Hay una postal de Tortosa que conviene verla en persona. En lugar de dirigirse al alojamiento nada más llegar para dejar las cosas, cambia todo si primero se hace una parada en el barrio de Ferrerías, en la margen derecha del Ebro. La fotografía es la siguiente: el río descansa tumbado y la Tortosa vieja, ya en la orilla, se despliega en cinco o seis alturas, no más, y muestra su cara en cinco o seis variaciones del ocre. Arriba del todo, en armonía con el resto de los edificios, despunta el castillo de la Zuda, sobre el que construyó el parador en 1976.
El parador de Tortosa, construido en nueva planta sobre un castillo árabe en un asentamiento íbero y romano, atrae visitantes por sus casas modernistas, los paisajes y los pájaros del delta del Ebro, y los arroces que se cocinan con el grano que allí se siembra
Hay una postal de Tortosa que conviene verla en persona. En lugar de dirigirse al alojamiento nada más llegar para dejar las cosas, cambia todo si primero se hace una parada en el barrio de Ferrerías, en la margen derecha del Ebro. La fotografía es la siguiente: el río descansa tumbado y la Tortosa vieja, ya en la orilla, se despliega en cinco o seis alturas, no más, y muestra su cara en cinco o seis variaciones del ocre. Arriba del todo, en armonía con el resto de los edificios, despunta el castillo de la Zuda, sobre el que construyó el parador en 1976.
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