El chocolate es un alimento que navega entre dos aguas. Por un lado, se trata de un producto que no es de primera necesidad. De hecho, se recomienda un consumo moderado. Sin embargo, se trata de un pecado venial al que nadie se puede resistir. Un lujo efímero que necesita el cuerpo para ser feliz. Pero todo esto puede venirse al traste.Su precio final, el chocolate como producto elaborado —en cualquiera de sus variedades—, lleva una escalada de precios incontrolada desde hace meses. El último registro del Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja una subida en junio del 20% con respecto al mismo mes de 2024. No se trata de una percepción. Cualquier consumidor que haya ido al supermercado en las últimas semanas habrá visto como su tableta de chocolate ha incrementado el precio. Una situación que varía en función de la tipología y el porcentaje de cacao.Noticia Relacionada Variedad de uva reportaje Si Godello, el blanco de moda que conquista a las mesas más exigentes Laura S. Lara Está revolucionando el consumo de estos vinos en España. Su frescura y versatilidad conquistan a quienes buscan nuevas experiencias, posicionándolo como tendencia entre expertos y curiosos por igualEse es el otro problema. El chocolate se elabora a partir del cacao, una planta que también está viviendo su propia crisis de precios. Como cualquier producto elaborado que parte de una materia prima, los costes en origen marcan la evolución del precio hasta que llega a la distribución en supermercados y tiendas. En un mundo sacudido por el cambio climático y las tensiones geopolíticas, ni los bombones han podido escapar a estas presiones.Por todo esto, para entender por qué el precio del chocolate está disparado hay que acudir al origen . No se trata de un único factor. Es la consecuencia de diversas situaciones.Como cualquier bien producido, lo primero es atender a la oferta y la demanda. Aquí empieza a coger aroma la subida del chocolate. En los últimos años el mercado asiático; sobre todo, el chino, ha acelerado su consumo. Algo que ya se ha visto con el café. Y cada movimiento del dragón rojo se convierte en una convulsión comercial.¿Se podría haber capeado esa explosión de consumo? Quizá el impacto de costes podría haberse amortiguado, pero el aumento de la demanda ha llegado en paralelo a una caída de la oferta.Cacao en pocas manosAl margen de la politización sobre cuestiones climáticas, los que trabajan la tierra sí son conscientes de los bandazos que da el tiempo de una temporada a otra. El principal origen del cacao está en África. En concreto, Costa de Marfil y Ghana acumulan en torno al 60-70% de la producción mundial.Estas dos regiones se han visto expuestas en los últimos años a fenómenos climáticos muy complejos. Por un lado han tenido sequías más severas de lo normal, así como intensas lluvias que, fuera de las épocas habituales, tienen un efecto nefasto sobre los cultivos. A su vez, esta nula gestión sobre la predictibilidad del clima provoca aumentos de plagas en las cosechas, así como enfermedades no controladas.Todo esto tiene una dirección: menos cacao disponible para poner en circulación. A esto se añade el factor mencionado de la concentración en la producción. Tras estos países se encuentran Camerún y Nigeria, también en África; y las siguientes potencias son Ecuador y Brasil. Todas estas regiones guardan una conexión: inestabilidad política. Este factor también es esencial para que se den continuas paradas en las cadenas de producción, así como problemas económicos en el desarrollo de la producción.Y para acabar con el problema de oferta, en muchos de estos países la rentabilidad por el cultivo de cacao, pese al alza de precios, es menor, y eso redunde en menos terreno cultivado.Y qué sucede en destinoHay menos cacao del que se precisa para equilibrar la oferta y la demanda en un punto que comer chocolate no sea un lujo al alcance de muy pocos. ¿Qué están haciendo las empresas chocolateras y distribuidores en este contexto?La primera opción se refleja en la cuenta: se sube el precio con el objetivo de controlar la demanda. En el proceso de elaboración todo aumenta de costes, y el reflejo final lo recibe el consumidor.Otra opción que también se desarrolla, a costa de la calidad, es reducir el contenido de cacao en los productos. De igual forma, la presentación final también se encuentra en porciones más pequeñas y, en definitiva, se reformula la experiencia a la hora de comer chocolate.Por último, y aunque es la menos saludable, algunas empresas pueden optar por utilizar algunos ingredientes alternativos o terminar elaborando productos sucedáneos con el objetivo se suplir algunas porciones de cacao en determinados momentos.En este contexto de alzas de la materia prima, el gran debate para el sector de la alimentación y la distribución es hasta donde pueden subir los precios .Para ello tienen que explorar hasta dónde pueden ensanchar la fina línea que separa los márgenes de ciertos productos. Es decir, los bombones o chocolates más selectos, y que por noma general van a un público más premium, quizá pueden presionar más. Sin embargo, ciertos chocolates de uso más cotidiano, o los que están compartidos con otros productos, es más complejo tensionar los costes. El miedo es hasta cuándo durará la subida. El chocolate es un alimento que navega entre dos aguas. Por un lado, se trata de un producto que no es de primera necesidad. De hecho, se recomienda un consumo moderado. Sin embargo, se trata de un pecado venial al que nadie se puede resistir. Un lujo efímero que necesita el cuerpo para ser feliz. Pero todo esto puede venirse al traste.Su precio final, el chocolate como producto elaborado —en cualquiera de sus variedades—, lleva una escalada de precios incontrolada desde hace meses. El último registro del Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja una subida en junio del 20% con respecto al mismo mes de 2024. No se trata de una percepción. Cualquier consumidor que haya ido al supermercado en las últimas semanas habrá visto como su tableta de chocolate ha incrementado el precio. Una situación que varía en función de la tipología y el porcentaje de cacao.Noticia Relacionada Variedad de uva reportaje Si Godello, el blanco de moda que conquista a las mesas más exigentes Laura S. Lara Está revolucionando el consumo de estos vinos en España. Su frescura y versatilidad conquistan a quienes buscan nuevas experiencias, posicionándolo como tendencia entre expertos y curiosos por igualEse es el otro problema. El chocolate se elabora a partir del cacao, una planta que también está viviendo su propia crisis de precios. Como cualquier producto elaborado que parte de una materia prima, los costes en origen marcan la evolución del precio hasta que llega a la distribución en supermercados y tiendas. En un mundo sacudido por el cambio climático y las tensiones geopolíticas, ni los bombones han podido escapar a estas presiones.Por todo esto, para entender por qué el precio del chocolate está disparado hay que acudir al origen . No se trata de un único factor. Es la consecuencia de diversas situaciones.Como cualquier bien producido, lo primero es atender a la oferta y la demanda. Aquí empieza a coger aroma la subida del chocolate. En los últimos años el mercado asiático; sobre todo, el chino, ha acelerado su consumo. Algo que ya se ha visto con el café. Y cada movimiento del dragón rojo se convierte en una convulsión comercial.¿Se podría haber capeado esa explosión de consumo? Quizá el impacto de costes podría haberse amortiguado, pero el aumento de la demanda ha llegado en paralelo a una caída de la oferta.Cacao en pocas manosAl margen de la politización sobre cuestiones climáticas, los que trabajan la tierra sí son conscientes de los bandazos que da el tiempo de una temporada a otra. El principal origen del cacao está en África. En concreto, Costa de Marfil y Ghana acumulan en torno al 60-70% de la producción mundial.Estas dos regiones se han visto expuestas en los últimos años a fenómenos climáticos muy complejos. Por un lado han tenido sequías más severas de lo normal, así como intensas lluvias que, fuera de las épocas habituales, tienen un efecto nefasto sobre los cultivos. A su vez, esta nula gestión sobre la predictibilidad del clima provoca aumentos de plagas en las cosechas, así como enfermedades no controladas.Todo esto tiene una dirección: menos cacao disponible para poner en circulación. A esto se añade el factor mencionado de la concentración en la producción. Tras estos países se encuentran Camerún y Nigeria, también en África; y las siguientes potencias son Ecuador y Brasil. Todas estas regiones guardan una conexión: inestabilidad política. Este factor también es esencial para que se den continuas paradas en las cadenas de producción, así como problemas económicos en el desarrollo de la producción.Y para acabar con el problema de oferta, en muchos de estos países la rentabilidad por el cultivo de cacao, pese al alza de precios, es menor, y eso redunde en menos terreno cultivado.Y qué sucede en destinoHay menos cacao del que se precisa para equilibrar la oferta y la demanda en un punto que comer chocolate no sea un lujo al alcance de muy pocos. ¿Qué están haciendo las empresas chocolateras y distribuidores en este contexto?La primera opción se refleja en la cuenta: se sube el precio con el objetivo de controlar la demanda. En el proceso de elaboración todo aumenta de costes, y el reflejo final lo recibe el consumidor.Otra opción que también se desarrolla, a costa de la calidad, es reducir el contenido de cacao en los productos. De igual forma, la presentación final también se encuentra en porciones más pequeñas y, en definitiva, se reformula la experiencia a la hora de comer chocolate.Por último, y aunque es la menos saludable, algunas empresas pueden optar por utilizar algunos ingredientes alternativos o terminar elaborando productos sucedáneos con el objetivo se suplir algunas porciones de cacao en determinados momentos.En este contexto de alzas de la materia prima, el gran debate para el sector de la alimentación y la distribución es hasta donde pueden subir los precios .Para ello tienen que explorar hasta dónde pueden ensanchar la fina línea que separa los márgenes de ciertos productos. Es decir, los bombones o chocolates más selectos, y que por noma general van a un público más premium, quizá pueden presionar más. Sin embargo, ciertos chocolates de uso más cotidiano, o los que están compartidos con otros productos, es más complejo tensionar los costes. El miedo es hasta cuándo durará la subida. El chocolate es un alimento que navega entre dos aguas. Por un lado, se trata de un producto que no es de primera necesidad. De hecho, se recomienda un consumo moderado. Sin embargo, se trata de un pecado venial al que nadie se puede resistir. Un lujo efímero que necesita el cuerpo para ser feliz. Pero todo esto puede venirse al traste.Su precio final, el chocolate como producto elaborado —en cualquiera de sus variedades—, lleva una escalada de precios incontrolada desde hace meses. El último registro del Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja una subida en junio del 20% con respecto al mismo mes de 2024. No se trata de una percepción. Cualquier consumidor que haya ido al supermercado en las últimas semanas habrá visto como su tableta de chocolate ha incrementado el precio. Una situación que varía en función de la tipología y el porcentaje de cacao.Noticia Relacionada Variedad de uva reportaje Si Godello, el blanco de moda que conquista a las mesas más exigentes Laura S. Lara Está revolucionando el consumo de estos vinos en España. Su frescura y versatilidad conquistan a quienes buscan nuevas experiencias, posicionándolo como tendencia entre expertos y curiosos por igualEse es el otro problema. El chocolate se elabora a partir del cacao, una planta que también está viviendo su propia crisis de precios. Como cualquier producto elaborado que parte de una materia prima, los costes en origen marcan la evolución del precio hasta que llega a la distribución en supermercados y tiendas. En un mundo sacudido por el cambio climático y las tensiones geopolíticas, ni los bombones han podido escapar a estas presiones.Por todo esto, para entender por qué el precio del chocolate está disparado hay que acudir al origen . No se trata de un único factor. Es la consecuencia de diversas situaciones.Como cualquier bien producido, lo primero es atender a la oferta y la demanda. Aquí empieza a coger aroma la subida del chocolate. En los últimos años el mercado asiático; sobre todo, el chino, ha acelerado su consumo. Algo que ya se ha visto con el café. Y cada movimiento del dragón rojo se convierte en una convulsión comercial.¿Se podría haber capeado esa explosión de consumo? Quizá el impacto de costes podría haberse amortiguado, pero el aumento de la demanda ha llegado en paralelo a una caída de la oferta.Cacao en pocas manosAl margen de la politización sobre cuestiones climáticas, los que trabajan la tierra sí son conscientes de los bandazos que da el tiempo de una temporada a otra. El principal origen del cacao está en África. En concreto, Costa de Marfil y Ghana acumulan en torno al 60-70% de la producción mundial.Estas dos regiones se han visto expuestas en los últimos años a fenómenos climáticos muy complejos. Por un lado han tenido sequías más severas de lo normal, así como intensas lluvias que, fuera de las épocas habituales, tienen un efecto nefasto sobre los cultivos. A su vez, esta nula gestión sobre la predictibilidad del clima provoca aumentos de plagas en las cosechas, así como enfermedades no controladas.Todo esto tiene una dirección: menos cacao disponible para poner en circulación. A esto se añade el factor mencionado de la concentración en la producción. Tras estos países se encuentran Camerún y Nigeria, también en África; y las siguientes potencias son Ecuador y Brasil. Todas estas regiones guardan una conexión: inestabilidad política. Este factor también es esencial para que se den continuas paradas en las cadenas de producción, así como problemas económicos en el desarrollo de la producción.Y para acabar con el problema de oferta, en muchos de estos países la rentabilidad por el cultivo de cacao, pese al alza de precios, es menor, y eso redunde en menos terreno cultivado.Y qué sucede en destinoHay menos cacao del que se precisa para equilibrar la oferta y la demanda en un punto que comer chocolate no sea un lujo al alcance de muy pocos. ¿Qué están haciendo las empresas chocolateras y distribuidores en este contexto?La primera opción se refleja en la cuenta: se sube el precio con el objetivo de controlar la demanda. En el proceso de elaboración todo aumenta de costes, y el reflejo final lo recibe el consumidor.Otra opción que también se desarrolla, a costa de la calidad, es reducir el contenido de cacao en los productos. De igual forma, la presentación final también se encuentra en porciones más pequeñas y, en definitiva, se reformula la experiencia a la hora de comer chocolate.Por último, y aunque es la menos saludable, algunas empresas pueden optar por utilizar algunos ingredientes alternativos o terminar elaborando productos sucedáneos con el objetivo se suplir algunas porciones de cacao en determinados momentos.En este contexto de alzas de la materia prima, el gran debate para el sector de la alimentación y la distribución es hasta donde pueden subir los precios .Para ello tienen que explorar hasta dónde pueden ensanchar la fina línea que separa los márgenes de ciertos productos. Es decir, los bombones o chocolates más selectos, y que por noma general van a un público más premium, quizá pueden presionar más. Sin embargo, ciertos chocolates de uso más cotidiano, o los que están compartidos con otros productos, es más complejo tensionar los costes. El miedo es hasta cuándo durará la subida. 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