Nadie quiso irse a dormir en Oviedo, que convirtió la noche en día. Resuena la calle Uría, tiemblan las baldosas en la Gascona y se desata Fernando Alonso en uno de los palcos del Tartiere. Después de 24 años en infiernos de diversos grados, algunos casi insoportables, su equipo es otra vez de Primera.
Un gol de Portillo en la prórroga desata la euforia del Carlos Tartiere y frustra a un Mirandés que se adelantó en el marcador
Nadie quiso irse a dormir en Oviedo, que convirtió la noche en día. Resuena la calle Uría, tiemblan las baldosas en la Gascona y se desata Fernando Alonso en uno de los palcos del Tartiere. Después de 24 años en infiernos de diversos grados, algunos casi insoportables, su equipo es otra vez de Primera.
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