: «Iréis al infierno y será vuestro billete de salida» Cómo China «se comerá» a Rusia: «La idea es recuperar sus tierras por las buenas o por las malas»En otro encuentro, el gobernador de una región del Lejano Oriente resumió el nuevo código moral del régimen: «Un niño debe entenderlo. Sí, su padre murió como un héroe, pero gracias a él tiene un apartamento. Eso hace a los niños más patriotas». RSS de noticias de internacional
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