<p>Debutó un 22 de febrero después de nueve meses sin competir y con apenas unos días de puesta a punto en <strong>México</strong>, pero <strong>Rayados </strong>le entregó el brazalete y casi la ciudad entera a <strong>Sergio Ramos</strong>, <strong>número 93</strong> en la espalda y en varios tatuajes a lo largo y ancho de su cuerpo, y el defensa se convirtió en referente del club desde el minuto uno. <strong>Martín Demichelis</strong>, por entonces entrenador del equipo, le había llamado hacía unos meses para <strong>River Plate</strong>, pero Ramos desestimó la oferta buscando el destino correcto. Lo encontró en Monterrey, la segunda ciudad más grande de México, y en el equipo que hoy debuta en el <strong>Mundial de clubes</strong> ante el <strong>Inter de Milán</strong>. Rival de <strong>Champions </strong>y competición fetiche para Ramos, que ganó cuatro de los antiguos Mundialitos vestido de blanco, metido ahora en su laboratorio personal el último año para aguantar el día a día del fútbol a sus <strong>39 años</strong>.</p>
El de Camas lleva cuatro meses en Monterrey, donde vive igual que en España y Francia: obsesionado con su físico. «Es un ejemplo», dicen en el club. Hoy debuta contra el Inter de Milán en el Mundial de clubes.
<p>Debutó un 22 de febrero después de nueve meses sin competir y con apenas unos días de puesta a punto en <strong>México</strong>, pero <strong>Rayados </strong>le entregó el brazalete y casi la ciudad entera a <strong>Sergio Ramos</strong>, <strong>número 93</strong> en la espalda y en varios tatuajes a lo largo y ancho de su cuerpo, y el defensa se convirtió en referente del club desde el minuto uno. <strong>Martín Demichelis</strong>, por entonces entrenador del equipo, le había llamado hacía unos meses para <strong>River Plate</strong>, pero Ramos desestimó la oferta buscando el destino correcto. Lo encontró en Monterrey, la segunda ciudad más grande de México, y en el equipo que hoy debuta en el <strong>Mundial de clubes</strong> ante el <strong>Inter de Milán</strong>. Rival de <strong>Champions </strong>y competición fetiche para Ramos, que ganó cuatro de los antiguos Mundialitos vestido de blanco, metido ahora en su laboratorio personal el último año para aguantar el día a día del fútbol a sus <strong>39 años</strong>.</p>
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