Al contrario de lo que mucha gente cree, el comercio chino ya no se reduce a productos de bajo coste, procedentes de sitios como Aliexpress o Temu . Lo cierto es que la penetración de las exportaciones chinas en Europa ya es significativa, e implica sectores de alto valor como la maquinaria, los productos químicos o los coches, lo cual ejemplifica a la perfección la marca BYD, que avanza a pasos agigantados en el mercado automovilístico europeo . El BCE , a través de un informe, ha alertado que esta tendencia pone en peligro el mercado laboral europeo.A la presencia ya reseñable del mercado chino en Europa hay que sumarle un nuevo factor disruptivo: la imposición de aranceles por parte del presidente de EE.UU., Donald Trump , sobre el gigante asiático, cuya cuota de mercado en Estados Unidos no es desdeñable. Por ello, lo lógico es que las empresas chinas, que no dejarán de producir, dirijan sus miradas hacia mercados alternativos, carentes de las restricciones económicas promovidas por Washington . Y precisamente ahí es donde vuelve a aparecer Europa. Los exportadores chinos hallan en el viejo continente un mercado seguro, cuyo buen desempeño y atractivo ha resultado probado con los años. Por ello, a raíz del cierre de la puerta estadounidense, se prevé que China trate de incrementar su nivel de penetración en el mercado europeo. Sin embargo, este fenómeno puede traer consecuencias negativas para el empleo en Europa, especialmente en el sector manufacturero, que tiende a sufrir cuanto mayor es la presencia de China en el mercado europeo.Con este contexto, las economistas del Banco Central Europeo (BCE) Clémence Berson , Claudia Foroni, Vanessa Gunnella y Laura Lebastard han elaborado un informe, tratando de explicar la influencia que ejerce la presencia de empresas chinas en el mercado europeo sobre el empleo en el continente. En primer lugar, el BCE establece que «se puede evaluar la penetración de las importaciones midiendo el aumento de las importaciones chinas por trabajador en los mercados europeos». Según el informe, las exportaciones de China a Europa, desde su ingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC) no han dejado de crecer, pero alcanzaron su mayor explosión tras la pandemia, en más de un 60%. En 2024, la cuota de China en las importaciones de bienes a la zona euro ascendió al 15,6%, un 2% más que en el año anterior.Algunos sectores han experimentado gigantescos incrementos en las importaciones procedentes de China, entre ellos el químico y el de la automoción, con aumentos del 140 y 150% respectivamente en los últimos dos años. Por otra parte, el sector del equipamiento eléctrico ha visto aumentar sus importaciones un 85%, mientras que la mayor parte de los sectores han incrementado su cuota entre un 25 y un 50%. Según el BCE, las estadísticas muestran «la amplitud de la penetración de las importaciones chinas en una amplia gama de industrias, desde la fabricación tradicional hasta la tecnología avanzada».Es en este sentido en el que el BCE alerta de que el crecimiento, en ocasiones desenfrenado, de la presencia china en estos sectores es capaz de destruir empleo en Europa. Los sectores más expuestos a esta suerte de reemplazo empleaban, según las estadísticas, a 29 millones de personas, un 27% de los trabajadores de la zona euro, en 2024. Más concretamente, el sector manufacturero cubre una cuota significativa, con 24 millones de esos 29 atribuidos. A pesar de que este sector, tal y como alerta al BCE, no cuenta con grandes empleadores, su aportación es crítica para la economía de la Eurozona. Tomando como ejemplo a la automoción, los datos muestran que solo representa el 1% del empleo de la zona, pero contribuye cerca del 10% del valor añadido real del sector manufacturero, y algo menos del 2 % del PIB de la zona del euro. Si se le suma el sector químico, el saldo de trabajadores asciende a más de 4 millones, un 2,5% de la fuerza total de la eurozona. Por esta razón, la presencia de los exportadores chinos ya es un riesgo, y contando con el redireccionamiento de flujos de mercado derivado de los aranceles, puede convertirse en un riesgo mucho mayor.El impacto sobre el mercado laboral no es una incógnita: es una realidad. El BCE alerta de que la demanda de empleo disminuyó significativamente en los sectores más expuestos a China en el periodo entre 2019 y 2024. A través de una metodología propia, el BCE ha descubierto que, entre 2019 y 2024, la demanda de mano de obra en el sector de la automoción se redujo un 55%, y se estima que cayó un 95% en el químico. Por contrario, los sectores menos expuestos a China registraron, de media, una demanda de mano de obra relativamente estable en dicho periodo. En este sentido, el BCE advierte de que el aumento de las importaciones por trabajador corresponde directamente a la pérdida de empleo. Este efecto no se demuestra inmediatamente, pues el efecto de los despidos y la adaptación de la mano de obra pueden tardar en manifestarse y figurar en las tasas de empleo. Sin embargo, el BCE estima que un aumento de 1 000 euros en las importaciones procedentes de China por trabajador en un sector entre 2015 y 2022 da lugar a una caída de 0,1 puntos porcentuales en la tasa de empleo de ese sector durante el mismo período. Según esos datos, esto implica que 240.000 empleos han dejado de existir en la zona euro a raíz de este fenómeno, o bien se han relocalizado a sectores menos expuestos.Lo cierto es que las expectativas de que esta situación cambie no son halagüeñas. El proteccionismo que EE.UU. ha adoptado como bandera económica provocará, sin lugar a dudas, que China busque aumentar su presencia en el mercado europeo. El BCE alerta de que, a pesar de que los efectos de este fenómeno se concentran en sectores aislados en la actualidad, las implicaciones a futuro podrían llegar a afectar a casi un tercio del empleo de la Eurozona. La creciente influencia de China en industrias de alto nivel obligará a las empresas europeas, según la institución presidida por Christine Lagarde, a adaptarse a un contexto de competitividad, que generará nuevos retos para el mercado laboral europeo, y por ende la economía del Viejo Continente. Al contrario de lo que mucha gente cree, el comercio chino ya no se reduce a productos de bajo coste, procedentes de sitios como Aliexpress o Temu . Lo cierto es que la penetración de las exportaciones chinas en Europa ya es significativa, e implica sectores de alto valor como la maquinaria, los productos químicos o los coches, lo cual ejemplifica a la perfección la marca BYD, que avanza a pasos agigantados en el mercado automovilístico europeo . El BCE , a través de un informe, ha alertado que esta tendencia pone en peligro el mercado laboral europeo.A la presencia ya reseñable del mercado chino en Europa hay que sumarle un nuevo factor disruptivo: la imposición de aranceles por parte del presidente de EE.UU., Donald Trump , sobre el gigante asiático, cuya cuota de mercado en Estados Unidos no es desdeñable. Por ello, lo lógico es que las empresas chinas, que no dejarán de producir, dirijan sus miradas hacia mercados alternativos, carentes de las restricciones económicas promovidas por Washington . Y precisamente ahí es donde vuelve a aparecer Europa. Los exportadores chinos hallan en el viejo continente un mercado seguro, cuyo buen desempeño y atractivo ha resultado probado con los años. Por ello, a raíz del cierre de la puerta estadounidense, se prevé que China trate de incrementar su nivel de penetración en el mercado europeo. Sin embargo, este fenómeno puede traer consecuencias negativas para el empleo en Europa, especialmente en el sector manufacturero, que tiende a sufrir cuanto mayor es la presencia de China en el mercado europeo.Con este contexto, las economistas del Banco Central Europeo (BCE) Clémence Berson , Claudia Foroni, Vanessa Gunnella y Laura Lebastard han elaborado un informe, tratando de explicar la influencia que ejerce la presencia de empresas chinas en el mercado europeo sobre el empleo en el continente. En primer lugar, el BCE establece que «se puede evaluar la penetración de las importaciones midiendo el aumento de las importaciones chinas por trabajador en los mercados europeos». Según el informe, las exportaciones de China a Europa, desde su ingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC) no han dejado de crecer, pero alcanzaron su mayor explosión tras la pandemia, en más de un 60%. En 2024, la cuota de China en las importaciones de bienes a la zona euro ascendió al 15,6%, un 2% más que en el año anterior.Algunos sectores han experimentado gigantescos incrementos en las importaciones procedentes de China, entre ellos el químico y el de la automoción, con aumentos del 140 y 150% respectivamente en los últimos dos años. Por otra parte, el sector del equipamiento eléctrico ha visto aumentar sus importaciones un 85%, mientras que la mayor parte de los sectores han incrementado su cuota entre un 25 y un 50%. Según el BCE, las estadísticas muestran «la amplitud de la penetración de las importaciones chinas en una amplia gama de industrias, desde la fabricación tradicional hasta la tecnología avanzada».Es en este sentido en el que el BCE alerta de que el crecimiento, en ocasiones desenfrenado, de la presencia china en estos sectores es capaz de destruir empleo en Europa. Los sectores más expuestos a esta suerte de reemplazo empleaban, según las estadísticas, a 29 millones de personas, un 27% de los trabajadores de la zona euro, en 2024. Más concretamente, el sector manufacturero cubre una cuota significativa, con 24 millones de esos 29 atribuidos. A pesar de que este sector, tal y como alerta al BCE, no cuenta con grandes empleadores, su aportación es crítica para la economía de la Eurozona. Tomando como ejemplo a la automoción, los datos muestran que solo representa el 1% del empleo de la zona, pero contribuye cerca del 10% del valor añadido real del sector manufacturero, y algo menos del 2 % del PIB de la zona del euro. Si se le suma el sector químico, el saldo de trabajadores asciende a más de 4 millones, un 2,5% de la fuerza total de la eurozona. Por esta razón, la presencia de los exportadores chinos ya es un riesgo, y contando con el redireccionamiento de flujos de mercado derivado de los aranceles, puede convertirse en un riesgo mucho mayor.El impacto sobre el mercado laboral no es una incógnita: es una realidad. El BCE alerta de que la demanda de empleo disminuyó significativamente en los sectores más expuestos a China en el periodo entre 2019 y 2024. A través de una metodología propia, el BCE ha descubierto que, entre 2019 y 2024, la demanda de mano de obra en el sector de la automoción se redujo un 55%, y se estima que cayó un 95% en el químico. Por contrario, los sectores menos expuestos a China registraron, de media, una demanda de mano de obra relativamente estable en dicho periodo. En este sentido, el BCE advierte de que el aumento de las importaciones por trabajador corresponde directamente a la pérdida de empleo. Este efecto no se demuestra inmediatamente, pues el efecto de los despidos y la adaptación de la mano de obra pueden tardar en manifestarse y figurar en las tasas de empleo. Sin embargo, el BCE estima que un aumento de 1 000 euros en las importaciones procedentes de China por trabajador en un sector entre 2015 y 2022 da lugar a una caída de 0,1 puntos porcentuales en la tasa de empleo de ese sector durante el mismo período. Según esos datos, esto implica que 240.000 empleos han dejado de existir en la zona euro a raíz de este fenómeno, o bien se han relocalizado a sectores menos expuestos.Lo cierto es que las expectativas de que esta situación cambie no son halagüeñas. El proteccionismo que EE.UU. ha adoptado como bandera económica provocará, sin lugar a dudas, que China busque aumentar su presencia en el mercado europeo. El BCE alerta de que, a pesar de que los efectos de este fenómeno se concentran en sectores aislados en la actualidad, las implicaciones a futuro podrían llegar a afectar a casi un tercio del empleo de la Eurozona. La creciente influencia de China en industrias de alto nivel obligará a las empresas europeas, según la institución presidida por Christine Lagarde, a adaptarse a un contexto de competitividad, que generará nuevos retos para el mercado laboral europeo, y por ende la economía del Viejo Continente. Al contrario de lo que mucha gente cree, el comercio chino ya no se reduce a productos de bajo coste, procedentes de sitios como Aliexpress o Temu . Lo cierto es que la penetración de las exportaciones chinas en Europa ya es significativa, e implica sectores de alto valor como la maquinaria, los productos químicos o los coches, lo cual ejemplifica a la perfección la marca BYD, que avanza a pasos agigantados en el mercado automovilístico europeo . El BCE , a través de un informe, ha alertado que esta tendencia pone en peligro el mercado laboral europeo.A la presencia ya reseñable del mercado chino en Europa hay que sumarle un nuevo factor disruptivo: la imposición de aranceles por parte del presidente de EE.UU., Donald Trump , sobre el gigante asiático, cuya cuota de mercado en Estados Unidos no es desdeñable. Por ello, lo lógico es que las empresas chinas, que no dejarán de producir, dirijan sus miradas hacia mercados alternativos, carentes de las restricciones económicas promovidas por Washington . Y precisamente ahí es donde vuelve a aparecer Europa. Los exportadores chinos hallan en el viejo continente un mercado seguro, cuyo buen desempeño y atractivo ha resultado probado con los años. Por ello, a raíz del cierre de la puerta estadounidense, se prevé que China trate de incrementar su nivel de penetración en el mercado europeo. Sin embargo, este fenómeno puede traer consecuencias negativas para el empleo en Europa, especialmente en el sector manufacturero, que tiende a sufrir cuanto mayor es la presencia de China en el mercado europeo.Con este contexto, las economistas del Banco Central Europeo (BCE) Clémence Berson , Claudia Foroni, Vanessa Gunnella y Laura Lebastard han elaborado un informe, tratando de explicar la influencia que ejerce la presencia de empresas chinas en el mercado europeo sobre el empleo en el continente. En primer lugar, el BCE establece que «se puede evaluar la penetración de las importaciones midiendo el aumento de las importaciones chinas por trabajador en los mercados europeos». Según el informe, las exportaciones de China a Europa, desde su ingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC) no han dejado de crecer, pero alcanzaron su mayor explosión tras la pandemia, en más de un 60%. En 2024, la cuota de China en las importaciones de bienes a la zona euro ascendió al 15,6%, un 2% más que en el año anterior.Algunos sectores han experimentado gigantescos incrementos en las importaciones procedentes de China, entre ellos el químico y el de la automoción, con aumentos del 140 y 150% respectivamente en los últimos dos años. Por otra parte, el sector del equipamiento eléctrico ha visto aumentar sus importaciones un 85%, mientras que la mayor parte de los sectores han incrementado su cuota entre un 25 y un 50%. Según el BCE, las estadísticas muestran «la amplitud de la penetración de las importaciones chinas en una amplia gama de industrias, desde la fabricación tradicional hasta la tecnología avanzada».Es en este sentido en el que el BCE alerta de que el crecimiento, en ocasiones desenfrenado, de la presencia china en estos sectores es capaz de destruir empleo en Europa. Los sectores más expuestos a esta suerte de reemplazo empleaban, según las estadísticas, a 29 millones de personas, un 27% de los trabajadores de la zona euro, en 2024. Más concretamente, el sector manufacturero cubre una cuota significativa, con 24 millones de esos 29 atribuidos. A pesar de que este sector, tal y como alerta al BCE, no cuenta con grandes empleadores, su aportación es crítica para la economía de la Eurozona. Tomando como ejemplo a la automoción, los datos muestran que solo representa el 1% del empleo de la zona, pero contribuye cerca del 10% del valor añadido real del sector manufacturero, y algo menos del 2 % del PIB de la zona del euro. Si se le suma el sector químico, el saldo de trabajadores asciende a más de 4 millones, un 2,5% de la fuerza total de la eurozona. Por esta razón, la presencia de los exportadores chinos ya es un riesgo, y contando con el redireccionamiento de flujos de mercado derivado de los aranceles, puede convertirse en un riesgo mucho mayor.El impacto sobre el mercado laboral no es una incógnita: es una realidad. El BCE alerta de que la demanda de empleo disminuyó significativamente en los sectores más expuestos a China en el periodo entre 2019 y 2024. A través de una metodología propia, el BCE ha descubierto que, entre 2019 y 2024, la demanda de mano de obra en el sector de la automoción se redujo un 55%, y se estima que cayó un 95% en el químico. Por contrario, los sectores menos expuestos a China registraron, de media, una demanda de mano de obra relativamente estable en dicho periodo. En este sentido, el BCE advierte de que el aumento de las importaciones por trabajador corresponde directamente a la pérdida de empleo. Este efecto no se demuestra inmediatamente, pues el efecto de los despidos y la adaptación de la mano de obra pueden tardar en manifestarse y figurar en las tasas de empleo. Sin embargo, el BCE estima que un aumento de 1 000 euros en las importaciones procedentes de China por trabajador en un sector entre 2015 y 2022 da lugar a una caída de 0,1 puntos porcentuales en la tasa de empleo de ese sector durante el mismo período. Según esos datos, esto implica que 240.000 empleos han dejado de existir en la zona euro a raíz de este fenómeno, o bien se han relocalizado a sectores menos expuestos.Lo cierto es que las expectativas de que esta situación cambie no son halagüeñas. El proteccionismo que EE.UU. ha adoptado como bandera económica provocará, sin lugar a dudas, que China busque aumentar su presencia en el mercado europeo. El BCE alerta de que, a pesar de que los efectos de este fenómeno se concentran en sectores aislados en la actualidad, las implicaciones a futuro podrían llegar a afectar a casi un tercio del empleo de la Eurozona. La creciente influencia de China en industrias de alto nivel obligará a las empresas europeas, según la institución presidida por Christine Lagarde, a adaptarse a un contexto de competitividad, que generará nuevos retos para el mercado laboral europeo, y por ende la economía del Viejo Continente. RSS de noticias de economia
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