Los éxitos en política son función de los tiempos de la sociedad. Los ritmos cambian. Un sinfín de factores incide en el estado de la ciudadanía. Evidentemente, es difícil negar el principio de determinación económica en última instancia que marca los vaivenes de las personas. Pero no sólo. Las cosas son lo que son y la manera como se leen y como se viven. Y esta elaboración, sin duda, viene determinada por las relaciones de poder, sobre las que se construyen los discursos propios de cada momento, lo que llamamos las ideologías. Y la buena política es aquella que sabe captar las oportunidades.
Salvador Illa ha aparecido como el hombre adecuado en el momento oportuno
Los éxitos en política son función de los tiempos de la sociedad. Los ritmos cambian. Un sinfín de factores incide en el estado de la ciudadanía. Evidentemente, es difícil negar el principio de determinación económica en última instancia que marca los vaivenes de las personas. Pero no sólo. Las cosas son lo que son y la manera como se leen y como se viven. Y esta elaboración, sin duda, viene determinada por las relaciones de poder, sobre las que se construyen los discursos propios de cada momento, lo que llamamos las ideologías. Y la buena política es aquella que sabe captar las oportunidades.
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