<p>La pasión por Ferrari se percibe en cada rincón del circuito Gilles Villeneuve, el trazado que lleva el nombre de uno de los grandes pilotos en la historia de Maranello. Lejos de Italia, no hay otra sede del Mundial donde la <i>Scuderia</i> se sienta tan arropada. Este fin de semana, ese entusiasmo va a canalizarse, por vez primera, en torno a <strong>Lewis Hamilton</strong>, el piloto con mejor palmarés en el GP de Canadá. Siete victorias suma el británico, las mismas que <strong>Michael Schumacher</strong>. Y no termina ahí la cabalística, porque los <i>tifosi</i> saben que este año Montreal acoge, por 44ª vez en la historia, una carrera de F1. La cifra fetiche de Hamilton, con su eterno dorsal 44 impreso ahora sobre fondo rojo. Sin embargo, ni el fervor popular ni la magia de los números pueden enmascarar la coyuntura de Hamilton y Ferrari, inmersos en una calamitosa crisis de resultados. </p>
El heptacampeón, de 40 años, vive sus peores días en una Ferrari envuelta en otra grave crisis.
<p>La pasión por Ferrari se percibe en cada rincón del circuito Gilles Villeneuve, el trazado que lleva el nombre de uno de los grandes pilotos en la historia de Maranello. Lejos de Italia, no hay otra sede del Mundial donde la <i>Scuderia</i> se sienta tan arropada. Este fin de semana, ese entusiasmo va a canalizarse, por vez primera, en torno a <strong>Lewis Hamilton</strong>, el piloto con mejor palmarés en el GP de Canadá. Siete victorias suma el británico, las mismas que <strong>Michael Schumacher</strong>. Y no termina ahí la cabalística, porque los <i>tifosi</i> saben que este año Montreal acoge, por 44ª vez en la historia, una carrera de F1. La cifra fetiche de Hamilton, con su eterno dorsal 44 impreso ahora sobre fondo rojo. Sin embargo, ni el fervor popular ni la magia de los números pueden enmascarar la coyuntura de Hamilton y Ferrari, inmersos en una calamitosa crisis de resultados. </p>
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