Dos castilletes se elevan en el estrecho valle de Turón, concejo de Mieres, Asturias, entre el río y la carretera, encajonados en los montes espesos de castaños. Es el Pozo Santa Bárbara, que está de aniversario: hace 30 años, en 1995, se paró aquí la extracción de carbón. Hace tiempo que no hay ruidos industriales: solo el viento que sopla a través de las ramas, el agua que corre en el río, algún coche que pasa, no muchos.
A pesar del fin de la extracción, la impronta de aquel mundo de conciencia de clase y solidaridad sigue muy presente en las cuencas mineras
Dos castilletes se elevan en el estrecho valle de Turón, concejo de Mieres, Asturias, entre el río y la carretera, encajonados en los montes espesos de castaños. Es el Pozo Santa Bárbara, que está de aniversario: hace 30 años, en 1995, se paró aquí la extracción de carbón. Hace tiempo que no hay ruidos industriales: solo el viento que sopla a través de las ramas, el agua que corre en el río, algún coche que pasa, no muchos.
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