En los últimos años, la Formación Profesional (FP) ha dejado de ser la “hermana pobre” del sistema educativo para convertirse en una pieza clave del desarrollo económico, territorial y social. Lo entendieron bien los gobiernos progresistas de la Comunitat Valenciana, presididos por Ximo Puig entre 2015 y 2023, que impulsaron una expansión sin precedentes de plazas, centros, titulaciones, profesorado y programas de FP Dual. También lo entendieron —al menos en el discurso— quienes llegaron al gobierno en 2023: Carlos Mazón y su conseller de Educación, José Antonio Rovira, afirmaron que la FP sería su prioridad. Sin embargo, dos años después, lo que muestran los hechos es un profundo retroceso, difícil de justificar y con consecuencias muy preocupantes.
El malestar se extiende ya por numerosos institutos valencianos, cuyos equipos docentes están alzando la voz ante los recortes, la sobrecarga laboral y el deterioro progresivo de las condiciones
En los últimos años, la Formación Profesional (FP) ha dejado de ser la “hermana pobre” del sistema educativo para convertirse en una pieza clave del desarrollo económico, territorial y social. Lo entendieron bien los gobiernos progresistas de la Comunitat Valenciana, presididos por Ximo Puig entre 2015 y 2023, que impulsaron una expansión sin precedentes de plazas, centros, titulaciones, profesorado y programas de FP Dual. También lo entendieron —al menos en el discurso— quienes llegaron al gobierno en 2023: Carlos Mazón y su conseller de Educación, José Antonio Rovira, afirmaron que la FP sería su prioridad. Sin embargo, dos años después, lo que muestran los hechos es un profundo retroceso, difícil de justificar y con consecuencias muy preocupantes.
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