Es difícil calcular cuántas veces en los últimos 20 meses hemos creído estar ante un punto de inflexión en que ya no era posible una mayor degradación del derecho internacional a manos de Israel. Pero una y otra vez el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha sido capaz de superarse a sí mismo y arrastrar con él a la Unión Europea.
La UE certifica su irrelevancia. O lo que es peor: su connivencia con el genocidio.
Es difícil calcular cuántas veces en los últimos 20 meses hemos creído estar ante un punto de inflexión en que ya no era posible una mayor degradación del derecho internacional a manos de Israel. Pero una y otra vez el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha sido capaz de superarse a sí mismo y arrastrar con él a la Unión Europea.
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