La coreografía de la cumbre anual que la OTAN celebra esta semana en La Haya estaba estudiada al milímetro. Una cita inusualmente corta —apenas unas horas de reunión el miércoles, precedida de una cena de jefes de Estado y de Gobierno la víspera— y, prácticamente, monotemática: consensuar el incremento al 5% del PIB el gasto en defensa, tal como reclama el protagonista indiscutido —y más temido— de la reunión, el presidente estadounidense Donald Trump, en torno al cual gira todo el encuentro. Hasta el vasto operativo de seguridad organizado por los anfitriones holandeses, escudo naranja, tiene ecos trumpistas. Todo debía estar cerrado desde antes, para que nada hiciera descarrilar la crucial cita holandesa. Pero entonces llegó España y dijo no al porcentaje propuesto y, por ende, a Trump.
Los aliados aspiraban a sellar la meta del 5% de gasto en defensa que pide EE UU y rechaza Madrid. En la declaración, Rusia pasa a ser una “amenaza a largo plazo”
La coreografía de la cumbre anual que la OTAN celebra esta semana en La Haya estaba estudiada al milímetro. Una cita inusualmente corta —apenas unas horas de reunión el miércoles, precedida de una cena de jefes de Estado y de Gobierno la víspera— y, prácticamente, monotemática: consensuar el incremento al 5% del PIB el gasto en defensa, tal como reclama el protagonista indiscutido —y más temido— de la reunión, el presidente estadounidense Donald Trump, en torno al cual gira todo el encuentro. Hasta el vasto operativo de seguridad organizado por los anfitriones holandeses, escudo naranja, tiene ecos trumpistas. Todo debía estar cerrado desde antes, para que nada hiciera descarrilar la crucial cita holandesa. Pero entonces llegó España y dijo no al porcentaje propuesto y, por ende, a Trump.
Feed MRSS-S Noticias