Detrás de la doble reja del coro bajo, desde donde las monjas de clausura seguían la misa, hoy se proyecta en un ambiente tenue una videoinstalación en tres pantallas de áridos paisajes de explotaciones salitreras y mineras en Suecia, Bolivia, Perú, Chile y España, con su sonido ambiente. Es el largo camino recorrido desde que este edificio era la iglesia del convento de Verónicas, en Murcia, fundado en 1529, aunque el templo, barroco, es del siglo XVIII, hasta el nuevo uso que se le dio hace casi cuatro décadas, cuando el templo fue desacralizado y acondicionado para convertirse en la Sala Verónicas de arte contemporáneo.
La Sala Verónicas, en Murcia, lleva cuatro décadas de exposiciones de artistas a los que se reta a crear obras a propósito para ser mostradas en la antigua iglesia barroca de un convento
Detrás de la doble reja del coro bajo, desde donde las monjas de clausura seguían la misa, hoy se proyecta en un ambiente tenue una videoinstalación en tres pantallas de áridos paisajes de explotaciones salitreras y mineras en Suecia, Bolivia, Perú, Chile y España, con su sonido ambiente. Es el largo camino recorrido desde que este edificio era la iglesia del convento de Verónicas, en Murcia, fundado en 1529, aunque el templo, barroco, es del siglo XVIII, hasta el nuevo uso que se le dio hace casi cuatro décadas, cuando el templo fue desacralizado y acondicionado para convertirse en la Sala Verónicas de arte contemporáneo.
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