A menos de tres semanas del Tour , los mejores ciclistas del mundo que concursarán en el verano francés regresan a su vida de trotamundos. Son eternos saltimbanquis, viajeros impenitentes que pasan por casa para cambiar de maleta, saludar a la familia y seguir con su periplo excursionista. Transitan de las carreras a las concentraciones en altitud, de la competición al acopio legal de oxígeno en montañas situadas por encima de 2.000 metros donde los beneficios hematológicos son evidentes. Con más glóbulos rojos, un aumento en la producción de hemoglobina y hematocrito , se acentúa la capacidad del cuerpo para transportar oxígeno y se afronta en mejores condiciones un esfuerzo tan maratoniano como el Tour, pura actividad de resistencia.El favorito, Tadej Pogacar , y su equipo, el Emirates, han elegido la estación de Isola 2.000 en los Alpes franceses. Casi dos semanas y media de concentración para el esloveno, tres días en su hogar de Mónaco y al Tour.Noticias relacionadas estandar Si ciclismo Eddy Merckx cumple 80 años: su palmarés es el mejor de la historia José Carlos Carabias estandar Si DARÁN QUE HABLAR… Paula Ostiz, pura ambición con 18 años José Carlos Carabias «Antes del Giro, la Vuelta o el Tour, todos los equipos programan una estancia en altitud –cuenta a ABC David Barranco, fisiólogo del Movistar–. Lo ideal son tres semanas, unos 20 días de permanencia en cada concentración. Y realizar tres o cuatro al año».Jonas Vingegaard y sus Visma, Remco Evenepoel y el Soudal , y Primoz Roglic y los ciclistas del Red Bull se han decantado por Tignes, también en los Alpes. El Movistar se ha recluido en la carretera con mayor densidad de ciclistas por día o año, Sierra Nevada y su Centro de Alto Rendimiento (CAR) a 2.300 metros. «Los beneficios hematológicos de entrenar en altitud son evidentes, en la serie roja de hemoglobina y hematocrito – explica David Barranco –. Pero no se trata solo de eso, sino la posibilidad de realizar entrenamientos de máxima calidad, más largos y en los que se acumula desnivel positivo. Es además un espacio para preparar estrategias y para la convivencia con el grupo humano del equipo».«Voy a Tignes y luego seguiré con el entrenamiento para mejorar y quizá perder un poco de peso», dijo Vingegaard, ganador de dos Tours y el desafiante de Pogacar. La literatura médica menciona las primeras concentraciones en altura de los deportistas profesionales a partir de los Juegos Olímpicos en México 1968 . «Se hicieron entonces porque se observó que el rendimiento de los atletas decrecía en México», observa el fisiólogo del Movistar. La capital azteca, ubicada a 2.240 metros sobre el nivel del mar, fue la primera ciudad que acogió unos Juegos Olímpicos situada en altitud, en unas condiciones especiales que requerían una adaptación previa.En la búsqueda de glóbulos rojos, el ciclismo encontró el atajo de la EPO en los años noventa, cuando no estaba prohibido su uso ni la sustancia se detectaba y el asunto se despachaba con una sanción si los corredores sobrepasaban el 50 por ciento de hematocrito en los análisis. Lo que le sucedió a Pantani. «Los medicamentos tienen el mismo efecto en todo el mundo –comenta el fisiólogo–. A la altura cada cuerpo responde de una manera».Hace más de una década las concentraciones de los equipos ciclistas en estaciones de esquí se popularizaron hasta ser hoy una costumbre. «Si vives a 600 metros y subes a 2.300, la primera semana de estancia tiene que ser de adaptación a la altura –explica Barranco–. Si un ciclista se pone a entrenar a tope en esa primera semana, se ahoga y acumula fatiga, por eso el entrenamiento debe ser progresivo. Cada ciclista necesita su pauta, unos tardan más en adaptarse, otros menos. Hay que controlar el pulso, la saturación, la deshidratación, si duerme bien o mal… Conviene individualizar los entrenamientos. A los colombianos y ecuatorianos, que nacieron en altitud, les cuesta menos acostumbrarse».No hay una altitud idónea, explica el fisiólogo. Cada cuerpo replica de una forma. «Los beneficios pueden llegar con 2.000, 2.500 o 3.000 metros. Los ciclistas de antes, Perico y demás, subían a Navacerrada, que está a 1.800. Y les rentaba».En España los corredores funcionan en tres campos de entrenamiento, los únicos en los que hay carreteras e instalaciones por encima de 2.000 metros. Sierra Nevada (Granada), el Teide (Tenerife) y en el país anexo, Andorra y la zona de Envalira.«Hoy es muy sacrificado ser ciclista profesional –comenta David Barranco–. Entre los días de competición, los viajes y las concentraciones puedes estar fuera de casa más de 150 días al año». A menos de tres semanas del Tour , los mejores ciclistas del mundo que concursarán en el verano francés regresan a su vida de trotamundos. Son eternos saltimbanquis, viajeros impenitentes que pasan por casa para cambiar de maleta, saludar a la familia y seguir con su periplo excursionista. Transitan de las carreras a las concentraciones en altitud, de la competición al acopio legal de oxígeno en montañas situadas por encima de 2.000 metros donde los beneficios hematológicos son evidentes. Con más glóbulos rojos, un aumento en la producción de hemoglobina y hematocrito , se acentúa la capacidad del cuerpo para transportar oxígeno y se afronta en mejores condiciones un esfuerzo tan maratoniano como el Tour, pura actividad de resistencia.El favorito, Tadej Pogacar , y su equipo, el Emirates, han elegido la estación de Isola 2.000 en los Alpes franceses. Casi dos semanas y media de concentración para el esloveno, tres días en su hogar de Mónaco y al Tour.Noticias relacionadas estandar Si ciclismo Eddy Merckx cumple 80 años: su palmarés es el mejor de la historia José Carlos Carabias estandar Si DARÁN QUE HABLAR… Paula Ostiz, pura ambición con 18 años José Carlos Carabias «Antes del Giro, la Vuelta o el Tour, todos los equipos programan una estancia en altitud –cuenta a ABC David Barranco, fisiólogo del Movistar–. Lo ideal son tres semanas, unos 20 días de permanencia en cada concentración. Y realizar tres o cuatro al año».Jonas Vingegaard y sus Visma, Remco Evenepoel y el Soudal , y Primoz Roglic y los ciclistas del Red Bull se han decantado por Tignes, también en los Alpes. El Movistar se ha recluido en la carretera con mayor densidad de ciclistas por día o año, Sierra Nevada y su Centro de Alto Rendimiento (CAR) a 2.300 metros. «Los beneficios hematológicos de entrenar en altitud son evidentes, en la serie roja de hemoglobina y hematocrito – explica David Barranco –. Pero no se trata solo de eso, sino la posibilidad de realizar entrenamientos de máxima calidad, más largos y en los que se acumula desnivel positivo. Es además un espacio para preparar estrategias y para la convivencia con el grupo humano del equipo».«Voy a Tignes y luego seguiré con el entrenamiento para mejorar y quizá perder un poco de peso», dijo Vingegaard, ganador de dos Tours y el desafiante de Pogacar. La literatura médica menciona las primeras concentraciones en altura de los deportistas profesionales a partir de los Juegos Olímpicos en México 1968 . «Se hicieron entonces porque se observó que el rendimiento de los atletas decrecía en México», observa el fisiólogo del Movistar. La capital azteca, ubicada a 2.240 metros sobre el nivel del mar, fue la primera ciudad que acogió unos Juegos Olímpicos situada en altitud, en unas condiciones especiales que requerían una adaptación previa.En la búsqueda de glóbulos rojos, el ciclismo encontró el atajo de la EPO en los años noventa, cuando no estaba prohibido su uso ni la sustancia se detectaba y el asunto se despachaba con una sanción si los corredores sobrepasaban el 50 por ciento de hematocrito en los análisis. Lo que le sucedió a Pantani. «Los medicamentos tienen el mismo efecto en todo el mundo –comenta el fisiólogo–. A la altura cada cuerpo responde de una manera».Hace más de una década las concentraciones de los equipos ciclistas en estaciones de esquí se popularizaron hasta ser hoy una costumbre. «Si vives a 600 metros y subes a 2.300, la primera semana de estancia tiene que ser de adaptación a la altura –explica Barranco–. Si un ciclista se pone a entrenar a tope en esa primera semana, se ahoga y acumula fatiga, por eso el entrenamiento debe ser progresivo. Cada ciclista necesita su pauta, unos tardan más en adaptarse, otros menos. Hay que controlar el pulso, la saturación, la deshidratación, si duerme bien o mal… Conviene individualizar los entrenamientos. A los colombianos y ecuatorianos, que nacieron en altitud, les cuesta menos acostumbrarse».No hay una altitud idónea, explica el fisiólogo. Cada cuerpo replica de una forma. «Los beneficios pueden llegar con 2.000, 2.500 o 3.000 metros. Los ciclistas de antes, Perico y demás, subían a Navacerrada, que está a 1.800. Y les rentaba».En España los corredores funcionan en tres campos de entrenamiento, los únicos en los que hay carreteras e instalaciones por encima de 2.000 metros. Sierra Nevada (Granada), el Teide (Tenerife) y en el país anexo, Andorra y la zona de Envalira.«Hoy es muy sacrificado ser ciclista profesional –comenta David Barranco–. Entre los días de competición, los viajes y las concentraciones puedes estar fuera de casa más de 150 días al año». A menos de tres semanas del Tour , los mejores ciclistas del mundo que concursarán en el verano francés regresan a su vida de trotamundos. Son eternos saltimbanquis, viajeros impenitentes que pasan por casa para cambiar de maleta, saludar a la familia y seguir con su periplo excursionista. Transitan de las carreras a las concentraciones en altitud, de la competición al acopio legal de oxígeno en montañas situadas por encima de 2.000 metros donde los beneficios hematológicos son evidentes. Con más glóbulos rojos, un aumento en la producción de hemoglobina y hematocrito , se acentúa la capacidad del cuerpo para transportar oxígeno y se afronta en mejores condiciones un esfuerzo tan maratoniano como el Tour, pura actividad de resistencia.El favorito, Tadej Pogacar , y su equipo, el Emirates, han elegido la estación de Isola 2.000 en los Alpes franceses. Casi dos semanas y media de concentración para el esloveno, tres días en su hogar de Mónaco y al Tour.Noticias relacionadas estandar Si ciclismo Eddy Merckx cumple 80 años: su palmarés es el mejor de la historia José Carlos Carabias estandar Si DARÁN QUE HABLAR… Paula Ostiz, pura ambición con 18 años José Carlos Carabias «Antes del Giro, la Vuelta o el Tour, todos los equipos programan una estancia en altitud –cuenta a ABC David Barranco, fisiólogo del Movistar–. Lo ideal son tres semanas, unos 20 días de permanencia en cada concentración. Y realizar tres o cuatro al año».Jonas Vingegaard y sus Visma, Remco Evenepoel y el Soudal , y Primoz Roglic y los ciclistas del Red Bull se han decantado por Tignes, también en los Alpes. El Movistar se ha recluido en la carretera con mayor densidad de ciclistas por día o año, Sierra Nevada y su Centro de Alto Rendimiento (CAR) a 2.300 metros. «Los beneficios hematológicos de entrenar en altitud son evidentes, en la serie roja de hemoglobina y hematocrito – explica David Barranco –. Pero no se trata solo de eso, sino la posibilidad de realizar entrenamientos de máxima calidad, más largos y en los que se acumula desnivel positivo. Es además un espacio para preparar estrategias y para la convivencia con el grupo humano del equipo».«Voy a Tignes y luego seguiré con el entrenamiento para mejorar y quizá perder un poco de peso», dijo Vingegaard, ganador de dos Tours y el desafiante de Pogacar. La literatura médica menciona las primeras concentraciones en altura de los deportistas profesionales a partir de los Juegos Olímpicos en México 1968 . «Se hicieron entonces porque se observó que el rendimiento de los atletas decrecía en México», observa el fisiólogo del Movistar. La capital azteca, ubicada a 2.240 metros sobre el nivel del mar, fue la primera ciudad que acogió unos Juegos Olímpicos situada en altitud, en unas condiciones especiales que requerían una adaptación previa.En la búsqueda de glóbulos rojos, el ciclismo encontró el atajo de la EPO en los años noventa, cuando no estaba prohibido su uso ni la sustancia se detectaba y el asunto se despachaba con una sanción si los corredores sobrepasaban el 50 por ciento de hematocrito en los análisis. Lo que le sucedió a Pantani. «Los medicamentos tienen el mismo efecto en todo el mundo –comenta el fisiólogo–. A la altura cada cuerpo responde de una manera».Hace más de una década las concentraciones de los equipos ciclistas en estaciones de esquí se popularizaron hasta ser hoy una costumbre. «Si vives a 600 metros y subes a 2.300, la primera semana de estancia tiene que ser de adaptación a la altura –explica Barranco–. Si un ciclista se pone a entrenar a tope en esa primera semana, se ahoga y acumula fatiga, por eso el entrenamiento debe ser progresivo. Cada ciclista necesita su pauta, unos tardan más en adaptarse, otros menos. Hay que controlar el pulso, la saturación, la deshidratación, si duerme bien o mal… Conviene individualizar los entrenamientos. A los colombianos y ecuatorianos, que nacieron en altitud, les cuesta menos acostumbrarse».No hay una altitud idónea, explica el fisiólogo. Cada cuerpo replica de una forma. «Los beneficios pueden llegar con 2.000, 2.500 o 3.000 metros. Los ciclistas de antes, Perico y demás, subían a Navacerrada, que está a 1.800. Y les rentaba».En España los corredores funcionan en tres campos de entrenamiento, los únicos en los que hay carreteras e instalaciones por encima de 2.000 metros. Sierra Nevada (Granada), el Teide (Tenerife) y en el país anexo, Andorra y la zona de Envalira.«Hoy es muy sacrificado ser ciclista profesional –comenta David Barranco–. Entre los días de competición, los viajes y las concentraciones puedes estar fuera de casa más de 150 días al año». RSS de noticias de deportes
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