La elección en mayo del nuevo secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Albert Ramdin –canciller de Guyana y promovido por la izquierda latinoamericana– ya anunciaba un conflicto entre esta entidad y Estados Unidos. El choque ha tardado apenas un mes en producirse. En la Asamblea General de la organización celebrada a finales de junio en Antigua y Barbuda la Administración Trump lanzó con crudeza su amenaza: se plantea abandonar la OEA si esta no corrige curso. La advertencia corrió a cargo del número dos del Departamento de Estado, Christopher Landau , quien lamentó que, en la etapa abierta con el nuevo secretario general, la OEA se esté poniendo de perfil respecto a la situación de opresión en Venezuela y decline una actuación más decidida en la crisis política y de seguridad de Haití. Landau también se quejó de que muchos gobiernos latinoamericanos, que hoy forman una mayoría de izquierda, vean la OEA «como un foro para molestar a Estados Unidos».Como recordó Landau, al volver en enero a la Casa Blanca, Trump ordenó al secretario de Estado, Marco Rubio , que en seis meses le presentara un informe revisando la presencia de Estados Unidos en organismos internacionales, para determinar si interesa seguir en ellos o no. Landau no quiso adelantar conclusiones en relación con la OEA, pero indicó que las cosas no van por buen camino.Noticia Relacionada CLAVES DE LATINOAMÉRICA estandar Si La cárcel de Bukele gusta a otros presidentes Emili J. Blasco Además de querer copiar la construcción de prisiones de máxima seguridad, algunos países estudian también enviar presos a El Salvador, como ha hecho TrumpPago de la cuotaAunque decisiones en ese proceso de revisión pueden demorarse, el próximo mes de septiembre Washington tendría ocasión de plasmar su queja en hechos, pues entonces debe hacer efectiva su cuota anual a la organización. Si bien debe descartarse que esta vez no realice su aportación, ya comprometida, podría dilatar el pago o de momento solo satisfacer una parte, como modo de presión. Cualquier alteración en la contribución de Estados Unidos afectaría muy negativamente a la OEA, la mitad de cuyo presupuesto es aportado por ese país. En octubre, la Administración Trump debería aprobar la cuota que aportaría en 2026, siendo el momento propicio para escenificar su malestar.Estados Unidos puede complicar la supervivencia financiera de la OEA, algo que en todo caso haría con tiento, pero no se dará de baja de la organización. Le sigue siendo útil para estar en contacto diplomático permanente con toda la región y lograr algún objetivo de vez en cuando. Por ejemplo, las palabras de Landau consiguieron que en ese encuentro fuera elegida finalmente la opositora cubana Rosa María Payá como miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a propuesta de EE.UU.La estrategia de Washington puede ser esperar a implicarse más en la organización en el caso de que, como resultado de las elecciones presidenciales previstas en el plazo de un año en seis países (Bolivia, Chile, Honduras, Perú, Colombia y Brasil, por ese orden), se reduzca el peso regional de la izquierda .Ramdin se ausentó en el discurso de EE.UU.El interés de Rubio y de Landau por Latinoamérica, además, garantiza más bien esa permanencia. Hijo de un diplomático estadounidense con destinos en España y varios países sudamericanos, Landau nació en Madrid y se crió en Paraguay (además de español habla guaraní); ha sido embajador en México. En su intervención ante la Asamblea General, Landau contó que, cuando Rubio le propuso ser su número dos en el Departamento de Estado, él le advirtió que, al igual que Rubio, su especialización internacional eran los asuntos latinoamericanos, por lo que quizá le sería más útil nombrar a alguien con experiencia en otra parte del mundo. Rubio le respondió que precisamente quería un adjunto que supiera de la región, pues como secretario de Estado él debería tener la cabeza en otros lugares.Landau fue el primero en tomar la palabra en la Asamblea General y a nadie se le escapó que Ramdin, que presidía las sesiones, estuviera ausente durante sus palabras. Es posible que supiera que el representante de EE.UU. iba a expresar una posición dura y prefiriera no tener que responderle. Sin embargo, no escuchar lo que tiene que decir el principal «accionista» de la organización es poco delicado diplomáticamente, por más que se quiera alegar que en ese momento el secretario general debía mantener encuentros bilaterales en alguna sala anexa.DesavenenciasEn la elección de secretario general Estados Unidos apoyó inicialmente al canciller paraguayo, Rubén Martínez , pero ante el avance del candidato de varios países de izquierda Washington decidió no emplearse a fondo en sacar adelante a su candidato. Fuentes vinculadas a la anterior Secretaría General consideran que, además de que esto no era en ese momento una prioridad para Washington, al entonces hombre fuerte de la Administración Trump para Latinoamérica, Mauricio Claver-Carone , tampoco le iba mal la promoción de Ramdin, ministro de Exteriores de Guayana. Claver-Carone actuó en los primeros meses de regreso de Trump a la Casa Blanca como enviado especial para la región; en una pugna por poder decisorio frente a Rubio, en mayo dejó el puesto para dedicarse completamente a su firma de inversiones, que tiene intereses en el sector petrolero de Guyana, país en pleno «boom».Las desavenencias de EE.UU. con Ramdin han surgido después por la normalidad que está dando a la relación con Venezuela, a pesar de que las presidenciales de 2024 fueron robadas por Maduro , y por su negativa a considerar cualquier participación de la OEA en una misión militar a Haití para pacificar el país. La elección en mayo del nuevo secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Albert Ramdin –canciller de Guyana y promovido por la izquierda latinoamericana– ya anunciaba un conflicto entre esta entidad y Estados Unidos. El choque ha tardado apenas un mes en producirse. En la Asamblea General de la organización celebrada a finales de junio en Antigua y Barbuda la Administración Trump lanzó con crudeza su amenaza: se plantea abandonar la OEA si esta no corrige curso. La advertencia corrió a cargo del número dos del Departamento de Estado, Christopher Landau , quien lamentó que, en la etapa abierta con el nuevo secretario general, la OEA se esté poniendo de perfil respecto a la situación de opresión en Venezuela y decline una actuación más decidida en la crisis política y de seguridad de Haití. Landau también se quejó de que muchos gobiernos latinoamericanos, que hoy forman una mayoría de izquierda, vean la OEA «como un foro para molestar a Estados Unidos».Como recordó Landau, al volver en enero a la Casa Blanca, Trump ordenó al secretario de Estado, Marco Rubio , que en seis meses le presentara un informe revisando la presencia de Estados Unidos en organismos internacionales, para determinar si interesa seguir en ellos o no. Landau no quiso adelantar conclusiones en relación con la OEA, pero indicó que las cosas no van por buen camino.Noticia Relacionada CLAVES DE LATINOAMÉRICA estandar Si La cárcel de Bukele gusta a otros presidentes Emili J. Blasco Además de querer copiar la construcción de prisiones de máxima seguridad, algunos países estudian también enviar presos a El Salvador, como ha hecho TrumpPago de la cuotaAunque decisiones en ese proceso de revisión pueden demorarse, el próximo mes de septiembre Washington tendría ocasión de plasmar su queja en hechos, pues entonces debe hacer efectiva su cuota anual a la organización. Si bien debe descartarse que esta vez no realice su aportación, ya comprometida, podría dilatar el pago o de momento solo satisfacer una parte, como modo de presión. Cualquier alteración en la contribución de Estados Unidos afectaría muy negativamente a la OEA, la mitad de cuyo presupuesto es aportado por ese país. En octubre, la Administración Trump debería aprobar la cuota que aportaría en 2026, siendo el momento propicio para escenificar su malestar.Estados Unidos puede complicar la supervivencia financiera de la OEA, algo que en todo caso haría con tiento, pero no se dará de baja de la organización. Le sigue siendo útil para estar en contacto diplomático permanente con toda la región y lograr algún objetivo de vez en cuando. Por ejemplo, las palabras de Landau consiguieron que en ese encuentro fuera elegida finalmente la opositora cubana Rosa María Payá como miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a propuesta de EE.UU.La estrategia de Washington puede ser esperar a implicarse más en la organización en el caso de que, como resultado de las elecciones presidenciales previstas en el plazo de un año en seis países (Bolivia, Chile, Honduras, Perú, Colombia y Brasil, por ese orden), se reduzca el peso regional de la izquierda .Ramdin se ausentó en el discurso de EE.UU.El interés de Rubio y de Landau por Latinoamérica, además, garantiza más bien esa permanencia. Hijo de un diplomático estadounidense con destinos en España y varios países sudamericanos, Landau nació en Madrid y se crió en Paraguay (además de español habla guaraní); ha sido embajador en México. En su intervención ante la Asamblea General, Landau contó que, cuando Rubio le propuso ser su número dos en el Departamento de Estado, él le advirtió que, al igual que Rubio, su especialización internacional eran los asuntos latinoamericanos, por lo que quizá le sería más útil nombrar a alguien con experiencia en otra parte del mundo. Rubio le respondió que precisamente quería un adjunto que supiera de la región, pues como secretario de Estado él debería tener la cabeza en otros lugares.Landau fue el primero en tomar la palabra en la Asamblea General y a nadie se le escapó que Ramdin, que presidía las sesiones, estuviera ausente durante sus palabras. Es posible que supiera que el representante de EE.UU. iba a expresar una posición dura y prefiriera no tener que responderle. Sin embargo, no escuchar lo que tiene que decir el principal «accionista» de la organización es poco delicado diplomáticamente, por más que se quiera alegar que en ese momento el secretario general debía mantener encuentros bilaterales en alguna sala anexa.DesavenenciasEn la elección de secretario general Estados Unidos apoyó inicialmente al canciller paraguayo, Rubén Martínez , pero ante el avance del candidato de varios países de izquierda Washington decidió no emplearse a fondo en sacar adelante a su candidato. Fuentes vinculadas a la anterior Secretaría General consideran que, además de que esto no era en ese momento una prioridad para Washington, al entonces hombre fuerte de la Administración Trump para Latinoamérica, Mauricio Claver-Carone , tampoco le iba mal la promoción de Ramdin, ministro de Exteriores de Guayana. Claver-Carone actuó en los primeros meses de regreso de Trump a la Casa Blanca como enviado especial para la región; en una pugna por poder decisorio frente a Rubio, en mayo dejó el puesto para dedicarse completamente a su firma de inversiones, que tiene intereses en el sector petrolero de Guyana, país en pleno «boom».Las desavenencias de EE.UU. con Ramdin han surgido después por la normalidad que está dando a la relación con Venezuela, a pesar de que las presidenciales de 2024 fueron robadas por Maduro , y por su negativa a considerar cualquier participación de la OEA en una misión militar a Haití para pacificar el país. La elección en mayo del nuevo secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Albert Ramdin –canciller de Guyana y promovido por la izquierda latinoamericana– ya anunciaba un conflicto entre esta entidad y Estados Unidos. El choque ha tardado apenas un mes en producirse. En la Asamblea General de la organización celebrada a finales de junio en Antigua y Barbuda la Administración Trump lanzó con crudeza su amenaza: se plantea abandonar la OEA si esta no corrige curso. La advertencia corrió a cargo del número dos del Departamento de Estado, Christopher Landau , quien lamentó que, en la etapa abierta con el nuevo secretario general, la OEA se esté poniendo de perfil respecto a la situación de opresión en Venezuela y decline una actuación más decidida en la crisis política y de seguridad de Haití. Landau también se quejó de que muchos gobiernos latinoamericanos, que hoy forman una mayoría de izquierda, vean la OEA «como un foro para molestar a Estados Unidos».Como recordó Landau, al volver en enero a la Casa Blanca, Trump ordenó al secretario de Estado, Marco Rubio , que en seis meses le presentara un informe revisando la presencia de Estados Unidos en organismos internacionales, para determinar si interesa seguir en ellos o no. Landau no quiso adelantar conclusiones en relación con la OEA, pero indicó que las cosas no van por buen camino.Noticia Relacionada CLAVES DE LATINOAMÉRICA estandar Si La cárcel de Bukele gusta a otros presidentes Emili J. Blasco Además de querer copiar la construcción de prisiones de máxima seguridad, algunos países estudian también enviar presos a El Salvador, como ha hecho TrumpPago de la cuotaAunque decisiones en ese proceso de revisión pueden demorarse, el próximo mes de septiembre Washington tendría ocasión de plasmar su queja en hechos, pues entonces debe hacer efectiva su cuota anual a la organización. Si bien debe descartarse que esta vez no realice su aportación, ya comprometida, podría dilatar el pago o de momento solo satisfacer una parte, como modo de presión. Cualquier alteración en la contribución de Estados Unidos afectaría muy negativamente a la OEA, la mitad de cuyo presupuesto es aportado por ese país. En octubre, la Administración Trump debería aprobar la cuota que aportaría en 2026, siendo el momento propicio para escenificar su malestar.Estados Unidos puede complicar la supervivencia financiera de la OEA, algo que en todo caso haría con tiento, pero no se dará de baja de la organización. Le sigue siendo útil para estar en contacto diplomático permanente con toda la región y lograr algún objetivo de vez en cuando. Por ejemplo, las palabras de Landau consiguieron que en ese encuentro fuera elegida finalmente la opositora cubana Rosa María Payá como miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a propuesta de EE.UU.La estrategia de Washington puede ser esperar a implicarse más en la organización en el caso de que, como resultado de las elecciones presidenciales previstas en el plazo de un año en seis países (Bolivia, Chile, Honduras, Perú, Colombia y Brasil, por ese orden), se reduzca el peso regional de la izquierda .Ramdin se ausentó en el discurso de EE.UU.El interés de Rubio y de Landau por Latinoamérica, además, garantiza más bien esa permanencia. Hijo de un diplomático estadounidense con destinos en España y varios países sudamericanos, Landau nació en Madrid y se crió en Paraguay (además de español habla guaraní); ha sido embajador en México. En su intervención ante la Asamblea General, Landau contó que, cuando Rubio le propuso ser su número dos en el Departamento de Estado, él le advirtió que, al igual que Rubio, su especialización internacional eran los asuntos latinoamericanos, por lo que quizá le sería más útil nombrar a alguien con experiencia en otra parte del mundo. Rubio le respondió que precisamente quería un adjunto que supiera de la región, pues como secretario de Estado él debería tener la cabeza en otros lugares.Landau fue el primero en tomar la palabra en la Asamblea General y a nadie se le escapó que Ramdin, que presidía las sesiones, estuviera ausente durante sus palabras. Es posible que supiera que el representante de EE.UU. iba a expresar una posición dura y prefiriera no tener que responderle. Sin embargo, no escuchar lo que tiene que decir el principal «accionista» de la organización es poco delicado diplomáticamente, por más que se quiera alegar que en ese momento el secretario general debía mantener encuentros bilaterales en alguna sala anexa.DesavenenciasEn la elección de secretario general Estados Unidos apoyó inicialmente al canciller paraguayo, Rubén Martínez , pero ante el avance del candidato de varios países de izquierda Washington decidió no emplearse a fondo en sacar adelante a su candidato. Fuentes vinculadas a la anterior Secretaría General consideran que, además de que esto no era en ese momento una prioridad para Washington, al entonces hombre fuerte de la Administración Trump para Latinoamérica, Mauricio Claver-Carone , tampoco le iba mal la promoción de Ramdin, ministro de Exteriores de Guayana. Claver-Carone actuó en los primeros meses de regreso de Trump a la Casa Blanca como enviado especial para la región; en una pugna por poder decisorio frente a Rubio, en mayo dejó el puesto para dedicarse completamente a su firma de inversiones, que tiene intereses en el sector petrolero de Guyana, país en pleno «boom».Las desavenencias de EE.UU. con Ramdin han surgido después por la normalidad que está dando a la relación con Venezuela, a pesar de que las presidenciales de 2024 fueron robadas por Maduro , y por su negativa a considerar cualquier participación de la OEA en una misión militar a Haití para pacificar el país. RSS de noticias de internacional
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