Auspiciado por Alfonso XIII, que incluso invirtió dinero de su bolsillo en el proyecto, llegó a Madrid el Metropolitano, el ‘tranvía subterráneo’ que revolucionó el transporte colectivo. Así lo contó ABC:Con la inauguración de la línea Norte Sur del Metropolitano, inaugurada ayer con toda solemnidad por S. M. el Rey, la ingeniería española ha añadido un nuevo timbre de gloria a su noble ejecutoria de trabajo. En efecto, en Mayo de 1914, el ilustre ingeniero D. Miguel Otamendi, iniciador de esta formidable obra, que justamente ha merecido los aplausos de la opinión, solicitó del Ministerio de Fomento la concesión del ferrocarril Metropolitano, que fue otorgada en 12 de Enero de 1917. Desde esta fecha, y al, calor de un creciente entusiasmo por parte de los elementos directivos y económicos, dieron comienzo las obras, que tan feliz coronación han obtenido en la tarde de ayer con la inauguración de la línea, que consta de ocho estaciones, en el trayecto comprendido entre la Puerta del Sol y la glorieta de los Cuatro Caminos. La línea es de doble vía, de 1,445 metros de anchura, y el túnel tiene amplias dimensiones para que circulen amplios coches de 2,40 metros de anchura. Las bóvedas de las estaciones van recubiertas de azulejo blanco biselado. El túnel, las estaciones y los vestíbulos están constantemente iluminados, habiéndose instalado por cada lado del túnel una fila de lámparas de 16 bujías, espaciadas entre sí 25 metros, y en cada estación se han dispuesto dos filas de nueve luces de cien bujías cada una, siendo el sistema de señales de seguridad consistente en dividir la línea en secciones, y en cada una de ellas colocar una señal que presenta la luz blanca, indicadora de la vía libre; o cuando esto no sucede, ofrece una luz roja, sumando en total 37 señales en toda la línea.Es, por tanto, imposible, por este método de señales, que un tren alcance a otro estando, por lo tanto, descartados los accidentes.Llegada de S. M. el ReyEl material móvil consiste en 11 coches motores y 10 remolques; los coches tienen 12,65 metros de longitud por 2,40 de ancho y su altura es de 3,385 metros, y el coche motor lleva dos motores de 175 caballos de fuerza cada uno. Los coches, que son metálicos y, por lo tanto, incombustibles, llevan 24 asientos, y en sus tres plataformas y pasillos pueden ir hasta 76 personas. La instalación se ha provisto para llegar a formar trenes de cinco unidades, capaces para 500 viajeros. Minutos después de las tres y media llegó a la glorieta de los Cuatro Caminos –cuyas casas aparecían engalanadas con colgaduras– S. M. el Rey. Tan pronto como llegó, el obispo de Madrid-Alcalá, revestido de pontifical, otorgó su bendición, primero a la línea y después al tren Real. El momento fue de una intensa emoción, prorrumpiendo los asistentes en entusiastas vivas al Rey y a España.Terminada la ceremonia de la bendición, el Rey y demás miembros de la Real Familia, llevando como asesor al ingeniero autor del proyecto, D Miguel de Otamendi, ocuparon el coche tractor del tren Real. De la conducción, en este primer viaje, fue encargado el ingeniero montador, Sr. Zapata.En el segundo coche ocuparon plaza las personalidades invitadas al acto y los representantes de la Prensa. A las cuatro menos veinte de la tarde se dio la señal de partida al tren. El veterano periodista y notabilísimo escritor Rufino Blanco, cronómetro en mano, se dispone a contar los minutos empleados en cada uno de los trayectos.En el primero, o sea entre Cuatro Caminos a la estación de Ríos Rosas invirtió el tren cuarenta segundos. En esta estación se destacaban de entre los invitados un núcleo de señoritas bellísimas, tocadas con mantilla blanca, que ofrendaron hermosos ramos al Rey y a la infanta doña Isabel. Desde la estación a la plaza antigua de Chamberí se invirtió en el recorrido cincuenta y tres segundos; de este punto a la glorieta de Bilbao, cuarenta y cinco segundos; de aquí a la estación del Tribunal de Cuentas, un minuto y treinta segundos; a la Red de San Luis, un minuto y veinticinco segundos, y, por último, a la Puerta del Sol, cincuenta segundos.Llegado el tren a la estación de la Puerta del Sol, S. M. el Rey y su acompañamiento se dirigieron al rellano de la escalera donde se verificó el descubrimiento del escudo en bronce de Madrid y debajo una lápida, en mármol blanco, con la siguiente inscripción: «SS. MM. los Reyes D. Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia inauguraron la línea de Cuatro Caminos-Puerta del Sol el día 17 de Octubre de 1919».A las cuatro y catorce minutos se emprendió el regreso a Cuatro Caminos, invirtiendo el tren en el recorrido que se hizo sin paradas, siete minutos cincuenta y seis segundos.El servicio público se inaugurará a fines del corriente mes, expendiéndose los billetes que serán de primera y segunda clase, al precio de 0,30 pesetas ida y vuelta en primera, 0,15 en segunda para un solo viaje y 0,20 pesetas en segunda, ida y vuelta. Auspiciado por Alfonso XIII, que incluso invirtió dinero de su bolsillo en el proyecto, llegó a Madrid el Metropolitano, el ‘tranvía subterráneo’ que revolucionó el transporte colectivo. Así lo contó ABC:Con la inauguración de la línea Norte Sur del Metropolitano, inaugurada ayer con toda solemnidad por S. M. el Rey, la ingeniería española ha añadido un nuevo timbre de gloria a su noble ejecutoria de trabajo. En efecto, en Mayo de 1914, el ilustre ingeniero D. Miguel Otamendi, iniciador de esta formidable obra, que justamente ha merecido los aplausos de la opinión, solicitó del Ministerio de Fomento la concesión del ferrocarril Metropolitano, que fue otorgada en 12 de Enero de 1917. Desde esta fecha, y al, calor de un creciente entusiasmo por parte de los elementos directivos y económicos, dieron comienzo las obras, que tan feliz coronación han obtenido en la tarde de ayer con la inauguración de la línea, que consta de ocho estaciones, en el trayecto comprendido entre la Puerta del Sol y la glorieta de los Cuatro Caminos. La línea es de doble vía, de 1,445 metros de anchura, y el túnel tiene amplias dimensiones para que circulen amplios coches de 2,40 metros de anchura. Las bóvedas de las estaciones van recubiertas de azulejo blanco biselado. El túnel, las estaciones y los vestíbulos están constantemente iluminados, habiéndose instalado por cada lado del túnel una fila de lámparas de 16 bujías, espaciadas entre sí 25 metros, y en cada estación se han dispuesto dos filas de nueve luces de cien bujías cada una, siendo el sistema de señales de seguridad consistente en dividir la línea en secciones, y en cada una de ellas colocar una señal que presenta la luz blanca, indicadora de la vía libre; o cuando esto no sucede, ofrece una luz roja, sumando en total 37 señales en toda la línea.Es, por tanto, imposible, por este método de señales, que un tren alcance a otro estando, por lo tanto, descartados los accidentes.Llegada de S. M. el ReyEl material móvil consiste en 11 coches motores y 10 remolques; los coches tienen 12,65 metros de longitud por 2,40 de ancho y su altura es de 3,385 metros, y el coche motor lleva dos motores de 175 caballos de fuerza cada uno. Los coches, que son metálicos y, por lo tanto, incombustibles, llevan 24 asientos, y en sus tres plataformas y pasillos pueden ir hasta 76 personas. La instalación se ha provisto para llegar a formar trenes de cinco unidades, capaces para 500 viajeros. Minutos después de las tres y media llegó a la glorieta de los Cuatro Caminos –cuyas casas aparecían engalanadas con colgaduras– S. M. el Rey. Tan pronto como llegó, el obispo de Madrid-Alcalá, revestido de pontifical, otorgó su bendición, primero a la línea y después al tren Real. El momento fue de una intensa emoción, prorrumpiendo los asistentes en entusiastas vivas al Rey y a España.Terminada la ceremonia de la bendición, el Rey y demás miembros de la Real Familia, llevando como asesor al ingeniero autor del proyecto, D Miguel de Otamendi, ocuparon el coche tractor del tren Real. De la conducción, en este primer viaje, fue encargado el ingeniero montador, Sr. Zapata.En el segundo coche ocuparon plaza las personalidades invitadas al acto y los representantes de la Prensa. A las cuatro menos veinte de la tarde se dio la señal de partida al tren. El veterano periodista y notabilísimo escritor Rufino Blanco, cronómetro en mano, se dispone a contar los minutos empleados en cada uno de los trayectos.En el primero, o sea entre Cuatro Caminos a la estación de Ríos Rosas invirtió el tren cuarenta segundos. En esta estación se destacaban de entre los invitados un núcleo de señoritas bellísimas, tocadas con mantilla blanca, que ofrendaron hermosos ramos al Rey y a la infanta doña Isabel. Desde la estación a la plaza antigua de Chamberí se invirtió en el recorrido cincuenta y tres segundos; de este punto a la glorieta de Bilbao, cuarenta y cinco segundos; de aquí a la estación del Tribunal de Cuentas, un minuto y treinta segundos; a la Red de San Luis, un minuto y veinticinco segundos, y, por último, a la Puerta del Sol, cincuenta segundos.Llegado el tren a la estación de la Puerta del Sol, S. M. el Rey y su acompañamiento se dirigieron al rellano de la escalera donde se verificó el descubrimiento del escudo en bronce de Madrid y debajo una lápida, en mármol blanco, con la siguiente inscripción: «SS. MM. los Reyes D. Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia inauguraron la línea de Cuatro Caminos-Puerta del Sol el día 17 de Octubre de 1919».A las cuatro y catorce minutos se emprendió el regreso a Cuatro Caminos, invirtiendo el tren en el recorrido que se hizo sin paradas, siete minutos cincuenta y seis segundos.El servicio público se inaugurará a fines del corriente mes, expendiéndose los billetes que serán de primera y segunda clase, al precio de 0,30 pesetas ida y vuelta en primera, 0,15 en segunda para un solo viaje y 0,20 pesetas en segunda, ida y vuelta. Auspiciado por Alfonso XIII, que incluso invirtió dinero de su bolsillo en el proyecto, llegó a Madrid el Metropolitano, el ‘tranvía subterráneo’ que revolucionó el transporte colectivo. Así lo contó ABC:Con la inauguración de la línea Norte Sur del Metropolitano, inaugurada ayer con toda solemnidad por S. M. el Rey, la ingeniería española ha añadido un nuevo timbre de gloria a su noble ejecutoria de trabajo. En efecto, en Mayo de 1914, el ilustre ingeniero D. Miguel Otamendi, iniciador de esta formidable obra, que justamente ha merecido los aplausos de la opinión, solicitó del Ministerio de Fomento la concesión del ferrocarril Metropolitano, que fue otorgada en 12 de Enero de 1917. Desde esta fecha, y al, calor de un creciente entusiasmo por parte de los elementos directivos y económicos, dieron comienzo las obras, que tan feliz coronación han obtenido en la tarde de ayer con la inauguración de la línea, que consta de ocho estaciones, en el trayecto comprendido entre la Puerta del Sol y la glorieta de los Cuatro Caminos. La línea es de doble vía, de 1,445 metros de anchura, y el túnel tiene amplias dimensiones para que circulen amplios coches de 2,40 metros de anchura. Las bóvedas de las estaciones van recubiertas de azulejo blanco biselado. El túnel, las estaciones y los vestíbulos están constantemente iluminados, habiéndose instalado por cada lado del túnel una fila de lámparas de 16 bujías, espaciadas entre sí 25 metros, y en cada estación se han dispuesto dos filas de nueve luces de cien bujías cada una, siendo el sistema de señales de seguridad consistente en dividir la línea en secciones, y en cada una de ellas colocar una señal que presenta la luz blanca, indicadora de la vía libre; o cuando esto no sucede, ofrece una luz roja, sumando en total 37 señales en toda la línea.Es, por tanto, imposible, por este método de señales, que un tren alcance a otro estando, por lo tanto, descartados los accidentes.Llegada de S. M. el ReyEl material móvil consiste en 11 coches motores y 10 remolques; los coches tienen 12,65 metros de longitud por 2,40 de ancho y su altura es de 3,385 metros, y el coche motor lleva dos motores de 175 caballos de fuerza cada uno. Los coches, que son metálicos y, por lo tanto, incombustibles, llevan 24 asientos, y en sus tres plataformas y pasillos pueden ir hasta 76 personas. La instalación se ha provisto para llegar a formar trenes de cinco unidades, capaces para 500 viajeros. Minutos después de las tres y media llegó a la glorieta de los Cuatro Caminos –cuyas casas aparecían engalanadas con colgaduras– S. M. el Rey. Tan pronto como llegó, el obispo de Madrid-Alcalá, revestido de pontifical, otorgó su bendición, primero a la línea y después al tren Real. El momento fue de una intensa emoción, prorrumpiendo los asistentes en entusiastas vivas al Rey y a España.Terminada la ceremonia de la bendición, el Rey y demás miembros de la Real Familia, llevando como asesor al ingeniero autor del proyecto, D Miguel de Otamendi, ocuparon el coche tractor del tren Real. De la conducción, en este primer viaje, fue encargado el ingeniero montador, Sr. Zapata.En el segundo coche ocuparon plaza las personalidades invitadas al acto y los representantes de la Prensa. A las cuatro menos veinte de la tarde se dio la señal de partida al tren. El veterano periodista y notabilísimo escritor Rufino Blanco, cronómetro en mano, se dispone a contar los minutos empleados en cada uno de los trayectos.En el primero, o sea entre Cuatro Caminos a la estación de Ríos Rosas invirtió el tren cuarenta segundos. En esta estación se destacaban de entre los invitados un núcleo de señoritas bellísimas, tocadas con mantilla blanca, que ofrendaron hermosos ramos al Rey y a la infanta doña Isabel. Desde la estación a la plaza antigua de Chamberí se invirtió en el recorrido cincuenta y tres segundos; de este punto a la glorieta de Bilbao, cuarenta y cinco segundos; de aquí a la estación del Tribunal de Cuentas, un minuto y treinta segundos; a la Red de San Luis, un minuto y veinticinco segundos, y, por último, a la Puerta del Sol, cincuenta segundos.Llegado el tren a la estación de la Puerta del Sol, S. M. el Rey y su acompañamiento se dirigieron al rellano de la escalera donde se verificó el descubrimiento del escudo en bronce de Madrid y debajo una lápida, en mármol blanco, con la siguiente inscripción: «SS. MM. los Reyes D. Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia inauguraron la línea de Cuatro Caminos-Puerta del Sol el día 17 de Octubre de 1919».A las cuatro y catorce minutos se emprendió el regreso a Cuatro Caminos, invirtiendo el tren en el recorrido que se hizo sin paradas, siete minutos cincuenta y seis segundos.El servicio público se inaugurará a fines del corriente mes, expendiéndose los billetes que serán de primera y segunda clase, al precio de 0,30 pesetas ida y vuelta en primera, 0,15 en segunda para un solo viaje y 0,20 pesetas en segunda, ida y vuelta. RSS de noticias de espana
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