Es comprensible en cierta medida que el Betis quiera tomarse el futuro de Manuel Pellegrini con calma. Le queda todo un año de contrato por delante y ni las ofertas más suculentas parecen desviar la atención del entrenador del foco verdiblanco. Ha encontrado su lugar en el mundo para esta parte de su carrera , supuestamente, la final, por bien que se encuentre el chileno. El proyecto bético colma sus aspiraciones. Un destino donde hacer crecer, paso a paso, a un club que por encima de todo necesitaba estabilidad . Esa regularidad casi matemática en las cinco temporadas de Manuel en el Benito Villamarín son el mejor aval posible a la hora de analizar la conveniencia de continuar junto a él el máximo tiempo posible. Hay razones de sobra en la parte objetiva para no dudar de ello ni un solo segundo. Y también opiniones acerca de ese convencimiento, como que se trata del hombre ideal para no perder los estribos cuando vienen mal dadas. Es el anillo para el dedo anular verdiblanco .Después de esta primera exposición a su favor llega el clásico sin embargo. Aunque pocos, Pellegrini también tiene sus detractores . O mejor dicho, personas que creen que no está prohibido el exigirle un poco más . En decir que también se equivoca, como todos. Y que su experta mano debe azuzar al equipo a conseguir lo que parezca imposible, sin conformarse con lo que ya tiene por costumbre, que es la clasificación europea. Y aquí llega la clásica discusión o disputa cuando un trabajador entra en su último año de contrato. Pellegrini se quiere quedar y quiere que la confianza se plasme en unos documentos, mientras el Betis no quiere atarse sin ver cómo respira su equipo después de un año que no terminó en sobresaliente, pero que la hinchada acogió como tal. Ver si esas bases implantadas y los siguientes pasos ayudan a conseguir un objetivo más ambicioso. Está bien ser regular, pero siempre se puede aspirar a más. No cerrarse jamás esa puerta de crecimiento.Cada parte defiende los suyo y el valor de Pellegrini es incuestionable , más incluso para los aficionados que para el propio club. El día a día desgasta cualquier relación laboral por exitosa que sea. Nadie le dará las llaves del Betis al chileno porque él mismo no las ha pedido , por mucho que un sector del beticismo pensase que sería lo mejor. El equilibrio de fuerzas entre los mandatarios y el veterano entrenador es lo que ha posibilitado que el club haya alcanzado deportivamente un estatus que casi no podía soñar. Su nombre ya suena en Europa con fuerza. Está considerado como uno de los aspirantes a hacer ruido y algo más en la próxima Europa League. Jugadores del nivel de Antony darían un brazo por jugar la próxima temporada en el Betis. Algo se está haciendo bien. O muy bien. Y eso es gracias a que club y entrenador tiran de la misma cuerda aunque no se den la mano al hacerlo. Cada uno desde su sector. Repito: no hay dudas con Pellegrini. Sería de necios dudar . Simplemente toca asumir lo conseguido, darle a cada uno su espacio para pensar en cómo crecer y ver si la temporada que está por llegar ofrece la misma felicidad a los béticos que la recién finalizada. El importante contrato del entrenador todavía puede esperar. No es un tema puramente económico , sino que después de mucho tiempo juntos ambos deben estar convencidos de que el futuro será mejor si siguen de la mano. De respeto mutuo y respetar igualmente los tiempos, que en este deporte y negocio rara vez se asume como tal. Pellegrini será el entrenador del Betis en la 25-26 . El futuro no está escrito. El Betis tiene entrenador para rato. Es comprensible en cierta medida que el Betis quiera tomarse el futuro de Manuel Pellegrini con calma. Le queda todo un año de contrato por delante y ni las ofertas más suculentas parecen desviar la atención del entrenador del foco verdiblanco. Ha encontrado su lugar en el mundo para esta parte de su carrera , supuestamente, la final, por bien que se encuentre el chileno. El proyecto bético colma sus aspiraciones. Un destino donde hacer crecer, paso a paso, a un club que por encima de todo necesitaba estabilidad . Esa regularidad casi matemática en las cinco temporadas de Manuel en el Benito Villamarín son el mejor aval posible a la hora de analizar la conveniencia de continuar junto a él el máximo tiempo posible. Hay razones de sobra en la parte objetiva para no dudar de ello ni un solo segundo. Y también opiniones acerca de ese convencimiento, como que se trata del hombre ideal para no perder los estribos cuando vienen mal dadas. Es el anillo para el dedo anular verdiblanco .Después de esta primera exposición a su favor llega el clásico sin embargo. Aunque pocos, Pellegrini también tiene sus detractores . O mejor dicho, personas que creen que no está prohibido el exigirle un poco más . En decir que también se equivoca, como todos. Y que su experta mano debe azuzar al equipo a conseguir lo que parezca imposible, sin conformarse con lo que ya tiene por costumbre, que es la clasificación europea. Y aquí llega la clásica discusión o disputa cuando un trabajador entra en su último año de contrato. Pellegrini se quiere quedar y quiere que la confianza se plasme en unos documentos, mientras el Betis no quiere atarse sin ver cómo respira su equipo después de un año que no terminó en sobresaliente, pero que la hinchada acogió como tal. Ver si esas bases implantadas y los siguientes pasos ayudan a conseguir un objetivo más ambicioso. Está bien ser regular, pero siempre se puede aspirar a más. No cerrarse jamás esa puerta de crecimiento.Cada parte defiende los suyo y el valor de Pellegrini es incuestionable , más incluso para los aficionados que para el propio club. El día a día desgasta cualquier relación laboral por exitosa que sea. Nadie le dará las llaves del Betis al chileno porque él mismo no las ha pedido , por mucho que un sector del beticismo pensase que sería lo mejor. El equilibrio de fuerzas entre los mandatarios y el veterano entrenador es lo que ha posibilitado que el club haya alcanzado deportivamente un estatus que casi no podía soñar. Su nombre ya suena en Europa con fuerza. Está considerado como uno de los aspirantes a hacer ruido y algo más en la próxima Europa League. Jugadores del nivel de Antony darían un brazo por jugar la próxima temporada en el Betis. Algo se está haciendo bien. O muy bien. Y eso es gracias a que club y entrenador tiran de la misma cuerda aunque no se den la mano al hacerlo. Cada uno desde su sector. Repito: no hay dudas con Pellegrini. Sería de necios dudar . Simplemente toca asumir lo conseguido, darle a cada uno su espacio para pensar en cómo crecer y ver si la temporada que está por llegar ofrece la misma felicidad a los béticos que la recién finalizada. El importante contrato del entrenador todavía puede esperar. No es un tema puramente económico , sino que después de mucho tiempo juntos ambos deben estar convencidos de que el futuro será mejor si siguen de la mano. De respeto mutuo y respetar igualmente los tiempos, que en este deporte y negocio rara vez se asume como tal. Pellegrini será el entrenador del Betis en la 25-26 . El futuro no está escrito. El Betis tiene entrenador para rato. Es comprensible en cierta medida que el Betis quiera tomarse el futuro de Manuel Pellegrini con calma. Le queda todo un año de contrato por delante y ni las ofertas más suculentas parecen desviar la atención del entrenador del foco verdiblanco. Ha encontrado su lugar en el mundo para esta parte de su carrera , supuestamente, la final, por bien que se encuentre el chileno. El proyecto bético colma sus aspiraciones. Un destino donde hacer crecer, paso a paso, a un club que por encima de todo necesitaba estabilidad . Esa regularidad casi matemática en las cinco temporadas de Manuel en el Benito Villamarín son el mejor aval posible a la hora de analizar la conveniencia de continuar junto a él el máximo tiempo posible. Hay razones de sobra en la parte objetiva para no dudar de ello ni un solo segundo. Y también opiniones acerca de ese convencimiento, como que se trata del hombre ideal para no perder los estribos cuando vienen mal dadas. Es el anillo para el dedo anular verdiblanco .Después de esta primera exposición a su favor llega el clásico sin embargo. Aunque pocos, Pellegrini también tiene sus detractores . O mejor dicho, personas que creen que no está prohibido el exigirle un poco más . En decir que también se equivoca, como todos. Y que su experta mano debe azuzar al equipo a conseguir lo que parezca imposible, sin conformarse con lo que ya tiene por costumbre, que es la clasificación europea. Y aquí llega la clásica discusión o disputa cuando un trabajador entra en su último año de contrato. Pellegrini se quiere quedar y quiere que la confianza se plasme en unos documentos, mientras el Betis no quiere atarse sin ver cómo respira su equipo después de un año que no terminó en sobresaliente, pero que la hinchada acogió como tal. Ver si esas bases implantadas y los siguientes pasos ayudan a conseguir un objetivo más ambicioso. Está bien ser regular, pero siempre se puede aspirar a más. No cerrarse jamás esa puerta de crecimiento.Cada parte defiende los suyo y el valor de Pellegrini es incuestionable , más incluso para los aficionados que para el propio club. El día a día desgasta cualquier relación laboral por exitosa que sea. Nadie le dará las llaves del Betis al chileno porque él mismo no las ha pedido , por mucho que un sector del beticismo pensase que sería lo mejor. El equilibrio de fuerzas entre los mandatarios y el veterano entrenador es lo que ha posibilitado que el club haya alcanzado deportivamente un estatus que casi no podía soñar. Su nombre ya suena en Europa con fuerza. Está considerado como uno de los aspirantes a hacer ruido y algo más en la próxima Europa League. Jugadores del nivel de Antony darían un brazo por jugar la próxima temporada en el Betis. Algo se está haciendo bien. O muy bien. Y eso es gracias a que club y entrenador tiran de la misma cuerda aunque no se den la mano al hacerlo. Cada uno desde su sector. Repito: no hay dudas con Pellegrini. Sería de necios dudar . Simplemente toca asumir lo conseguido, darle a cada uno su espacio para pensar en cómo crecer y ver si la temporada que está por llegar ofrece la misma felicidad a los béticos que la recién finalizada. El importante contrato del entrenador todavía puede esperar. No es un tema puramente económico , sino que después de mucho tiempo juntos ambos deben estar convencidos de que el futuro será mejor si siguen de la mano. De respeto mutuo y respetar igualmente los tiempos, que en este deporte y negocio rara vez se asume como tal. Pellegrini será el entrenador del Betis en la 25-26 . El futuro no está escrito. El Betis tiene entrenador para rato. RSS de noticias de deportes
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