<p class=»ue-c-article__paragraph»>Los años<strong> 2022 y 2023</strong> asestaron un duro golpe al <strong>vino español.</strong> Ni la guerra en Europa ni la crisis inflacionista: la <strong>sequía </strong>fue (y sigue siendo, pese a la amenaza arancelaria de Donald Trump) la pesadilla del sector y aún duran los estragos. Independientemente de que sea un fenómeno climatológico coyuntural (distintos expertos recuerdan que las épocas de sequía son cíclicas), sus consecuencias empiezan a ser<strong> crónicas </strong>en la zona del <strong>arco mediterráneo</strong>. A esto se le suman otras sacudidas del clima, como las <strong>danas </strong>o <strong>fuertes episodios de granizo</strong>, que también dañan las cosechas. Los últimos estudios sobre la materia apuntan a que estas inclemencias meteorológicas serán habituales los próximos años. Temperaturas más altas, precipitaciones más extremas y sequías más intensas forman el tridente que le quita el sueño a la industria vitivinícola.</p>
Sequías, granizadas, danas… Los viñedos buscan cómo adaptarse a unas condiciones climatológicas cada vez más adversas dentro de una estricta regulación
<p class=»ue-c-article__paragraph»>Los años<strong> 2022 y 2023</strong> asestaron un duro golpe al <strong>vino español.</strong> Ni la guerra en Europa ni la crisis inflacionista: la <strong>sequía </strong>fue (y sigue siendo, pese a la amenaza arancelaria de Donald Trump) la pesadilla del sector y aún duran los estragos. Independientemente de que sea un fenómeno climatológico coyuntural (distintos expertos recuerdan que las épocas de sequía son cíclicas), sus consecuencias empiezan a ser<strong> crónicas </strong>en la zona del <strong>arco mediterráneo</strong>. A esto se le suman otras sacudidas del clima, como las <strong>danas </strong>o <strong>fuertes episodios de granizo</strong>, que también dañan las cosechas. Los últimos estudios sobre la materia apuntan a que estas inclemencias meteorológicas serán habituales los próximos años. Temperaturas más altas, precipitaciones más extremas y sequías más intensas forman el tridente que le quita el sueño a la industria vitivinícola.</p>
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