Un cadáver, con varias heridas de bala, en un portal del centro de Barcelona. Allí lo encontró una vecina, el pasado 15 de julio, después de que le descerrajasen varios disparos. La víctima era un fugitivo serbio, Filip Knezevic, de 36 años, buscado por matar a dos cabecillas de una banda rival en la isla de Corfú en 2020. El crimen, que los investigadores atribuyen a un ajuste de cuentas , se produjo a plena luz del día. Entre la comitiva judicial, que se desplazó hasta ese portal de Consell de Cent para el levantamiento, un forense. « El imaginario colectivo lo relaciona sólo con las autopsias, pero un forense hace muchas cosas más », apunta Eneko Barbería , director del Instituto de Medicina Legal de Cataluña , organismo que realiza más de 108.000 actuaciones al año, de las que las autopsias sólo suponen una pequeña parte, unas 4.500. Aunque, junto con Andalucía, es la comunidad donde más se realizan. Pero entre estas, el porcentaje de muertes homicidas como la de Knezevic es ínfimo : un 1,5 por ciento del total. El año pasado fueron 64, y de ellas sólo ocho por armas de fuego. En otros casos –cerca de un 6 por ciento–, no se puede determinar la causa. Por ejemplo, cuando los cuerpos se encuentran en avanzado estado de descomposición. También hay las que se denominan «muertes blancas», aquellas súbitas que precisan de una autopsia molecular con un análisis genético y que, en ocasiones, tras detectar una anomalía en el fallecido, sirven para alertar a sus familiares, que pueden sufrirla igualmente. Pero la actividad del Instituto, cuya misión es auxiliar a la Administración de Justicia, va mucho más allá de la patología forense –determinar las causas de una muerte sospechosa–. La principal es el reconocimiento de lesionados –unos 40.000 anuales–, por ejemplo, de accidentes de tráfico o laborales. «La asistencia a juicios se ha convertido en la segunda », detalla su director. Y es que sólo en lo que va de año sus profesionales han superado ya los 9.000. En los tribunales desgranan sus periciales médicas. De valoraciones psiquiátricas, como la que el doctor Angel Cuquerella realizó a Montserrat Nin, la aspirante a policía que asesinó a su expareja en Ripollet (Barcelona), tras maltratarlo y torturarlo; a reconocimientos de víctimas para desgranar sus secuelas , como la denunciante de Dani Alves. Y es que el Instituto de Medicina Legal de Cataluña impulsó el pasado febrero un servicio pionero en España, la guardia forense de violencias sexuales , por la que un especialista está disponible las 24 horas para atender a quienes sufran estas agresiones. «De los dos forenses de guardia, uno se dedica en exclusiva», apunta Barbería, ante la tendencia creciente de estas violencias. Atendieron a 600 víctimas sólo durante 2024, una media de casi dos al día, frente a las 100 de 2005. Durante este primer semestre, han sido 327. De ellas, tres de cada cinco son menores de 30 años . El 9 por ciento, por agresiones grupales.Más allá de las necropsis Cataluña es la comunidad, junto a Andalucía, donde más autopsias se realizan. Unas 4.500 anuales, pero son sólo una parte ínfima de la actividad del Anatómico forense. Arriba, una de las salas donde se llevan a cabo. Entre otros, los forenses analizan muestras biológicas y de tóxicos en su laboratorio -sobre estas líneas-. INÉS BAUCELLSNo todas denuncian, constatan. El servicio se activa desde el propio hospital de referencia donde se atiende a la víctima –el 88 por ciento de ellas, mujeres–. La exploración es conjunta, entre el ginecólogo y el forense para facilitar el proceso. «Se toman muestras toxicológicas y biológicas », precisa el responsable del Instituto. La intención es localizar células epiteliales, cabello o fluidos del agresor. Por eso es vital la rapidez en la atención, ya que, cuanto más tiempo transcurra, menor será la posibilidad de hallar restos. También lo es que las víctimas no se cambien de ropa o no se aseen para evitar interferir en el análisis de los mismos. «Que no se encuentren, no quiere decir que [la agresión] no haya ocurrido», precisa Barbería. Lo mismo ocurre con las sustancias, que se analizan en el laboratorio. Cuanto más tiempo pase, más difícil será detectarlas. No sólo confirman su presencia en el organismo, sino que con avanzada tecnología, determinan con exactitud cuál es –por ejemplo, en caso de un opiáceo, si se trata de morfina o codeína–; y en qué cantidad, porque cuentan con una «biblioteca de tóxicos».Donación de tejidosOtra de las unidades pioneras del Anatómico Forense catalán es la de donación de tejidos . Además de piel, corneas o válvulas. «Un donante puede generar hasta 75 receptores», señalan desde el Instituto, que sigue siendo el primero de España en donación multitejido a hospitales, para que luego puedan trasplantarse a los pacientes. Para su extracción, en sus instalaciones cuentan con un necroquirófano , con bioseguridad nivel 3 –como ante el Covid–, y, tras la valoración forense (para descartar, por ejemplo, patologías que lo impidan), se solicita autorización a la familia del fallecido. Aunque Barbería recuerda que en nuestro país el consentimiento es «presunto». «Si no te has opuesto a la donación, se podría realizar, pero siempre se consulta a la familia», subraya.Noticia Relacionada reportaje No Batas blancas contra el crimen organizado Elena BurésLa actividad de los forenses aún va más allá y es que entre sus 3.000 asistencias a detenidos al año, hay dos puestos específicos de refuerzo para explorar a los multirreincidentes , lo que requiere de una actuación inmediata de estos médicos, previa a la celebración del juicio, para aligerar así la sobresaturación de la Administración. Y es que sin su informe –de lesiones o toxicomanías , entre otros– no se puede celebrar la vista. Así, aunque las autopsias anuales que realizan han aumentado en una década de las 1.000 a las 4.500, quedan lejos de ser la principal actividad de los forenses, al contrario de lo que algunos imaginan. Un cadáver, con varias heridas de bala, en un portal del centro de Barcelona. Allí lo encontró una vecina, el pasado 15 de julio, después de que le descerrajasen varios disparos. La víctima era un fugitivo serbio, Filip Knezevic, de 36 años, buscado por matar a dos cabecillas de una banda rival en la isla de Corfú en 2020. El crimen, que los investigadores atribuyen a un ajuste de cuentas , se produjo a plena luz del día. Entre la comitiva judicial, que se desplazó hasta ese portal de Consell de Cent para el levantamiento, un forense. « El imaginario colectivo lo relaciona sólo con las autopsias, pero un forense hace muchas cosas más », apunta Eneko Barbería , director del Instituto de Medicina Legal de Cataluña , organismo que realiza más de 108.000 actuaciones al año, de las que las autopsias sólo suponen una pequeña parte, unas 4.500. Aunque, junto con Andalucía, es la comunidad donde más se realizan. Pero entre estas, el porcentaje de muertes homicidas como la de Knezevic es ínfimo : un 1,5 por ciento del total. El año pasado fueron 64, y de ellas sólo ocho por armas de fuego. En otros casos –cerca de un 6 por ciento–, no se puede determinar la causa. Por ejemplo, cuando los cuerpos se encuentran en avanzado estado de descomposición. También hay las que se denominan «muertes blancas», aquellas súbitas que precisan de una autopsia molecular con un análisis genético y que, en ocasiones, tras detectar una anomalía en el fallecido, sirven para alertar a sus familiares, que pueden sufrirla igualmente. Pero la actividad del Instituto, cuya misión es auxiliar a la Administración de Justicia, va mucho más allá de la patología forense –determinar las causas de una muerte sospechosa–. La principal es el reconocimiento de lesionados –unos 40.000 anuales–, por ejemplo, de accidentes de tráfico o laborales. «La asistencia a juicios se ha convertido en la segunda », detalla su director. Y es que sólo en lo que va de año sus profesionales han superado ya los 9.000. En los tribunales desgranan sus periciales médicas. De valoraciones psiquiátricas, como la que el doctor Angel Cuquerella realizó a Montserrat Nin, la aspirante a policía que asesinó a su expareja en Ripollet (Barcelona), tras maltratarlo y torturarlo; a reconocimientos de víctimas para desgranar sus secuelas , como la denunciante de Dani Alves. Y es que el Instituto de Medicina Legal de Cataluña impulsó el pasado febrero un servicio pionero en España, la guardia forense de violencias sexuales , por la que un especialista está disponible las 24 horas para atender a quienes sufran estas agresiones. «De los dos forenses de guardia, uno se dedica en exclusiva», apunta Barbería, ante la tendencia creciente de estas violencias. Atendieron a 600 víctimas sólo durante 2024, una media de casi dos al día, frente a las 100 de 2005. Durante este primer semestre, han sido 327. De ellas, tres de cada cinco son menores de 30 años . El 9 por ciento, por agresiones grupales.Más allá de las necropsis Cataluña es la comunidad, junto a Andalucía, donde más autopsias se realizan. Unas 4.500 anuales, pero son sólo una parte ínfima de la actividad del Anatómico forense. Arriba, una de las salas donde se llevan a cabo. Entre otros, los forenses analizan muestras biológicas y de tóxicos en su laboratorio -sobre estas líneas-. INÉS BAUCELLSNo todas denuncian, constatan. El servicio se activa desde el propio hospital de referencia donde se atiende a la víctima –el 88 por ciento de ellas, mujeres–. La exploración es conjunta, entre el ginecólogo y el forense para facilitar el proceso. «Se toman muestras toxicológicas y biológicas », precisa el responsable del Instituto. La intención es localizar células epiteliales, cabello o fluidos del agresor. Por eso es vital la rapidez en la atención, ya que, cuanto más tiempo transcurra, menor será la posibilidad de hallar restos. También lo es que las víctimas no se cambien de ropa o no se aseen para evitar interferir en el análisis de los mismos. «Que no se encuentren, no quiere decir que [la agresión] no haya ocurrido», precisa Barbería. Lo mismo ocurre con las sustancias, que se analizan en el laboratorio. Cuanto más tiempo pase, más difícil será detectarlas. No sólo confirman su presencia en el organismo, sino que con avanzada tecnología, determinan con exactitud cuál es –por ejemplo, en caso de un opiáceo, si se trata de morfina o codeína–; y en qué cantidad, porque cuentan con una «biblioteca de tóxicos».Donación de tejidosOtra de las unidades pioneras del Anatómico Forense catalán es la de donación de tejidos . Además de piel, corneas o válvulas. «Un donante puede generar hasta 75 receptores», señalan desde el Instituto, que sigue siendo el primero de España en donación multitejido a hospitales, para que luego puedan trasplantarse a los pacientes. Para su extracción, en sus instalaciones cuentan con un necroquirófano , con bioseguridad nivel 3 –como ante el Covid–, y, tras la valoración forense (para descartar, por ejemplo, patologías que lo impidan), se solicita autorización a la familia del fallecido. Aunque Barbería recuerda que en nuestro país el consentimiento es «presunto». «Si no te has opuesto a la donación, se podría realizar, pero siempre se consulta a la familia», subraya.Noticia Relacionada reportaje No Batas blancas contra el crimen organizado Elena BurésLa actividad de los forenses aún va más allá y es que entre sus 3.000 asistencias a detenidos al año, hay dos puestos específicos de refuerzo para explorar a los multirreincidentes , lo que requiere de una actuación inmediata de estos médicos, previa a la celebración del juicio, para aligerar así la sobresaturación de la Administración. Y es que sin su informe –de lesiones o toxicomanías , entre otros– no se puede celebrar la vista. Así, aunque las autopsias anuales que realizan han aumentado en una década de las 1.000 a las 4.500, quedan lejos de ser la principal actividad de los forenses, al contrario de lo que algunos imaginan. Un cadáver, con varias heridas de bala, en un portal del centro de Barcelona. Allí lo encontró una vecina, el pasado 15 de julio, después de que le descerrajasen varios disparos. La víctima era un fugitivo serbio, Filip Knezevic, de 36 años, buscado por matar a dos cabecillas de una banda rival en la isla de Corfú en 2020. El crimen, que los investigadores atribuyen a un ajuste de cuentas , se produjo a plena luz del día. Entre la comitiva judicial, que se desplazó hasta ese portal de Consell de Cent para el levantamiento, un forense. « El imaginario colectivo lo relaciona sólo con las autopsias, pero un forense hace muchas cosas más », apunta Eneko Barbería , director del Instituto de Medicina Legal de Cataluña , organismo que realiza más de 108.000 actuaciones al año, de las que las autopsias sólo suponen una pequeña parte, unas 4.500. Aunque, junto con Andalucía, es la comunidad donde más se realizan. Pero entre estas, el porcentaje de muertes homicidas como la de Knezevic es ínfimo : un 1,5 por ciento del total. El año pasado fueron 64, y de ellas sólo ocho por armas de fuego. En otros casos –cerca de un 6 por ciento–, no se puede determinar la causa. Por ejemplo, cuando los cuerpos se encuentran en avanzado estado de descomposición. También hay las que se denominan «muertes blancas», aquellas súbitas que precisan de una autopsia molecular con un análisis genético y que, en ocasiones, tras detectar una anomalía en el fallecido, sirven para alertar a sus familiares, que pueden sufrirla igualmente. Pero la actividad del Instituto, cuya misión es auxiliar a la Administración de Justicia, va mucho más allá de la patología forense –determinar las causas de una muerte sospechosa–. La principal es el reconocimiento de lesionados –unos 40.000 anuales–, por ejemplo, de accidentes de tráfico o laborales. «La asistencia a juicios se ha convertido en la segunda », detalla su director. Y es que sólo en lo que va de año sus profesionales han superado ya los 9.000. En los tribunales desgranan sus periciales médicas. De valoraciones psiquiátricas, como la que el doctor Angel Cuquerella realizó a Montserrat Nin, la aspirante a policía que asesinó a su expareja en Ripollet (Barcelona), tras maltratarlo y torturarlo; a reconocimientos de víctimas para desgranar sus secuelas , como la denunciante de Dani Alves. Y es que el Instituto de Medicina Legal de Cataluña impulsó el pasado febrero un servicio pionero en España, la guardia forense de violencias sexuales , por la que un especialista está disponible las 24 horas para atender a quienes sufran estas agresiones. «De los dos forenses de guardia, uno se dedica en exclusiva», apunta Barbería, ante la tendencia creciente de estas violencias. Atendieron a 600 víctimas sólo durante 2024, una media de casi dos al día, frente a las 100 de 2005. Durante este primer semestre, han sido 327. De ellas, tres de cada cinco son menores de 30 años . El 9 por ciento, por agresiones grupales.Más allá de las necropsis Cataluña es la comunidad, junto a Andalucía, donde más autopsias se realizan. Unas 4.500 anuales, pero son sólo una parte ínfima de la actividad del Anatómico forense. Arriba, una de las salas donde se llevan a cabo. Entre otros, los forenses analizan muestras biológicas y de tóxicos en su laboratorio -sobre estas líneas-. INÉS BAUCELLSNo todas denuncian, constatan. El servicio se activa desde el propio hospital de referencia donde se atiende a la víctima –el 88 por ciento de ellas, mujeres–. La exploración es conjunta, entre el ginecólogo y el forense para facilitar el proceso. «Se toman muestras toxicológicas y biológicas », precisa el responsable del Instituto. La intención es localizar células epiteliales, cabello o fluidos del agresor. Por eso es vital la rapidez en la atención, ya que, cuanto más tiempo transcurra, menor será la posibilidad de hallar restos. También lo es que las víctimas no se cambien de ropa o no se aseen para evitar interferir en el análisis de los mismos. «Que no se encuentren, no quiere decir que [la agresión] no haya ocurrido», precisa Barbería. Lo mismo ocurre con las sustancias, que se analizan en el laboratorio. Cuanto más tiempo pase, más difícil será detectarlas. No sólo confirman su presencia en el organismo, sino que con avanzada tecnología, determinan con exactitud cuál es –por ejemplo, en caso de un opiáceo, si se trata de morfina o codeína–; y en qué cantidad, porque cuentan con una «biblioteca de tóxicos».Donación de tejidosOtra de las unidades pioneras del Anatómico Forense catalán es la de donación de tejidos . Además de piel, corneas o válvulas. «Un donante puede generar hasta 75 receptores», señalan desde el Instituto, que sigue siendo el primero de España en donación multitejido a hospitales, para que luego puedan trasplantarse a los pacientes. Para su extracción, en sus instalaciones cuentan con un necroquirófano , con bioseguridad nivel 3 –como ante el Covid–, y, tras la valoración forense (para descartar, por ejemplo, patologías que lo impidan), se solicita autorización a la familia del fallecido. Aunque Barbería recuerda que en nuestro país el consentimiento es «presunto». «Si no te has opuesto a la donación, se podría realizar, pero siempre se consulta a la familia», subraya.Noticia Relacionada reportaje No Batas blancas contra el crimen organizado Elena BurésLa actividad de los forenses aún va más allá y es que entre sus 3.000 asistencias a detenidos al año, hay dos puestos específicos de refuerzo para explorar a los multirreincidentes , lo que requiere de una actuación inmediata de estos médicos, previa a la celebración del juicio, para aligerar así la sobresaturación de la Administración. Y es que sin su informe –de lesiones o toxicomanías , entre otros– no se puede celebrar la vista. Así, aunque las autopsias anuales que realizan han aumentado en una década de las 1.000 a las 4.500, quedan lejos de ser la principal actividad de los forenses, al contrario de lo que algunos imaginan. RSS de noticias de sociedad
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