En los tiempos en que José Miguel G. Cortés dirigía el IVAM se pone en marcha el que, hasta la fecha, ha sido el proyecto más ambicioso de integración del cómic en un museo en nuestro país. En el corazón de dicha propuesta se encuentra la ‘fanzinoteca’ . La palabreja, que etimológicamente parte de ‘fan’, hace referencia a esas publicaciones amateur, autoeditadas por los propios amantes del cómic; pero en realidad, a lo largo de los años, ha adquirido cualidades añadidas que hacen de ellos un objeto de gran relevancia artística. ‘Fanzine’ no ha de confundirse con ‘amateurismo’. Por el contrario, estas publicaciones son el vehículo que permite que vean la luz las propuestas más vanguardistas y creativas que procedentes del noveno arte. Blanca de la Torre, nueva directora del museo , decide con acierto que el ‘fanzine’ vuelva a ganar protagonismo en el IVAM. Y lo hace a través de una exposición de elocuente título: ‘¡Eso no es cómic! Fanzines: Vanguardia e innovación del cómic en España’. Sus comisarios, Álvaro Pons y Noelia Ibarra , desarrollan una propuesta extraordinaria, meditada y acertada, en la que se toma el pulso, a lo mejor del panorama ‘fanzinero’ español. Esto, ya de por sí justifica la visita; pero es que, además, el modo en que está articulada la convierte en una experiencia digna de un museo.El primer acierto de la cita es renunciar a lo que Benjamin describe como el ‘aura’ de la obra de arteEl primer acierto es renunciar a lo que Walter Benjamin describe como el ‘aura’ de la obra de arte. Ambos comisarios saben sobradamente que, en el cómic, el producto final es un objeto impreso, y que el original dibujado por el artista es un mero paso intermedio. Así, se renuncia a la tentación de exponer la página dibujada, aunque la rareza del fanzine (dadas sus exiguas tiradas), lo convierten en un objeto singular, digno de ser contemplado como objeto único . Dejarse llevar por el ‘aura’ del original exponiendo la página de cómic como quien expone un cuadro, sin acompañarla del resultado editado, es un error conceptual de base que en esta muestra no se comete. El segundo acierto es apostar por la más rabiosa actualidad. Pons e Ibarra realizan una selección de algo más de cuatro decenas de autores, entre los que se encuentran algunos de los artistas más interesantes del panorama actual ‘fanzinero’. Algunos, consagrados, y que aún así, continúan. Es el caso de Magius, Premio Nacional de Cómic ; o María Medem, cuyo ‘Por culpa de una flor’ ha conseguido conquistar al gran público a pesar de plantear una propuesta gráficamente vanguardista y arriesgada. Pero también dan cabida a muchos artistas no esclavizados a las dictaduras propias del cómic más comercial. Es el caso de autores como el siempre sorprendente Brais Rodríguez, Roberto Massó o Cynthia Alfonso.Soporte digitalLa exposición se articula en torno a una gran vitrina central que propone un doble recorrido . El primero, un inteligente repaso a la Historia del fanzine español, empezando por títulos míticos como ‘El Rrollo enmascarado’ (1973), o ‘La piraña divina’ (1975), y llegando hasta obras tan recientes como ‘Etileno’ (2025), de Carmen B. Mikelarena. El segundo muestra a un buen puñado de los autores más relevantes del actual panorama, agrupándolos en relación a algunas de las características de sus obras. Algunos grupos se me antojan de especial interés; como el dedicado a la huella de la estética del ‘undergroud’ (Don Rogelio, Jota ELE, Irkus Zeberio, Paula Guerrero o Rosa Codina). El dedicado a la experimentación formal y la poesía gráfica reúne nombres como los de Ana Galvañ, Begoña García Alén, Marta Cartú y Martín López Lam. Y en el grupo en que se integran los que experimentan las posibilidades narrativas de la abstracción, como Oscar Raña, Roberto Massó, Cynthia Alfonso y José Quintanar. Como broche, la muestra también tiene hueco para la creación en soporte digital, reflexionando sobre el web cómic, a través del trabajo de Marta Alteri, Nestor F, Pau Anglada, Manuel Álvarez, Coco Riot, Sergi Puyol, Miriampersand y Aroha Travé.Pero el tercer acierto de la muestra se me antoja el más relevante. Cada uno de los fanzines incluidos está conectado con una reproducción de una de sus páginas interiores, y un código QR con información sobre su autor. Este espacio de muro se pone a disposición de los artistas que, de forma progresiva, realizan en él una intervención. Dicha acción, introduce a la muestra en uno de los caminos más fructíferos que ha producido la interacción contemporánea entre cómic y museo. Por si esto fuera poco, también se incluye una biblioteca de fanzines para su lectura y mesas de trabajo. En ellas, artistas como Elena Climent, Alejandro Álvarez, Martín López Lam, Roberto Massó, Mabel Esteban, Carlota Juncosa, Don Rogelio, Yeyei Gómez, Marta Cartú o Javier Lozano realizarán talleres de creación de fanzines en directo. Todo ello, convierte ‘¡Eso no es cómic!’ en una exposición plenamente contemporánea; apostando por la idea de un museo donde «suceden cosas» ; en lugar de en un museo decimonónico que simplemente actúa como contenedor de obras de arte. En los tiempos en que José Miguel G. Cortés dirigía el IVAM se pone en marcha el que, hasta la fecha, ha sido el proyecto más ambicioso de integración del cómic en un museo en nuestro país. En el corazón de dicha propuesta se encuentra la ‘fanzinoteca’ . La palabreja, que etimológicamente parte de ‘fan’, hace referencia a esas publicaciones amateur, autoeditadas por los propios amantes del cómic; pero en realidad, a lo largo de los años, ha adquirido cualidades añadidas que hacen de ellos un objeto de gran relevancia artística. ‘Fanzine’ no ha de confundirse con ‘amateurismo’. Por el contrario, estas publicaciones son el vehículo que permite que vean la luz las propuestas más vanguardistas y creativas que procedentes del noveno arte. Blanca de la Torre, nueva directora del museo , decide con acierto que el ‘fanzine’ vuelva a ganar protagonismo en el IVAM. Y lo hace a través de una exposición de elocuente título: ‘¡Eso no es cómic! Fanzines: Vanguardia e innovación del cómic en España’. Sus comisarios, Álvaro Pons y Noelia Ibarra , desarrollan una propuesta extraordinaria, meditada y acertada, en la que se toma el pulso, a lo mejor del panorama ‘fanzinero’ español. Esto, ya de por sí justifica la visita; pero es que, además, el modo en que está articulada la convierte en una experiencia digna de un museo.El primer acierto de la cita es renunciar a lo que Benjamin describe como el ‘aura’ de la obra de arteEl primer acierto es renunciar a lo que Walter Benjamin describe como el ‘aura’ de la obra de arte. Ambos comisarios saben sobradamente que, en el cómic, el producto final es un objeto impreso, y que el original dibujado por el artista es un mero paso intermedio. Así, se renuncia a la tentación de exponer la página dibujada, aunque la rareza del fanzine (dadas sus exiguas tiradas), lo convierten en un objeto singular, digno de ser contemplado como objeto único . Dejarse llevar por el ‘aura’ del original exponiendo la página de cómic como quien expone un cuadro, sin acompañarla del resultado editado, es un error conceptual de base que en esta muestra no se comete. El segundo acierto es apostar por la más rabiosa actualidad. Pons e Ibarra realizan una selección de algo más de cuatro decenas de autores, entre los que se encuentran algunos de los artistas más interesantes del panorama actual ‘fanzinero’. Algunos, consagrados, y que aún así, continúan. Es el caso de Magius, Premio Nacional de Cómic ; o María Medem, cuyo ‘Por culpa de una flor’ ha conseguido conquistar al gran público a pesar de plantear una propuesta gráficamente vanguardista y arriesgada. Pero también dan cabida a muchos artistas no esclavizados a las dictaduras propias del cómic más comercial. Es el caso de autores como el siempre sorprendente Brais Rodríguez, Roberto Massó o Cynthia Alfonso.Soporte digitalLa exposición se articula en torno a una gran vitrina central que propone un doble recorrido . El primero, un inteligente repaso a la Historia del fanzine español, empezando por títulos míticos como ‘El Rrollo enmascarado’ (1973), o ‘La piraña divina’ (1975), y llegando hasta obras tan recientes como ‘Etileno’ (2025), de Carmen B. Mikelarena. El segundo muestra a un buen puñado de los autores más relevantes del actual panorama, agrupándolos en relación a algunas de las características de sus obras. Algunos grupos se me antojan de especial interés; como el dedicado a la huella de la estética del ‘undergroud’ (Don Rogelio, Jota ELE, Irkus Zeberio, Paula Guerrero o Rosa Codina). El dedicado a la experimentación formal y la poesía gráfica reúne nombres como los de Ana Galvañ, Begoña García Alén, Marta Cartú y Martín López Lam. Y en el grupo en que se integran los que experimentan las posibilidades narrativas de la abstracción, como Oscar Raña, Roberto Massó, Cynthia Alfonso y José Quintanar. Como broche, la muestra también tiene hueco para la creación en soporte digital, reflexionando sobre el web cómic, a través del trabajo de Marta Alteri, Nestor F, Pau Anglada, Manuel Álvarez, Coco Riot, Sergi Puyol, Miriampersand y Aroha Travé.Pero el tercer acierto de la muestra se me antoja el más relevante. Cada uno de los fanzines incluidos está conectado con una reproducción de una de sus páginas interiores, y un código QR con información sobre su autor. Este espacio de muro se pone a disposición de los artistas que, de forma progresiva, realizan en él una intervención. Dicha acción, introduce a la muestra en uno de los caminos más fructíferos que ha producido la interacción contemporánea entre cómic y museo. Por si esto fuera poco, también se incluye una biblioteca de fanzines para su lectura y mesas de trabajo. En ellas, artistas como Elena Climent, Alejandro Álvarez, Martín López Lam, Roberto Massó, Mabel Esteban, Carlota Juncosa, Don Rogelio, Yeyei Gómez, Marta Cartú o Javier Lozano realizarán talleres de creación de fanzines en directo. Todo ello, convierte ‘¡Eso no es cómic!’ en una exposición plenamente contemporánea; apostando por la idea de un museo donde «suceden cosas» ; en lugar de en un museo decimonónico que simplemente actúa como contenedor de obras de arte. En los tiempos en que José Miguel G. Cortés dirigía el IVAM se pone en marcha el que, hasta la fecha, ha sido el proyecto más ambicioso de integración del cómic en un museo en nuestro país. En el corazón de dicha propuesta se encuentra la ‘fanzinoteca’ . La palabreja, que etimológicamente parte de ‘fan’, hace referencia a esas publicaciones amateur, autoeditadas por los propios amantes del cómic; pero en realidad, a lo largo de los años, ha adquirido cualidades añadidas que hacen de ellos un objeto de gran relevancia artística. ‘Fanzine’ no ha de confundirse con ‘amateurismo’. Por el contrario, estas publicaciones son el vehículo que permite que vean la luz las propuestas más vanguardistas y creativas que procedentes del noveno arte. Blanca de la Torre, nueva directora del museo , decide con acierto que el ‘fanzine’ vuelva a ganar protagonismo en el IVAM. Y lo hace a través de una exposición de elocuente título: ‘¡Eso no es cómic! Fanzines: Vanguardia e innovación del cómic en España’. Sus comisarios, Álvaro Pons y Noelia Ibarra , desarrollan una propuesta extraordinaria, meditada y acertada, en la que se toma el pulso, a lo mejor del panorama ‘fanzinero’ español. Esto, ya de por sí justifica la visita; pero es que, además, el modo en que está articulada la convierte en una experiencia digna de un museo.El primer acierto de la cita es renunciar a lo que Benjamin describe como el ‘aura’ de la obra de arteEl primer acierto es renunciar a lo que Walter Benjamin describe como el ‘aura’ de la obra de arte. Ambos comisarios saben sobradamente que, en el cómic, el producto final es un objeto impreso, y que el original dibujado por el artista es un mero paso intermedio. Así, se renuncia a la tentación de exponer la página dibujada, aunque la rareza del fanzine (dadas sus exiguas tiradas), lo convierten en un objeto singular, digno de ser contemplado como objeto único . Dejarse llevar por el ‘aura’ del original exponiendo la página de cómic como quien expone un cuadro, sin acompañarla del resultado editado, es un error conceptual de base que en esta muestra no se comete. El segundo acierto es apostar por la más rabiosa actualidad. Pons e Ibarra realizan una selección de algo más de cuatro decenas de autores, entre los que se encuentran algunos de los artistas más interesantes del panorama actual ‘fanzinero’. Algunos, consagrados, y que aún así, continúan. Es el caso de Magius, Premio Nacional de Cómic ; o María Medem, cuyo ‘Por culpa de una flor’ ha conseguido conquistar al gran público a pesar de plantear una propuesta gráficamente vanguardista y arriesgada. Pero también dan cabida a muchos artistas no esclavizados a las dictaduras propias del cómic más comercial. Es el caso de autores como el siempre sorprendente Brais Rodríguez, Roberto Massó o Cynthia Alfonso.Soporte digitalLa exposición se articula en torno a una gran vitrina central que propone un doble recorrido . El primero, un inteligente repaso a la Historia del fanzine español, empezando por títulos míticos como ‘El Rrollo enmascarado’ (1973), o ‘La piraña divina’ (1975), y llegando hasta obras tan recientes como ‘Etileno’ (2025), de Carmen B. Mikelarena. El segundo muestra a un buen puñado de los autores más relevantes del actual panorama, agrupándolos en relación a algunas de las características de sus obras. Algunos grupos se me antojan de especial interés; como el dedicado a la huella de la estética del ‘undergroud’ (Don Rogelio, Jota ELE, Irkus Zeberio, Paula Guerrero o Rosa Codina). El dedicado a la experimentación formal y la poesía gráfica reúne nombres como los de Ana Galvañ, Begoña García Alén, Marta Cartú y Martín López Lam. Y en el grupo en que se integran los que experimentan las posibilidades narrativas de la abstracción, como Oscar Raña, Roberto Massó, Cynthia Alfonso y José Quintanar. Como broche, la muestra también tiene hueco para la creación en soporte digital, reflexionando sobre el web cómic, a través del trabajo de Marta Alteri, Nestor F, Pau Anglada, Manuel Álvarez, Coco Riot, Sergi Puyol, Miriampersand y Aroha Travé.Pero el tercer acierto de la muestra se me antoja el más relevante. Cada uno de los fanzines incluidos está conectado con una reproducción de una de sus páginas interiores, y un código QR con información sobre su autor. Este espacio de muro se pone a disposición de los artistas que, de forma progresiva, realizan en él una intervención. Dicha acción, introduce a la muestra en uno de los caminos más fructíferos que ha producido la interacción contemporánea entre cómic y museo. Por si esto fuera poco, también se incluye una biblioteca de fanzines para su lectura y mesas de trabajo. En ellas, artistas como Elena Climent, Alejandro Álvarez, Martín López Lam, Roberto Massó, Mabel Esteban, Carlota Juncosa, Don Rogelio, Yeyei Gómez, Marta Cartú o Javier Lozano realizarán talleres de creación de fanzines en directo. Todo ello, convierte ‘¡Eso no es cómic!’ en una exposición plenamente contemporánea; apostando por la idea de un museo donde «suceden cosas» ; en lugar de en un museo decimonónico que simplemente actúa como contenedor de obras de arte. RSS de noticias de cultura
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