La noche del 5 de julio fue mágica para Elena Irureta. Daba gloria verla bailando Dancing Queen en la plaza de la localidad alicantina de l’Alfàs del Pi cual auténtica reina del baile con medio pueblo haciéndole corro en el fin de fiesta de su festival de cine, donde acababa de recoger, de manos del actor Juanjo Artero, el Faro de plata a toda su trayectoria. Un premio pequeño, si se quiere, pero que desbordó las compuertas de la emoción de esta actriz vasca que sigue residiendo en su caserío natal de Zumaia y que lleva más de 45 años en escena a base de trabajo y constancia. Se lo comento días más tarde, cuando nos vemos en Madrid para esta entrevista, a la que llega desde el rodaje de Abuela tremenda, la película que está rodando en plena ola de calor. Así llega, acalorada, pero ni la sofoquina, ni el pelo rapado y decolorado, ni el tatuaje de pega en el antebrazo, ni las uñas esmaltadas de negro de su personaje logran restarle un ápice de la elegancia de dentro afuera que derrocha sin esfuerzo.
NI ABUELA NI TREMENDA
Elena Irureta (Zumaia, 69 años) no encontró su camino hasta los 26 años. Antes, había estado «dando tumbos», según cuenta ella misma, trabajando como asistente de dentista y au pair en Inglaterra, hasta que inauguró la escuela de teatro de Donosti y, poco después, las emisiones de la televisión autonómica, Euskal Telebista, donde se hizo muy popular en series como Bi eta Bat. Su participación en la popular serie El comisario y, sobre todo, en Patria, basada en la novela de Fernando Aramburu, donde Irureta encarnaba a la esposa y viuda de una víctima de ETA, y su amiga y compañera de juventud, la actriz Ane Gabarain, a la madre de su asesino, la catapultaron a la memoria colectiva. Este verano, rueda en Madrid la comedia Abuela tremenda, junto a Toni Acosta, sin ser ella «ni una cosa ni otra». Para eso es actriz, dice: para jugar a ser otra.
La actriz vasca, alérgica al halago y la autocomplacencia, rueda la comedia ‘Abuela tremenda’ y recibe el Faro de Plata del festival de L’Alfàs del Pi a toda su carrera a punto de cumplir los 70
La noche del 5 de julio fue mágica para Elena Irureta. Daba gloria verla bailando Dancing Queen en la plaza de la localidad alicantina de l’Alfàs del Pi cual auténtica reina del baile con medio pueblo haciéndole corro en el fin de fiesta de su festival de cine, donde acababa de recoger, de manos del actor Juanjo Artero, el Faro de plata a toda su trayectoria. Un premio pequeño, si se quiere, pero que desbordó las compuertas de la emoción de esta actriz vasca que sigue residiendo en su caserío natal de Zumaia y que lleva más de 45 años en escena a base de trabajo y constancia. Se lo comento días más tarde, cuando nos vemos en Madrid para esta entrevista, a la que llega desde el rodaje de Abuela tremenda, la película que está rodando en plena ola de calor. Así llega, acalorada, pero ni la sofoquina, ni el pelo rapado y decolorado, ni el tatuaje de pega en el antebrazo, ni las uñas esmaltadas de negro de su personaje logran restarle un ápice de la elegancia de dentro afuera que derrocha sin esfuerzo.
NI ABUELA NI TREMENDA
Elena Irureta (Zumaia, 69 años) no encontró su camino hasta los 26 años. Antes, había estado «dando tumbos», según cuenta ella misma, trabajando como asistente de dentista y au pair en Inglaterra, hasta que inauguró la escuela de teatro de Donosti y, poco después, las emisiones de la televisión autonómica, Euskal Telebista, donde se hizo muy popular en series como Bi eta Bat. Su participación en la popular serie El comisario y, sobre todo, en Patria, basada en la novela de Fernando Aramburu, donde Irureta encarnaba a la esposa y viuda de una víctima de ETA, y su amiga y compañera de juventud, la actriz Ane Gabarain, a la madre de su asesino, la catapultaron a la memoria colectiva. Este verano, rueda en Madrid la comedia Abuela tremenda, junto a Toni Acosta, sin ser ella «ni una cosa ni otra». Para eso es actriz, dice: para jugar a ser otra.
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