Sigo sin entender ese empeño de los familiares de los futbolistas en emponzoñar la salida de estos cuando existe cierto ruido por haber forzado, inducido o apretado para que ésta se produzca. Jesús Rodríguez no ha hecho historia en el Betis porque no le ha dado tiempo a ello, aunque colaborase activamente a que el equipo alcanzase la primera final europea de su historia. Era el niño bonito en esa reacción increíble del conjunto verdiblanco en la segunda parte de la pasada temporada. Lo comparaban con la leyenda Joaquín . Y ha terminado en el Como. Una historia un tanto extraña, aunque económicamente insuperable. Que ahora salga el padre a poner los peros o las justificaciones de su salida del Betis, casi echándole más la culpa al club que a la decisión de su hijo (o de la familia al completo) es un gesto que no entenderé jamás. Porque esto de muchas vueltas y Jesús , cuyo fútbol me dio ese pellizco de jugador grande el día que lo vi debutar con el primer equipo, tiene demasiada carrera por delante como para ir quemando los lugares por los que pasa.Y esto nos lleva, dejando a un lado los motivos de Jesús Rodríguez para salir, en la enorme venta que ha conseguido el Betis . Más de 25 millones al bolsillo más alguna variable más por ahí suelta. Se ha pagado más por lo que podrá ser Jesús que por lo que es hoy día. Y soy de los que piensan que siempre vender cuando la oferta es irrechazable. Si dentro de dos años vale 60 millones , ya cogiste tu trozo del pastel. Si cuesta 10 , has triunfado. Bien lo mires por donde lo mires. Otro asunto es ese romanticismo de querer ver a tus niños triunfar en casa. Ese fútbol ya pasó. Ese sentimiento rara vez cala en la sociedad moderna. Juntando estos millones a los de Johnny Cardoso , ya vendido al Atlético a falta de que se alcance la fecha idónea para las partes de cara a su oficialidad, el club se verá con un balance positivo donde invertir con alegría, pero con cabeza. Sin las tiesuras del pasado. Eran otros tiempos. El crecimiento también se aprecia cuando todos te llaman para comprar algo tuyo. Porque el escaparate del Betis es deseado. Un paso de gigante.Y que el propio profesional sienta que jugando con las trece barras puede también pegar un segundo salto futuro en su carrera abre nuevas puertas a las incorporaciones. El equipo liderado por Manu Fajardo y apoyado por la comisión deportiva debe hilar fino en cuando a la confección de la plantilla. No es lo mismo firmar con poco presupuesto que los futuros vendedores sepan que tienes la cartera llena. También esos jugadores que quieres incorporar y cuya cotización es mayor. Un hombre de fútbol me dijo una vez, y no sin razón, que los fichajes deben hacer suplentes (o al menos intentarlo) al titular de su posición. Es el único método para crecer y generar verdadera competencia en un vestuario. Es el verano idóneo para que el Betis dé un paso al frente en sus aspiraciones ligueras y europeas. Ha generado las plusvalías importantes a inicios del verano, con el mercado recién abierto. No será por falta de tiempo. Queda mucha tela que cortar, pero es el momento de exigirle al club que no ceda medio milímetro en este crecimiento, que no puedan arrepentirse de aquello que no se hizo y sí se pudo hacer. El momento de acertar, el momento de crecer. Sigo sin entender ese empeño de los familiares de los futbolistas en emponzoñar la salida de estos cuando existe cierto ruido por haber forzado, inducido o apretado para que ésta se produzca. Jesús Rodríguez no ha hecho historia en el Betis porque no le ha dado tiempo a ello, aunque colaborase activamente a que el equipo alcanzase la primera final europea de su historia. Era el niño bonito en esa reacción increíble del conjunto verdiblanco en la segunda parte de la pasada temporada. Lo comparaban con la leyenda Joaquín . Y ha terminado en el Como. Una historia un tanto extraña, aunque económicamente insuperable. Que ahora salga el padre a poner los peros o las justificaciones de su salida del Betis, casi echándole más la culpa al club que a la decisión de su hijo (o de la familia al completo) es un gesto que no entenderé jamás. Porque esto de muchas vueltas y Jesús , cuyo fútbol me dio ese pellizco de jugador grande el día que lo vi debutar con el primer equipo, tiene demasiada carrera por delante como para ir quemando los lugares por los que pasa.Y esto nos lleva, dejando a un lado los motivos de Jesús Rodríguez para salir, en la enorme venta que ha conseguido el Betis . Más de 25 millones al bolsillo más alguna variable más por ahí suelta. Se ha pagado más por lo que podrá ser Jesús que por lo que es hoy día. Y soy de los que piensan que siempre vender cuando la oferta es irrechazable. Si dentro de dos años vale 60 millones , ya cogiste tu trozo del pastel. Si cuesta 10 , has triunfado. Bien lo mires por donde lo mires. Otro asunto es ese romanticismo de querer ver a tus niños triunfar en casa. Ese fútbol ya pasó. Ese sentimiento rara vez cala en la sociedad moderna. Juntando estos millones a los de Johnny Cardoso , ya vendido al Atlético a falta de que se alcance la fecha idónea para las partes de cara a su oficialidad, el club se verá con un balance positivo donde invertir con alegría, pero con cabeza. Sin las tiesuras del pasado. Eran otros tiempos. El crecimiento también se aprecia cuando todos te llaman para comprar algo tuyo. Porque el escaparate del Betis es deseado. Un paso de gigante.Y que el propio profesional sienta que jugando con las trece barras puede también pegar un segundo salto futuro en su carrera abre nuevas puertas a las incorporaciones. El equipo liderado por Manu Fajardo y apoyado por la comisión deportiva debe hilar fino en cuando a la confección de la plantilla. No es lo mismo firmar con poco presupuesto que los futuros vendedores sepan que tienes la cartera llena. También esos jugadores que quieres incorporar y cuya cotización es mayor. Un hombre de fútbol me dijo una vez, y no sin razón, que los fichajes deben hacer suplentes (o al menos intentarlo) al titular de su posición. Es el único método para crecer y generar verdadera competencia en un vestuario. Es el verano idóneo para que el Betis dé un paso al frente en sus aspiraciones ligueras y europeas. Ha generado las plusvalías importantes a inicios del verano, con el mercado recién abierto. No será por falta de tiempo. Queda mucha tela que cortar, pero es el momento de exigirle al club que no ceda medio milímetro en este crecimiento, que no puedan arrepentirse de aquello que no se hizo y sí se pudo hacer. El momento de acertar, el momento de crecer. Sigo sin entender ese empeño de los familiares de los futbolistas en emponzoñar la salida de estos cuando existe cierto ruido por haber forzado, inducido o apretado para que ésta se produzca. Jesús Rodríguez no ha hecho historia en el Betis porque no le ha dado tiempo a ello, aunque colaborase activamente a que el equipo alcanzase la primera final europea de su historia. Era el niño bonito en esa reacción increíble del conjunto verdiblanco en la segunda parte de la pasada temporada. Lo comparaban con la leyenda Joaquín . Y ha terminado en el Como. Una historia un tanto extraña, aunque económicamente insuperable. Que ahora salga el padre a poner los peros o las justificaciones de su salida del Betis, casi echándole más la culpa al club que a la decisión de su hijo (o de la familia al completo) es un gesto que no entenderé jamás. Porque esto de muchas vueltas y Jesús , cuyo fútbol me dio ese pellizco de jugador grande el día que lo vi debutar con el primer equipo, tiene demasiada carrera por delante como para ir quemando los lugares por los que pasa.Y esto nos lleva, dejando a un lado los motivos de Jesús Rodríguez para salir, en la enorme venta que ha conseguido el Betis . Más de 25 millones al bolsillo más alguna variable más por ahí suelta. Se ha pagado más por lo que podrá ser Jesús que por lo que es hoy día. Y soy de los que piensan que siempre vender cuando la oferta es irrechazable. Si dentro de dos años vale 60 millones , ya cogiste tu trozo del pastel. Si cuesta 10 , has triunfado. Bien lo mires por donde lo mires. Otro asunto es ese romanticismo de querer ver a tus niños triunfar en casa. Ese fútbol ya pasó. Ese sentimiento rara vez cala en la sociedad moderna. Juntando estos millones a los de Johnny Cardoso , ya vendido al Atlético a falta de que se alcance la fecha idónea para las partes de cara a su oficialidad, el club se verá con un balance positivo donde invertir con alegría, pero con cabeza. Sin las tiesuras del pasado. Eran otros tiempos. El crecimiento también se aprecia cuando todos te llaman para comprar algo tuyo. Porque el escaparate del Betis es deseado. Un paso de gigante.Y que el propio profesional sienta que jugando con las trece barras puede también pegar un segundo salto futuro en su carrera abre nuevas puertas a las incorporaciones. El equipo liderado por Manu Fajardo y apoyado por la comisión deportiva debe hilar fino en cuando a la confección de la plantilla. No es lo mismo firmar con poco presupuesto que los futuros vendedores sepan que tienes la cartera llena. También esos jugadores que quieres incorporar y cuya cotización es mayor. Un hombre de fútbol me dijo una vez, y no sin razón, que los fichajes deben hacer suplentes (o al menos intentarlo) al titular de su posición. Es el único método para crecer y generar verdadera competencia en un vestuario. Es el verano idóneo para que el Betis dé un paso al frente en sus aspiraciones ligueras y europeas. Ha generado las plusvalías importantes a inicios del verano, con el mercado recién abierto. No será por falta de tiempo. Queda mucha tela que cortar, pero es el momento de exigirle al club que no ceda medio milímetro en este crecimiento, que no puedan arrepentirse de aquello que no se hizo y sí se pudo hacer. El momento de acertar, el momento de crecer. RSS de noticias de deportes
Deportes El verano de acertar, el verano de crecer
El verano de acertar, el verano de crecer
julio 3, 2025
Noticias Similares