Estudió Filosofía porque, desde pequeña, le gustaba ir más allá de las cosas. Buscando respuestas, sin embargo, lo que encontró fue más preguntas. Pero también, en la carrera, a dos extraordinarios compañeros de viaje, buscadores como ella de «lecturas más allá del texto». Así que con el bagaje de Isaac Juncos, que ya tenía su propia experiencia editora, y de Ignacio Pajón, que aportaba y aporta su visión como escritor (con obras como ‘Cualquier lugar, cualquier día’ o ‘Claves para entender el escepticismo antiguo’), se decidió a fundar Ediciones Antígona , en el año 2006. En Antígona, Conchita Piña (Madrid, 1977) es directora de las colecciones Teatro y Crítica, así como de la agencia que lleva su nombre (Conchita Piña Agencia de Teatro), porque en la editorial, desde el principio, la otra cara de la filosofía siempre han sido las artes escénicas. Y viceversa. De hecho, el sello se presenta en primer lugar como especializado en la publicación de textos teatrales contemporáneos, y después todo lo demás: crítica, educación y pensamiento. Conchita, que es académica de las Artes Escénicas y pertenece a la Liga de las Mujeres Profesionales del Teatro, conduce también un programa de radio podcast en Bilbao, donde habla, al lado de Javier Liñera, «del teatro y sus periferias». Y tiene además en la imprenta, para publicar en 2026, un libro de poemas: ‘Ejercicios de filosofía para caer de pie’. Nada de extrañar en una niña que aprendió a leer con el ‘Romancero gitano’, y que se enamoró para siempre del teatro con ‘Yerma’, ‘La casa de Bernarda Alba’ y ‘Bodas de sangre’, de Federico García Lorca. Para una mujer que entiende que el teatro y la filosofía están tan cerca que a veces se pueden llegar a confundir. La pura esencia de Antígona.Piña conduce también un programa de radio podcast en Bilbao, donde habla, al lado de Javier Liñera, «del teatro y sus periferias»A mayores de todo eso, y consciente del alto valor educativo de la literatura dramática entre los escolares, desde hace un tiempo el sello funciona también con la sección Antígona Educa, una línea didáctica de publicaciones que fomenta la lectura de teatro en las aulas. Sin olvidar las acciones directas para difundir, promocionar y visibilizar el teatro contemporáneo, a través de la agencia o de la colaboración con el Cervantes Theatre de Londres , centrada en la traducción y producción de obras de autores españoles e hispanoamericanos. El resultado, dice Conchita Piña, no solo es que el teatro, frente a los agoreros que nunca dejan de hablar de su eterna crisis, hoy vive un momento espectacular de creatividad y conexión con el público, sino que la literatura dramática ha encontrado también sus lectores. Y de todas las edades. Teatro para leer que, sin llegar a ser necesariamente un producto intelectual o de tesis, está «sostenido por una corriente de pensamiento» que nos hace reflexionar, analizar, cambiar… Que nos termina de conformar como personas. Y libros, claro está, en papel. Porque el teatro es un arte efímero que necesita consignarse en letra impresa para poder ser patrimonio literario. Y porque en literatura ningún soporte ha conseguido desplazar todavía al formato del libro. Y menos aún en teatro, donde el papel del papel, con toda la connotación que le queramos dar, sigue siendo absolutamente fundamental. Veinte años (casi) después de su fundación, la editora recuerda bien aquellos primeros pasos balbucientes de Antígona, donde los tres socios fundadores, Isaac, Ignacio y ella misma, miraban con mucho respeto el universo de los libros desde la universidad. Y disfruta pensando que lo que entonces comenzó con la ilusión de publicar aquello que les gustaría leer, y que no les resultaba fácil de encontrar, es hoy una realidad compartida por miles de lectores. Miles de lectores, a pesar de reconocer que el teatro, como mercado editorial, sigue siendo un género minoritario entre los minoritarios. Si bien cuanta hoy con autores «realmente interesantes». Teatro y pensamiento, con la poesía de fondo, que desde los inicios de nuestra cultura grecolatina estuvieron juntos en el empeño de interpretar y reinterpretar lo que somos y lo que querríamos ser. Pero que hoy, quizás, entre las nuevas generaciones de autores y lectores españoles, hispanoamericanos y europeos, tienen todavía una soldadura más fuerte, ante la necesidad de reflexionar sobre un presente muchas veces confuso e inquietante, pero apasionante. Una generación, dice Conchita Piña, a la que está muy orgullosa de pertenecer y que, pese a todo lo que pudiera creerse, tiene un gran futuro por delante. Al menos mientras existan libros en papel; mientras queden dramaturgias por escribir…, y escenarios donde representar al ser humano. Estudió Filosofía porque, desde pequeña, le gustaba ir más allá de las cosas. Buscando respuestas, sin embargo, lo que encontró fue más preguntas. Pero también, en la carrera, a dos extraordinarios compañeros de viaje, buscadores como ella de «lecturas más allá del texto». Así que con el bagaje de Isaac Juncos, que ya tenía su propia experiencia editora, y de Ignacio Pajón, que aportaba y aporta su visión como escritor (con obras como ‘Cualquier lugar, cualquier día’ o ‘Claves para entender el escepticismo antiguo’), se decidió a fundar Ediciones Antígona , en el año 2006. En Antígona, Conchita Piña (Madrid, 1977) es directora de las colecciones Teatro y Crítica, así como de la agencia que lleva su nombre (Conchita Piña Agencia de Teatro), porque en la editorial, desde el principio, la otra cara de la filosofía siempre han sido las artes escénicas. Y viceversa. De hecho, el sello se presenta en primer lugar como especializado en la publicación de textos teatrales contemporáneos, y después todo lo demás: crítica, educación y pensamiento. Conchita, que es académica de las Artes Escénicas y pertenece a la Liga de las Mujeres Profesionales del Teatro, conduce también un programa de radio podcast en Bilbao, donde habla, al lado de Javier Liñera, «del teatro y sus periferias». Y tiene además en la imprenta, para publicar en 2026, un libro de poemas: ‘Ejercicios de filosofía para caer de pie’. Nada de extrañar en una niña que aprendió a leer con el ‘Romancero gitano’, y que se enamoró para siempre del teatro con ‘Yerma’, ‘La casa de Bernarda Alba’ y ‘Bodas de sangre’, de Federico García Lorca. Para una mujer que entiende que el teatro y la filosofía están tan cerca que a veces se pueden llegar a confundir. La pura esencia de Antígona.Piña conduce también un programa de radio podcast en Bilbao, donde habla, al lado de Javier Liñera, «del teatro y sus periferias»A mayores de todo eso, y consciente del alto valor educativo de la literatura dramática entre los escolares, desde hace un tiempo el sello funciona también con la sección Antígona Educa, una línea didáctica de publicaciones que fomenta la lectura de teatro en las aulas. Sin olvidar las acciones directas para difundir, promocionar y visibilizar el teatro contemporáneo, a través de la agencia o de la colaboración con el Cervantes Theatre de Londres , centrada en la traducción y producción de obras de autores españoles e hispanoamericanos. El resultado, dice Conchita Piña, no solo es que el teatro, frente a los agoreros que nunca dejan de hablar de su eterna crisis, hoy vive un momento espectacular de creatividad y conexión con el público, sino que la literatura dramática ha encontrado también sus lectores. Y de todas las edades. Teatro para leer que, sin llegar a ser necesariamente un producto intelectual o de tesis, está «sostenido por una corriente de pensamiento» que nos hace reflexionar, analizar, cambiar… Que nos termina de conformar como personas. Y libros, claro está, en papel. Porque el teatro es un arte efímero que necesita consignarse en letra impresa para poder ser patrimonio literario. Y porque en literatura ningún soporte ha conseguido desplazar todavía al formato del libro. Y menos aún en teatro, donde el papel del papel, con toda la connotación que le queramos dar, sigue siendo absolutamente fundamental. Veinte años (casi) después de su fundación, la editora recuerda bien aquellos primeros pasos balbucientes de Antígona, donde los tres socios fundadores, Isaac, Ignacio y ella misma, miraban con mucho respeto el universo de los libros desde la universidad. Y disfruta pensando que lo que entonces comenzó con la ilusión de publicar aquello que les gustaría leer, y que no les resultaba fácil de encontrar, es hoy una realidad compartida por miles de lectores. Miles de lectores, a pesar de reconocer que el teatro, como mercado editorial, sigue siendo un género minoritario entre los minoritarios. Si bien cuanta hoy con autores «realmente interesantes». Teatro y pensamiento, con la poesía de fondo, que desde los inicios de nuestra cultura grecolatina estuvieron juntos en el empeño de interpretar y reinterpretar lo que somos y lo que querríamos ser. Pero que hoy, quizás, entre las nuevas generaciones de autores y lectores españoles, hispanoamericanos y europeos, tienen todavía una soldadura más fuerte, ante la necesidad de reflexionar sobre un presente muchas veces confuso e inquietante, pero apasionante. Una generación, dice Conchita Piña, a la que está muy orgullosa de pertenecer y que, pese a todo lo que pudiera creerse, tiene un gran futuro por delante. Al menos mientras existan libros en papel; mientras queden dramaturgias por escribir…, y escenarios donde representar al ser humano. Estudió Filosofía porque, desde pequeña, le gustaba ir más allá de las cosas. Buscando respuestas, sin embargo, lo que encontró fue más preguntas. Pero también, en la carrera, a dos extraordinarios compañeros de viaje, buscadores como ella de «lecturas más allá del texto». Así que con el bagaje de Isaac Juncos, que ya tenía su propia experiencia editora, y de Ignacio Pajón, que aportaba y aporta su visión como escritor (con obras como ‘Cualquier lugar, cualquier día’ o ‘Claves para entender el escepticismo antiguo’), se decidió a fundar Ediciones Antígona , en el año 2006. En Antígona, Conchita Piña (Madrid, 1977) es directora de las colecciones Teatro y Crítica, así como de la agencia que lleva su nombre (Conchita Piña Agencia de Teatro), porque en la editorial, desde el principio, la otra cara de la filosofía siempre han sido las artes escénicas. Y viceversa. De hecho, el sello se presenta en primer lugar como especializado en la publicación de textos teatrales contemporáneos, y después todo lo demás: crítica, educación y pensamiento. Conchita, que es académica de las Artes Escénicas y pertenece a la Liga de las Mujeres Profesionales del Teatro, conduce también un programa de radio podcast en Bilbao, donde habla, al lado de Javier Liñera, «del teatro y sus periferias». Y tiene además en la imprenta, para publicar en 2026, un libro de poemas: ‘Ejercicios de filosofía para caer de pie’. Nada de extrañar en una niña que aprendió a leer con el ‘Romancero gitano’, y que se enamoró para siempre del teatro con ‘Yerma’, ‘La casa de Bernarda Alba’ y ‘Bodas de sangre’, de Federico García Lorca. Para una mujer que entiende que el teatro y la filosofía están tan cerca que a veces se pueden llegar a confundir. La pura esencia de Antígona.Piña conduce también un programa de radio podcast en Bilbao, donde habla, al lado de Javier Liñera, «del teatro y sus periferias»A mayores de todo eso, y consciente del alto valor educativo de la literatura dramática entre los escolares, desde hace un tiempo el sello funciona también con la sección Antígona Educa, una línea didáctica de publicaciones que fomenta la lectura de teatro en las aulas. Sin olvidar las acciones directas para difundir, promocionar y visibilizar el teatro contemporáneo, a través de la agencia o de la colaboración con el Cervantes Theatre de Londres , centrada en la traducción y producción de obras de autores españoles e hispanoamericanos. El resultado, dice Conchita Piña, no solo es que el teatro, frente a los agoreros que nunca dejan de hablar de su eterna crisis, hoy vive un momento espectacular de creatividad y conexión con el público, sino que la literatura dramática ha encontrado también sus lectores. Y de todas las edades. Teatro para leer que, sin llegar a ser necesariamente un producto intelectual o de tesis, está «sostenido por una corriente de pensamiento» que nos hace reflexionar, analizar, cambiar… Que nos termina de conformar como personas. Y libros, claro está, en papel. Porque el teatro es un arte efímero que necesita consignarse en letra impresa para poder ser patrimonio literario. Y porque en literatura ningún soporte ha conseguido desplazar todavía al formato del libro. Y menos aún en teatro, donde el papel del papel, con toda la connotación que le queramos dar, sigue siendo absolutamente fundamental. Veinte años (casi) después de su fundación, la editora recuerda bien aquellos primeros pasos balbucientes de Antígona, donde los tres socios fundadores, Isaac, Ignacio y ella misma, miraban con mucho respeto el universo de los libros desde la universidad. Y disfruta pensando que lo que entonces comenzó con la ilusión de publicar aquello que les gustaría leer, y que no les resultaba fácil de encontrar, es hoy una realidad compartida por miles de lectores. Miles de lectores, a pesar de reconocer que el teatro, como mercado editorial, sigue siendo un género minoritario entre los minoritarios. Si bien cuanta hoy con autores «realmente interesantes». Teatro y pensamiento, con la poesía de fondo, que desde los inicios de nuestra cultura grecolatina estuvieron juntos en el empeño de interpretar y reinterpretar lo que somos y lo que querríamos ser. Pero que hoy, quizás, entre las nuevas generaciones de autores y lectores españoles, hispanoamericanos y europeos, tienen todavía una soldadura más fuerte, ante la necesidad de reflexionar sobre un presente muchas veces confuso e inquietante, pero apasionante. Una generación, dice Conchita Piña, a la que está muy orgullosa de pertenecer y que, pese a todo lo que pudiera creerse, tiene un gran futuro por delante. Al menos mientras existan libros en papel; mientras queden dramaturgias por escribir…, y escenarios donde representar al ser humano. RSS de noticias de cultura
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