<p class=»ue-c-article__paragraph»><strong>’INFLUS’ Y REYES.</strong> Hay que reconocer que es una genialidad el título de la biografía de <strong>Don Juan Carlos</strong>. Reconciliación, se entiende que a modo disculpa hacia los españoles a los que ha decepcionado estos últimos años en los que no hay semana en la que no aparezca información o testimonio alguno que deje a Emérito a los pies de los caballos. El padre del <strong>Rey Felipe VI</strong> tiene ya el pie en el estribo y se niega a pasar a la historia como un corrupto faldero, de ahí la demanda a Revilla y el propio libro. El cuadro que ilustra la portada también está muy bien tirado. Juan Carlos Rey de España joven, de uniforme, con sus medallas, sólo le falta el cinturón de <strong>Corinna</strong>, el Audemars Piguet, la tarjeta Carrefour… Es broma. Comprendo que quiera que se le recuerde por lo bueno, que también lo hubo. Y que tenga miedo a la muerte, todos lo tenemos. A mí también me gustaría escribir un libro con el mismo título para reconciliarme con algunas personas sobre las que he escrito cosas que seguro no les han hecho ninguna gracia. Se me viene a la cabeza, entre otras, <strong>Paula Ordovás</strong>, influencer que ha sido objeto de mi escepticismo -y burla- hacia su trabajo durante años, como tantas otras llamadas creadoras de contenido, con excepción de las <strong>Pombo</strong>, que no sé bien por qué me caen bien. El otro día me encontré con <strong>Vanessa Peloche</strong> en la fiesta de LLYC y me envió el libro que ha escrito Ordovás, La chica de los ojos marrones, en el que relata un episodio terrorífico de abusos sexuales por parte del guardés que trabajaba en su casa cuando ella era una niña de 4 años. Su testimonio es desolador, ahora entiendo muchas cosas de ella que me chocaban y de la que he hecho guasa, en especial su ansiedad por la perfección e idealidad impostada, algo súper difícil de creer. Paula ha sido madre hace poco y la veo más relajada. Nunca he dudado que es muy curranta, confío en que supere al fin lo que le ocurrió, agravado por la falta del apoyo necesario de su familia. Por desconocimiento, ignorancia, no sé, qué difícil. Una historia durísima que, francamente, no utiliza para victimizarse, cosa que le honra.</p>
‘INFLUS’ Y REYES. Hay que reconocer que es una genialidad el título de la biografía de Don Juan Carlos. Reconci
<p class=»ue-c-article__paragraph»><strong>’INFLUS’ Y REYES.</strong> Hay que reconocer que es una genialidad el título de la biografía de <strong>Don Juan Carlos</strong>. Reconciliación, se entiende que a modo disculpa hacia los españoles a los que ha decepcionado estos últimos años en los que no hay semana en la que no aparezca información o testimonio alguno que deje a Emérito a los pies de los caballos. El padre del <strong>Rey Felipe VI</strong> tiene ya el pie en el estribo y se niega a pasar a la historia como un corrupto faldero, de ahí la demanda a Revilla y el propio libro. El cuadro que ilustra la portada también está muy bien tirado. Juan Carlos Rey de España joven, de uniforme, con sus medallas, sólo le falta el cinturón de <strong>Corinna</strong>, el Audemars Piguet, la tarjeta Carrefour… Es broma. Comprendo que quiera que se le recuerde por lo bueno, que también lo hubo. Y que tenga miedo a la muerte, todos lo tenemos. A mí también me gustaría escribir un libro con el mismo título para reconciliarme con algunas personas sobre las que he escrito cosas que seguro no les han hecho ninguna gracia. Se me viene a la cabeza, entre otras, <strong>Paula Ordovás</strong>, influencer que ha sido objeto de mi escepticismo -y burla- hacia su trabajo durante años, como tantas otras llamadas creadoras de contenido, con excepción de las <strong>Pombo</strong>, que no sé bien por qué me caen bien. El otro día me encontré con <strong>Vanessa Peloche</strong> en la fiesta de LLYC y me envió el libro que ha escrito Ordovás, La chica de los ojos marrones, en el que relata un episodio terrorífico de abusos sexuales por parte del guardés que trabajaba en su casa cuando ella era una niña de 4 años. Su testimonio es desolador, ahora entiendo muchas cosas de ella que me chocaban y de la que he hecho guasa, en especial su ansiedad por la perfección e idealidad impostada, algo súper difícil de creer. Paula ha sido madre hace poco y la veo más relajada. Nunca he dudado que es muy curranta, confío en que supere al fin lo que le ocurrió, agravado por la falta del apoyo necesario de su familia. Por desconocimiento, ignorancia, no sé, qué difícil. Una historia durísima que, francamente, no utiliza para victimizarse, cosa que le honra.</p>
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