Beatriz Hernando supo pronto que lo suyo era “todo lo contrario a lo que se supone a una vida convencional”. Recién cumplida la mayoría de edad, se lanzó a vender sus joyas hechas con tenedores por mercados temáticos de toda España. Seguía en realidad los pasos de su padre, pero “cada uno por su lado”, como bromea la sevillana de El Saucejo al otro lado de su puesto de artesanía en el Mercado Medieval de El Puerto de Santa María (Cádiz). Acaba de arrancar junio y, tras una breve parada técnica por casa, Hernando, de 33 años, ya no piensa volver hasta octubre. En los próximos cuatro meses, es una de los miles de comerciantes y artesanos que se enrolan en los mercados temáticos por toda España y que emergen como setas a lo largo y ancho del país en un sector que rellena las programaciones estivales municipales mientras mueve cientos de miles de euros.
Centenares de comerciantes pasan meses recorriendo el país en mercadillos temáticos, un sector cada vez más competitivo y criticado por su estandarización
Beatriz Hernando supo pronto que lo suyo era “todo lo contrario a lo que se supone a una vida convencional”. Recién cumplida la mayoría de edad, se lanzó a vender sus joyas hechas con tenedores por mercados temáticos de toda España. Seguía en realidad los pasos de su padre, pero “cada uno por su lado”, como bromea la sevillana de El Saucejo al otro lado de su puesto de artesanía en el Mercado Medieval de El Puerto de Santa María (Cádiz). Acaba de arrancar junio y, tras una breve parada técnica por casa, Hernando, de 33 años, ya no piensa volver hasta octubre. En los próximos cuatro meses, es una de los miles de comerciantes y artesanos que se enrolan en los mercados temáticos por toda España y que emergen como setas a lo largo y ancho del país en un sector que rellena las programaciones estivales municipales mientras mueve cientos de miles de euros.
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